“México Mágico”
Como le dicen algunos ante dicha burla de la sátira de las cosas tan raras que pasan cada tanto en la sociedad.
Rico y Manolo, dos hombres de 34 y 40 años respectivamente, eran dos inmigrantes que habían venido viajando desde hace meses por las fronteras de varios países, Rico siendo de Venezuela y Manolo de Colombia.
Habían terminado residiendo finalmente en un pueblo de Oaxaca mientras esperaban la oportunidad de continuar con su camino para los Unites.
La gente los miraba con desprecio tal cual inmigrantes eran, con su aspecto sucio y olor a pobreza, no hacían nada más que incomodar a las personas de aquel pueblo y ser mal vistos como rateros por su mala fama de inmigrantes.
No fue hasta que llegaron a una tienda donde se encontraba un amable señor, Don Carlos, un adorable hombre de 60 años que había enviudado apenas hace unos años.
Don Carlos solo vivía con sus dos hermosas hijas, Itxchel de 23 y María de 19 años respectivamente.
Don Carlos recibió a Rico y a Manolo quienes solo deseaban comer algo ya que no tenían dinero, la gente del pueblo no los quería y entraron a la tienda de Don Carlos esperando con ilusión, poder recibir algo de comer.
Don Carlos notó el aspecto de aquellos hombres, y, a lo lejos, se escuchaban los gritos de algunas personas exigiendo que se fueran del pueblo, Don Carlos salió para ver lo que pasaba, pidiendo tranquilidad a sus amigos y conocidos del pueblo.
Don Carlos recibió a los dos hombres en su casa, ya que era grande y tenía una habitación extra para que pudieran pasar unos días.
Don Carlos y su esposa siempre fueron personas amables y él quería continuar con ese ejemplo para la sociedad, Rico y Manolo se dieron un baño agradeciendo al amable hombre.
Mientras que Itxchel y María regresaba de la plaza ya que unos vecinos les habían avisado de lo que había hecho su padre.
-¡Papá!, ¿cómo dejaste que dos tipos extraños entraran a la casa? -Itxchel decía preocupada.
-¡Sí papá!, ¿Qué no vez que son unos inmigrantes asqueroso y rateros? -María continuaba mostrando su desagrado.
Rico y Manolo ya limpios y aseados luego de tan refrescante baño salieron a ver al hombre esperando darle las gracias, pero sus ánimos desaparecieron al escuchar como las hijas del buen hombre se expresaban de ellos, sintiéndose tristes y ofendidos, pero esperaron ocultos mientras ellos terminaban de hablar.
-¡Les pido más respeto niñas!, solo son dos hombres que esperan tener una mejor vida, no veo que sean malas personas, recuerden que su madre y yo siempre atendemos a cualquier persona sin importar de dónde venga ni que hagan de su vida.
-¡Sí papá pero entiende!, son dos inmigrantes no sabemos que mañas no tengan, además, ¿qué no piensas en que nos puedan hacer daño a nosotras, tus dos hijas indefensas?
Don Carlos se quedó pensando, quizás tenían razón sus hijas, pero él confiaba en que la sociedad aún era buena y defendió su decisión de apoyar a esos hombres, cosa que molestó a sus hijas.
En eso, Rico deja caer un florero accidentalmente, alertando de su presencia a la familia.
-¡Tarado ya nos exhibiste! -Manolo le decía a Rico.
-¡Hola señores!, veo que ya se dieron un buen baño, ¡Ya ven hijas!, estos hombres se ven muy bien ya bañados y presentables, ¡Vengan, ayúdenme a preparar la mesa para comer.
Itxchel y María no estaban de acuerdo con la tonta decisión de su padre, se sentían incómodas teniendo a dos hombres extraños en su casa.
Rico y Manolo se quedaron asombrados con la belleza de ambas hermanas, pero para su desgracia, se quedaron vieron como bobos pervertidos sin querer, arruinando más su reputación ante las hermanas, quienes ya de por sí los repudiaban.
-¡Ash viejo cochino! -suspiraba Itxchel al sentir la mirada de Manolo sobre su abundante pecho.
María acompañaba a su padre rápidamente sintiendo que esos tipos la miraban, ambas le ayudaron a preparar la comida y la mesa, mientras que los dos sujetos trataban de ayudarles para ser participativos.
Don Carlos estaba a gusto mirando el desempeño de sus hijas y de los dos hombres a quienes les había dado su confianza, trabajando en equipo mientras que se sentaban a degustar sus alimentos.
-¡Gracias hijas, bueno coman señores!, verán que les encantarán nuestros platillos mexicanos y el pan dulce con cafecito de olla que está para chuparse los dedos.
Rico y Manolo comenzaron a devorar todo del hambre que tenían, las dos chicas miraban con asco y casi riéndose de la actitud de animales que tenían los dos hombres, luego de comerse la mesa llena de comida por completo, pero al verlos, Don Carlos les ofreció más sin pensarlo.
Así mismo, volvieron a terminarse todo quedando satisfechos.
-¡Bueno!, ¿y ustedes de dónde vienen amigos? -preguntó Don Carlos.
-¡Yo vengo de Venezuela!, dejé a mi mujer con mis dos hijos, quisiera llegar a los Unites para poder darles una mejor vida -respondió Rico.
-¡Yo soy de Colombia parce!, vengo escapando de… -en eso interrumpió Rico y lo miró para que cambiara de tema -¡Vengo escapando de la pobreza!, tengo a mi mujer esperando un bebé y tengo dos niños ya grandes, allá en Bogotá no tenemos nada…, me corrieron de mi trabajo en una fábrica…
Las dos hermanas se quedaron viendo, sospechaban que los dos tipos mentían pero los dejaron terminar.
-¿Podemos ver una foto de sus familias? -María les pedía esperando ver una evidencia de su mentira.
Pero rápidamente los dos hombres se excusaron con haber perdido sus celulares en en arduo camino de la migración.
Las hermanas aún tenían muchas dudas sobre la veracidad de sus historias pero confiaban en la buena voluntad de su padre, a pesar de que no deseaban tener cerca a unos extraños viviendo con ellas.
-¡A la mierda Rico, hay que largarnos de aquí!
-¿Qué te pasa Manolo?, aquí la estamos pasando bien, por suerte nos ayudó este ruco a darnos alimento.
-¿Qué no escuchaste como hablaban de nosotros esas sapas?
-Pues razones tienen para desconfiar de nosotros, sabes de dónde venimos…
-¡No lo sé chico!, lo mejor será irnos ya a los Unites.
-¡Manolo aguántala!, no sé, mira donde estamos, ¿es tan necesario irnos a los Unites?, ni tenemos familia, solo somos dos hombres abandonados por la vida escapando de la maña, ya llegamos hasta acá, ¿y si enderezamos nuestras vidas y nos quedamos a vivir en este lugar?
A Manolo no le parecía tan mala idea, realmente le había agradado México como un buen lugar para vivir y más conociendo a gente tan buena como Don Carlos, aunque sentía miedo y coraje por las demás personas del pueblo que eran unas Xenofobas.
-¡Está bien Rico!, nos quedamos, pero cualquier cosa, esto nos ayudará a poder conseguir otra vida mejor.
Manolo saca un medallón dorado que ha no a conseguido por su paso en la Rivera Maya, un Shaman de aquel lugar se lo había ofrecido dándole lo último de dinero que tenía.
-¿Qué es eso chamo? -preguntaba Rico asombrado.
-Lo conseguí en la Rivera, según un Shaman de por ahí dice que puede cambiar las almas de dos cuerpos, lo guardaré por cualquier cosa, si es que quieres quedarte a vivir aquí.
-¡Muy bien!, pues solo nos queda ser buenas personas desde ahora.
Rico y Manolo pasaron los días ayudando a Don Carlos con su negocio y con los quehaceres de la casa demostrando honorabilidad y confianza, su aspecto había cambiado conforme el paso del tiempo.
A pesar de que las niñas aún no les tenían confianza, dudaban de las buenas intenciones de aquellos hombres misteriosos que habían llegado desde Sudamérica.
-¡Ay Don Carlos!, no sé porque permitió que esos dos fulanos se quedaran a vivir en su casa -doña Esmeralda le decía mientras compraba sus artículos.
-¡Dios en mi casa recibe a todos sin importar nada!, espero que ambos hombres reinvindiquen su camino sea cual sea su pasado -el hombre respondía con fe.
-¡Ay Don Carlos!, solo espero que no le pase nada a sus chamacas.
La señora se fue dejando con gran molestia a Don Carlos, mientras que Itxchel pensaba en que hacer para deshacerse de esos dos sugetos, ya llevaban viviendo tres semanas en la casa, aunque parecían ayudar y ser buenos, no le inspiraban confianza.
-¡María!, te vas a meter al cuarto de esos tipos y cuando entren vas a fingir que te querían violar mientras te arrancas la blusa.
-¡Sí!, solo así podremos conseguir que papá los corra de la casa.
María corrió al cuarto de los hombres mientras que estos terminaban de ayudarle a Don Carlos, el hombre subió a su cuarto a darse un baño mientras que sus nuevos empleados terminaban.
Luego de cerrar, Manolo subió a su cuarto mientras que Rico preparaba la cena, Don Carlos había terminado de bañarse y salió a ver cómo iban los muchachos cuando vio por la ventana como su hija María se metía al cuarto de los muchachos mirando sospechosa a su hermana a la distancia.
En eso decidió seguirla y notó como Manolo entraba a su habitación enseguida, Don Carlos alcanzó a Manolo y entraron juntos al cuarto.
-¡Papá ayúdame me están violando!
María se arrancó la blusa frente a su padre y a Manolo quien asustado corrió al baño.
-¡María que carajos te pasa cabron! -Don Carlos gritaba de coraje al ver la pésima actitud de su hija.
-¡Papá espera, no es lo que parece! -María lloraba al ver a su papá enojado.
-¡Papá perdónanos no queríamos hacerte enojar! -Itxchel llegaba para tratar de ayudar a su hermana.
-¡Porque no pueden entender que estos dos son buenas personas!, su madre y yo no las educamos así.
Don Carlos terminaba de regañar a las dos chicas quienes con pena y vergüenza se disculparon con los dos hombres afectados.
-¡Les pedimos una disculpa por nuestro comportamiento!, mi hermana y yo prometemos comportarnos mejor.
Los dos hombres miraban con tristeza la situación, pero no querían aprovecharse de eso para causarle más daño al hombre que los había acogido, así que aceptaron sus disculpas, luego de eso, se pusieron a cenar lo que había cocinado Rico.
-¡Te pasaste Itxchel!, ya no vuelvo a hacer eso, mi papá me vio las tetas por tu culpa.
-¡Perroname hermana!, pensé que funcionaría y por fin nos desharíamos de esos dos.
-¿Y si solo son dos hombres buenos y ya?; quizás no sean malos como pensamos, mira como le han ayudado a mi papá.
-¡Pues sí, quizás tengas razón!, entonces solo debemos de tratar de calmarnos y convivir con ellos, supongo que se quedarán aquí para siempre al paso que vamos…
Las dos hermanas se fueron a dormir mientras que Rico y Manolo hablaban de lo que pasó.
-¡Ya vez parce!, en la que nos iban a meter esas dos sapas, ¿enserio aún crees que México sea un buen lugar para vivir? -Manolo decía enojado y desolado por la vida.
-¡Ya, ya!, quizás tengas razón, nadie nos quiere en este lugar, sólo somos unas ratas sobreviviendo en un lugar que no nos pertenece -Rico continuaba algo desanimado.
Al día siguiente, los dos hombres habían bajado a atender la tienda mientras que Don Carlos salía a comprar algunas cosas con María, Itxchel sabía que su papá y su hermana no estaba en casa, así que ella estaba decidida, iría a disculparse con los hombres de todo lo malo que habían hecho ella y su hermana, pero también quería pedirles de buena manera que se fueran de la casa, sin esperar más problemas y que estos aceptaran sin generar conflicto alguno.
Al no encontrarlos en su habitación, a Itxchel se le ocurrió en su afán, buscar pruebas en su contra para poder deshacerse de ellos, revisando entre sus cosas algo que pudiera usar para exponerlos, cuando finamente se encontró con algunas bolsas pequeñas del polvo mágico, una pistola así como navajas y lo más curioso, un extraño medallón dorado.
Itxchel estaba sorprendida de todo lo que había encontrado, cuando comenzó a reírse con alegría y sentimientos de victoria, pues ella sentía que tenía razón y que estos hombres realmente eran malos como todo el pueblo decía.
Con coraje, tomó el medallón y lo llevó hasta la tienda donde se encontraban los dos hombres.
-¡Por fin los descubrí! -Itxchel llegaba con escándalo -¡Ustedes son unos criminales, son unos rateros y se drogan!
Rico y Manolo estaba sorprendidos, sus corazones se aceleraron al ver como la chica llegaba con coraje e impotencia, notando que esta había estado revisando sus cosas.
-¡Así que estuviste revisando nuestras cosas niña…! -respondía Manolo algo preocupado y molesto al mismo tiempo -¡Mira, será mejor que me regreses ese medallón ahora mismo! -Manolo decía con coraje.
-¿O si no que maldita rata…?, ¿Me vas a matar? -respondía Itxchel con soberbia.
Manolo sabía el poder que tenía ese medallón, pero más haya de imaginar la posibilidad de robar el cuerpo de alguna persona y sobre todo, de alguna de las hermanas, su pensamiento más profundo era el poder conseguir dinero para largarse al vender en medallón, objeto que había conseguido de manera legal y totalmente consciente.
Manolo estaba furioso, sabía que un paso en falso podría determinar su estadía en la casa de Don Carlos, quien recordaba con mucho cariño por apoyarlos, Rico estaba preocupado al ver la actitud de ambos, no quería que Manolo cometiera alguna estupidez.
-¡Dame esto estúpida! -Manolo perdió el control y se lanzó sobre Itxchel quien estaba apunto de gritar para que los vecinos vinieran a ayudarla.
Pero Manolo intervino a tiempo y le tapó la boca, sujetando ambos el medallón, mientras forcejeaban, el medallón comenzó a vibrar y de repente ambos sintieron una corriente eléctrica atravesando sus cuerpos.
-¿Qué…, que me pasa? -jadeaba Itxchel sintiéndose diferente -¿Porque me veo a mí misma? -Itxchel hablaba confundida mientras de su boca salían las palabras pero con la voz de un hombre.
-¡No puede ser, de verdad funcionó! -gritó Manolo confundido y aterrado a la vez.
-¿Pero qué les pasa chamos? -preguntaba Rico confundido.
-¡Rico mira, cambie de cuerpo con la saña! -decía Manolo desde el cuerpo de Itxchel mientras apretaba su pecho nervioso.
-¿Qué chingados está pasando aquí?, ¿Porque cambiamos de cuerpo? -gritaba Itxchel enfurecida -¡Deja de tocar así mi cuerpo maldito pervertido! -Itxchel trataba de agarrar sus manos lastimándolo con la fuerza que ahora tenía.
-¡Suéltame, me estás lastimando estúpida! -gritaba Manolo adolorido.
-¡Ya déjalo Che, lo estás lastimando!, suéltalo y veremos la manera de que regresen a sus cuerpos -Rico decía preocupado de que esto fuera a traerles más problemas de los que tenían con las hermanas.
Itxchel no entendía razones y estaba enfurecida tratando de recuperar su cuerpo, cuando Manolo pensó rápido arrojándole una patada en sus testículos, cosa que le dolió más a él que a ella siendo sus propios testículos los que había lastimado.
Gracias a eso, Manolo logró soltarse de Itxchel quien caía adolorida.
-¡Rápido parece, hay que amarrarla! -Manolo le decía a Rico.
-¡Pero Manolo no estas viendo carajo!, regrésame su cuerpo a la chica y larguémonos de aquí.
-¡No Ricardo, ya estuvo suave!, ya estoy harto de que estas mocosas nos traten como ratas, nosotros también somos unos mexicanos, desde que llegamos, desde que nos sentamos en la mesa de Don Carlos y nos ganamos nuestro plato de frijoles cada día.
-¿Pero como vamos a explicarle esto a Don Carlos cuando regrese?, ¿Cómo le vas a decir que cambiaste de cuerpo con su hija?, una vez que eso pase nos pone de patitas en la calle.
-¡Exactamente!, no le vamos a decir nada, desde ahora yo seré su hija, ¡yo voy a ser Itxchel!
Rico se sorprendía al escuchar la determinación con la que Manolo aceptaba su nueva identidad.
Manolo corrió hasta la habitación por una tacha y regresó para drogar a Itxchel quien estaba agonizando de dolor por la patada en sus nuevos testículos.
Luego de drogarla, Rico y Manolo subieron su propio cuerpo hasta su cuarto y la enterraron en el armario, bien atada y le taparon la boca con cinta para que no pudiera moverse ni hablar.
-¡Nunca imaginé que este medallón de verdad pudiera cambiar de cuerpos!, solo se lo compré al viejo pensando que podía valer mucho dinero para después.
-¡Bueno…!, y ahora ¿qué le vamos a decir a Don Carlos de que te desapareciste?
-Vamos a decirle, no más bien, ¡Tú vas a decirle que me fui!, que ya no aguanté más y decidí irme a los Unites solo.
De repente, Do Carlos y María regresaron de las compras, el hombre llamó de inmediato a sus nuevos amigos que le ayudaran con las compras, pero solo salió Rico y en seguida salió Manolo fingiendo ser la hija cariñosa con Don Carlos.
-¡Ya vino patrón, ahora mismo llevo todo a la tienda! -Rico saludaba nervioso.
-¡Llegaste papi! Ya me tenían preocupada se tardaron mucho… -decía Manolo con una actuación que ni Dios se la creía.
-¡Si hija!, ¿Cómo ah estado la venta?, ¿Y en dónde está Manolo?, no ha salido a ayudarnos -decía Don Carlos preocupado.
-¿Manolo…?, ¡Haaa…, no sé no lo eh visto en todo el día papá! -respondía Manolo fingiendo sorpresa.
-¿Todo bien hermana? -preguntaba María notando su comportamiento nervioso.
-¡Si hermanita…!, ¿Porque no habría de estarlo?
-¡Ha Don…, olvidé mencionarle…!, Manolo partió para los Unites, nos dejó dijo que ya no quería seguir incomodando y se fue -llegaba Manolo intentando resolver la situación.
-¿Cómo?, ¿Así de simple se fue sin decir adiós? -preguntaba Don Carlos algo triste -¡Era un gran muchacho!, trabajador y tan noble, ¡ojala se hubiera despedido de mi, lo voy a extrañar mucho…! -decía Don Carlos algo decaído.
Manolo sentía que algo se le rompía por dentro, una especie de calor y tristeza invadían su cuerpo, quizás por las hormonas de chica que ahora tenía o porque de verdad sentía tristeza de ver así al pobre hombre que lo había ayudado y se habían convertido como un padre para él.
-¡Lo siento papi!, quizás él sentía tanto dolor como tú y no quiso verte así… -Manolo trato de consolar al hombre, ojalá no hubiera tenido que hacer esto para sobrevivir, si el hombre supiera que le robó el cuerpo a su hija quizás ya no lo volvería a ver o a querer de la misma manera que sentía en estos momentos.
Rico y Manolo se lanzaron una mirada, asintiendo con determinación que el plan debía de continuar, María notaba algo extraño pero continuó ayudando a su papá y tratando de consolarlo y que lo veía igual de triste.
Manolo trató de mantener la calma, ahora ya no había vuelta atrás, miró hacia abajo tratando de evitar ver y manosear sus ricas tetas, aunque era casi imposible ya que sentía con placer como rebotaban todo el tiempo sobre su pecho, provocándole cierta incomodidad al caminar y sentir que tenía ese cuerpo de mujer.
Manolo fue a buscar su habitación, ya que ahora era Itxchel debía de aprender todo lo que podía de ella, además estaba bien excitado y tenía ganas de ver el cuerpo de Itxchel.
Al llegar a la habitación cerró con seguro y se liberó de su blusa una vez que se sintió seguro de hacerlo, se acercó al espejo para ver su nuevo cuerpo y comenzó a reírse de placer mientras acariciaba cada parte de su nueva piel, sus senos eran un paraíso, no eran grandes pero estaban bonitos, recónditos y firmes, en había mirado los senos de Itxchel en algunas ocasiones tratando de no ser tan obvio pero deseando siempre verlas sin imaginar que ahora las tenía en sus propias manos.
Manolo se miraba frente al espejo, observando el rostro de la chica que antes fuera su enemiga íntima, esbozando una sonrisa maquiavélica, la cual solo reflejaba la felicidad de un hombre, que sabía que ya no tenía que huir ni soportar los insultos de la gente el resto de su vida, así como sentía placer y satisfacción de tener el cuerpo de la chica que le había provocado tantos problemas.
Tocar cada parte de ella con sus propias manos solo le hacían sentir un poder indescriptible, sintiendo como su cuerpo vibraba con cada roce, con cada movimiento que imitaban sus más oscuros pensamientos, mirando como ese pedazo de carne que le provocaba tantas fantasías ahora era no solo una realidad, sino su propio destino.
Luego de unos días, María sabía que algo raro pasaba con su hermana, no solo por su repentino distanciamiento, sino por la manera en la que ella se comportaba, parecía que había perdido algunos de sus modales como mujer, cada que la veía caminar notaba la mala postura con la que se movía, las veces que la encontraba mirando su cuerpo frente al espejo con demasiada vanidad, que hasta parecía que sentía placer por verse a ella misma, las veces que la encontraba con Rico platicando como si de la noche a la mañana ya fueran los grandes amigo.
Además de tener un repentino apego a su padre, más que antes de que Manolo se fuera de la casa y sin olvidar las veces en las que escuchaba como se le salía algún modismo que solo Manolo decía en su característico acento.
-Manolo deberías de tener un poco más de cuidado que pareces otra persona y no la hija de Don Carlos.
-¡Mira parce! que no sabes lo bien que me la eh pasado desde que tengo el cuerpo de la minita esta.
-¡Si yo lo sé!, pero es que es muy notorio el cambio de actitud de la chica, te la pasas restregando las tetas por doquier como cualquier zorra, la María ya comienza a sospechar.
-¡Entonces debemos de continuar con la siguiente parte del plan!
-¿Qué parte…?, ¡No estarás hablando de…!
-¡Así mero mi parce!, verás que chingón te la vas a pasar cuando tengas el cuerpo de la hermanita.
-¡No yo no, a mí sí me gusta tener rabo!
-¡Dale parce!, no es como que te quede de otra, que si está pendeja nos descubre no tardará en ponernos en aprietos.
Al siguiente día, María estaba angustiada por su hermana, sabía que algo malo estaba pasando y decidió ir a su habitación para hablar con ella.
-¡Hermana!, ¿Podemos hablar…? -preguntó María acercándose a su puerta.
-¡Sí claro hermanita!, ¿Qué pasa…? -Manolo abrió la puerta dejando que pasara.
-¡Es que desde hace unos días estás algo extraña!, ya casi no me quieres hablar y eh notado que publicas demasiadas cosas sin sentido en tus redes sociales.
-¡Pues es normal!, mis gustos cambian de repente, ya deberías de saberlo, una mujer con un cuerpazo como el mío atrae muchos hombres, ¿No lo crees…? -decía Manolo de manera sugerente mientras oprimía sus senos frente a ella.
-¡Vez…!, ¡Eso es a lo que me refiero! -María se levantaba de la cama eufórica -¡Tu nunca te habías expresado de esa manera de tu cuerpo, mucho menos te la pasabas manoseandote como lo has estado haciendo!, ¿Tu crees que no me eh dado cuenta de cómo te miras en el espejo?, ¡Además!, tú odiabas a los inmigrantes y ahora resulta que hasta mejor amiga te hiciste del imbecil de Rico, cuando antes querías correrlos a como diera lugar de la casa, ¿Sabes cómo se siente que tu hermana que era tu mejor amiga ahora parezca una extraña?, ¡Y te lo voy a decir porque yo sé que tú no eres mi hermana, tú no eres Itxchel!, ¿o me equivoco Manolo?
Manolo estás sorprendido del nivel de inteligencia que tenía María, pero sabía también que él había tenido la culpa por la manera en la que tomó su cambio de cuerpo con Itxchel, Manolo asintió y solo comenzó a reírse.
-¡Jajaja…!, hay hermana pero qué cosas dices, no digas tonterías, Manolo se fue a los Unites para siempre, ¿que una chica tan sexy como yo no puede darse el gusto de verse perra?, además ya con Manolo lejos de la casa no creo que un pendejo como Rico nos pueda hacer daño, mejor ser amigos que enemigos íntimos, ¿no crees?
María no está segura, se sentía muy confundida y su cuerpo comenzó a temblar de miedo, la voz de su hermana era distinta, más profunda, más agresiva y dominante, salió de la habitación y se encerró en el suyo tratando de olvidar lo que había pasado.
María solo estaba triste, pensando en que había pasado con su hermana, quien era diferente, estaba dispuesta a ir a contarle todo a su padre con tal de descubrir lo que estaba pasando, pero no quería que todo se pusiera en su contra sin tener pruebas.
Al siguiente día, su pase había salido a comprar para surtir la tienda como todos los días de compra, Itxchel estaba encerrada como siempre en su habitación mientras que Rico estaba despachando la tienda.
Camino sigilosa hasta la habitación de los inmigrantes y se metió a buscar pruebas de lo que pasaba con su hermana, ella sabía que no podía ser otro más que Manolo pero aún no sabía cómo le había hecho para robar el cuerpo de su hermana.
De repente, Itxchel salió de su habitación y estaba tocando a su puerta, al no escuchar respuesta Manolo sabía perfectamente dónde estaba su querida hermana.
-¡María…, Maria…, hermanita ven…! -Manolo gritaba por toda la casa.
María estaba escuchando sintiendo su corazón acelerado, como pudo salió de la habitación de Rico y caminó tan rápido como pudo para encerrarse en su habitación, pero había sido demasiado tarde, cuando su hermana la sorprendió por la espalda mientras la apuntaba con una navaja.
-¿De verdad quieres saber qué pasó con tu hermanita…? -Manolo le decía con rabia, nada ni nadie arruinaría la nueva vida que tenía, nunca le regresaría el cuerpo a la odiosa de Itxchel a quien tanto detestaba.
-¡No me hagas nada por favor! -suplicaba María quien entre lágrimas se encontraba presa del pánico.
-¡Vamos para que veas lo que pasó con tu hermana! -Manolo la empujó hasta la otra habitación.
Ambos caminaron hasta el armario y le pidió que abriera la puerta, con mucho miedo, María hizo lo que le ordenaba ma impostora de su hermana y casi gritaba del miedo al ver el cuerpo adormecido y atado de Manolo, quien se veía desnutrido y descuidado, pues solo le daban de comer y de tomar drogas para mantener a la verdadera Itxchel dormida.
-¡Bueno ahí la tienes, a tu querida hermana, espero que estés feliz! -Manolo se reía al ver la expresión de terror de la pobre hermana.
-¡Eres un maldito infeliz, mi hermana tenía razón! -María gritaba enfurecida y con impotencia -¡hermanita que tienes, dice que eres tú! -María se acercó al cuerpo maloliente de Manolo esperando a que su hermana reaccionara al escucharla.
-¡Jajaja, ella no puede responderte, esta dormida, y pronto tu también!, ¡Hazlo ya Rico! -Manolo gritaba mientras que María intentaba escapar.
Pero había sido demasiado tarde, cuando María sintió como le colgaban un extraño objeto en el cuello por detrás, una corriente extraña invadió su cuerpo haciéndola temblar y tan rápido como pudo sintió como había cambiado de cuerpo con Rico.
-¿Qué pasó?, ¿Porque nos están haciendo esto malditos? -María gritaba enojada y sintiendo impotencia, aunque se sentía algo adormecida, quién sabe qué había tomado Rico antes de cambiar de cuerpo con ella -¡Son unos malagradecidos!, cuando mi papá se entere les va a ir muy mal a los dos, pobre de mi papá, va a estar muy arrepentido.
-¡La verdad lo dudo!, ustedes dos solo son un dolor de cabeza para su pobre padre, quien trabaja arduamente para mantenerlas, son unas perras caprichosas que no valoraron a su padre ni lo que tienen, nosotros somos más mexicanos que ustedes dos, así que desde ahora nosotros también somos unos mexicanos.
María se quedó dormida escuchando con terror las últimas palabras que pudo entender de Manolo antes de quedarse profundamente dormida.
-¡No jodas Manolo, de verdad cambié de cuerpo con María! -Rico gritaba eufórico mientras estrujaba las pequeñas pero firmes tetas de María.
-¡Así es, bienvenido al mundo de la feminidad!, ¿Verdad que se siente delicioso poder manosear el cuerpecito de esa perra?
Rico no cabía de la emoción mientras experimentaba sensaciones por todo su cuerpo, de una se quitó la ropa para ver el cuerpo de la tonta de María completamente desnudas
-¡Esto es increíble, me encanta! -Rico parecía sufrir las consecuencias del cambio, sin poder parar de sentir los placeres que le provocaba en cuerpo de María.
-¡Bueno ya detente!, ya habrá tiempo para eso, ahora ayúdame a amarrar a esta estúpida antes de que se despierte -Manolo le decía apurado.
Ambos lograron amarrar y drogar a las hermanas antes de que el efecto de la droga pasará, pero ahora había un problema, pues no tendrían la suficiente droga para mantenerlas dormidas toda la vida.
Manolo pensó en un mejor plan, les dió el resto de las droga a ambas para déjarlas lo más mensas posibles y las dejaron desatadas en la habitación, con las pruebas suficientes de que se habían drogado.
-¡Ahora solo hay que llamar a la policía y que nuestro querido padre vea como estos idiotas estaba drogandose en su casa.
-¡Sí!, pero necesitamos algo más para que nuestro padre decida deshacerse de nosotros por completo -Rico pensaba.
-¡Vas a tener que cooperar…! -Manolo continuaba.
Cada uno rompió las prendas del otro y se golpearon entre sí para dejar evidencias del ataque, se quitaron las prendas y les quitaron los pantalones a las hermanas, sacando sus propios penes.
Con algo de asco por saber que meterían sus propios penes dentro de sí mismos, cada uno se posicionó encima de su viejo cuerpo y comenzaron a penetrarse con fuerza, de esta manera harían creíble la agresión de la violación sumada a la crisis de drogas que estos tipos vivan.
-¡Que horror!, no puedo creer que estemos haciendo esto con nuestros cuerpos, ¡aunque esto se siente increíble por dentro! -Rico decía embargado de placer.
De repente escucharon como la policía llegaba y forcejeaba la puerta, en ese momento, Don Carlos llegó de hacer las compras y vio todo el alboroto.
-¿Qué está pasando aquí? -gritaba embargado pobre hombre.
-¡Una de sus hijas nos llamó con urgencia, al parecer los inminentes que usted tiene aquí se están drogando y agrediendo a sus hijas -el policía le decía con coraje.
-¡No, no mis hijas no por favor Dios mío perdóname! -el pobre Don Carlos estaba destrozado
Inmediatamente abrió la puerta y tanto el camo la policía entraron y corrieron hasta ma habitación de los inmigrantes encontrándose con una escena desgarradora.
Rico y Manolo aceleraron la presión, provocando que finalmente sus penes eyacularan dentro de sus nuevas vaginas, con todo y lo bien que se la estaba pasando, se arrojaron al suelo y comenzaron a gritar llorando con un drama que ni en la Rosa de Guadalupe.
-¡Mis niñas, mis niñas están bien! -gritaba Don Carlos destrozado al ver a sus hijas tiradas sobre el suelo con tal escena.
-¡Papá, Manolo regresó y traía drogas, el y Rico nos colaron hasta terminar dormidos de lo drogados se están.
Ambas chicas haciendo su actuación de maravillas mientras que la policía tomaba evidencia y a captura de los dos individuos.
Don Carlos estaba destrozado, sintiéndose culpable por lo que le había pasado a sus dos niñas, quienes les insistieron en muchas ocasiones que esos hombres eran malos.
Luego de las chicas declararan y la policía encerrar a los inmigrantes, tanto Itxchel como María habían quedado atrapadas en los cueros de Rico y de Manolo, pero además, habían terminado con un severo daño en sus cerebros, luego de consumir tanta droga, por la sobredosis que los tipos les habían hecho tomar.
Ambas chicas se sentían destrozadas, sin poder hablar ni moverse, tristes y agonizando dentro de esos cuerpos, su cerebro estaba tan dañado que ni siquiera podían hablar ni nadie les creería si les dijeran lo que pasó con esos tipos quienes robaron sus cuerpos.
-¡Hijas persónenme de verdad, yo no quise que esto pasara! -Don Carlos decía con tristeza.
-¡Papi tranquilo!, tu solo fuiste un buen hombre que creyó en esos criminales, no tienes la culpa de que la gente sea mala y oculte sus verdaderas intenciones -le decía Manolo consolándolo mientras fingía compasión.
-¡Si papi, tú no tienes la culpa de nada! -Rico se unía a los otros dos en un abrazo de consolación sin precedentes.
Más tarde, Rico miraba su nuevo cuerpo, se sentía impresionado al ver la carita inocente que tenía su nuevo cuerpo, la carita inocente y tierna de María ahora poseída por la mente y corazón perversos de Rico, quien estaba fascinado con el placer que le provocaba su nuevo cuerpo.
-¡Hola María, qué bonita eres, siempre fuiste mi fantasía desde que te vi, tan linda, tan inocente, que dirías al verme tocar tus tetas, acariciar tu piel, este culito tan bonito y redondo.
Rico hablaba consigo mismo mientras disfrutaba de su cueva vista, acariciando y probando cada parte de su cuerpo, sintiendo ese poder del que tanto hablaba Manolo, ser mujer era realmente fascinante, poder sentir como sus pezones se erguían y su vagina hervía de placer, el poder tocar a María sin que nada ni nadie pudiera detenerle y saber que ahora ambos estaban juntos sin que nadie pudiera juzgarlos y vivir felices como unos mexicanos disfrazados de dos tiernas eh inocentes hermanas.
Luego de unos días, el mes patrio finalmente llegó, Rico y Manolo se habían convertido en unas hermosas hijas, trabajadoras y humildes que apoyaban a quien fuera como su padre les había enseñado, ambos se arreglaron especialmente para el día.
Sus hermosos vestidos que habían comprado unos días antes al salir de compras como dos lindas chicas, sin ser juzgados por nadie y vivir libres como dos hermosas mujeres mexicanas.
-¡Por fin Manolo, somos libres, por fin somos felices! -Rico decía emocionado al escuchar las campanadas de la independencia.
-¡Así es Rico, o mejor dicho, María!
-¡Ay Manolo!, ¿Qué diría la gente si supiera que dos mugrosos inmigrantes están dentro de los cuerpecitos de estas chicas?
-¡Eso ya no importa hermanita! -respondía Manolo suspirando -¡Nosotros también somos unos mexicanos!
¡Y así!, Rico y Manolo comenzaron su nueva vida como dos hermosa mujeres mexicanas, siendo felices, en un país libre y soberano.
¡Viva México cabrones!
-Kary-
Me gusto la historia.
ResponderBorrarTe dejo un final alternativo.
Rico y Manolo dejan el cuerpo de Manolo con la policía de migración y es deportado, Manolo sigue fingiendo ser la hija de perfecta dejando en mal a su hermana y ayudando a generar mejor imagen hacia Rico, llegando don Carlos a quererlo como un hijo y ofreciéndole a él que se case con su hija (Manolo) para que pueda formar parte de la familia, hacerse cargo del negocio y formalizar su estatus migratorio.
Manolo y Rico acuerdan cumplir con los deseos de don Carlos, pero Manolo hace prometer a Rico no consumar el matrimonio.
En la noche de bodas, con María teniendo que aceptar el cambio de su hermana le toca ser de dama de honor y aceptar a Rico como cuñado para ver a su hermana feliz.
Durante la fiesta Manolo termina borracho, sumado a las hormonas de su nuevo cuerpo y a qué Rico como era un tipo feo, más bien atractivo, y al tiempo que él llevaba fingiendo ser y adaptándose a su nueva vida, termina siendo él quien provoca e incita a Rico a consumar el matrimonio, comportándose como una completa fiera en la cama.
A la mañana siguiente, despierta sin ropa junto a Rico, y sin entender lo que había pasado, molesto por que el no es traga pollas, Rico sabiendo que el trato ya no aplicaba, toma la iniciativa y decide mostrarle a Manolo lo zorra que había sido la noche anterior, y le vuelve a llenar su vagina de lechita.
Manolo ya que no terminaba de aceptar que le había gustado que la hicieran mujer, sigue tomando todas las noches como excusa para montar a su esposo.
Al ser un hombre dentro del cuerpo de una mujer y su falta de conocimiento sobre el cuerpo femenino, Manolo no se percató de la ausencia de su periodo hasta que la barriguita se le empezó a notar y nueve meses después de la boda se convirtió en mamá.
Durante el parto ella gritaba que eso no le podía pasar a él, que él era un hombre y no estaba preparado para dar a luz y maldecía la magia y a Rico.
Parte dos del mi final alternativo.
ResponderBorrarLa venganza de Manolo.
Manolo aún que ya con su bebé (a quien llamaron Manolo) en brazos fue feliz, disfruto de amantar a su hijo, y verlo crecer e incluso siguió disfrutando de ser cogida por su esposo quien resultó ser un semental en la cama y ella una zorra insaciable, pero aún así prometió no volverse a ser embarazar.
Cuando don Carlos le pidió una nieta, pensó en huir, pero recordó el amuleto y decidió vengarse de que rico la dejara embarazada. Planeo bien los tiempos, y ahora conociendo muy bien su nuevo cuerpo, sabía que noche debía hacer el cambio.
Cuando llegó el momento, puso en marcha su plan y aún que pensaba que extrañaría ser mujer, quería que Rico sufriera lo que él sufrió.
Después de una noche de pasión mientras Rico dormía hizo el cambio y oculto el amuleto.
Al despertar rico Manolo en el cuerpo de Rico, lo pone en 4 y le d a de perrito hasta hacerla pedir que no termine que le dé más duro. Al finalizar le muestra una prueba de embarazo que daba positiva y le dice -te esperan 9 meses muy largos y espero hayamos hecho una niña,por que es lo que quiere el abuelo, y tendríamos que repetir el proceso una vez más!!!
Le da un beso profundo y la deja en la cama chorreando semen de su vagina. Y se retira para trabajar en el negocio familiar.
Excelente, tan vez pudo haber sido una buena idea, no la pensé, ya que quería a ambos en los cuerpos de las hermanas
BorrarSi, como te digo, me gustó tu versión pero le hacía falta ese morbo de que la hicieran mujer y quien mejor para eso que su amigo.
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