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domingo, 15 de julio de 2018

El Medallón de Zúlu -C-7


-C-7


"Este es el 7 capitulo de esta historia esta ves es un spin off creado por este autor no se si aun sea el final ni si Vanesita vaya a seguir enviando mas capitulos pero por ahora disfruten de este capitulo especial :3"



"BY TEEMO"

Bueno, esta historia está basada con la historia Medallón de Zulu del foro. Me declaro fan de la escritora y se ha convertido en mi historia favorita. Quería ambientarla y relacionarla, para ir creando un pequeño mundo más influyente. Quisiera que él o la autora original la leyera y diera su permiso para mis futuros capítulos.



Nueva empresa zulú - Cap. 1

¿Cómo había llegado a esto?... mi mirada paso al respirador del cual salía un transparente tubo que iba directo a mi nariz. En mis dedos había al menos tres agujas para administrarme suero y el infernal sonido del electrocardiograma me hacía aborrecer mi situación actual.

Yo, que poseía una de las empresas de control de inversión más poderosas del mundo. Que controlaba el dinero de magnates y había sido tan temido en el mundo empresarial, ahora respiraba pesadamente dependiente de tantos malditos cables y sueros. El tiempo era más poderoso que el dinero y a mis 91 años parecía que mi cuerpo había llegado a su límite. Cerré los ojos odiando mi estado, recordando mis virtuosos años, joven y poderoso, influyente e imparable.  Mis ojos se abrieron nuevamente cuando escuche la puerta abrirse, por ella entro apoyado en un bastón, mi viejo amigo, Gabriel me había acompañado en mi ascenso, volviéndose vicepresidente de la empresa.

-Hola mi amigo – me saludo sentándose con cuidado en la silla. Era casi igual de viejo que yo, pero parecía que aun podía usar sus piernas para andar por sí mismo, hasta eso me daba envidia en el estado que me encontraba. – Lo siento, la mesa directiva se reunió y decidido que… es el fin… te han desahuciado, ahora están discutiendo quien debe tener los derechos sobre tus acciones.

-Malditos… - solté hiperventilando por la rabia mientras mis lagrimas salían de mis ojos. Esos malditos buitres. En cuanto mi salud se había deteriorado me habían ido relegando, quitando mis derechos poco a poco. - ¿a quién están postulando? – pregunte tratando de calmarme, si me alteraba una enfermera vendría y no podría hablar con Gabriel.

-A Silvia – nombro después de unos segundos. Sabia porque la había nombrado con ese amargo tono de voz. Aquella mujer, una víbora que se creía lista, pero era altamente estúpida. Hacia solo dos años, egresada de la universidad y tomando el puesto como secretaria menor, había aprovechado sus excelentes atributos para subir rápidamente en la empresa. No era un secreto la forma en que había subido, y hasta hace poco se había tomado el puesto de asistente personal de uno de los directivos mayoritarios de la empresa. Que ella fuera seleccionada solo significaba que querían poner a alguien tonta y manipulable para dirigir sin abandonar la protección que representaba ser un directivo, después de todo, si empezaban a hacer negocios ilícitos, entonces Silvia sería la primera en caer por ser la presidenta de la empresa. – pero no vine por eso. te traigo noticias – añadió Gabriel con una media sonrisa.

Le deje continuar, debían ser noticias importantes si mi amigo había venido hasta aquí para ello. Parecía dubitativo, pero cuando se decidió a hablar lo hizo apretando con fuerza su bastón. Y a los últimos ratos, sabía que ese gesto significaba que hablaba enserio. Me conto así, que hace unos días había ido al teatro (conocía el gusto de mi amigo por el). Sin embargo, al salir se le había acercado una hermosa joven de excelente cuerpo ataviada con una provocativa y atrevida ropa. Por supuesto, él había pensado que se trataba de una prostituta y a su edad había perdido el lívido casi por completo.  Sin embargo, ella le había dicho que tenía la oportunidad de cambiar su vida, o, mejor dicho, de rehacer su vida y recuperar su juventud.  La opinión de Gabriel fue que, de prostituta esta mujer era una estafadora que quería aprovecharse de un viejo adinerado, y por supuesto, esa era mi opinión también.

Sin embargo, saco una tarjeta en la cual solo había un teléfono, me dijo que la joven se la había dado y se había ido sin insistir. Eso era diferente, como un verdadero maestro de los negocios, sabia identificar a un charlatán y estos rogaban e insistían en lo milagroso de su producto. Este era un truco viejo, pero bueno, ofrecer algo, mostrarlo en su esplendor y dejar que el pez picase. Ella había mencionado lo que todo viejo como yo ansiaba: su juventud de regreso, y exhibiendo su belleza seguramente había hecho que Gabriel considerase que eso no era una charlatanería.

Hace diez años quizá, hubiera quitado de mi cabeza esa estupidez, les habría tirado de loca y hasta hubiera averiguado como eliminarla por intentar estafarme… pero ahora, quizá era la perspectiva a de mis contados días lo que me hizo aferrarme a una esperanza por burda que fuera.

-Llámales Gabriel, diles que vamos a negociar – dije respirando de la manera más calmada que podía – me niego a caer como un viejo choco… - dije mirando a mi amigo que asintió antes de salir.

Los consecuentes días fueron una completa tortura, mi condición empeoraba y cuando estaba despierto sol me torturaba la idea de volver a ser joven. Recuperar todo. Empezaba a serme indiferente la vida como magnate, quería vivir, dejar esta asquerosa cama y este cuerpo a punto de pudrirse y sucumbir al tiempo. Al tercer día de su visita Gabriel regreso con una hermosa mujer. Transmitía completa confianza, casi arrogancia, la seguridad de alguien que se siente increíble sin importar quien tenga enfrente. Ya había pasado mis días donde podía hacer lo mismo, ahora era poco más que un viejo en cama esperando a que ni las maquinas me pudieran mantener con vida.

Aun así, no había perdido mi serenidad al negociar, por lo que espere a que la joven hablase. Ella me dijo casi exactamente lo que Gabriel me había dicho, este último, espera afuera pues solo se me permitía una visita a la vez. Sin embargo, cuando le pregunte como es que iba a rejuvenecerme, la mujer se rio por la pregunta.

-Creo que ha mal entendido, no le ofrecemos juventud de regreso, si no una nueva vida, u nuevo cuerpo. Podemos hacernos de cualquier cuerpo que usted quiera. por el precio adecuado…

Mis ojos se abrieron de manera descomunal, aquello era algo más inverosímil aún. Sin embargo, lo decía con una confianza y tranquilidad que yo veía solo en aquellos que estaban convencidos que tenían la oferta ganadora. Por un momento lo pensé… ¿Qué más daba?, estaba por ser un costal de huesos bajo tierra y, además, la que fuera mi mujer había muerto, uno de mis hijos igual y el restante había hecho su vida en el extranjero… consecuencias de una vida dedicada al trabajo y de descuidar la relación con mi familia. Pero por eso, ya no había nada que me detuviera… acepte, le dije que pagaría lo que fuera por el trato. Y por supuesto, también impondría mis condiciones sobre la situación en la que debería darse este trato. La mirada de la mujer parecía no gustar de que pusiera “peros”, pero cuando ofrecí el tres veces lo que estaba pidiendo tuvo que escucharme.  Y con la negociación finalizada quede relegado de nuevo a la soledad de la habitación.

Sabía que mis condiciones harían que tardasen casi una semana, pero era insoportable. Temía que mi maldito cuerpo no resistiera hasta entonces. Llegue al punto de casi ni poder hablar debido al mal estado de mis pulmones. Maldecía mis años como fumador pavoneándome con esos puros en mis labios y de las excesivas tazas de café. Sin embargo, el tan ansiado día llego. Durante mi espera Gabriel me había preguntado varias veces si estaba seguro de eso, como si se arrepintiera de haberme llevado a la escultural mujer con la que había pactado, pero ya no había vuelta atrás.

Ese día, por la puerta entro la enfermera anunciando que solo teníamos quince minutos, ya que no debía tener tantas visitas. Pero entendía que para alguien que estaba tan mal como yo era necesario tener las cosas arregladas.  Así que después de que la enfermera salió pro ella entro una mujer muy hermosa, sus formas eran perfectas. Busque en mi memoria el nombre que me habían dado.

-Buenos días Angie – salude a quien se suponía era mi hermosa nueva abogada. Ella me saludo con una suave sonrisa. Mientras sostenía una carpeta llena de papeles. Detrás de ella, entro a quien esperaba: Silvia



-Gracias por venir Silvia – agradecí mirando las perfectas formas de su hermoso y bien formado cuerpo. Debía tener no más de 26 años. Trate de calmarme pues mi corazón había empezado a acelerarse, debía permanecerlo más tranquilo posible – Angie ya debe haberte dicho que pienso darte todo el control de la empresa – sonreí al ver sus codiciosos ojos brillas cuando confirme lo que Angie le había dicho – sé que estas de candidata para la mesa … directiva… pero… tu eres joven… y lista…. Se que… harás… un buen trabajo….

Hablaba despacio y pausado por el esfuerzo, pero ella simplemente asintió usando su deliciosa voz para decirme que estaba agradecida y que era un honor que yo pensara así de ella. Esa puta zorra era una hipócrita increíble. Mientras le explicaba que Angie tenía todo listo para que firmáramos, ella no tardo en firmar aceptando todo. Angie me tendió las carpetas para la transferencia de derechos, dejando que las firmase con cuidado y lentitud debido a mis viejas manos.




-Oh que bonito collar Angie – dije mirando el medallón que tenía está en el cuello recibiendo una sonrisa de ella – Hazle un favor a este viejo y déjame ver cómo le luce a Silvia – dije riendo mientras seguía firmando.  Sabía que cuando alguien está a punto de cerrar el trato de su vida hace todo por complacer al cliente. Y Silvia fingiendo modestia dijo que estaría encantada si se lo dejaba probárselo. Angie la rodeo acomodando con sumo cuidado el amuleto alrededor de su cuello. Yo no podía esperar más, todo estaba saliendo a la perfección.

Originalmente me había dicho que traería su cuerpo inerte para cambiarlo, ya que mi cuerpo era muy viejo e inservible para que ella pudiera cambiármelo y luego marcharse. Pero yo había pedido que Silvia fuera intacta hasta ahí, necesitaba vengarme de esa zorra que había aprovechado mi mala salud para escalar por mi empresa para arrebatármela.

-Te luce hermoso – dije mirando a la joven que no quitaba los ojos de la carpeta - bueno... ya está – dije devolviendo la carpeta a Angie para tender una temblorosa mano a Silvia – Esta miraba a mi abogada que revisaba que todo estuviera bien. Y cuando esta asintió arrogante sonrió para darme la mano. Sin embargo, sus ojos se abrieron cuando sintió que algo estaba mal. Si, mi mano vieja se aferró a ella con una fuerza que ni yo mismo me creía capaz. De repente todo se nublo un momento.

Parpado un par de veces antes de mirar mi propio cuerpo mirándome con terror. En ese instante tire con fuerza de mi brazo para zafarme de él. Respiraba agitado sintiendo suaves cabellos golpear mi rostro. Alce mis manos temblorosamente para ver que no eran viejas y decrepitas, eran delgadas, hermosas y lo más importante: jóvenes. Una suave risa salió de mi rostro mientras bajaba la mirada para ver el medallón entre mis dos nuevos y hermosos senos.

-Que… que… hiciste… - soltó Silvia atrapada en mi cuerpo sin entender que sucedía. A mi volví mi sonrisa arrogante, sentía esa embriagante sensación de poder y seguridad, dejé que Angie retirara el medallón con cuidado y lo guardara en su bolsa.

-Hice lo que te merecías maldita zorra – dije disfrutando de escuchar mi nueva voz mientras   miraba lágrimas en mis ojos – como si fuera darle mi empresa a una niña estúpida como tu…  tu ambición fue perfecta, ahora tu estas atrapada en ese asqueroso viejo e inútil cuerpo, y yo conservare mi empresa… además de tu hermoso cuerpo. Dije poniendo mis manos en mis caderas… ahora caía que eran más anchas de lo que esperaba, pero me sentía increíble.

Poco apoco estaban llegando a mi recuerdos de Silvia, como la habían contactado y como había apresurado a ir al hospital para recibir todos mis derechos empresariales. No pude evitar soltar una enromé carcajada de felicidad. Había funcionado, ¡había funcionado!, era joven otra vez, además de que tenía un cuerpo sensual y a la mesa directiva pensando que era una tonta indefensa… iban a pagármelas todas. Silvia en mi cuerpo había empezado a hiper ventilar, y la enfermera entro rápidamente pidiéndonos salir para atender al paciente. Pude ver a mi viejo cuerpo negar con la cabeza y estirar sus brazos hacia mi sin poder decir palabra alguna por su respiración. Tonta no debería forzar sus gastados pulmones ahora. Mientras la enfermera insistía en que saliéramos y nos daba la espalda lleve mis dedos a mis suaves labios para besarlos y enviarle un beso despidiéndome moviendo mis dedos.

-Chao cariño – susurre saliendo de la habitación- gracias por el cuerpo.

Una vez afuera el sonido de la garganta de Angie me regreso a las negociaciones. Por supuesto era hombre de palabra, o ahora, mujer de palabra. Tomando el dispositivo que me tendía hice la transferencia millonaria. No me importaba, esto había valido eso y más. Las sensaciones eran deliciosas, hasta respirar era increíble, después de estar semans pegado a ese tanque de oxigeno disfurtar mis pulmones jovenes Y sanos era exquisito.  Le escuche decir que habai sido un placer trabajar conmigo y que mas me valia no hablar de eso con nadie. Me rei, no le diría a nadie, pero había algo que ella aun tenia que escuchar de mi.

-Oh, por favor no… espero que sigamos haciendo negocios en el futuro – dije sonriendo mientras tomaba la carpeta que ocntenia la documentación donde ahora era dueña de la empresa y de mi fortuna. La cercanía con Angie me hizo oler su perfume, era delicioso. Hacia tanto que no estaba con una mujer, y además la belleza de Ang era superior incluso a la de mi difunta esposa en sus mejores días – créeme que les volveré a llamar, tengo asuntos que arreglar y sé que podremos hacer muchos negocios, créeme… llevaremos una muy buena relación – dije impulsado por la euforia y mi nuevo cuerpo me incline hacia adelante para tomar los labios de Angie, la sorpresa quizá le hiciera tardar en reaccionar, pero para mí era delicioso, sus labios eran suaves y deliciosos como los míos, y mi lengua jugo con la de ella un momento a la vez que mi mano paso por sus caderas antes de separarme de ella.

Sentía una sensación caliente en mi vientre y algo entre mis piernas. Estaba ansiosa por llegar y explorar mi nuevo cuerpo.

-Como dije... tendremos una buena relación… de negocios – aclaré riéndome mientras pasaba mi índice por mis labios. Había sido el mejor trato de mi vida… pero esto solo empezaba, iba a tener mi revancha con los buitres que me habían relegado a esa cama de hospital. por ahora, tenía un mundo de posibilidades.

CONTINUARA




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