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miércoles, 24 de octubre de 2018

“Noche de Brujas 2” ¡La Posesión de Karina!





“Noche de Brujas 2”
¡La Posesión de Karina!



Hola a todos esta es mi historia especial para este mes, por el tiempo y demás no se si pueda escribir las otras historia que estoy pensando pero espero disfruten de esta que siento que es la más fuerte, como nota les diré que esta historia es de posesión pero no esperen una posesión luego luego, esta historia la trabaje algo larga pero de pocos capítulos y es necesario lo lean todo para entenderle sin más vean este trabajo dedicado para ustedes


-CAP  3-



“ORIGEN”



Era el verano ce 1993, una vez más en mi cumpleaños, me encontraba sentado en una mesa con decoraciones infantiles pero que no correspondían a mis gustos, apenas tenía yo 10 años, estaba vestido con un lindo par de moños rosados enlazados a mi cabello en forma de coletas, unas zapatillas brillantes de niña de mi edad sumado a unos chones y por su puesto un vestido con bordes femeninos color rosa, mi verdadero  nombre es       Víctor bueno
al menos ese es el nombre que mi padre había antepuesto en mi nacimiento hace 10 años, en aquella clínica durante la noche, mi mama estaba dispuesta durante su embarazo a tener una adorable hija que era lo que más deseaba en el mundo, aunque en su embarazo había concedido a un par de gemelos, un niño y una niña, de los cuales por su puesto amaría más a la que sería mi hermana por ser niña, lamentablemente antes de entregarme a sus brazos, los doctores le anunciaron que su útero se  había desgarrado durante el parto lo que no le permitiría tener más hijos, además de que al salir primero yo por defecto, mi hermanita se había atorado con el cordón umbilical en el tiempo en el que yo salía ocasionándole una muerte instantánea, esto le produjo un gran dolor a mi madre, no recuerdo nada sobre esos días pues era apenas un bebe, solo lo sé porque me lo había contado mi padre, que esa noche en el que la llevo de regreso a casa, ella tomo todas las cosas de mi cuarto tirándolas a la calle, les arrojo gasolina e incendio a la vista de todos los vecinos que salieron de sus casas alarmados a las 3 de la madrugada, él me había registrado como hombre ante el registro civil del hospital, ya había pensado que nuestros nombres serian Víctor y Victoria, pero la obsesión de mi madre le había vuelto loca, el día siguiente mientras mi padre se encontraba en el trabajo, ella me llevo envuelto en las sabanas de mi hermana al registro civil, llevo mi acta de nacimiento pero según cuenta mi padre ella falsifico la de defunción de mi hermana Vicky para hacerme pasar por ella en el registro, los directivos no notaron mucha diferencia en ese entonces ya que  las leyes eran muy desinteresadas en aquellos años, después de un tiempo las cosas en mi familia no estuvieron bien, mi madre me trataba como una niña, lo cual mi padre no aceptaba, sabía que ella necesitaba ayuda pero le era un poco imposible lograr que ella aceptara lo ocurrido, cada día que él llegaba la encontraba en la silla meciéndose conmigo sosteniéndome en sus brazos, cantándome canciones de cuna especiales para niña, siempre era lo mismo algo que le comenzaba a enfadar, pero lo permitía ya que amaba tanto a mi madre que le pasaba todo el daño que me hacía, con forme pasaron los años cada que se acercaba mi cumpleaños, mi madre se escondía en un cuarto, según recuerdo ella lloraba muy desgarradoramente casi con gritos, esto un día antes de mi cumpleaños hasta el amanecer, donde llegaba con un pastelillo poniéndole encima una velita encendida cantándome feliz cumpleaños “mi princesa”, algo que ciertamente me incomodaba a pesar de mi inocencia pues yo creía que era lo que me decía, poco a poco mi padre me enseñaba mi realidad, una triste realidad que me envolvía en comprender que yo era un chico en realidad, además de que la forma en que mi madre me trataba no era la adecuada, en la escuela era lo mismo, to vestía como una niña, algo que por el momento no se dieron cuenta muchos, solo las maestras, que a pesar de que me habían inscrito como una niña llamada Vicky, no era de esperarse que las maestras descubrieran que mi verdadera identidad era otra, no tardaron en llamar a mis padres cometiendo un grave error, mi padre decía que ese fue uno de los peores momentos de su vida, pues mi madre quedo paralizada unos momentos asustando a las maestras al igual que a la directora ahí presente, unos segundos después, sus ojos se tornaron rojos, no demoniacos pero si notaba la irritación en ellos dejando  entrever sus pupilas castañas dilatadas por el llanto suprimido,  las lágrimas comenzaron a salir de sus corneas cayendo como cascadas delgadas, el intento tocar su hombro cuando de repente ella soltó un fuerte grito que estremeció a toda la escuela, las maestras intentaron ayudarle pero ella tomo una fuerza sobre humana desquitándose con golpes destruyendo toda la oficina de la directora, esto llego a oídos de la policía interviniendo, tomaron acto de presencia y un juez decidió internarla el tiempo necesario hasta que parara su psicosis, yo también fui llevado a terapia, lamentablemente la psicóloga no logro hacer más por mí, yo tenía un comportamiento femenino a causa de mi madre, para mí era como si fuera una niña obligada a aprender a ser un hombre, claro que por momentos tenia impulsos masculinos pero nada más haya que un simple berrinche, en la clínica los doctores decidieron dar de alta a mi madre, parecía no tener signos que pudieran hacerla explotar de nuevo, esto después de ya 2 años, justamente un mes antes de mi cumpleaños número 10, mi padre la trajo a casa, en el momento que ella entro, vio como un niño totalmente desconocido para ella se asomó por el cuarto de su pequeña hija, miro con ira a mi padre, este intentado detenerle para hacerla comprender, le abrazo, pero era muy tarde, rápidamente se quitó a mi padre de encima aventándolo a la pared donde había quedado inconsciente, yo al ver esa brutal escena intente correr pero ella me alcanzo tomándome fuertemente de los  brazos gritándome, -¡DONDE ESTA VICTORIA, DONDE ESTA MI HIJA, QUE HICISTE CON ELLA, DEVIELVEMELA, QUITATE ESO Y ACOMODATE TU ROPA VICTORIAA, PARECES UN NIÑO, YO ODIO A LOS NIÑOS, TU ERES MI PRINCESA!, yo comencé a llorar, fui jaloneado por mi enloquecida madre la cual me llevo hasta la recamara para ponerme mi ropa de niña, cuando ella volvió paralizarse notando que todo en la habitación era de un  niño, ni siquiera los muebles o ropa de niña que ella me había obligado a poner se encontraba, me soltó una bofetada tirándome al suelo, tomo la billetera de mi padre y me tomo en sus brazos cargándome hasta el auto para llevarme al súper, donde me compro todo lo que pudo de ropa femenina para mí, las demás señoras la veían con rareza pero a ella no le importaba, al final regresamos a casa, me obligo a usar de nueva cuenta todo lo que me había comprado para parecerme una niña, hasta me compro una peluca especial para ponérmela ya que desde hace un tiempo me había cortado el pelo, cuando mi padre despertó, estaba amarrado a una silla, mi madre frente a él conmigo a un lado llorando, el tristemente sin poder hacer ni decir nada, ella con un cuchillo afilado en mano pasándolo por su cuello, una mirada de histeria que parecía no tener fin, notaba como su pobre e indefenso hijo se encontraba a su lado una vez más humillado por su madre con un aspecto diferente al que había logrado normalizarme, él le tuvo tanto miedo, sus ojos parecían estremecerse junto con sus músculos, estaba temblando sintiéndose sofocado por la extremada ira de la mujer frente a él que ya no parecía ser su amada esposa, mi madre comenzó a hacer una llamada, mi padre empezó a subir su nivel de nervios, parecía alterado por la plática que tendría mi madre por el teléfono, una vez se escucharon las primeras palabras, el grito, -¡NO HARAS ESO, NO TE LO PERMITIRE, MALDITA LOCA, NO LLAMES A ESA VIEJA, TE LO PROHIBO!- decía intentando arrancar las ataduras de sus manos una vez más hasta lograr deshacerse de ellas, sujeto a mi madre interviniendo en la llamada, ella con cuchillo aun en mano lanzo un par de cuchillazos certeros rasgándole la ropa, uno de ellos alcanzo a rozar su cuello abriendo una hervida salvaje en donde se veía salir mucha sangre, sostuvo una mirada triste hacia mí, con el cuello ensangrentado cayó al suelo, intento acercarse a mí con un poco de duelo, con sus labios alcano a darme un beso en la frente y decirme, -¡Corre!, después de eso el termino recostado en el suelo, su muerte se había finalizado, note como mi madre nos veía a ambos sulfurando una rabia extrema, yo atónito con los ojos abiertos de la impresión, me levante de un tirón del sillón corriendo hasta la puerta, sin querer mirar detrás, pero mi madre de alguna forma logro alcanzarme antes de siquiera llegar a la calle, me sostuvo con una mano y con la otra llamaba a la abuela, jamás la había visto en mis recuerdos, más que por una ocasión en la que mi padre me pidió no hablar con la abuela nunca, después de eso, mi madre llamo a la policía, entramos de nuevo a la casa, ella limpio e cuchillo con un trapo  húmedo que al terminar de limpiar lo tiró muy lejos, coloco el cuchillo en la mano ensangrentada de mi padre, la policía llego llevándose a mi madre con esposas en las manos, la cual sorprendida de que la arrestaran decía que el solo se había suicidado, pero gracias a sus
acciones de hace dos años eso no le serviría de nada, pues la policía ya tenía aviso de ella en caso de cualquier cosa que pasaran en mi familia, dejando el juez como culpable a mi madre por la muerte de mi padre, encontrando las pruebas suficientes, junto con mi testimonio, la protección de menores por poco me dejaba en un orfanato, pero una señora extraña llego justo en el momento preciso declarando ser la madre de la señora a la que condenaban mi abuela, la señora a la que había llamado mi madre la cual le había causado un gran impacto a mi padre, la señora era algo misteriosa, no sabía que  intenciones tenia, pero ahí estaba yo, junto a ella en la casa, pensando que sería de mi con mi pobre padre fallecido que tanto cuido de mí y una madre que me odiaba con todo por no ser una niña, mientras que aquí me encontraba con una señora completamente desconocida.


-Yo sé que tienes miedo, pero no soy una mala persona, veras, yo soy tu abuela, no hay porque temerme, ¿o sí?, -Este no jeje, -Creo que nos vamos a llevar muy bien,
mira, ve esto, es mi libro especial, -¿Libro especial?, -¡Si, esto te ayudara querido, la señora traía consigo un libro muy extraño, no entendía que sucedía, hasta que después de un tiempo, comenzaron a suceder cosas extrañas dentro de la casa, mis sentidos de niño se agudizaron, pues sentía un gran temor cada noche al ir a dormir, mi abuela desaparecía por algún motivo, mi cuerpo también comenzaba a cambiar conforme a la edad, pero no como mi papa me habían enseñado, sino más bien con ciertos toques femeninos, que  se deformaban pues no eran ciertos para mi crecimiento normal, en ocasiones, mi abuela y yo peleábamos, ella quería hacerme sentir mal siempre por ser un chico, tener un pene entre otras cosas, que por mi culpa mi madre era así, me odiaba, decía  que tenía que hacer lo que me decía para darle gusto, día tras día al llegar de la escuela, que por cierto sufría mucho con el bullyng de mis compañeros hacia mi aspecto deforme de mujer, termino por enloquecerme al punto en el que una de esas noches en las que mi abuela desaparecía, decidí seguirla desde su cuarto, tome un cuchillo para atacarla y
de una vez por todas deshacerme de ella, al llegar a la puerta del sótano, ella entro miro detrás como si supiera que la seguía, dejo la puerta  abierta bajo las escaleras, yo entre persiguiéndola con algo de cautela, pero me sorprendió apenas pude asomarme por la puerta, me miraba con enfado mostrando una sonrisa siniestra, me tomo la mano donde traía el cuchillo jalándome provocando que callera rodando por  las escaleras, los golpes me produjeron mucho dolor, pero lo que estaba por ver seria el fin de mi inocencia.


Me encontraba alrededor de un cuarto oscuro, pero que al encender la luz mi abuela, tomo un tono aún más aterrador, pues en él se encontraba una gran diversidad de cosas satánicas,  desde objetos malignos hasta libros de hechicería, brujería, entre otras cosas, ella me pidió que guardara el secreto pues podría venir la policía por nosotros, me tomo de los brazos alterada, que aunque era ya una señora grande parecía tener una fuerza sobrenatural de algún tipo, me pidió que siguiera con este camino, pues era mi deber hacer estos sacrificios después de haber ocasionado a mi madre el dolor tan grande de perder a su hija, yo gritaba llorando que me dejara en paz con eso, pero era imposible mi cabeza ya no entendía, la paranoia me envolvía en un mar oscuro en el que no podía salir, ella me enseño paso a paso los rituales entre otros actos satánicos, después de ese tiempo yo ya no fui el mismo, mi abuela la bruja como así le  decía me enseñaba a sacrificar vida, claro que por el momento solo era animal, la pobre cayo en  la enfermedad un año después, ya con una edad más avanzada mi abuela estaba al borde de la muerte, me sostuvo con la orilla del cuello de mi blusa para decirme una vez más que comenzara a conjurar sacrificios de vida humana, que el ritual que había dejado en la  última página del libro era el indicado para por fin lograr ser una mujer, después de soltar su último aliento para decírmelo su corazón paro  falleciendo, solté un par de lágrimas por el daño que sentía después de tanto tiempo, luego de eso recordé que jamás  había ido a visitar  a mi madre, le tenía tanto coraje, pero cuando lo hice por fin después de la muerte de mi abuela, me entere que ella se había suicidado en una de las celdas, la mujer que le acompañaba había declarado que la tipa estaba loca gritaba plegarias como la llorona, “HAY MI HIJA”, hasta que por fin, logro formar una red de ropas sucias que les llevaban hasta
ahorcarse en la media noche en su celda mientras la mujer que declaraba lo anterior dormía, cuando ella despertó mi madre ya estaba muerta, salí de ese lugar con enfado, sentía mucho rencor por todo el daño que me había hecho, ahora más que nunca necesitaba saciar mi sed de venganza, terminaría con lo que  me habían maldecido desde niño, llegue a mi casa, con rabia y despecho tome una cuerda gruesa en el sótano, la amare al techo y me subí en una caja atando mi cuello a ella tire de la caja para comenzar a ahogarme entre mis penas, de repente la luz del sótano se apago, sentí una corriente de viento muy fuerte entrar alborotando todo a mi alrededor, sin poder ver nada sentí como algo había jalado de mí, me estaba ahogando hasta que se rompió la cuerda cayéndome al suelo, me sentía sin aliento hasta que por fin recupere el aire en mis pulmones, algo estaba pensando, unas luces rojas comenzaron a aparecerse frente de mí, estas formaba un pentágono, mejor dicho un pentagrama de los que mi abuela tenia dibujados en el suelo, sentí como un tirón jalaba de mi hasta llegar en medio del mismo, estando ahí el libro de mi abuela llego a mis manos abriéndose como si algo estuviera buscando un escrito en su interior, hasta que llego a la última hoja por sí solo, note como en la página  se encontraba el conjuro que me había dicho mi abuela el día de su muerte, comencé a leerlo sintiéndome agobiado, muchas palabras conjuradas del demonio, un tal  súcubo una criatura demoniaca llamada Lamia,  el conjuro era algo simple aunque el problema serían las vidas de las víctimas que había que  conseguir para realizarlo, yo grite que no pensaba hacerlo, pero el viento entraba desafiante ante mías palabras, un dolor muy fuerte golpeo mi cabeza tratando de reponerme sostuve la mirada de frente, algo comenzó a sonar, al ver, era mi madre, o al menos su espíritu, esta se encontraba bien vestida pero con un aspecto aberrante colgada en el techo simulando lo que la mujer de la cárcel me había contado esta mañana, su cara siniestramente vigilándome colgada en el techo, sin parecer que esta se estuviera suicidando, ella me estaba vigilando, comencé a llorar pidiendo clemencia, necesitaba vivir, ser yo, esto no era yo, el espectro de mi madre comenzó a enfurecerse, se vino contra de mi encajando un par de golpes fulminantes e mi cuerpo, salían mucha sangre de él, de las heridas que me había provocado, mi respiración era casi nula, lloraba por mi vida, ella se postro frente a mi cara a cara, su aspecto terrorífico me daba nauseas, no quería nada más de mi vida, quería la muerte, esta tomo mi nuca tirándome hasta el suelo donde se encontraba la página del conjuro escrito, entre lágrimas y sollozos de mi parte, no tuve otra opción más que aceptar, solo era cuestión de tiempo para poder conseguir las victimas indicadas que pedía el  ritual, sollozando mi madre permaneció frente para vigilarme el resto de mi vida, tomando fuera su horrido aspecto que destilaba un hedor de culpa y remordimientos que solo atraerían consigo
mi locura, lo que así sería hasta que terminara con sus deseos perversos de convertirme en la niña que tanto deseaba, cada año durante 15 años en el mes de octubre, tendría que asesinar a 5 chicas entre niñas  y mujeres, hasta terminar mi transformación, que caso tenia no sería más fácil morir y dejar que  naciera una niña a pesar de su útero desgarrado por mi nacimiento, siempre lo pensé cada día, esas noches sin dormir en el que le gritaba por el sufrimiento que me causaba, sobre todo estando ahí en la habitación junto a mi vigilándome como una guardián de alma en pena acechándome, solo yo la podía ver, un tormento que nadie soportaría no sé cómo
 he llegado hasta aquí.


Los años pasaron cada ve mejoraba en la forma en la que atrapaba a mis víctimas, claro no era fácil conseguir mujeres con las características que pedía dicho proverbio, pelirrojas de sangre pura, ojos cristalinos, de piel blanca y pecas en el cuerpo, tomad su sangre exclamando por la fidelidad del súcubo Lamia, en ocasiones muy extrañas, la policía me perdía fácilmente el rastro, claro que nunca dure más de un mes en el mismo lugar después de cometer los asesinatos, siempre era lo mismo, cambiar de ciudad, esperar durante todo un año hasta lograr conseguir víctimas para los días sagrados después de ellos un nuevo viaje a otro nuevo ambiente.


También poco a poco los cambios en mi cuerpo comenzaban a afectarme, desde el crecimiento de mis pechos, hasta los rasgos físicos de una mujer que me estremecían de dolor en ocasiones, claro que sin ser tan impresionantes, tan solo eran fijados anteponiéndose en mi cuerpo
masculino que era más dotado que todo lo anterior, las hormonas me afectaban los pensamientos, involucrándose en las decisiones que tomaba a cada rato, el dolor he hinchazón en diversas partes del mismo me causaban una gran confrontación  de sentimientos sobre lo que había sido al final toda mi vida, por lo mismo de que tenía que cambiar de vivienda optaba por conseguir trabajos de medio tiempo en pequeñas fábricas que no necesitara de muchas identificaciones, por lo mismo de no ser encontrado.


Años más tarde ya en el último de los necesarios había llegado, fue entonces que ,me había mudado a una nueva ciudad, una donde pudiera encontrar sangre joven sin  dejar rastro como solo un asesino serial experto lo haría, conseguí toda esa sangre casta que me pedía más allá por el hecho de tener a mi madre siempre como un peso de culpa en mi conciencia, recordándome cada día lo miserable que era mi vida ese día buscando  nuevas chicas, encontré a la chica de mis sueños, después de años buscando bellas chicas para mis planes, esta era la que había cautivado mi corazón, era la esencia misma y pura que yo anhelaba ser, que necesitaba en mi vida para ser feliz, nunca me había enamorado, el estilo de vida que llevaba no me lo permitía a pesar de ver tantas mujeres en distintos casos, yo con un cuerpo ya deforme por la edad y los laboriosos baños de sangre que me daba con las víctimas, la encontré esa tarde en el parque de la colonia del nuevo barrio que comencé a frecuentar, el conocernos fue algo incómodo para ambos pero lleno de controversia, esta chica de alguna forma me proyectaba una obsesión muy grande, una esencia que necesitaba, la perseguí como a ninguna de las chicas anteriores, por culpa de ello casi estuve a punto de ser atrapado por primera vez desde hace un mes con una niña del sur de la ciudad que conseguí, llegado el momento logre hacerme de su cuerpo, pero las cosas fallaron me encontraba envuelto en el sótano encerrado con ella, un par de policías entraron a la casa uno de los policías que reconocí como el padre de Emily la niña anterior mencionada pego un tiro ocasionándome la muerte, los espíritus que  cargaba en mi conciencia  tomaban justicia confrontando mi ser, golpe tras golpe espiritual tratando de arrojarme hasta el mismo infierno.


Pero mis demonios me ayudarían, mi madre que estuvo en el lugar y momento de mi muerte, me impulsó a tomar lo que ahora amaba, sumado a la ayuda del demonio que predicaba, después de caer rendido con mi alma siendo separada de mi cuerpo, la felicidad que me había embargado por saber que ese cuerpo seria mío después de mi muerte, mostré una sonrisa frívola dando a conocer mi entusiasmo por la chica, esto ella lo vio para todos yo ya estaba muerto ya en el suelo ensangrentado, eso me causo más alegría pues mi esencia se había pegado a ella, seguí sus pasos poco a poco acechándola, el momento tarde o temprano llegaría, solo tendría que esperar un año para convertirme en un súcubo y tomara las fuerzas necesarias para poseerla, mientras tanto conocía más sobre su vida, amigos, familia, sus estudios, cuando obtuviera ese cuerpo sería una joven nutrióloga con cuerpo de ángel, mi vida cambiaria desde ahora, el cuerpo de Karina seria mío desde este momento, un año después, mi alma se había adaptado, todo listo para comenzar mi transición al cuerpo de la chica………….

Próximamente

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4 comentarios:

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