Demasiado temprano para desayunar

Abraham, Abraham, Abraham, despierta tengo hambre

Abraham entredormido le contesta:

-Ahhh Ivonne. 

-Deja dormir apenas son las siete de la mañana y es domingo.

Ivonne le responde poniendo una cara triste:

-Perdón es que tengo hambre y ya van empezar las caricaturas 

Abraham enojado le responde:

Ahorita me paro y te preparo el desayuno, pero déjame dormir otros cinco minutos 

Ivonne brinca de la emoción y le dice al novio de su mamá:

-Esta bien

Abraham le dice:

-Pero te tienes que esperar quetecita en la sala y sin hacer ruido

Ivonne sale del cuarto corriendo y gritando 

Abraham le grita:

-¡Ivonne que te dije!

Abraham se levanta de la cama y se sienta en la orilla para acomodarse el pelo y estirar su cuerpo, después se queda pensando mirando a la nada, en su mente Abraham se empezó a hacerse miles de preguntas:

-¿Por que me estaba tocando los pechos?

-¿Por que lo haría y cuál era la intención que tenía?

-A lo mejor era simple curiosidad, así son los niños a esa edad, bueno eso lo que quiero pensar, sino esto esto se va a tornarse muy raro.

¿Que me diría a tu mamá de todo esto?

-Conociéndola lo más seguro es que ya estuviera haciendo un escándalo.

-Lo único que puedo decir en mi defensa es que estaba dormido 

Debido al caos universal Abraham y la hija de su novia había intercambiado cuerpos con un técnico y su cliente: Abraham estaba ahora en el cuerpo de Angelica una joven que recientemente se había mudado a su nuevo departamento; y Ivonne término en el cuerpo de Mauricio un técnico especialista en telefonía y internet. Cuando sucedió el caos universal Mauricio estaba instalado el teléfono en el departamento de Angelica.

-Bueno, ya me voy a parar ya no me va a dejar dormir.

Abraham se para de la cama y baja la mirada para ver sus pechos con sus dos manos los aprieta mientras:

-Yo no tuve la culpa de terminar en el cuerpo de esta preciosidad.

-No culpó a Ivonne, ¿quien no quisiera tocar estas deliciosas tetas?

-Lástima que no he tenido un tiempo a solas para poder contemplar con más detalle mi nuevo cuerpo.

Mientras Abraham tocaba su cuerpo sin que él se diera cuenta Ivonne la estaba mirando. Abraham escucha como alguien se ríe voltea a ver y ve que es Ivonne que lo estaba espiando desde la puerta, el entre enojado y apenado grita:

-¡Ivonne!, te dije que me esperaras en la sala!