- ¡Guaaa!, que increíble es tener una vagina –Daniela frotaba su clítoris mientras se encontraba haciendo sus necesidades en la taza del baño, poco después de frotar experimentando, su clítoris por fin se sintió preparada para liberarla descarga - ¡Umm, que rico se siente hacer esto! –Daniela se sumergía en un morboso escenario de placer –
Daniela termino sus necesidades y se levantó limpiando frotando con suavidad su entrepierna, luego, se colocó frente al espejo haciendo una pose cruzada para admirarse y darse unas cuantas nalgadas en su redondo y firme culo, poco después, salió del baño totalmente satisfecha del cálida y refrescante enjuagada para comenzar a vestirse muy provocadora como últimamente lo hacía, su mente divagaba pero se sentía mejor al hacerlo y salir en busca de la atención de muchos chicos, ya no se limitaba a la imaginación, simplemente se dejaba llevar disfrutando de su cuerpo por el que de alguna manera ahora se sentía más enamorada que nunca.
Daniela termino de vestirse y luego de tomarse unas cuantas fotos salió a divertirse, actuaba más femenina y tierna que antes eh incluso se comportaba mamona con los chicos que solo querían pasar un rato masque agradable con ella, pero Daniela sonreía mostrándole un guiño sugerente sobre sus hermosas tetas, luego de la larga noche, Daniela regreso a su casa y simplemente sintió la necesidad de masturbarse tan rico como lo levaba haciendo desde ya hace unos días.
Daniela no era de las chicas que se masturbaran, pero de repente, sentía la necesidad de hacerlo, se divertía frotando sus tetas y explorando su clítoris como si fuera un juguete nuevo que había obtenido en una juguetería, lo más extraño era su comportamiento inusual, pues pasaba horas probándose la ropa y aún más horas en las calles caminando con un par de sexys y altos tacones contoneando sus caderas sintiéndose como toda una señorita.
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Poco a poco, Daniela comenzó a frecuentara un misterioso chico, se habían hecho buenos amigos, se hablaban como si se conocieran de toda la vida y de repente sentía que le gustaba casi lo mismo que a él, como los videojuegos o el futbol, de una manera u otra, Daniela se sintió enamorada, aunque extrañamente experimentaba algo de confusión y rechazo hacia lo que sentía, hasta que finalmente, Daniela simplemente sentía que eso ya no importaba y ahora solo le gustaban cosas que jamás pensó que le interesaran, se despertaba con el cuerpo desnudo pues ya no le importaba dormir sin nada de ropa bajo las sabanas y por si fuera poco, encontraba la cama húmeda con sus manos en su vagina o frotando sus pechos inconscientemente, pero eso a Daniela ya no le importaba, le gustaba y lo deseaba, deseaba despertar de esa manera y quería que así fuera para siempre, ahora se sentía mucho más mujer que nunca.
Le encantaba tomarse fotos en lencería para todos sus amigos y en especial para su nuevo novio y de vez en cuando se tomaba fotos desnudas para mandárselas también a su novio, pero lo más extraño de todo, fue cuando de repente dejo de llamarse a sí misma Daniela, para llamarse Ángela automáticamente como si algo dentro de ella lo deseara.
Pero lo que Daniela no sabe, es que el espíritu de Ángel, o mejor dicho, de Ángela, una chica travesti, había poseído su cuerpo desde hace unas semanas, Ángela había estado deprimida por sentirse una chica y no poder serlo gracias a sus padres machistas y homofóbicos, sentía miedo de su inminente rechazo y lo peor del caso, de que violentaran contra ella misma, Ángela había decidido casi quitarse la vida, hasta que un extraño chico se acercó a ella, una noche cuando había una fuerte tormenta y Ángela casi se quitaba la vida con una navaja vestida de chica, el chico quien ahora sería su nuevo novio expulso su alma de su viejo cuerpo de niña travesti, enviándolo al cuerpo de Daniela quien lentamente fue controlada y sumergida en el mundo de Ángela.
Gracias por la historia
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