El masturbín del salón

Durante mi adolescencia, mi sexualidad había sido abiertamente reveladora, me sentía en la flor de mi juventud y mis hormonas no paraban de provocar que me masturbara una infinidad de veces, tenía cierto descontrol y me ganaban las ansias de tocarme a cada rato, no importaba en donde fuera, aunque pensaba en las consecuencias antes de intentarlo.

Pero en la última ocasión en la que pude disfrutar de mi pene, me encontraba en el salón, precisamente en una clase aburrida, la de Español, me sentía cansado y aburrido cuando el maestro simplemente hablaba de su vida, estaba cansado y como todo chico en la esquina, en ese rincón solitario, privado y perfecto escondido e ignorado por todos, escabullí mi mano por dentro de los bolsos de mi pantalón tomando mi pene y comencé a masturbarme, me controle mucho en silencio, agitado por el espasmo que me provocaba el placer de masturbarme, tenía a una chica a mi lado, de hecho, la que más me gustaba y la de más tetas de la clase, ella no se había dado cuenta de que yo estaba jalándome el ganso cuando sentí como por fin me venía imaginándome sus chichotas, de repelente, mi mirada cambio de dirección y parecía que miraba hacia el maestro, me sentí bastante extraño de primera instancia pero si saber que pasaba, cuando entonces, un grito a mi lado me hizo voltear y estremecerme, mi propio cuerpo estaba a mi lado gritando y chillando que algo había pasado, me sentí confundido mirándome a mí mismo y entonces note como mi cuerpo ya no era mi cuerpo, tenía una falda descubriéndome las piernas, tenía el cabello largo y, tenía dos grande protuberancias marcadas en mi pecho, al moverme estas se agitaron y sentí un rico cosquilleo, no pude quitar mi atención de ellas un rato eh incluso sin importarme nada las acaricie mientras todos miraban hacia donde ambos estábamos ocasionando el alboroto, tuve que dejar la deliciosa sensación que me provocaba las tetas que tenía para enfocarme en los gritos y el desmadre que la chica provocaba con mi cuerpo, ella mostraba su, o mi mano indicando que estaba manchada de un líquido viscoso, pero para variar, todo su pantalón estaba manchado, comenzó a gritar señalándome que era yo y que estaba en mi cuerpo, que habíamos cambiado de cuerpo y me había estado masturbando, de primera instancia nadie le creyó y todos comenzaron a burlarse de mí, me sentí avergonzado por un momento, pero afortunadamente no ya no era yo mismo, si no ella siendo la burla de todos, no sabía que había pasado hasta después cuando supe que todo había sido a causa del dichoso FOSE, no saben la satisfacción que sentí y sin importarme tener que comenzar una nueva vida como chica, afortunadamente me gane el mejor de los cuerpos, el de la chica más sexy del salón, pasaron días para que todos comprendieran lo que sucedió pero aun así me trataban como su excelencia y era la más querida de la escuela, por mis grandes tetas claro.