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domingo, 10 de abril de 2022

𝑬𝒍 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒐 𝒄𝒖𝒆𝒓𝒑𝒐 𝒅𝒆 đ‘Ș𝒐𝒏𝒔𝒕𝒂𝒏𝒛𝒂


Yo había terminado mi carrera de enfermería hasta hace pocos años, había estudiado con perseverancia y esfuerzo durante mucho tiempo, entre desvelos y mucho trabajo, las personas nunca saben lo mal que hacen criticando el trabajo de otras personas, siempre me tachaban como la tipa que había tenido un buen camino gracias a mi monumental cuerpo, creyendo que simplemente obtenía cosas por ello, cuando daba todo mi esfuerzo por lograr mis objetivos.

Pase un tiempo sin lograr entrar en un buen hospital, pues al principio me querĂ­an para otra cosa que para realizar mi verdadero trabajo.

Pase tiempo buscando trabajo por mi cuenta, llegando hasta la señora Constanza, ella era una mujer ya adulta de 87 años quien necesitaba toda mi atención médica posible, ella era una mujer viuda y su familia estaba bastante ocupada como para atenderla.

Durante largos meses todo parecía ir bastante bien, la relación entre la señora Constanza y yo iba de viento en popa, no parecía ser una mujer maligna, si no todo lo contrario, me trataba muy bien y hasta puedo decir que incluso éramos bastante amigas, casi una relación madre e hija.

Paso bastante tiempo en el que Constanza y yo pasamos juntas que ni siquiera recuerdo en quĂ© momento Constanza enfermo gravemente y ya contaba sus Ășltimos dĂ­as; yo estaba muy deprimida pues primero perderĂ­a a una mujer tan linda que amaba como mi segunda madre, y segundo perderĂ­a mi trabajo y por consiguiente tendrĂ­a que buscar uno nuevo sin saber que tan buena relaciĂłn tendrĂ­a con mi siguiente paciente.

Fue entonces que una noche antes de su muerte, Constanza estaba ya muy seria, no soltaba ni una sola palabra, su muerte se acercaba, el frĂ­o de la noche reposaba sobre ella y el ambiente se sentĂ­a turbio.

-¡Evelyn acĂ©rcate! -EscuchĂ© sus palabras rĂĄpidas y bien formuladas con bastante energĂ­a e intenciĂłn que pensĂ© que ella ya habĂ­a recuperado las fuerzas y no morirĂ­a-

Me recargue a su lado y, tratando de escuchar una vez mĂĄs su linda voz con energĂ­a y felicidad, me habĂ­a dejado en suspenso todo lo que ella me habĂ­a pedido en ese momento.

Constanza me pidiĂł que tomara el hermoso medallĂłn que siempre tenĂ­a sugeto a su cuello, jamĂĄs se lo quitaba, me pidiĂł que lo colgarĂĄ en mi cuello, yo le dije extrañada que no pensaba quitarle un objeto tan valioso, pero usando la confianza que habĂ­a entre nosotras, me dijo que ese objeto era un medio para que ella y yo estuviĂ©ramos siempre en contacto aĂșn ella estando muerta, yo lloraba de felicidad y de tristeza, mi amiga ya estaba por partir y el momento se acercaba, tambiĂ©n me dijo algo que me habĂ­a hecho estremecer, Constanza era muy rica pero no lo aparentaba, siempre habĂ­a sido bastante humilde, pero ella me habĂ­a puesto en su testamento, me habĂ­a dejado gran parte de sus bienes, sobre todo dinero mucho dinero, ella tenĂ­a confianza en mĂ­, ella sabĂ­a que yo era honesta y no le harĂ­a nada malo a nadie, que nuestro amor era puro y sincero y por ello no tenĂ­a problema en dejarme parte de la herencia familiar, pues yo era como su hija.

Yo me sentía de alguna manera protegida por Constanza, quién como ya había mencionado era como mi segunda madre, y así, el viento soplo una vez mås llevåndosela para siempre de mi lado.

Pasaron unas horas, la noche paso lenta y dolorosa, su familia y yo habíamos quedado en el funeral y todo paso tan råpido como el tiempo en el que Constanza y yo pasamos juntas, regrese a su casa para recoger mis cosas y encontré el medallón que Constanza me había regalado, lo sostuve con mucho amor y dolor, sentía como un calor extraño emanaba de él, pero imaginåndome algo tonto pensaba que su espíritu estaba en ese medallón y por ello siempre estaría cuidåndome.

"Cual fue entonces mi grande error que las cosas no eran cĂłmo yo pensaba"
Sostuve por Ășltima vez el aliento suspirando dolosa, colguĂ© el medallĂłn al rededor de mi cuello para honrar la memoria de Constanza, cuando de repente mi cuerpo se estremeciĂł paralizandome.

-¿QuĂ© es Ă©sto, quĂ© me pasa? -Luchaba por recuperar el control de mi cuerpo-

Me había quedado paralizada, parada firmemente enfrente de un espejo sin notarlo, era el espejo de la vida como así le llamaba Constanza a muchos de sus artículos poniendoles nombres extraños y fantasiosos, fue entonces que visualice algo extraño, algo que me había erizado la piel completamente.

Constanza estaba frente a mi, en el reflejo de mi cuerpo en el espejo, en lugar de mi reflejo estaba ella, parada igual que yo en la misma posición, ella sonreía, se veía un poco mås renovada que la Constanza que murió en mis brazos la noche anterior, comencé a llorar desesperada, solo quería tocarla y abrazarla, ella sonreía, aunque algo perversa, el medallón se calentaba cada vez mås, yo comenzaba a tener miedo.

-¡Calma Evelyn, soy yo Constanza! -ella me decĂ­a tratando de aliviar mi terror-

Pero de un momento a otro, parecia que Constanza se acercaba mĂĄs y cada vez mĂĄs hacĂ­a mi como si estuviera saliendo del espejo materializandose, mientras que yo sentĂ­a como si mi cuerpo se acercara velozmente hacia el espejo hasta el punto de chocar y estrellarme en Ă©l.

Pronto sentĂ­ como un fuerte golpe habĂ­a azotado mi cuerpo, estaba confundida, todo estaba oscuro y de repente la luz habĂ­a regresado, miraba una vez mĂĄs mi cuerpo frente al espejo, ahĂ­ estĂĄn yo de nuevo, pero mi cuerpo se movĂ­a por voluntad propia, tocĂĄndose y deslizĂĄndose asombrada y felizmente con mis propias manos mis senos, mi rostro, mis piernas y caderas, parecĂ­a que estaba muy feliz de hacerlo.

-¡Basta! -le gritaba a lo que fuera que me estaba controlando-

-¡Jajaja, basta de quĂ©, solo disfruto de mi nuevo cuerpo!-

La mujer se reĂ­a, ella era Constanza, ella habĂ­a tomado mi cuerpo mediante sus extraños artĂ­culos, ¿HabĂ­a fingido su muerte?, ¿Me habĂ­a engañado todo este tiempo para tomar mi cuerpo una vez ella muriese?, ¿CĂłmo habĂ­a usado todo esto para controlarme y quedarse con mi cuerpo?, Todas esas preguntas me hice en un segundo sin entender la manera y la malĂ©fica razĂłn por la que ella lo habĂ­a hecho, pero con tan solo mirar como ella se miraba y deshacĂ­a en el espejo, tocĂĄndome sin pudor todo lo que podĂ­a, podrĂ­a asegurar que siempre habĂ­a pensado en tomar mi cuerpo, yo quiĂ©n soy una mujer joven, fuerte y atractiva, por eso me habĂ­a dejado tanto dinero, por eso me habĂ­a obsequiado el medallĂłn y por eso me habĂ­a tenido tanta confianza y cariño.

-¿PorquĂ© a mĂ­? -preguntaba exigiendo una respuesta aunque me negaba a aceptar que ya lo sabĂ­a, pidiendo con asco que por favor dejara de hacer eso con mi cuerpo-

-¡No te preocupes amor, que pronto tu esencia se desvanecerĂĄ y yo me quedarĂ© completamente con tu cuerpo!-

Sus palabras solo hacĂ­an mĂĄs que destruirme anĂ­micamente, miraba todo lo que ella hacĂ­a con mi cuerpo teniendo contacto directo con mis senos y mis glĂșteos, posando como toda un perra maldita con mi cuerpo, ¿Hasta donde podĂ­a llegar la crueldad humana?, Suspiraba mentalmente sintiendo como mi cuerpo era ultrajado vilmente por mi sucesora, mi amada segunda madre a quien yo tenĂ­a en un pedestal, fue entonces que comencĂ© a sentirme mal, mi mente divagaba entre mis recuerdos y los de Constanza, mirando y conociendo los dos lados de la moneda, el porquĂ© ella habĂ­a hecho lo quĂ© hizo y lo que harĂ­a despuĂ©s de ello, ya tenĂ­a una vida arreglada con mi cuerpo, manejarĂ­a sus nuevos bienes y buscarĂ­a a un hombre joven, apuesto y con mucho dinero como lo habĂ­a hecho con muchas otras mujeres anteriores a mi y a su antiguo cuerpo, asĂ­ que si se lo preguntan, efectivamente, Constanza no era su verdadero nombre, solo era el nombre e identidad de su antigua vĂ­ctima, ella era en verdad SofĂ­a, una bruja que durante años habĂ­a cambiado con cuĂĄnta mujer conocĂ­a solo para arrebatarle su belleza, su juventud y su dinero, ella tenĂ­a en la mira a su nieta, Victoria, una joven chica de 29 años, bastante hermosa quien serĂ­a la heredera de toda su fortuna, pero cuando me conociĂł, en ese momento de fragilidad, prefiriĂł que yo fuera su vĂ­ctima, jugando conmigo, aprovechando que yo estaba en todo momento a su lado, para finalmente arrebatarme una vida entera de trabajo y esfuerzo, al menos sabĂ­a que tendrĂ­a dinero y que el trabajo que algĂșn vez hice no habĂ­a sido en vano, sentĂ­a que desaparecĂ­a cada vez mĂĄs, mi conciencia divagaba, pero me iba satisfecha de haber tenido una buena vida.

-Kary--



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