Yo habĂa terminado mi carrera de enfermerĂa hasta hace pocos años, habĂa estudiado con perseverancia y esfuerzo durante mucho tiempo, entre desvelos y mucho trabajo, las personas nunca saben lo mal que hacen criticando el trabajo de otras personas, siempre me tachaban como la tipa que habĂa tenido un buen camino gracias a mi monumental cuerpo, creyendo que simplemente obtenĂa cosas por ello, cuando daba todo mi esfuerzo por lograr mis objetivos.
Pase un tiempo sin lograr entrar en un buen hospital, pues al principio me querĂan para otra cosa que para realizar mi verdadero trabajo.
Pase tiempo buscando trabajo por mi cuenta, llegando hasta la señora Constanza, ella era una mujer ya adulta de 87 años quien necesitaba toda mi atención médica posible, ella era una mujer viuda y su familia estaba bastante ocupada como para atenderla.
Durante largos meses todo parecĂa ir bastante bien, la relaciĂłn entre la señora Constanza y yo iba de viento en popa, no parecĂa ser una mujer maligna, si no todo lo contrario, me trataba muy bien y hasta puedo decir que incluso Ă©ramos bastante amigas, casi una relaciĂłn madre e hija.
Paso bastante tiempo en el que Constanza y yo pasamos juntas que ni siquiera recuerdo en quĂ© momento Constanza enfermo gravemente y ya contaba sus Ășltimos dĂas; yo estaba muy deprimida pues primero perderĂa a una mujer tan linda que amaba como mi segunda madre, y segundo perderĂa mi trabajo y por consiguiente tendrĂa que buscar uno nuevo sin saber que tan buena relaciĂłn tendrĂa con mi siguiente paciente.
Fue entonces que una noche antes de su muerte, Constanza estaba ya muy seria, no soltaba ni una sola palabra, su muerte se acercaba, el frĂo de la noche reposaba sobre ella y el ambiente se sentĂa turbio.
-¡Evelyn acĂ©rcate! -EscuchĂ© sus palabras rĂĄpidas y bien formuladas con bastante energĂa e intenciĂłn que pensĂ© que ella ya habĂa recuperado las fuerzas y no morirĂa-
Me recargue a su lado y, tratando de escuchar una vez mĂĄs su linda voz con energĂa y felicidad, me habĂa dejado en suspenso todo lo que ella me habĂa pedido en ese momento.
Constanza me pidiĂł que tomara el hermoso medallĂłn que siempre tenĂa sugeto a su cuello, jamĂĄs se lo quitaba, me pidiĂł que lo colgarĂĄ en mi cuello, yo le dije extrañada que no pensaba quitarle un objeto tan valioso, pero usando la confianza que habĂa entre nosotras, me dijo que ese objeto era un medio para que ella y yo estuviĂ©ramos siempre en contacto aĂșn ella estando muerta, yo lloraba de felicidad y de tristeza, mi amiga ya estaba por partir y el momento se acercaba, tambiĂ©n me dijo algo que me habĂa hecho estremecer, Constanza era muy rica pero no lo aparentaba, siempre habĂa sido bastante humilde, pero ella me habĂa puesto en su testamento, me habĂa dejado gran parte de sus bienes, sobre todo dinero mucho dinero, ella tenĂa confianza en mĂ, ella sabĂa que yo era honesta y no le harĂa nada malo a nadie, que nuestro amor era puro y sincero y por ello no tenĂa problema en dejarme parte de la herencia familiar, pues yo era como su hija.
Yo me sentĂa de alguna manera protegida por Constanza, quiĂ©n como ya habĂa mencionado era como mi segunda madre, y asĂ, el viento soplo una vez mĂĄs llevĂĄndosela para siempre de mi lado.
Pasaron unas horas, la noche paso lenta y dolorosa, su familia y yo habĂamos quedado en el funeral y todo paso tan rĂĄpido como el tiempo en el que Constanza y yo pasamos juntas, regrese a su casa para recoger mis cosas y encontrĂ© el medallĂłn que Constanza me habĂa regalado, lo sostuve con mucho amor y dolor, sentĂa como un calor extraño emanaba de Ă©l, pero imaginĂĄndome algo tonto pensaba que su espĂritu estaba en ese medallĂłn y por ello siempre estarĂa cuidĂĄndome.
"Cual fue entonces mi grande error que las cosas no eran cĂłmo yo pensaba"
Sostuve por Ășltima vez el aliento suspirando dolosa, colguĂ© el medallĂłn al rededor de mi cuello para honrar la memoria de Constanza, cuando de repente mi cuerpo se estremeciĂł paralizandome.
-¿QuĂ© es Ă©sto, quĂ© me pasa? -Luchaba por recuperar el control de mi cuerpo-
Me habĂa quedado paralizada, parada firmemente enfrente de un espejo sin notarlo, era el espejo de la vida como asĂ le llamaba Constanza a muchos de sus artĂculos poniendoles nombres extraños y fantasiosos, fue entonces que visualice algo extraño, algo que me habĂa erizado la piel completamente.
Constanza estaba frente a mi, en el reflejo de mi cuerpo en el espejo, en lugar de mi reflejo estaba ella, parada igual que yo en la misma posiciĂłn, ella sonreĂa, se veĂa un poco mĂĄs renovada que la Constanza que muriĂł en mis brazos la noche anterior, comencĂ© a llorar desesperada, solo querĂa tocarla y abrazarla, ella sonreĂa, aunque algo perversa, el medallĂłn se calentaba cada vez mĂĄs, yo comenzaba a tener miedo.
-¡Calma Evelyn, soy yo Constanza! -ella me decĂa tratando de aliviar mi terror-
Pero de un momento a otro, parecia que Constanza se acercaba mĂĄs y cada vez mĂĄs hacĂa mi como si estuviera saliendo del espejo materializandose, mientras que yo sentĂa como si mi cuerpo se acercara velozmente hacia el espejo hasta el punto de chocar y estrellarme en Ă©l.
Pronto sentĂ como un fuerte golpe habĂa azotado mi cuerpo, estaba confundida, todo estaba oscuro y de repente la luz habĂa regresado, miraba una vez mĂĄs mi cuerpo frente al espejo, ahĂ estĂĄn yo de nuevo, pero mi cuerpo se movĂa por voluntad propia, tocĂĄndose y deslizĂĄndose asombrada y felizmente con mis propias manos mis senos, mi rostro, mis piernas y caderas, parecĂa que estaba muy feliz de hacerlo.
-¡Basta! -le gritaba a lo que fuera que me estaba controlando-
-¡Jajaja, basta de quĂ©, solo disfruto de mi nuevo cuerpo!-
La mujer se reĂa, ella era Constanza, ella habĂa tomado mi cuerpo mediante sus extraños artĂculos, ¿HabĂa fingido su muerte?, ¿Me habĂa engañado todo este tiempo para tomar mi cuerpo una vez ella muriese?, ¿CĂłmo habĂa usado todo esto para controlarme y quedarse con mi cuerpo?, Todas esas preguntas me hice en un segundo sin entender la manera y la malĂ©fica razĂłn por la que ella lo habĂa hecho, pero con tan solo mirar como ella se miraba y deshacĂa en el espejo, tocĂĄndome sin pudor todo lo que podĂa, podrĂa asegurar que siempre habĂa pensado en tomar mi cuerpo, yo quiĂ©n soy una mujer joven, fuerte y atractiva, por eso me habĂa dejado tanto dinero, por eso me habĂa obsequiado el medallĂłn y por eso me habĂa tenido tanta confianza y cariño.
-¿PorquĂ© a mĂ? -preguntaba exigiendo una respuesta aunque me negaba a aceptar que ya lo sabĂa, pidiendo con asco que por favor dejara de hacer eso con mi cuerpo-
-¡No te preocupes amor, que pronto tu esencia se desvanecerĂĄ y yo me quedarĂ© completamente con tu cuerpo!-
Sus palabras solo hacĂan mĂĄs que destruirme anĂmicamente, miraba todo lo que ella hacĂa con mi cuerpo teniendo contacto directo con mis senos y mis glĂșteos, posando como toda un perra maldita con mi cuerpo, ¿Hasta donde podĂa llegar la crueldad humana?, Suspiraba mentalmente sintiendo como mi cuerpo era ultrajado vilmente por mi sucesora, mi amada segunda madre a quien yo tenĂa en un pedestal, fue entonces que comencĂ© a sentirme mal, mi mente divagaba entre mis recuerdos y los de Constanza, mirando y conociendo los dos lados de la moneda, el porquĂ© ella habĂa hecho lo quĂ© hizo y lo que harĂa despuĂ©s de ello, ya tenĂa una vida arreglada con mi cuerpo, manejarĂa sus nuevos bienes y buscarĂa a un hombre joven, apuesto y con mucho dinero como lo habĂa hecho con muchas otras mujeres anteriores a mi y a su antiguo cuerpo, asĂ que si se lo preguntan, efectivamente, Constanza no era su verdadero nombre, solo era el nombre e identidad de su antigua vĂctima, ella era en verdad SofĂa, una bruja que durante años habĂa cambiado con cuĂĄnta mujer conocĂa solo para arrebatarle su belleza, su juventud y su dinero, ella tenĂa en la mira a su nieta, Victoria, una joven chica de 29 años, bastante hermosa quien serĂa la heredera de toda su fortuna, pero cuando me conociĂł, en ese momento de fragilidad, prefiriĂł que yo fuera su vĂctima, jugando conmigo, aprovechando que yo estaba en todo momento a su lado, para finalmente arrebatarme una vida entera de trabajo y esfuerzo, al menos sabĂa que tendrĂa dinero y que el trabajo que algĂșn vez hice no habĂa sido en vano, sentĂa que desaparecĂa cada vez mĂĄs, mi conciencia divagaba, pero me iba satisfecha de haber tenido una buena vida.
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