-
¡Apúrate gordo, tenemos trabajo que hacer! -la entrenadora me gritaba, - ¡Que esperas
estúpido gordo!, esa panza no se te va a bajar sola, - ¡Disculpe entrenadora!,
pero no creo que eso este bien, me está ofendiendo mucho, - ¡Te dije que
pararas, sonríe, que nadie te quite esa sonrisa, así que muévete puto gordo!,
para eso me pagaste cerdo –
Siempre
fui descuidado en mi alimentación, comía de todo sin parar y sin medirme, hasta
que un día, sentí como el corazón me estremecía, al acudir al doctor, este me
dijo que tenía que tomar medias muy estrictas para mi salud, así que, debía de
dejar la comida en exceso y comenzar a hacer ejercicio, no fue sino hasta que
busque los servicios de una empresa de entrenadores personales, que me fue asignada
una chica llamada Casandra, Casandra resulto ser una joven y atlética mujer,
con un buen cuerpo, bastante hermosa y preparada, cosa que me dio mucha pena,
siendo yo un gordo feo, entonces, comenzamos con la rutina, la primera semana
fue un horror, sentía que me moría y de no ser por mi diagnóstico médico, ella
no habría parado hasta matarme de un infarto, pero luego de unos días, el entrenamiento
se estaba volviendo muy pesado.
- ¡Qué esperas maldito puerco asqueroso de mierda, muévete! -ella me gritaba una vez más, mientras que yo intentaba hacer el ejercicio que me pedía, pero entonces, sentí como mi corazón se paralizo por completo, - ¡Ah, ayúdame! -le decía apenas suspirando, pero esta al ver que me rendía y caía al suelo, me miraba enojada y burlándose, - ¡Jajaja, tonto gordo!, jamás vas a bajar, crees que te voy a creer, seguramente son excusas, maldito gordo seas, jamás tendrás un cuerpo como el mío –
2
Entonces,
la mire por última vez antes de que mi corazón terminara por asesinarme, de
repente, sentí como si estuviera flotando, de repente me sentía muy bien, mire
a mi alrededor y vi como la entrenadora parecía estar despreocupada, mirando mi
cuerpo tendido sobre el suelo, maldita, si tan solo me hubiera hecho caso, pero
no, ahora estaba muerto, pensé en cómo me había hecho sufrir en los últimos
días, note como mi cuerpo ahora parecía ser como el de un fantasma y decidí
molestarla.
Me
acerque a ella intentando hacer que me escuchara y al intentar tocarla mi alma
fue absorbida por su cuerpo, -¡Que, que sucedió, oh, no puede ser, estoy vivo,
estoy vivo otra vez!, pero, me siento muy extraño -mire todo a mi alrededor,
notando como mi cuerpo aun yacía en el suelo, entones, observe algo más frente
a mi alcance, notando un par de bultos marcándose en mi pecho, note como el
cabello rubio me caía de la cabeza y como sentía todo el cuerpo marcado y
pegadito con esa ropa tan apretada.
-
¡No puede ser, me convertí en una mujer! -pero no, lo que había pasado era que
me había metido en el cuerpo de Casandra, -¡No puede ser, ahora soy Casandra,
me convertí en Casandra!, me metí en su cuerpo, ¡Ahhh, que rico, tengo tus
tetas maldita perra!, ahora soy tu, ¿Qué decías, que sonriera?, ¡Pues si
estúpida!; ahora sonrió, mira nada más, gracias a ti ahora tengo tu preciado
cuerpo, ya no soy nunca más ese gordo feo, por fin me libere de esa prisión,
ahora soy toda una mujercita bien rica y deliciosa, ¡Ahhh, pero que deliciosa
tetas tienes, Ummm!, ¿Me dejarías verlas?, ¡Claro que si amor, son todas tuyas,
tócalas!, ¡Jajaja, no puede ser!, me excito tanto escuchándola hablar con lo
que digo, ¡Soy una puta, soy una perra, soy Casandra la putita entrenadora!
-ahora podía ver bien su rico cuerpecito, siempre desee verla desnuda y ahora
que tenía todo su cuerpo, podría manosearla todo lo que quisiera, ya no tengo
porque sufrir más con ese gordo cuerpo, ya no más, ahora soy todo un mujeron
para gozar manoseándome todo lo que quiera.
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