Karina
era la chica más popular dela escuela, siempre presumía de tener dinero y venía
a la escuela con un auto de lujo, tenía los mejores celulares y la mejor ropa,
siempre era una chica presumida y le encantaba alardear de su belleza, se vestía
muy provocativa y si dejar nada a la imaginación, entonces, Karina comenzó a
correr el chisme con sus amigas, pues proto tendría una camioneta nueva, todos
estaban bastante alucinados con ella, pues nadie sabía de donde obtenía todas
las cosas tan caras que tenía.
Cuando
regresaba de la escuela, estaba pensando en Karina, como es que ella tenía
todo, no parecía tener un trabajo, aunque por su manera de vestir podría
pensarse que ella era una puta, quizás vendía su cuerpo o algo parecido, pero
su actitud mostraba ser otro tipo de mujer, pues ni siquiera tenía novio y no
dejaba que nadie se le acercara con intimidad, estaba perdido mientras pensaba
en todo ello, cuando de repente, tropecé con una piedra muy extraña, esta
parecía ser muy brillante, entonces, una voz comenzó a provenir de ella, -¡Ey,
chico, tienes un deseo, aprovechar! -la voz extraña proveniente de la piedra me
decía, no sabía que era lo que estaba sucediendo
o si era una broma de mal gusto, pero recordé cuanto envidiaba todo lo que
Karina tenia, entonces, le dije a la piedra mi deseo, -¡Deseo saber qué es lo
que hace Karina para tener todo el dinero y cosas que tiene para poder tenerlo
yo! -pensé iluso que de verdad una tonta piedra me concedería algo tan tonto,
pero entonces, la piedra comenzó a brillar y sentí como todo mi cuerpo se estremecía hasta dejarme
inconsciente.
-¡Muy
bien putita!, bájate la tanguita para que me pagues por tu linda camioneta –un
hombre extraño me empujaba de repente a lo que parecía ser una camioneta, -¡Oye
espera, que haces! -le gritaba pero no parecía detenerse, comencé a sentir todo
mi cuerpo extraño, cuando entonces note como mi pecho se sentía tan extraño y
muy suave, apretado contra el frio metal dela camioneta, como si estuviera
desnudo, mire notando como dos bolas de carne pegadas a mi pecho apretaban
contra la camioneta, cuando entonces, aquel hombre comenzó a acariciar mi culo
y de repente algo muy duro penetro directo en mi entrepierna, el hombre parecía
no detenerse, y lo que había entrado en mi comenzaba a hacerme sentir bastante
caliente, el me sujeto y me beso manoseando todo mi cuerpo, en zonas que nunca
antes había conocido de mi cuerpo, podía notar como tenía el cabello largo y
como todo mi cuerpo se estremecía de manera diferente, pero cuando este me volteo,
me penetró de frente en donde ahora se suponía tenía una apretada vagina, pude
ver con miedo como ahora tenía un par de tetas en el pecho y que este hombre parecía
tratarme como si fuera una prostituta, al terminar, el hombre se corrió dentro
de mí y me apretujo los cachetes dándome un último beso, -¡Muy bien amor!, ahora sí, ya puedes
llevarte tu nueva camioneta! - ¿Él me había dicho amor, una nueva camioneta, quien
se suponía que era yo? –
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