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viernes, 19 de agosto de 2022

¡𝑪𝒐𝒏 𝒎𝒊 𝒉𝒊𝒋𝒂 𝑵𝒐!

 


Luego de llegar de la escuela, mi hija había estado llorando, al parecer, una chica de la escuela se la pasaba molestándola, no era la primera vez, ya eran varias las ocasiones que esa chica la humillaba, tan solo por ser algo gordita y responsable, yo como padre no sabía que hacer, o bueno, ¿realmente sería correcto hacerlo?, pensaba pues, yo, era un Body Hopper de herencia, tenía la habilidad de mis ancestros de poder poseer otros cuerpos, en mi juventud lo había hecho para muchas cosas pervertidas, pero ahora que era padre, el simple hecho de hacerlo se me había injusto y muy perverso.

Conversé con ella, luego de un buen rato, un padre tenía que hacer lo que fuera por cuidar a sus hijos, entonces, confrontado por los deseños de mi pequeña, tue que poseer a la idiota de Jenny.

- ¡Hola hija! -le decía desde el cuerpo de la chica, - ¡Papa, realmente eres tú? -ella me gritaba sorprendido, entonces, silencie su boca para que no nos descubrieran, ella me miro de pies a cabeza, había elegido lo más perverso para venir vestida a la escuela con el cuerpo de esta chica, parecía toda una prostituta, pero las ordenes de mi hija eran escuchadas por el Hopper de su padre.

Entonces, comencé a usar el cuerpo de esta chica para toda clase de perversiones y humillaciones que dejaba que mi propia hija me hiciera delante de todos su compañeros, desde declararme su puta, su perra y su esclava, desde obedecer sus órdenes, hasta cagarme delante de todos, tomar mis toallitas femeninitas manchadas de sangre y arrojarlas a los chicos en la escuela, oh si, esta chica estaba en sus días, y que días cajo, esta chica parecía una fuente de sangre, luego vino lo más difícil, besarme con todos y cada uno de los chicos y maestros de la escuela, esa fue la gota que derramó el vaso, pues rápidamente, tacharon a Jenny como una puita, una zorra y una chica asquerosa e insana por todo lo que había hecho durante el día, finalmente, salí de su cuerpo solo para dejarla siendo el centro humillante de atención, todos estaban burlándose de ella si saber que pasaba, entonces, se miró con ropa de prostituta y con manchas de sangre y excremento en todos su cuerpo, además, se moretones y chupetones en zonas intimas y privadas, al final, me sentía mal por la pobre chica, pues ni todo lo que le había hecho a mi hija era razón para causarle tremendo mal, pero si es el deber de un padre, entonces hare cualquier cosa por el bienestar de mi pequeña hija.


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