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viernes, 30 de septiembre de 2022

𝑺𝒖𝒔𝒕𝒊𝒕𝒖𝒚𝒆𝒏𝒅𝒐 𝒂 𝒔𝒖 𝒎𝒂𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂




Caminaba con mis tacones clicleando al compás, sintiéndome algo nervioso por llegar a la escuela, mi llegada no fue muy sorpresiva, nadie podría imaginar que la mujer a la que miraban caminar sensualmente por los pasillos hasta llegar a su salón de clase era en realidad un hombre disfrazado de la querida maestra Angela, ya que yo tenía que cumplir una misión.

- ¡Por favor, tienes que ayudarme, me siento algo enferma y no quiero faltar! –eran las palabras de mi mejor amiga, Angela era una maestra de secundaria, ella era una mujer muy dedicada y odiaba tener que faltar a clases por una simple enfermedad, miraba el medallón en sus manos, ella me entregó una de sus prendas, una pantimedia para ser más específicos y junto con el medallón, comencé a sentir un cosquilleo que recorrió todo mi cuerpo hasta convertirme en una copia exacta de Angela.

-¡Dios, tengo tu cuerpo!, ¿En dónde conseguiste esto? –le preguntaba asombrado mientras que tocaba sus bellos y suaves atributos, noté su mirada de molestia pero no podía hacer nada sabiendo que al ser un hombre debía de tener curiosidad, -¡Por favor, prometiste suplirme cuando lo necesitara!, -¡Sí, pero no esperaba que tuviera que suplirte con tu propio cuerpo! –le decía algo agitado al sentirme muy extraño con su cuerpo, desde el fondo quería desnudarme y explorar su todo su cuerpo, pero no quería ofenderla ni que pensara que era depravado, -¡Mi hermana está de viaje, no tenía otra opción más que llamarte! –ella me rogaba con angustia esperando a que aceptara la misión.

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Con calma, ella comenzó a enseñarme a cómo actuar como ella, lo que no fue tan difícil siendo que al tener su cuerpo debía de poseer memorias de ella misma, me ordeno desnudarme con los ojos cerrados, asentí mostrándole una cara boba, ella suspiro y olvido el tema, sin pensarlo, mire su cuerpo desnudo, sentir sus delicados senos fue toda una odisea, yo, un hombre teniendo el cuerpo de una mujer bastante bien dotada, no estaba por demás decir que ahora era una mujer bella y elegante, tenía sus medidas de infarto, ella se cuidaba mucho, sentía un hueco vacío entre mis piernas, noté como ella guardaba el medallón mientras que me mostraba que ropa ponerme para ir a las clases de mañana, me entregó además una pijama para cubrir mi cuerpo, ya que dormiría en el cuarto de visitas para no perder el tiempo, me sentía bastante incomodo saber que me había convertido en Angela, yo tendría la exclusiva misión de ser una maestra el día de mañana, a escondidas no pude resistirme, comencé a frotar sus senos, y poco después su vagina, me aseguré de que estuviera dormida y trate de no hacerla despertar con mis gemidos.

A la mañana siguiente tuve que bañarme, ella enjabono todo su cuerpo y luego me indicó como vestirme, ayudándome a ponerme el sujetador y a maquillarme, yo había hecho el resto y sin duda me sentía tan torpe al verme como una muy bella mujer en el espejo.

-¡Esto solo será por unos días!, no quiero que me pongan inasistencias, estoy luchando por un aumento con el jefe de planta –ella me indicaba, mientras que yo estaba aún embobado al mirarme en el espejo, jamás hubiera imaginado que un día me convertiría en la bella muñequita de mi mejor amiga, ahora siendo una maestra, tendría que ir como una muy linda maestra a dar clases a un par de chicos pervertidos que estarían mirándome con lujuria todo el día, sentía mi faldita cubriendo mis piernas, mientras que apenas podía caminar con los tacones, sentía la blusita apretadita con mis medianos senos oprimiéndose dentro de ella, pero aun sentía como se balanceaban por dentro al vibrar con el clicleo de los tacones, sentía las miradas de todos los chicos y algunas chidas que claro que envidiaban la belleza de su maestra.

Luego de unas horas tan estrafalarias de clase, un par de chicos se acercaron para hacerme unas preguntas que claro que no tenían que ver con el tema, pero fingí ponerles atención ya que me empezaba a gustar su reacción al verme como una maestra bastante linda y coqueta, me sonroje al sentir su atención a mi belleza y como lo haría la verdadera Angela me despedí ignorando por completo sus indirectas, regresé a casa de Angela como habíamos acordado y luego de platicarle como había sido el día me indicó algunas cosas para hacer al día siguiente, día que esperaba con ansias para volver a ser la maestra suplente.

 

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