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jueves, 13 de octubre de 2022

𝑺𝒖𝒃𝒂𝒔𝒕𝒂

 

 TG October 23

-Subasta-


Sirius se encontraba llegando a una de sus mansiones en los Ángeles, se trataba de una mansión multimillonaria y secreta donde solo asistían cierto tipo de personas con muchísimo dinero para pagar todo tipo de cosas impensables.

Estaba planeando algo nuevo y necesitaba reclutar mucho dinero como fuera posible, por ello, utilizaría una nueva técnica que estaba comenzando a manejar, no obstante, de las cirugías que salían algo mas caras, todo esto, gracias a los inventos e investigaciones que su ex aliado había estado haciendo en su ausencia.

Como, crear clones, así como poder logra intercambios de cuerpo fácilmente con maquinas que ahora sabía, eran alienígenas, utilizando así, la información sobre la creación de clones para producir cuerpos y poder venderlos en una próxima subasta para sus fines.

Jean Baptista, un importante multimillonario empresario de casinos, estaba llegando a la gran mansión luego de recibir la invitación del sujeto, como bien sabían, esto se trataría de una subasta de cuerpos, donde podrían tomar un nuevo cuerpo joven y femenino para realizar cualquier tipo de cosas en la mansión, resguardando total privacidad y con todas las comodidades.

El hombre de 55 años era recibido luego de bajar de su Lamborghini por dos hermosas escoltas, mismo que él ya sabía a qué venía todo este recibimiento, dentro de la mansión, había desde esculturas, piezas de arte con detalles bastante finos y caros, además de que albergaban en ella todo tipo de mujeres con cuerpos bastante sexys y totalmente gratas a los servicios de los clientes que también se encontraban y llegaban a la gran mansión.

Pasado algunas horas de mujeres, fiesta y diversión después, Sirius comenzó a llamar a todos los invitados para ir a un pequeño auditorio donde tenía preparada ya una larga fila de modelos, quienes de hecho habían estado paseando por toda la mansión sirviendo a los invitados.

Jean sabía que sucedería, así como los demás invitados, pues era la atracción principal del evento, mientras miraba a todas las señoritas, hubo algunas que le llamaron la atención, pero mas haya de todas esas hermosas chicas, una en especial le hizo realmente cosquillas en su pequeño ego de hombre.

Cuando Sirius empezó la rodada de subastas, todos comenzaron a aclamar el cuerpo de cada una de las chicas por las que pasaba su turno a la compra.

La idea, era subastar un cuerpo por una determinada cantidad de dinero, a cambio del cuerpo “Clon”, de alguna de las modelos que se hallaban en el mostrador del auditorio.

Los clientes pasarían una semana en el cuerpo de la chica, haciendo y deshaciendo todo lo que se les antoje más algunas cuantas opciones de diversión incluida más que podían pagar como un bonus extra si lo deseaban.

Jean estaba mas que encantado con la propuesta, en este lugar todos eran libres de hacer y pensar lo que desearan, no había límites ni prohibiciones, además, de que no importaba la raza, genero, edad ni nada que impidiera pasarla increíble durante esa exquisita semana.

Cuando llegó el turno de la chica especial que Jean deseaba, muchos hombres comenzaron a levantar sus letreros de cantidades enormes, muchos parecían desear ser aquella linda señorita durante todo un fin de semana.

- ¡10 millones a la 1…! –Sirius anunciaba la cuenta y así sucesivamente.

- ¡34 millones a las 2…!

- ¡40 millones a las 3!, ¡Vendido al señor Baptiste!

Jean había logrado llegar hasta la mejor propuesta, él era el único que más deseaba el cuerpo de la modelo, mientras que todos los demás desistían por una cifra más alta de lo que prometía, pero Jean deseaba aquella nena con mucha curiosidad.

Luego de terminar con el evento, los clientes regresaron a sus habitaciones, donde cada uno aguardaría hasta que un par de asistentes llegaran con su cuerpo rentado y realizar su instalación en ellos para que lo gozaran todo el fin de semana.

De un momento a otro, una de las asistentes se notaba algo extraña, se suponía habían contratado modelos de diferentes razas, colores y edades, pero una entre ellas se notaba rara desde su llegada.

Sirius se dio cuenta de ello y decidió enviar a dos de sus hombres a seguirla con cautela, sin que sospechara nada, luego de eso, regresó a lo que estaba haciendo con sus invitados, esperando que todo saliera bien con estas nuevas tecnologías que ahora tenia a su disposición.

Jean se encontraba en su habitación esperando, cuando de la nada, dos hermosas asistentes tocaron a su puerta, el hombre abrió la puerta mirando como las dos mujeres entraban con dos cajas cilíndricas enormes, una de ellas que contenía el cuerpo de la modelo seleccionada y otra donde el entraría como tal cual capsula criogénica para albergar su cuerpo y conservarlo mientras residía su estancia como la nueva Angela.

Jean miraba asombrado la ingeniería del prototipo, sintiéndose curioso por lo que estaba por hacer, se sentía excitado al ver la hermosa carita de muñeca de Angela, en quien pronto estaría dentro y probaría sus delicias femeninas.

Las chicas le indicaron entrar en la otra capsula, donde fue encerrado y rápidamente su cuerpo comenzó a enfriarse, poco después se activó el mecanismo de intercambio, en la que su mente se encontró dispersa, hasta que, de un momento a otro, se hallaba despertando en el cuerpo de la nena que tenía a su lado.


- ¡Oh, función! –Jean gemía al encontrarse con muchas nuevas sensaciones, su cuerpo femenino tambaleaba dentro de la capsula tratando de mantener la estabilidad física y emocional.

Jean sentía todo su nuevo cuerpo, se sentía más sensible y susceptible a las emociones, los olores eran diferentes al percibirlos con su nueva nariz y sentidos, su vista estaba mas brillante, su piel se sentía suave, su pecho se encontraba ocupado por dos bonitos montículos colgando suavemente, mientras que un gran y extraño vacío se hallaba entre sus piernas.

- ¡Lo dejamos señorita Baptiste! –las dos chicas hermosas se retiraban con su cuerpo encapsulado para resguardarlo.

Jean miraba asomado todo su cuerpo, se sentía pequeño y frágil, totalmente femenino y aturdido por la sensibilidad del mismo, había pasado de ser un hombre fornido a una simple niña completamente sumisa.

Tomo sus senos empezando a estrujarlos suavemente hasta que rápidamente se entretuvo jugando con ellos una y otra vez hasta el cansancio, pellizcando sus pezones y gimiendo como una niña.

Llevó su mano hasta su coñito frotando suavemente hasta que poco a poco tuvo la suficiente confianza para introducir sus deditos dentro de ella y sentir como su cuerpo se estremecía por el placer.

Jean se puso a ver todo su esplendoroso cuerpo en un espejo, donde sonrió dulce y perversa como una niña traviesa, se sentía como un loco psicópata sumergiéndose en la piel de una chica.

- ¡Oh nena, pero quien serás tú, ¿te molestaría ver que estoy en tu cuerpo y lo que hago con él?

Jean se hablaba así mismo frente al espejo, donde admiraba su reflejo, jugando a ser la dulce niña traviesa que tenía enfrente, acariciando sus bellos y exóticos atributos.

Luego, comenzó a recorrer el gran closet donde tenia ropa lista y preparada para su estadía, encontrándose todo tipo de prendad femeninas y muy atrevidas, experimentando vestirse y modelar con ellas.

Al poco rato, un hombre tocó a su puerta, aunque Jean no esperaba a nadie, dudo un poco en abrir la puerta, un hombre apareció sonriéndole.

- ¡Buenas noches señorita!, ¡Vengo por el servicio privado! –el chico le decía entre burlas y perversión.

- ¡Pero, yo no ordené ningún servicio! –Jean respondía nervioso, comprendiendo completamente su rol en este juego.

El chico no respondió a su pregunta y simplemente se acerco a la indefensa señorita acariciando sus bellos atributos, cosa que hizo que Jean se redujera sobre la cama, sintiendo las cálidas manos de aquel hombre bien parecido, acariciando sus gemelas.

Jean sentía como todo su cuerpo se estremecía con las caricias que el invitado sorpresa le daba en su cuerpo de hembra, la tenía intriga de saber que ahora al estar en un cuerpo frágil y femenino sus pensamientos y reacciones eran otras, pues si bien, de estar en su verdadero cuerpo, el continuaría siendo un hombre lo suficientemente macho y heterosexual como para desear acostarse y tener intimidad con un hombre.

- ¿Me estaré volviendo gay? –Jean pensaba, cuando gemía ante las caricias de su invitado –Pero si ahora soy una chica, soy una mujercita, supongo que solo estaría bien de esa forma, no seria gay sino, una hermosa nena heterosexual disfrutando de un hombre musculoso y guapo.

Jean sonreía a su invitado mientras gemía, mirándolo con una picara sonrisa mientras gozaba de la experiencia de sentir su delicioso y tierno cuerpo femenino rentado.

El hombre sacó su verga mostrándoselo a Jean, quien rápido entendió su labor en el acto, se hinco en el suelo mirando al chico entre risas, sintiendo nervios por lo que estaba por hacer, más, sin embargo, sintiendo un intenso calor y ganas por meterse esa rica verga en su boquita de zorra.

- ¡No sé porque me excita tanto!, ¿Se supone que esto sea normal para una putita como yo?, ¡Ya no puedo resistirme, necesito meterme su trozote en mi boca y saborearlo!

Jean trataba de resistirse a las hormonas que experimentaba estallando en todo su cuerpo, sus pensamientos se interrumpían por las ganas y la ansiedad de volverse una completa perra en la intimidad, tenía curiosidad y muchas ganas de lo que su ahora cuerpo le pedía, no por nada había gastado millones en tener el cuerpo de esa niña durante tres días.

Luego de unas buenas mamadas de Jean a su amo, este se corrió dentro de su boquita saboreando Jean la leche de su nuevo amante, sintiendo algo de asco, pero a la vez de placer y mucho calor en todo su cuerpo, notando como todo se derramaba en su boquita y caía en sus pechos frotando aquel fluido en sus ricos pezones.


- ¡Jejeje!, que buena perrita, pero apenas estamos comenzando.

El sujeto se reía de ver la perversión y la lujuria de aquel al que trataba de su puta personal, Jean entendía que el estar en esta situación lo llevaría por caminos muy perversos y sumamente placenteros, donde el debía de servir con el único propósito de disfrutar de convertirse en una puta en la cama.

Jean obedeció al hombre quien le ordenaba tirarse sobre la cama, abrió sus piernas instintivamente, sintiendo como su coño estaba húmedo y medianamente preparado, apenas el miembro del otro comenzó a deslizarse dentro de sus labios vaginales, Jean soltó un fuerte gemido experimentando una intensa sensación entre sus piernas.

- ¿Qué es este cosquilleo?, no puedo aguantarlo, me siento tan caliente, tan sensible, ¡Me encanta!, es la mejor experiencia que eh tendido en mi vida.

Jean disfrutaba de sentir el órgano de su amante mientras lo penetraba como toda una perra en la cama, la ahora chica comenzó a gemir al sentir el pene del chico deslizarse dentro de el mismo una y otra vez, frotando su pene con sus cavidades.

El tipo tomó sus piernas jugueteando con caricias su piel mientras que disfrutaba de darle una buena penetrada, Jean gemía como una niña loca y desenfrenada mientras que sus tetas rebotaban en su pecho.

Cuando el sujeto estaba por venirse, tomó impulso para darle una buena embestida a su pequeña perra, haciendo que Jean gimiera fuertemente experimentando un intenso orgasmo que recorría todo su cuerpo, el miembro del chico eyaculó dentro de Jean haciendo que este experimentara una rica sensación liberada dentro de su cuerpo.

- ¡Que rica estuviste princesa!, ya me tengo que ir, te dejo que disfrutes tu noche preciosa.

El tipo se vestía y luego salía de la habitación, dejando a Jean desgastado y deseoso de más, inclinó su mirada y observó por un rato sus tetas mientras las frotaba y pellizcaba todo lo que podía sin sentir remordimiento alguno de tocar el cuerpecito de una mujercita.

Al día siguiente, Jean se despertó entusiasta, mirando que aún seguía en el cuerpecito de la chica, apretó sus senos con placer y luego se metió a la regadera a darse un rico baño, experimentando las funciones que su ahora cuerpo femenino tenía, sintiéndose extraño e incómodo por tener que hacer sus necesidades de diferente manera.

AL salir del baño, un rico desayuno ya lo esperaba en su cama, una de las chicas de servicio se lo había dejado en su recámara mientras se bañaba, acompañado de una invitación exclusiva y privada a una de las albercas de la gran mansión, donde cada chica tendría su turno de gozar de la deliciosa alberca en el día.

Jean estaba emocionado de disfrutar un día en la alberca, imaginando exhibir su rico cuerpecito, corrió a ver entre su ropita que podía ponerse, encontrándose con un rico bikini que no dejaba nada a la imaginación.

Cuando Jean salió de su habitación, miró el pasillo lleno de otras hermosas y sexys chicas, quienes también le miraban entusiastas y excitadas, mientras que Jean salía con su cuerpecito, sintiendo el rebote de sus tetas en su ajustado bikini que le había costado un huevo de su orgullo como hombre ponerse, pero que le llenaba de satisfacción por lo sexy y puta que lucía con el puesto, resaltando sus bellos atributos.

Jean pasó un buen rato en la alberca, disfrutando de la vista y del sol, gozando del agua en todo su cuerpecito, había comido unas botanas y luego de un rato estaba algo aburrido, pero disfrutaba de su deliciosa vista, aunque esperaba un poco más de acción como la de anoche.

Poco rato después, un chico diferente llego, Jean se puso algo nervioso, pues un chico le vería en público con el bikini sexy que traía, eso consideraba que le atraía, pues se veía totalmente rica.

- ¡Ay, ahí este otro chico!, no deja de mirarme, me encanta, ¿Se supone que me excité tanto sentirme el centro de atención, sentir que le excito como la mujercita que ahora soy?

- ¡Hola preciosa!, ¿Por qué tan aburrida? –el chico le decía, acercándose mientras apreciaba sus gemelas.

- ¡Hola, nada jeje, esperando algo mas entretenido que una simple alberca…

- ¡Pues!, creo que tengo justo lo que estas buscando, eh venido a disfrutar de tus servicios en la alberca mamacita.

- ¡Bueno!, ¿Y qué esperas?

Jean escuchaba sus palabras y no dejaba de sentirse presionado y excitado, el tipo se acercó y solo para que Jean en un momento instintivo, e estrujara las tetas en su rostro, sintiendo como este apretaba con sus labios sus pezones chupando como viles chupones se trataran.

A raíz de esto, Jean soltó un leve gemido que comenzaba a ocasionar que su cuerpo se calentara, el chico apretujó su culo mientras acariciaba su cabello, lo jaló por la espalda y luego lo hizo ponerse en cuatro para quitarle su tanga y metérsela por detrás.

Jean pegó un enorme grito al sentir como era tratado como una vil puta, mientras que experimentaba el rico pene de su nuevo amigo entrando y saliendo por detrás como toda una perrita.

- ¡Ah!, que rico te mueves para ser tu primera vez como cliente –el chico se reía mientras se lo cogía –¡Ahora chúpamela!, me dijeron que sabes dar buenas mamadas.

El chico quien se comportaba un poco más imbécil con Jean, sacaba su verga del coño de Jean, dándole unas fuertes nalgadas, mientras que Jean se acomodaba sintiendo el dolorcito en sus nalguitas, pero sintiéndose sumisa y obediente, rápido se puso sobre el pene de su nuevo amigo y con una sonrisa de ángel comenzó a mamarle su verga con mucho gusto y amor.

- ¿Así que gusta mi amor? –Jean preguntaba excitado.

- ¡Sí, así me gusta que me complazcan las perras como tú!

Jean continuó su rico trabajo, moviendo la lengua y deslizando sus ricos labios en el jugoso trozo de carne que se estaba engullendo en su boquita.

El chico sintió una fuerte presión en su entrepierna, le estaba gustado demasiado el rico trabajo de su putita, cuando no tardó en venirse en la boquita de Jean, quien rápido empezó a saborear la rica lechita de su amigo hasta atragantarse.

- ¡Sí que eres una puta!, mira que darme una mamada así de experimentada y tragarte toda la lechita de un trago no es de cualquiera puta barata.

Jean escuchaba las palabras de su complacido amigo, luego lo agarró de la mano y lo llevó hasta su habitación, donde rápido se tiro sobre la cama indicándole que lo penetrara, el chico no dudó ni un segundo en darle gusto a la zorrita de Jean, quien estaba tan caliente que ni sus propios pensamientos escuchaba.

- ¡Sí que eres una puta!, apenas te tragaste mi lechita y ya quieres más.

Jean sintió como su amigo comenzaba a meter su verga dentro de su coñito, sin siquiera haberla metido toda, la nena ya estaba gimiendo con gran euforia y placer, sus piernas temblaban y su entrepierna se apretaba al recibir tremendo trozote dentro de ella.

- ¡Ahhh, esta es más grande, que rico!, no puedo creer que se sienta tan bien tener esa cosa dentro de mí.

Jean sentía las embestidas que su nuevo amante le daba sobre la cama, de alguna manera logró apretar y acomodar muy bien sus piernas y su entrepierna hasta encerrar el pene del chico, quien a gusto y complaciente con su putita, comenzó a deslizar su miembro embistiéndola como la perra que era.

- ¡Ah, que rica te mueves!, pareces toda una zorra experimentada y eso que apenas llevas un día con ese cuerpo.

- ¡Sí!, no me malinterpretes, yo soy todo un macho, me encanta cogerme a las mujeres, entre más tiernas mejor, pero esta pinche niña se siente bien rica, solamente tengo ganas de penes y de ser penetrada como una mujer.

- ¡Entonces no se diga más!

El chico hacía todo por hacer gemir cada vez más fuerte a Jean, quien estaba desesperado sintiendo toda la presión de su coño vibrando en todo su cuerpecito.

- ¡Ahhhhh, ayayay! –Jean gemía fuerte orgasmo tras orgasmo, ni el sujeto de anoche le había aguantado tanto, incluso, su pene era más grande y carnoso.

- ¡Ahhh, suficiente!, un poco más y me desmayó –el chico le decía agitado, terminando dentro de Jean quien no parecía que alguien lo frenara.

Luego de que el chico se fuera, Jean se quedó el resto de la tarde masturbándose dentro de la habitación, ya sentía mucha hambre, pero todo eso para el pasaba desapercibido, pues después de todo, él no tenía que sufrir con las perezas que dejara en ese cuerpo, ya que era un cuerpo rentado y él podía hacer con él lo que quisiera.

El tiempo se consumía e importaba mas poder gozar ese rico cuerpo todo lo que daba antes de que el fin de semana de su vida terminará.

A la mañana siguiente, ya sin poder esperar más, decidió salir a buscar algo de comer, todas las chicas de la gran mansión estaban eufóricas paseándose por todas partes totalmente desnudas, unas manoseándose entre si y otras besándose, pero, sobre todo, sintiéndose libres de andar en la mansión como si nada pasara, sin limites ni reglas que les detuvieran de denigrar su imagen todo lo posible y cumpliendo toda clase de fetiches.

Después de desayunar, Jean no quiso perder mas tiempo y regreso a si habitación para poder seguir masturbándose, incluso, encontró algunos juguetes que esperaba poder usar con ansias antes de perder el tiempo en ese cuerpo.

Al ver todo lo que había en su armario, Jean decidió vestirse con un rico y atrevido conjunto rojo, que resaltaba bien todo su cuerpecito, unas lindas botas rojas de charol que combinaban perfecto con toda su indumentaria.

Luego, Jean comenzó a bailar y a balbucear vulgaridades en frente del espejo refiriéndose a mi misma como toda una zorra, dispuesta a todo por tener ganas de pene.

- ¡Ummm, que rica estas mamacita!, ¿Qué?, que no te gusta que te manoseen?, ¡Ay, pues lo siento!, creo que yo tengo el control de tu lindo cuerpo ahora, no puedo negarme a apretarte las tetas, son mías, por ahora…, ¡Ahhh, tus pezones son demasiado sensibles, apenas los frotó con las yemas de mis dedos y me hacen gemir, me siento tan puta, pero claro, ¿Por qué no sentirme así?, ¡Sí lo soy!, soy una puta con ganas de sexo.

Jean comenzó a jugar con sus nuevos juguetes, desde peluches hasta consoladores vaginales, gozando de una rica tarde experimentando el placer femenino sin remordimientos, cuando de un momento a otro, tocaron a la puerta.

- ¡Ahhh!, ¿Quién carajos podrá ser…? –Jean se quejaba luego de estar a mitad de un fuerte orgasmo.

- ¡Hola preciosa!, ¿Me recuerdas? –El chico de la primera noche aparecía mirándola de pies a cabeza notando lo bien que se había adaptado a las costumbres pervertidas y carnales que su cuerpo de puta le pedía

- ¡Ah, sí claro, como olvidarte…!, ¡Pasa!, estuve esperando por una buena verga todo el día.

- ¡Bien!, no podía dejar que terminará tu último día sin una buena cogida de mi parte…

Jean se metía dentro de la habitación con el chico inmediatamente, sin esperar mucho, Jean arrancó sus vestimentas dejando al pobre chico desnudo a la primera, tenía mucho calor en todo su cuerpo y, aunque la verga del chico de ayer tenía una mas grande que la de su primer amante, este le había hecho sentir el verdadero placer femenino en su primera vez.


Jean tomó su pene por instinto y con muchas, no como la noche anterior, cuando apenas era el inicio de su vida como niña tierna e inocente y le daba temor tener una cerca, con valor, Jean agarró el pene de su amante apretándolo y acariciándolo suavemente, dándole pequeños besitos en toda su cabecita, hasta que empezó a devorársela toda.

El chico comenzó a gemir, sentía que todo su cuerpo temblaba, estaba ansioso, la lengüita de la nena que tenía debajo en sus pelotas estaba dándole un buen masaje a su rico juguetito de carne, ella quería con ganas tragarse toda la lechita del chico que tanto le gustaba.

Luego de unas buenas mamadas, el chico por fin se vino dentro de la boquita de Jean, quien saboreó todo tal cual vil dulce de leche sintiera en su boquita de zorra.

Jean solo se limitó a reír, limpió por completo el juguetito del chico y luego se acostó mostrándole el culo, indicándole que quería que le metiera su rica verga de una buena embestida.

EL chico se acercó a su rico culo y rápido tomó impulso introduciendo su miembro con fuerza, Jean apenas dio un leve grito cuando toda su vagina comenzó a venirse empapando toda la cama.

El chico tomó sus tetas oprimiéndolas teniendo ensartado su verga dentro de su coñito, acariciando su cuello con sus labios mientras que escuchaba como esta le gemía y él le decía que le excitaba lo puta que se ponía como una zorrita consentida.

Jean estaba super excitado, sus hormonas estaban al full, no quería que esa aventura terminará por tan poco, su cuerpo temblaba mientras que su vagina se venía a chorros, su cuerpo estaba preparado para soportar todo tipo de vergas y presiones, para que sus hormonas le dominaran en todo el proceso y se adaptará deseando más que su vagina fuera penetrada y llenada hasta el cansancio.

Una vez que el chico eyaculó dentro de Jean, este experimentó el mayor orgasmo que jamás había sentido en toda su vida, terminando rendido sobre la cama con sus piernitas abiertas mientras que toda la leche se le derramaba por la concha.

El chico estaba tan agotado como ella, pero por su orden de servicio no podía quedarse a descansar, pues debía de ir a cumplir con su trabajo con otras chicas.

Jean se sintió algo triste mirando al chico irse, mientas que el se daba un baño para terminar con una rica noche de masturbación sin descanso hasta el amanecer.

Al día siguiente, Jean despertaba feliz, aunque algo triste por tener que despedirse de ese increíble cuerpo, no estaba arrepentido de todo lo que había gastado, todo había valido cada centavo, había sido el mejor fin de semana de su vida.

Una vez terminado el plazo, las chicas llegaron a su habitación, con su cuerpo en la cápsula tal cual como habían iniciado esta aventura, Jean se metió triste dentro de la otra capsula hasta que sintió como estaba de vuelta en su propio cuerpo, sintiéndose aliviado algo de ya no tener esos pesados senos colgando de su pecho, así como descansando de toda esa energía sexual que emanaba de su cuerpo, aunque algo triste por ya no experimentar esa energía que lo hacía sentir tan vivo y lleno de placer.

- ¡Buen día señor Baptiste! –Sirius lo despedía en la recepción, después de un banquete de despedida para todos sus invitados, incluidos el personal del servicio.

- ¡Buen día Mr.! –Jean respondía algo triste.

- ¡Espero que se haya divertido y gozado de esta nueva experiencia corporal!, lo esperamos el mes que viene, si es que gusta volver a tener nuestros servicios, dentro de poco estaremos planeando ventas totales de cuerpo, pero aún estamos considerándolo.

- ¡Ya veo!, lo pensaré, ¡Muchas gracias!

Jean se retiraba finalmente en su Lamborghini, lejos de la Mansión del placer donde se había pasado un fin de semana increíble, pensando mucho en lo que el Presidente de la Comunidad le había dicho, el no pensaba ser una mujer el resto de su vida antes de venir aquí, pero luego de la experiencia que había tenido con el cuerpo de aquella chica, lo estaba analizando para un futuro inesperado, aunque quizás, estarían analizando una propuesta más perversa y agresiva con una chica que no se esperaría que el pudiera robarle su cuerpo, al menos eso imaginaba con intención y placer, al alejarse de aquella mansión.

PD:

- ¡Adiós amor, te estaré esperando el siguiente fin de semana! –una hermosa chica le decía a Federico, un detective que había visitado la mansión de Sirius, quien se retiraba bastante satisfecho luego de lo que le había hecho a su compañero y rival.

- ¡Muy bien hermosa!, así es como trabajamos aquí, no te preocupes, ya pronto te acostumbraras, ¡Jajajaja! –Sirius le decía susurrándole a su oído, él sabía que dentro de esa chica hipnotizada e idiotizada como una prostituta se encontraba el verdadero Gerry.

PD 2:

Kata seguía el rastro de el libro maldito que se había perdido de su Palacio, parecía que una extraña y tonta niña lo tenía en su poder, en un pueblo cercano causando estragos, debía de apresurarse antes de que el Diario que la niña poseía cayera en malas manos.

- ¡Adonde crees que vas bruja maldita! –la voz de un espectro siniestro sorprendía a Kata en un callejón cercano a la casa de la niña.

- ¡Oh, tú de nuevo!, ¿No tuviste suficiente ya?, ¡No te metas en mis planes!

- ¡No si no te metes en los míos!, sé que vienes por ese Diario, pero lamentablemente ya es mío.

- ¡Ya lo veremos asqueroso espectro! –Kata comenzaba a emanar energía verdosa de sus manos, mientras que la chica espectro empezaba a absorber las fuerzas oscuras de sus alrededores.

 

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