𝑷𝒐𝒓 𝒋𝒖𝒈𝒂𝒓 𝒂 𝒔𝒆𝒓 𝒃𝒓𝒖𝒋𝒂

 

Johana era una chica a la que le encantaba andarse metiendo en cosas oscuras y ocultistas, como la brujería, el satanismo, entre otras, ella intentaba invocar espíritus para jugar, como era de costumbre, pues le gustaba hacerlos mover cosas o espantar a sus odiosas compañeras, incluso, lograba que estos las poseyeran para hacer cuanta perversidad se les antojara y de esa manera dañar sus reputaciones.

Pero una noche, Johana cometió el error de invocar a un demonio sin saberlo, en uno de sus antiguos libros de hechicería, de lo cual la lengua no entendía del todo, esa noche, dejo el portal del pentagrama de su suelo abierto y mientras su alma realizaba un viaje astral fuera de su cuerpo, el demonio aprovechó para introducirse en su cuerpo y lograr volver a tener un cuerpo físico para moldearlo a su gusto y comenzar con sus deseos demoniacos.

Al volver de su forma astral, Johana estaba desesperada, pues su cordón había sido arrancado, mientras que vagaba por su habitación esperando a que apareciera su cuerpo, no pudo evitar sentir miedo al ver que su cuerpo estaba masturbándose, no sabía quién estaba dentro de su cuerpo, pero sabía que solo una entidad demasiado poderosa podría romper su cordón de plata y controlar su cuerpo a voluntad, el demonio sintió su presencia y se levantó observándola con sus ojos rojos y dominantes, Johana sabía que ya no tendría de otra, su cuerpo ya tenía un nuevo dueño y era más poderoso que ella.