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viernes, 18 de agosto de 2023

𝑬𝒍 𝒉𝒊𝒋𝒐 𝒅𝒆 𝒎𝒊 𝒎𝒂𝒅𝒓𝒆


MarĂ­a llevaba tiempo descubriendo a su hijo RaĂșl, ella sabĂ­a que RaĂșl escondĂ­a ropa de mujer en sus cajones eh incluso lo habĂ­a encontrado vestido de travesti en un par de ocasiones.

Actuando como mujerzuela, de esas que se venden en las calles, cosa que detestaba rotundamente y no deseaba para su Ășnico hijo, por lo que terminaban peleados dado a sus deseos lujuriosos y pecaminosos.

-¡Eso no estĂĄ bien para Dios! -le decĂ­a MarĂ­a con el corazĂłn roto.

-¡Yo hago lo que se me de la gana con mi cuerpo! 

Las peleas siempre terminaban mal y RaĂșl no parecĂ­a entender razones, el solo deseaba ser mujer y haber nacido como una, pero su cuerpo era demasiado masculino y sabĂ­a que no podĂ­a permitirse pagar un tratamiento de cambio de sexo.

Todo cambio cuando llegaron las ClĂ­nicas de Intercambio, dĂłnde podrĂ­as acudir y obtener un cuerpo femenino, ya sea por cambio de cuerpo o transformaciĂłn.

Råpidamente, las amigas y vecinas de María hicieron un escåndalo debido a el gran pecado que representaba lo que estaban haciendo en esos lugares, ya que iba en contra de toda la ley natural y divina del señor.

MarĂ­a sabĂ­a que sucederĂ­a si su hijo decidĂ­a intervenir en una cosa como esa, ya que temĂ­a que este pudiera ir a la clĂ­nica por capricho y convertirse en el pecado.

Raul no iba a perder estĂĄ oportunidad y claro que decidiĂł ir a la clĂ­nica de Intercambio tan solo para convertirse en una mujer muy sexy como tanto deseaba Acosta de su madre.

Pensaba en intercambio de cuerpo con una mujer que estuviera en la clĂ­nica, pero luego pensĂł en convertirse en una misma mujer sin tener que usar el cuerpo de nadie mĂĄs.

Una vez que RaĂșl saliĂł de aquella mĂĄquina, mirĂł su nuevo cuerpo convertido en toda una mujer bastante sexy como tanto deseaba, acariciĂł sus nuevas facciones femeninas con tanto gozo y placer que hasta soltĂł mĂĄs lĂĄgrimas en pleno lugar.

Por fin tenĂ­a unos senos reales, una vagina y un Ăștero real con el que podrĂ­a reproducir un hijo propio desde su vientre, su voz era tan aguda como la de una mujercita y su cabello largo y bonito, sus brazos y piernas finas, completamente delgada y con un rico culo con el que su vestido le quedaba perfecto en todas las proporciones.


-¡Nooooo!, ¿Porque RaĂșl porque me has hecho esto? -le decĂ­a MarĂ­a luego de verlo entrar por esa puerta y ver convertido a su hijo en el pecado.

-¡Hay vieja!, su ya sabĂ­as que yo deseaba ser una mujercita, ¡Pa que te haces!, Bien sabes que no iba a desaprovechar esta oportunidad, ¡AsĂ­ que dĂ©jame ser feliz!, ¡Yo quiero ser!, porque entre ser y no ser, ¡Yo soy! Y la queso.


-Kary-

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