CĂłmo saben, cada año el dĂa 28 de Diciembre se celebra el dĂa de los santos inocentes, un dĂa que en lugar de reflexiĂłn, se toma para hacer bromas pesadas a amigos, familiares y compañeros.
Mario llegaba a su oficina cĂłmo cualquier dĂa, preparaba su almuerzo sin pensar que sucederĂa despuĂ©s.
Mario era un machista, quien se burlaba de las mujeres y mĂĄs menospreciaba, as aquellas que tenĂan puestos mejores que el suyo.
Sus compañeros estaban fastidiados de su actitud tan misoginia, pues no toleraba sus comentarios ni opiniones que hipĂłcrita solo hablaba con algunos a quiĂ©nes creĂa cercanos y de confianza.
Hace pocos dĂas, Mario noto que la empresa habĂa contratado a Sandra, una mujer de 35 años quien ostentaba todo menos ser una mujer decente y profesional.
Se vestĂa muy provocativa, sus modales eran obsenos y nacos como el le llamaba, incluso, atreviedose a decir que esa era una tipa de las xxx y que solo estaba aquĂ por estarse metiendo entre las piernas a su jefe.
Lo que no sabĂa Mario, es que ella realmente era una prostituta que habĂa sido contratada por su jefe y compañeros para tenderle una broma a Mario.
-¡Mario, mirĂĄ!, Te tengo un obsequio - Su jefe le decĂa luego de entregarle un anillo.
Mario sonrió y agradeció su gesto sin saber la realidad del curioso objetivo de su regalo, este, inmediatamente se lo colocó en uno de sus dedos para analizarlo y a los pocos segundos comenzó a brillar y provocarle un mareo extraño.
Al otro lado de la oficina, Sandra estaba preparada, tenĂa otro anillo igual al de Mario en su dedo a la espera de la reacciĂłn del sugeto.
Todos sus compañeros se reian y observaban tomado una cåmara para tener evidencias del suceso, teniendo a Sandra enfrente dentro de la sala de juntas dónde todos la miraban ansiosos.
-¿QuĂ©, que fue eso, que me pasĂł, en dĂłnde estoy?
Mario reaccionaba sintiĂ©ndose extraño, mirĂł dos bultos grandes de carne colgado de su pecho al igual que un par de mechones largos de cabello cayendo de su cabeza, al momento de intentar tomar sus montĂculos, este tambiĂ©n observĂł que tenĂa unas uñas largas y pintadas.
De repente todo su cuerpo se balanceó extrañamente perdiendo el equilibrio, su cuerpo se sacudió y sus partes se agitaron con el movimiento a punto de casi caerse debido a el mal manejo de sus zapatillas.
-¡Jajajaja, jajajaja! - en el momento todos comenzaron a reĂrse.
-¿QuĂ©, quĂ© es esto, que me hicieron?, ¿Porque mi voz suena como la de una mujer, porque tengo senos?
Mario no entendĂa lo que pasaba, se sentĂa muy diferente, sus senos se agitaban debajo de su mirada incrĂ©dulo de lo que sucedĂa, intentaba caminar pero era inĂștil con los pies y terminĂł cayendo en el suelo sintiendo un gran dolor debido a los golpes que habĂa recibido al momento de caer.
-¡Jajaja, jajaja!, ¡MirĂĄ quiĂ©n es la prostituta ahora jajaja!
El jefe de Mario y sus demĂĄs compañeros se reĂan de Ă©l, quien no sabĂa cĂłmo habĂa terminado atrapado en el cuerpo de Sandra.
Råpidamente comenzó a llorar, trato de caminar hacia el baño dónde se refugió hasta que dos de sus compañeras fueron a sacarlo para que continuara con su castigó.
Mario miraba a cada momento sus tetas, sentĂa como su culo se movĂa de lado a lado al caminar, mientras que Sandra se pegaban a su lado cada que podĂa para recordarle lo miserable que ahora era con su cuerpo de prostituta.
-¡Ven Sandrita, tenemos un trabajo que hacer en mi oficina! - su jefe me Indicaba.
-¿En verdad me va a obligar a comportarme como una prostituta?
-¡Tu creĂas que Sandra lo era!, Ahora deberĂĄs de ser una prostituta.
Mario se quedĂł callado, estaba pagandolo muy caro por ser el dĂa de los inocentes, se tuvo que poner de rodillas frente a su jefe y comenzar a darle placer ya que eso era lo que estipulaba el contrato de Sandra.
Al terminar el dĂa lleno de humillaciones y del miedo de haber perdido su miembro, su jefe le entregĂł el anillo con el que regresarĂa a su cuerpo y asĂ pasĂł.
Al siguiente dĂa, Mario estaba avergonzado, miraba a sus compañeras mujeres y se limitĂł a pensar de nuevo mal de ellas.
-¡No puedo esperar al siguiente año! - Sandra sonreĂa mientras que caminaba de lado de Mario sacudiendo sus caderas.
Kevin trabajaba en un Oxxo, no estaba muy feliz con ello pero era lo que habĂa podido conseguir.
Ya habĂa pasado Navidad y a Fernanda, su jefa, se le habĂa ocurrido una dinĂĄmica para su equipo de trabajo.
-¡QuĂ© tal chicos!, CĂłmo saben, ya casi termina el año y quisiera hacer una dinĂĄmica como solidaridad a las mujeres clientas de nuestra tienda.
Kevin escuchaba a su jefa junto a sus compañeros quienes parecĂan serios.
-¡Desde mañana tendrĂĄn que venir a trabajar con el cuerpo de una mujercita!, Esto hasta que termine el año.
La mujer le decĂa a sus empleados quienes incrĂ©dulos o falsamente la escuchaban.
-¡No puede ser que la jefa nos obliguĂ© a venir como mujeres, apenas y somos cuatro empleados, dos son mujeres, ¿Porque tenemos que hacerlo?
Kevin me decĂa a sus dos compañeros, quienes eran del turno de la mañana y otros cinco de la noche la mayorĂa hombres tambiĂ©n.
Al salir del trabajo, Kevin fue a la clĂnica de intercambio y rĂĄpidamente cambio de cuerpo con Gabriela, una chica tambiĂ©n voluntaria del programa.
Kevin nunca habĂa tenido el cuerpo de una chica antes, se sentĂa incĂłmodo pero trato de soportarlo.
Al dĂa siguiente, Kevin se arreglĂł como si fuera una chica, se maquillo, algo que nunca habĂa pensado hacer, se arreglĂł con prendas femeninas y se dirigiĂł a su trabajo.
En el camino, al menos cinco hombres lo habĂan manoseando y otros cuatro le habĂan hablado pervertidamente, Kevin estaba fastidiado, y aĂșn faltaban cuatro dĂas para poder volver a tener su cuerpo de vuelta.
Cuando llegĂł a su trabajo, Kevin mirĂł a todos sus compañeros reĂrse de Ă©l incluĂdo su jefa quien habĂan planeado todo por el dĂa de los inocentes.
Kevin habĂa sido vĂctima de la mujer, quien lo habĂa hecho cambiar de cuerpo para convertirse en una linda cajerita durante cuatro dĂas.
-¿Cuando va a ser mami?
-¿Si haces transferencias preciosa?
Kevin escuchaba como los clientes pasaban y se sentĂa impotente de no poder hacer nada, aĂșn era su primer dĂa como mujer y tenĂa que esperar a que terminara el plazo de su intercambio.
Miguelito era el hermano mejor de Carolina, al chico de 11 años me encantaba robarse sus dulces y también hacerle travesuras con su ropa y sus cosas, burlåndose de que eran cosas femeninas y muy tontas.
A Carolina le gustaba comprar chicles, pues eran sus dulces favoritos, pero Miguelito siempre se los terminaba robando.
Un dĂa, Diana, una de sus amigas, me recomendĂł un chicle de fantasĂa, uno que tenĂa un hechizo de Bimboficacion.
Luego de pensar en las consecuencias, Carolina habĂa decidido convertir a su hermanito en una mujer Bimbo sin importarle que pudiera pasarle.
Luego de Halloween y Navidad, Carolina estaba harta de que Miguelito le robara sus dulces, tomo el chicle especial y lo puso dentro de sus dulces el mismo dĂa de los inocentes.
-¿QuĂ© pasa porque no te has convertido en una mujerzuela? - Carolina observaba a su hermanito comer y comer con gusto pero nada le hacĂa efecto.
Ella ignorĂł el asunto por completo y continĂșo su dĂa creyendo que era mentira aquello del dulce, pero Miguelito no se abia robado todos sus dulces estĂĄ vez.
Carolina habĂa regresado de entrenar cuando se acostĂł en su cama y olvidando aquel chicle, tomĂł uno de su bote y comenzĂł a mastircarlo hasta que comenzĂł a sentirse extraña por todo su cuerpo.
-¡MamĂĄ, ayudame mamĂĄ!, ¡NOOOOOOOOOOOOOOOO!
Carolina gritaba nerviosa, tenĂa miedo, todo su cuerpo ardĂa, habĂa caĂdo en su propia trampa, su cuerpo comenzĂł a volverse mĂĄs tosco, curvilĂneo, sus atributos crecieron absurdamente y su mente se volvĂa mĂĄs estĂșpida en segundos.
-¡Hay, que pendeja soy, Jajajaja!
-¿QuĂ© tienes hija, quĂ© pasa?
Su madre llegaba preocupada al escuchar sus gritos.
-¡MamĂĄ, ayĂșdame!, necesito ropa nueva, estĂĄs cosas ya no me quedan, osea, mira mis chichotas wey!
La mujer solamente miraba impresionada como su hija se habĂa convertido en una mujerzuela exhuberante de la nada, estĂĄ amasaba sus tetas y las estrujaba con placer mientras que actuaba como una zorra de manera muy torpe.
-¡Hola perra!
Carolina llegaba con Diana y la saludaba escuchĂĄndose muy tonta y fresa.
-¿Carolina pero que te pasĂł?
Diana preguntaba preocupada por el estado de su amiga, se veĂa tonta y muy vulgar, su cuerpo habĂa crecido, la muy tonta se habĂa convertido en una chica Bimbo por su propia broma del dĂa de los inocentes.
Raul era un chico antisocial, todos sus compañeros siempre se burlaban de él.
En su intento por caerle bien a todos, el chico de ya de por sà buenas calificaciones acepto el reto de Ivån, uno de sus compañeros Populares de la escuela.
Quien le ofreciĂł ser parte del grupo de chicos populares a cambio de que hiciera una sola cosa.
Raul no tan convencido, se dirigiĂł a la clĂnica de intercambio y pidiĂł que su cuerpo fuera transformado en el de una chica con caracterĂsticas muy peculiares.
Al salir de la clĂnica, RaĂșl no se sentĂa muy agusto con los cambios en su cuerpo, se dirigiĂł a una fiesta a la cual fue invitado y rĂĄpidamente comenzĂł a ser el centro de atenciĂłn de los chicos, en especial de IvĂĄn quien habĂa quedado fascinado con los cambios que se habĂa hecho RaĂșl.
Luego de unas copas y cervezas, RaĂșl o ahora Raquel, se sentĂa algo mareada y alterada, su nuevo cuerpo tenĂa ma hormona alta y todo era risa y diversiĂłn para su mente.
Su cuerpo se sentĂa caliente y cuando se diĂł cuenta ya estaba bajo el efecto del alcohol, divirtiĂ©ndose en los brazos de IvĂĄn a quien solo le habĂa aceptado ser mujer por un dĂa a cambio de conservar su oportunidad en el grupo social de la escuela.
Pero cuanto mĂĄs avanzaba la noche, RaĂșl se abrĂa de piernas, encantado bajo los efectos de sus hormonas.
RaĂșl cayĂł rotundamente a los pies de IvĂĄn, quien ya lo tenĂa atado de manos, lo llevĂł a una habitaciĂłn, y poco a poco comenzaron a besarse y RaĂșl complacido se dejaba sonriente y feliz, sintiendo la gran calentura de ser una chica recorriendo su cuerpo.
-¡SonrĂe Raulito, que preciosa te vez jajajaja!
Ivan solamente se reĂa del pobre chico quien se habĂa quedado fascinado y con las ganas luego de que IvĂĄn detuviera la relaciĂłn entre ambos.
-¡Feliz dĂa de los inocentes Raulita!, ¡Jajajaja jajajaja jajajaja!
-¡Eres un idiota!
Raul lloraba al ver a todos sus compañeros burlĂĄndose de Ă©l, pues era el dĂa de los inocentes y le habĂan jugado la peor broma de su vida.
A pesar de todo, RaĂșl sintiĂł que podrĂa sacarle mejor provecho a su ahora cuerpo de mujer y no dejarĂa que mĂĄs burlas afectarĂĄn mĂĄs su vida.
Pronto aquella inocente broma serĂa una sexy venganza.
Me gusto el castigo de Mario!
ResponderBorrarEl de Kevin!!
ResponderBorrarFeliz Año Nuevo
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