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domingo, 17 de marzo de 2024

"Historia de un Suicidio"


-¡Hola señor Laurens, oh eh de decir, papĂĄ! -

-¿Pero quĂ© pasa hija, porque me dices asĂ­, porque estĂĄs vestida de esa forma?, pareciera que no sabes que estĂĄs frente a tu padre -

-¡Oh sĂ­, si lo sĂ©!, Pero no tiene usted derecho para hablar de mi uso en este cuerpo, en todo caso, ahora es mĂ­o y yo puedo hacer con el lo que me plazca -

-¿CĂłmo que ahora es tuyo?, Si siempre lo ha sido, no entiendo, ¿QuĂ© estĂĄ pasando?, Seguro tiene algo que ver con tu cambio de comportamiento en los Ășltimos dĂ­as, ¿No es asĂ­? -

-¡Pero por supuesto señor..., padre!, Todo tiene que ser por una razĂłn, tal vez este cuerpo que ve aquĂ­ es el de su hija, pero el alma que habita dentro de ella es otra -
-¿A quĂ© te refieres? -decĂ­a el hombre asustado en este punto -

-Vera señor padre, yo soy Daemon Rogers, soy o antes era un hombre de ya 90 años, quien desafortunadamente falleciĂł hace ya varios años, mi alma quedĂł vagando por el mundo durante mucho tiempo, hasta que finalmente me hospede en su modesta casa, observando y analizando su vida y la de su familia, no soy un ser maligno, si no todo lo contrario, usted me ve ahora en el cuerpo de su hija, contando todo esto, pero, ¿Porque aunque ahora soy su hija?, porque soy Cindy Laurens, una chica de 19 años que recientemente acababa de morir -
-¡Espera!, ¿CĂłmo quĂ© morir? -el hombre temblaba -

-¡AsĂ­ es!, Yo quien siempre fui un espĂ­ritu vagante, noble y pacĂ­fico, quien observaba todo incluso tratando de ayudar, aunque estuviera en otra dimensiĂłn invisible para el ojo humano, mire aquel fatĂ­dico dĂ­a entrar por aquella puerta y sujetando lo que parecĂ­a se una cuerda a Cindy, ella se riĂł y lloro por mucho rato hasta que finalmente y sin lograr hacer nada para detenerla, se colgĂł del techo de su cuarto, pidiendo a Dios que rogara por su pobre alma, ella sufrĂ­a mucho, sufrĂ­a mucho desde que su novio la engañaba, desde que ese miserable la golpeaba y abusaba brutalmente de ella, la humillaba y la trataba de su esclava, nada de esto sabĂ­a usted pues Cindy siempre lo guardaba en secreto, eh de decir que logrĂ© ver cosas aĂșn mĂĄs aberrantes, como el dĂ­a en que ese malnacido la violĂł justamente en esa cama.

Ella se colgó esperando no vivir jamås, para mí fue una enorme perdida, no porque la espira mientras se vestía, si no porque le había tomado cariño como una hija al igual que usted, porque no pude hacer nada para ayudarle cuando mås necesita de mi auxilio, del auxilio que alguien podía ver y nadie mås, del apoyo que un acompañante de las sombras podía arropar con su esencia y no hacer nada mås que observar.

Fue entonces que ahĂ­ la mire, colgada del techo, dando sus Ășltimos segundos de vida, hasta que finalmente, su alma ascendiĂł, la vi salir, ella me mirĂł con impresiĂłn, me encontraba como un simple extraño cuando yo habĂ­a sido su inquilino desde siempre, la vĂ­ crecer, pasar de ser una niña a convertirse en la mujer adulta que ahora era, pero me sonriĂł aĂșn sin conocerme, aĂșn sin saber todo por lo que habĂ­a sufrido verla desdichada, ella comprendiĂł y simplemente se marchĂł asintiendo en agradecimiento por acompañarla en su deceso.

Pero no podĂ­a dejarla ahĂ­, pensĂ©, estĂĄ era mi oportunidad, su cuerpo aĂșn estaba fresco, necesitaba un alma como si fuera un recipiente y con suerte, esa podrĂ­a ser la mĂ­a, lo deseaba, deseaba dejar de ser un simple espectador de la vida y volver a disfrutarla en carne propia.

Me deslice hacia su cuerpo, pensando en la mejor manera de hacerlo, sin saber si en verdad resultarĂ­a, sin saber cĂłmo actuar para moverme tan rĂĄpido que entrara y no me volviera a asesinar aquella soga al cuello, entre rĂĄpidamente, sintiendo un mar de emociones cruzadas, la mente de su hija ofreciĂ©ndome todos sus recuerdos, memorias, y emociones, podĂ­a sentir como volvĂ­a a tener calor humano, sentĂ­ como por fin podĂ­a moverme fĂ­sicamente en un cuerpo de carne y hueso, actĂșe rĂĄpido cuando sentĂ­ la soga en mi cuello y la tomĂ© con fuerza tratando de recargarme y librarme de ello.

Cuando lo logré, no podía creerlo, en verdad me había convertido en Cindy Laurens, toque su cuerpo, goce de sentir carne de nuevo, de sentir una nueva carne fresca y joven, sentir sus senos, sentir su vagina, sentir su cabello, sentir su piel erizarse al contacto de mis dedos, volví a sentirme vivo, pero este era momento de iniciar una nueva vida para ambos, fue desde ese día, que acepté ser Cindy Laurens, fue ese día en que una nueva Cindy Laurens nacería -

Mike Laurens soltĂł el llanto, no podĂ­a creer las palabras que expresaba su pequeña hija, no podĂ­a creer lo inĂștil que habĂ­a sido como padre, no podĂ­a creer lo estĂșpido que fue y no ver quĂ© necesitaba de su ayuda, sentĂ­a rabia y desesperaciĂłn, miraba de frente a su hija quien ya no era su hija, cerro los puños y golpeĂł el muro, cerro los ojos sumergidos en lĂĄgrimas de sangre, sentĂ­a la impotencia de no poder salvar a su pequeña, sentĂ­a la impotencia de que alguien mĂĄs viera por ella, de que ese alguien tomara su cuerpo y le diera vida a su querida hija, Mike Laurens deberĂ­a de estar mĂĄs que agradecido y rezar dĂ­a y noche para que el alma de su hija lo perdone.

-Kary-



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