-¡Hola señor Laurens, oh eh de decir, papĂĄ! -
-¿Pero quĂ© pasa hija, porque me dices asĂ, porque estĂĄs vestida de esa forma?, pareciera que no sabes que estĂĄs frente a tu padre -
-¡Oh sĂ, si lo sĂ©!, Pero no tiene usted derecho para hablar de mi uso en este cuerpo, en todo caso, ahora es mĂo y yo puedo hacer con el lo que me plazca -
-¿CĂłmo que ahora es tuyo?, Si siempre lo ha sido, no entiendo, ¿QuĂ© estĂĄ pasando?, Seguro tiene algo que ver con tu cambio de comportamiento en los Ășltimos dĂas, ¿No es asĂ? -
-¡Pero por supuesto señor..., padre!, Todo tiene que ser por una razĂłn, tal vez este cuerpo que ve aquĂ es el de su hija, pero el alma que habita dentro de ella es otra -
-¿A quĂ© te refieres? -decĂa el hombre asustado en este punto -
-Vera señor padre, yo soy Daemon Rogers, soy o antes era un hombre de ya 90 años, quien desafortunadamente falleciĂł hace ya varios años, mi alma quedĂł vagando por el mundo durante mucho tiempo, hasta que finalmente me hospede en su modesta casa, observando y analizando su vida y la de su familia, no soy un ser maligno, si no todo lo contrario, usted me ve ahora en el cuerpo de su hija, contando todo esto, pero, ¿Porque aunque ahora soy su hija?, porque soy Cindy Laurens, una chica de 19 años que recientemente acababa de morir -
-¡Espera!, ¿CĂłmo quĂ© morir? -el hombre temblaba -
-¡AsĂ es!, Yo quien siempre fui un espĂritu vagante, noble y pacĂfico, quien observaba todo incluso tratando de ayudar, aunque estuviera en otra dimensiĂłn invisible para el ojo humano, mire aquel fatĂdico dĂa entrar por aquella puerta y sujetando lo que parecĂa se una cuerda a Cindy, ella se riĂł y lloro por mucho rato hasta que finalmente y sin lograr hacer nada para detenerla, se colgĂł del techo de su cuarto, pidiendo a Dios que rogara por su pobre alma, ella sufrĂa mucho, sufrĂa mucho desde que su novio la engañaba, desde que ese miserable la golpeaba y abusaba brutalmente de ella, la humillaba y la trataba de su esclava, nada de esto sabĂa usted pues Cindy siempre lo guardaba en secreto, eh de decir que logrĂ© ver cosas aĂșn mĂĄs aberrantes, como el dĂa en que ese malnacido la violĂł justamente en esa cama.
Ella se colgĂł esperando no vivir jamĂĄs, para mĂ fue una enorme perdida, no porque la espira mientras se vestĂa, si no porque le habĂa tomado cariño como una hija al igual que usted, porque no pude hacer nada para ayudarle cuando mĂĄs necesita de mi auxilio, del auxilio que alguien podĂa ver y nadie mĂĄs, del apoyo que un acompañante de las sombras podĂa arropar con su esencia y no hacer nada mĂĄs que observar.
Fue entonces que ahĂ la mire, colgada del techo, dando sus Ășltimos segundos de vida, hasta que finalmente, su alma ascendiĂł, la vi salir, ella me mirĂł con impresiĂłn, me encontraba como un simple extraño cuando yo habĂa sido su inquilino desde siempre, la vĂ crecer, pasar de ser una niña a convertirse en la mujer adulta que ahora era, pero me sonriĂł aĂșn sin conocerme, aĂșn sin saber todo por lo que habĂa sufrido verla desdichada, ella comprendiĂł y simplemente se marchĂł asintiendo en agradecimiento por acompañarla en su deceso.
Pero no podĂa dejarla ahĂ, pensĂ©, estĂĄ era mi oportunidad, su cuerpo aĂșn estaba fresco, necesitaba un alma como si fuera un recipiente y con suerte, esa podrĂa ser la mĂa, lo deseaba, deseaba dejar de ser un simple espectador de la vida y volver a disfrutarla en carne propia.
Me deslice hacia su cuerpo, pensando en la mejor manera de hacerlo, sin saber si en verdad resultarĂa, sin saber cĂłmo actuar para moverme tan rĂĄpido que entrara y no me volviera a asesinar aquella soga al cuello, entre rĂĄpidamente, sintiendo un mar de emociones cruzadas, la mente de su hija ofreciĂ©ndome todos sus recuerdos, memorias, y emociones, podĂa sentir como volvĂa a tener calor humano, sentĂ como por fin podĂa moverme fĂsicamente en un cuerpo de carne y hueso, actĂșe rĂĄpido cuando sentĂ la soga en mi cuello y la tomĂ© con fuerza tratando de recargarme y librarme de ello.
Cuando lo logrĂ©, no podĂa creerlo, en verdad me habĂa convertido en Cindy Laurens, toque su cuerpo, goce de sentir carne de nuevo, de sentir una nueva carne fresca y joven, sentir sus senos, sentir su vagina, sentir su cabello, sentir su piel erizarse al contacto de mis dedos, volvĂ a sentirme vivo, pero este era momento de iniciar una nueva vida para ambos, fue desde ese dĂa, que aceptĂ© ser Cindy Laurens, fue ese dĂa en que una nueva Cindy Laurens nacerĂa -
Mike Laurens soltĂł el llanto, no podĂa creer las palabras que expresaba su pequeña hija, no podĂa creer lo inĂștil que habĂa sido como padre, no podĂa creer lo estĂșpido que fue y no ver quĂ© necesitaba de su ayuda, sentĂa rabia y desesperaciĂłn, miraba de frente a su hija quien ya no era su hija, cerro los puños y golpeĂł el muro, cerro los ojos sumergidos en lĂĄgrimas de sangre, sentĂa la impotencia de no poder salvar a su pequeña, sentĂa la impotencia de que alguien mĂĄs viera por ella, de que ese alguien tomara su cuerpo y le diera vida a su querida hija, Mike Laurens deberĂa de estar mĂĄs que agradecido y rezar dĂa y noche para que el alma de su hija lo perdone.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
¿Te ha pasado que quieres decir algo pero las palabras no son suficientes? Ahora puedes colocar imĂĄgenes o vĂdeos en comentarios, con los siguientes cĂłdigos:
[img]URL de la imagen[/img]
[video]URL del video[/video]