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lunes, 22 de abril de 2024

La crueldad del mundo

Estaba camino hacĂ­a la casa de mi mejor amigo, habĂ­amos planeado vernos esta tarde para jugar videojuegos.


Cuando venía de camino me encontré a un señor algo moribundo que hablaba tonterías y medias.


-¡Amigo… oye amigo…, pequeño…! - me decĂ­a una y otra vez mientras que intentaba mantener el paso recio para alejarme, cuando en eso me gritĂł ante su Ășltimo esfuerzo -¡Que vengas carajo! 


Me gritó y entonces quise correr pero de repente algo me detuvo, me quedé inmóvil unos segundos y cuando me di cuenta mi cuerpo camino directo hacía el como si algo me controlara.


Al llegar con Ă©l pude ver cĂłmo estaba apuntĂĄndome con un control remoto que estaba oprimiendo en algĂșn botĂłn extraño y dejĂł de oprimirlo cuando me acerquĂ© finalmente.


-¡AyĂșdenm…! - intentĂ© gritar pero el tipo loco volviĂł a oprimir su control mĂĄgico.


-¡CĂĄllate pendejo chamaco!, tranquilo no te voy a hacer daño, solo quiero regalarte algo - le dijo luego de dejarme descansar otra vez de ese suplicio de control mental que provocaba en mĂ­ con su aparato.


-¿QuĂ© quiere?, ¿CĂłmo demonios me hizo eso? - preguntaba mientras que de su costal de cosas y chatarra sacaba una pequeña mĂĄquina que tenĂ­a un casco individual.


-¡Quisiera darte esto!, ya no me quedan muchos inventos y menos uno como este.


El hombre me mostraba su pequeño artefacto alucinado y emocionado.


-Y…, ¿QuĂ© hace o quĂ©? 


El hombre me explicĂł que la pequeña mĂĄquina servĂ­a para enviar tu mente disparado directamente a otro cuerpo en cualquier parte o que tĂș desearas escribir en la pantalla de opciones.


No entendĂ­a muy bien a lo que se referĂ­a pero el tipo debĂ­a estar delirando, pero analizando la situaciĂłn, aĂșn no me habĂ­a explicado como me habĂ­a controlado con el pequeño control. 


-¿En verdad puede hacer eso? - preguntĂ© iluso.


-¡Claro que sĂ­!, yo mismo lo inventĂ©! Tengo muchos como estos y varios ya los eh regalado.


-¿Pero porque los regala?, si fuera cierto ya podrĂ­a ser muy millonario.


-Pareciera que no te sirvió de nada esa pequeña sacudía que te di hace rato.


-¡No no si estĂĄ bien! - dije nervioso de que pudiera volver a controlarme -Solo digo que es extraño que siendo usted un genio no vendiera sus inventos para ser millonario.


-¡Lo intentĂ© pero muchos me creyeron loco, asĂ­ como tĂș!, ademĂĄs, mis inventos podrĂ­an ser peligrosos en las manos equivocadas.


-¡Oh sĂ­…!, como en las manos de… un chico de 15 años por ejemplo…


-¡Jajajaja!, no me creas tan estĂșpido, si no supiera lo que hago no estarĂ­as aquĂ­ chamaco.


El hombre me explicó que sus pequeñas måquinas solo podían expulsar la mente del cuerpo del emisor y enviarla directo a cualquier reseptor donde fuera en cualquier parte del mundo, era de un solo uso sí que una vez que se utilizara este quedaba inservible.


-¿Alguna vez te has preguntado en tener otra vida?, ¿No sĂ© piĂ©nsalo? Ășsala cuando lo consideres…


-¿Y quĂ© pasarĂĄ con mi cuerpo si se queda sin mente? 


-¡Se muere asĂ­ que piensa bien antes de hacerlo! 


Cuando el hombre me entregĂł la mĂĄquina este simplemente se fue caminando lejos, yo aĂșn no sabĂ­a si creerle pero decidĂ­ llevĂĄrsela a mi amigo para ver quĂ© opinaba.


Al llegar noté como él estaba emocionado por jugar, pero entonces noto que traía esa extraña måquina conmigo.


Luego de explicarle el uso de aquella mĂĄquina, mi amigo no estaba tan apasionado por la idea de tomar otro cuerpo.


Yo mismo pensaba que no pudiera ser del todo cierto y mucho menos deseaba perder mi vida ni dejar mi cuerpo para meterme a otro.


Luego de jugar un rato y ganarle algunas muchas partidas a mi amigo, este ya parecĂ­a bastante molesto.


Casi siempre mi amigo se terminaba enojando mucho porque le ganaba en todo, y, aunque lo sabĂ­a siempre me invitaba a jugar esperando ingenuamente que algĂșn dĂ­a me ganarĂ­a.


Llevaba un tiempo notando el coraje y la envidia que me tenĂ­a pero yo solo lo tomaba con gracia, al final del dĂ­a no era tan mal amigo, solo le faltaba cambiar ese carĂĄcter y sus actitudes de envidia.


Luego de un rato, ya me estaba aburriendo y quería irme a mi casa, pero entonces comencé a buscar mis cosas y entre ellas mi måquina extraña de aquella mañana.


Por mås que la busqué no la encontré y fue que comencé a sospechar de mi amigo, estaba algo asustado aunque de momento no me importaba mucho siendo que no era una måquina que conociera o le tuviera un enorme sentimiento, pero había algo en todo esto que me preocupaba.


-¡Oye…!, ¿No viste la mĂĄquina que traje esta mañana? - preguntĂ©.


-¡Amm no, quizĂĄs solo la dejaste por ahĂ­ tirada…! 


Su respuesta no me fue muy contundente pero decidí bajar a la sala y buscarla, quizås solo la dejé en el sofå antes de subir a su habitación.


Pero luego de un rato no la encontraba, no quería deshacerme de ella, pero si él la había robado por un interés propio no me interesaba ni tenía problema; total no era algo que me importara demasiado, solo me quedaba la idea de lo que pudiera haber pasado.


-¡Bueno no encontrĂ© nada asĂ­ que ya me voy! - dije entrando a su habitaciĂłn mientras notaba que no estaba -¡Em…!, ¿Hola…? - preguntĂ© sin obtener respuesta.


RecogĂ­ mis cosas, tome mis dos juegos y mi control, los guardĂ© en mi mochila y me di la vuelta aĂșn con la esperanza de encontrar la mĂĄquina.


-¿Buscabas esto? - mi amigo me dijo con una sonrisa malĂ©vola.


Antes de poder decir algo, sentí como me golpeó con un sartén que había ido a buscar de la cocina, me sentí algo aturdido, traté de ponerme de pie pero él solo me empujó aprovechando mi desorientación.


De repente, me colocó el pequeño casco metålico que venía conectado a la måquina, apretó unos cuantos botones y antes de enviarme a alguna parte en otro cuerpo suspiró.


-¡Pfff!, es una pena que me hayas orillado a hacerte esto, te envidio, ¿Sabes?, siempre te odiĂ© porque eres el preferido de todos, el mejor de la clase, el mejor en el futbol y el que Carolina prefiriĂł para ser su novio.


-¡EstĂĄs loco, ella y yo dejamos de ser novios desde hace ya varios meses! - intentĂ© quitarme el casco pero no podĂ­a, al parecer alguna energĂ­a extraña me impedĂ­a hacerlo.


-¡CĂłmo sea!, no sĂ© cĂłmo no se me ocurriĂł ser tĂș pero no correrĂ© el riesgo asĂ­ que mejor te enviarĂ© a otro cuerpo que aborrezcas para toda tu vida.


Luego de decir esas palabras, me di cuenta de que Ă©l habĂ­a desaparecido un momento para descubrir cĂłmo funcionaba la mĂĄquina, fue entonces que planeĂł todo y me acorralĂł para involucrarme en el proceso de intercambio de la mĂĄquina.


-¡Jodete! - pude maldecir antes de que mi mente se nublara.


PodrĂ­a decir que deseaba que esa cosa del diablo no sirviera, que todo fuera una broma de aquel tipo, pero pensar que pudiera ser otra persona, tener otro cuerpo u otra vida me estremecĂ­a, pero sobre todo, cuando menos esperaba no terminar muerto o algo peor.


Mi mente parecía viajar kilómetros råpidamente, sentía como todo vibraba en mi mente, de repente, los pensamientos y recuerdos de una chica comenzaron a cruzarse con los míos, empecé a experimentar cosas extrañas que, mås haya de lo que parecía sentir en mi cuerpo lleno de diferentes cambios, me hacía sentir el recordar haber sido una chica llamada Andrea, conocía a sus padres, su novio, a sus amigos y todo lo que lo relacionaba a ella desde su niñez.


-¡Maldito imbecil! - jadeĂ© luego de despertar al tĂ©rmino de unas cuantas convulsiones.


Pensé que habría estado dormido o en el trance ya varias horas o incluso días, pero apenas habían sido una fracción de segundos cuando él choque neuronal había terminado.


Estaba hecho, recordé que había sido aquel chico y ahora estaba atrapado en este cuerpo, tan solo desearía no haber conocido a aquel tipo en la mañana.


Mire hacía abajo, descubriendo que tenía estos senos colgando en mi pecho, me estremecí al sentir todo diferente en este cuerpo de mujer, ahora era una chica de al menos 19 años.

Mientras que toda la informaciĂłn corrĂ­a por mente, pude aprender muchas cosas acerca de la chica que ahora era, mientras que todo se esclarecĂ­a en mi mente, pude entender que ella sufrĂ­a mucho, todo lo que veĂ­a en su mente no eran mĂĄs que cosas horribles que ella misma sabĂ­a que sucedĂ­an a sus espaldas pero que por miedo y vergĂŒenza seguĂ­a soportando y aceptando.


Su novio perfecto la engañaba con su mejor amiga, quien aĂșn no parecĂ­a haberse peleado ni siquiera atrevido a decirle algo acerca de su engaño.


Su hermana hablaba a sus espaldas y ella por amor no decĂ­a nada, le tenĂ­a envidia y sus padres solo las consentĂ­an para tapar sus pleitos e infidelidades, que, a pesar de que tenĂ­an dinero y no les hacĂ­a falta nada, el amor no existĂ­a dentro de su familia.


Lågrimas corrían por mis ojos en llanto, mis sentimientos ahora se habían vuelto mås frågiles, aunque debido a esa debilidad que persistía ahora en mis entrañas, mis pensamientos afligidos por la tristeza de esta chica y lo pobre que era antes de que yo entrara en ella, me hacían sentir tan triste pero feliz porque de alguna manera sabía que la había liberado de su terrible sufrimiento.



Mire hacĂ­a todos lados, se supone que estaba en la playa con unos amigos en un viaje, pero al verlos juntos en un grupo, los recuerdos de Andrea solo me daban miedo, yo sabĂ­a que ellos debĂ­an de estar hablando de ella mientras dormĂ­a, burlĂĄndose con tantas cosas que sabĂ­an de ella, quizĂĄs Andrea querĂ­a dormir para no estar junto a aquellas arpias que se decĂ­an llamarse sus amigos, me sofoco el intenso rayo del sol debajo en el que estaba durmiendo un largo rato antes de despertar, pero mĂĄs me sofocaban los sentimientos ahogados de la pobre Andrea quien de alguna manera sabĂ­a que ya no tenĂ­a que sufrir mĂĄs por eso.


A pesar de que sus tristes recuerdos hacĂ­an en mi cabeza, sabĂ­a que de alguna forma podrĂ­a cambiar el rumbo de la vida de Andrea si yo quisiera.


Triste es saber que la Ășltima persona a la que vi antes de despertar aquĂ­ fue tambiĂ©n un apreciado amigo que me traicionĂł, que me odiaba y me enviĂł aquĂ­ imaginando que sufrirĂ­a de alguna forma.


QuizĂĄs tenĂ­a razĂłn, yo y Andrea quizĂĄs sufrimos las consecuencias de tener a nuestro lado a personas tan desagradables que eso habĂ­a hecho que el destino nos uniera en uno solo.


Suspiré mirando en atardecer, apreciando como el sol se ocultaba y nos regalaba la vida una nueva oportunidad para cambiar las cosas.


Regrese a casa con muchas ideas en la cabeza, claro que llegué a la impresiónante mansión de Andrea, acompañada y protegida supuestamente por mi ahora novio.


Me sentĂ­a algo triste y afligido, con forme recordaba los buenos momentos y los lindos sentimientos que Andrea aĂșn querĂ­a conservar de su novio para no tomar su propio corazĂłn en mil pedazos si llegaba a decir algo sobre lo que ya sabĂ­a y era la burla en toda la escuela.


Al llegar, el chico se acercĂł a darme un beso, sentĂ­ sus labios oprimiendo los mĂ­os con tanto placer y mi corazĂłn embargado por los sentimientos de Andrea hacia su novio me rompĂ­an la mente en mil pedazos.


Entonces, alejé sus manos de mi cuerpo y le di una cachetada, sentía en el fondo como Andrea deseaba terminar con todo esto y dejar de ser la burla de todo el colegio, así que lo intenté y le dije a Andrea dentro de nuestra conciencia.


-¡Ya no tengas miedo!, ese imbecil no te merece, nos merecemos una mejor vida que esta.


Como si Andrea aĂșn estuviera en su propio cuerpo, mi corazĂłn sintiĂł calma y logrĂ© bajarme del auto de su novio, era momento de cambiar las cosa si deseaba mantener la calma viviendo ahora en este cuerpo. 


Afortunadamente quizĂĄs habĂ­a terminado en el cuerpo de una chica joven y con dinero, pero eso no impedĂ­a que tuviera graves problemas en el corazĂłn como cualquier otra chica.


-Kary-

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