"OUIJA POSESION"

¡Felicidades Diego!

Los padres de Diego habían salido a una cena junto con sus tíos quienes los habían dejado a cargo de su hermana Kimberly y de sus primas Laura y Dulce, las cuales no estaban muy de acuerdo en tener que cuidar juntas de Diego, el chico de 11 años estaba esperando a que su hermana y sus primeras inventaran algo que hacer, pero solamente mientras pasaba el tiempo, miraba como las tres chicas miraban la televisión sin dejarle hacer nada, aprovechándose de su mayoreo, feminismo y su edad sobre la de Diego, el pobre chico estaba teniendo una mala tarde aburriéndose completamente tratado como un sirviente de las tres chicas quienes lo obligaban a traer cosas de la cocina cuando estas se lo pedían.

Fue entonces que Dulce su prima mayor le pidió que fuera a buscar cosas al sótano para jugar con la simple excusa de hacerlo desaparecer un rato de sus vistas, el pobre chico ingenuo corrió felizmente hasta las profundidades del sótano en busca de algún juego de mesa que pudiera servirles, mientras que Dulce y las demás encerraban al chico en el sótano.

Diego estaba buscando tratado de perderle el miedo a la oscuridad, justo cuando se encontró el botón de la luz pudiendo observar mejor el lugar, Diego no encontró muchas cosas que pudieran servirle y estaba bastante apresurado por encontrar algo para divertirse antes de que las abusivas de sus primas y su hermana, fue entonces que Diego se encontró un extraño tablero entre el polvo y el escombro del suelo, debajo de un viejo mueble, el chico lo sacudió notando que era un bonito tablero de madera con extraños símbolos escritos en el, una esfera en el centro del tablero y por si fuera poco una tapa grande con forma de gota que también poseía una especie de lente incrustado en su interior, Diego se emocionó al verlo notando el peculiar aspecto de este, leyó las letras que el tablero decían mencionando el nombre de “Ouija”, sin saber aún que significaba.

Fue entonces que Diego corrió hasta la puerta cuando noto que estaba totalmente cerrada, con pánico, Diego comenzó a gritar esperando a que las chicas le abrieran, pero nadie respondía, Diego regreso al fondo del sótano desconsolado, tenía miedo y el lugar no mejoraba su sentimiento, luego de un rato visualizando la extraña tabla, Diego decidió comenzar a jugar por su cuenta, tomo el tablero leyendo las instrucciones que decía realizando lo que justamente no debía de hacer.

Luego de un rato, Diego estaba moviendo la tabla naturalmente como la propia tabla lo hacía, haciendo preguntas y mirando asombrado como si fuera magia que el tablero se movía por su cuenta.

- ¡Hay alguien ahí! –Diego le decía al tablero –

- “¡Si!” –el tablero respondía vibrado –

Fue entonces que Diego siguió el juego hablando con personas que no pensaba que realmente existieran.

- ¿Quién eres tú? –Diego preguntaba ingenuamente –

- ¡Solo soy yo y unos amigos! –respondía el ente –

- ¡Oh, estas con unos amigos!, y ¿Qué hacen ahí dentro jeje? –

- ¡Estamos encerrados!, Dios nos castigó, y tú, ¿Con quién estas? –

- ¡Estoy solo!, debajo del sótano, mis primas y mi hermana me encerraron aquí abajo y mis padres y mis tíos no están –

- ¡Oh!, ¡qué bien!, entonces podrías liberarnos y podríamos ayudarte a salir y después podríamos jugar los cuatro juntos –

- ¡Enserio, me gustaría! –

Diego comenzó a sentir como el tablero se movía absurdamente mientras que escuchaba tres voces de personas totalmente desconocidas, el ambiente se tornó brumoso y la luz se apagó dejando a Diego con mucho miedo, de repente, la esfera del centro del tablero comenzó a brillar y a soltar una especie de humo negro, que luego se convirtió en tres sombras que salieron disparadas del objeto y corrieron vertiginosamente hasta la salida, Diego estaba muy asustado, no sabía lo que había hecho y eso se sentía bastante real, pensaba que había librado a un fantasma y ahora le haría daño, la luz no encendía y Diego estaba realmente asustado, de repente, escucho como las chicas gritaban bastante fuerte como si algo les pasara pero después de un rato solo hubo silencio, Diego subió con mucho miedo las escañeras hacia la puerta con cuidado ya que no veía nada, intentaba saber que pasaba y rezaba con mucho miedo porque a él no le pasara nada, entonces Diego logro escuchar por la puerta como desde la sala tres hombres parecían estarse divirtiendo, notando también gemidos extraños previniendo de la sala.

- ¡Ayuda, sáquenme de aquí! –Diego gritaba esperando por ayuda mientras que noto como afuera quedo en silencio y un par de pasos comenzaron a escucharse acercándose a la puerta –

Diego se recargo sobre los escalones acurrucándose así mismo a la espera de lo desconocido, cuando entonces, la puerta del sótano se abrió y encontró a su linda hermana casi desnuda al frente de la puerta.

- ¡Hola amiguito!, que bien que estés ahí, ven, ya te liberamos como te lo prometimos –Kimberly le decía a su hermano sin sonar como ella misma, sino como la voz del hombre con quien había hablado hace unos momentos –

- ¡Tu no pareces mi hermana! –Diego le decía notando también el aspecto rojizo de sus ojos –

- ¡No temas amiguito, ven, te vas a divertir con nosotros! –

Diego no quería creer en sus palabras, su hermana se escuchaba y se veía muy extraña al igual que sus primas por detrás sonriendo con un aspecto algo perturbador, pero Diego tubo que acceder para no tener que ser encerrado otra vez dentro del sótano, observó a las tres chicas y solamente quiso gritar, siendo detenido por estas.

- ¡No grites niño!, que no queremos lastimarte, después de todo tu nos ayudaste a tener estos lindos cuerpecitos ¡jeje! –el hombre dentro de su prima Laura le decía –

Entonces las tres chicas se acercaron acariciándolo mientras lo obligaban a tomar sus cuerpos con sus manos, pero Diego trataba de no mirar sus horribles caras perturbadas por entes desconocidos, sintió como su pequeño miembro se levantaba extrañamente mientras que una de las chicas lo sujetaba acariciándolo, Diego se sintió bastante extraño y perturbado, entonces su prima tomo sus manos y las acerco a sus tetas sintiendo como eran algo carnocitas y suaves al tocarlas, pero Diego en verdad estaba sintiéndose muy mal por tocar de esa manera a su prima, de repente, las tres chicas comenzaron a reírse con sus voces de hombres y comenzaron a desnudarse por completo, abrazándose una a la otra y besándose como si nada pasara, tomando con sus manso loa atributos y sexos de la otra y así sucesivamente mientras que se excitaban mirando como el chico se perturbaba al mirarlas de esa forma.

- ¡Ya niño no llores!, deberías de aprovechar y agradecernos que te testemos dando este sexy panorama, ¿A qué hora llegan tus padres y los padres de estas niñas? –el tipo que tenía a su hermana le decía –

- ¡No lo sé, y ustedes no son mis primas y mi hermana, ellos no son sus padres! –Diego lloraba –

Entonces escucharon como dos autos llegaban por fuera y las chicas corrieron a vestirse, Diego miro con felicidad como sus padres y sus tíos habían llegado de la cena y esperando ansioso abrió la puerta corriendo a contarles lo sucedido.

- ¡Papa, mama, tíos, tienen que ayudarme! –Diego corría y gritaba como tonto por la calle –

- ¿Qué tienes hijo que pasa, y tu hermana y tus primas? –sus padres le decían –

- ¡Mama!, mis primas estaban siendo muy malas conmigo y mi hermana también y luego me encerraron en el sótano y encontré un tablero extraño y luego, luego un par de fantasmas salieron del tablero y poseyeron sus cuerpos, tienen ojos rojos horribles y hablan como hombres, estaban desnudas e sus cuerpos y estaban tocándose y todo, ¡Fue horrible, fue horrible! –

- ¡Diego deja de inventar esas cosas tan estúpidas, sé que eres un niño, pero no inventes –sus tíos le decían enojados mientras que los cuatro padres entraban a la casa bastante molestos y preocupados –

- ¡Niñas, ya llegamos!, ¿Qué es lo que está pasando aquí? –su madre les decía minorándolas inocentemente bien, mirando películas tan normales como siempre –

- ¡Nada mama!, ¿Qué pasa, porque vienen así? –Kimberly les decía fingiendo –

- ¡Tu hermano nos dijo que habían pasado cosas! –

- ¡Ay tía!, ya sabe cómo es ese niño, siempre inventando cosas, de seguro miro una de esas páginas asquerosas, ya ve como son los niños de ahora, debería de revisarle más lo que hace –Dulce le decía –

- ¡Diego, tienes muchas cosas que explicar! –su madre le decía –

- ¡Pero mama, yo, yo no! –

- ¡Pero nada, estas castigado el resto del mes! –su padre lo regañaba –

- ¡No papa no! –

- ¡Niñas nos vamos, despídanse de sus tíos y de sus primos! –los padres de las chicas les decían mientras que todos se despedían –

Diego estaba llorando mientras que miraba a las chicas sonreírles pervertidamente, no entendía cómo es que le habían hecho para volver a la normalidad, hablaban como ellas y lucían como ellas, no solo eso, también sabían todo sobre ellas.

- ¡Ya hermanito, te prometo que nos vamos a divertir mucho de ahora en adelante! –Kimberly sin ser ya la verdadera Kimberly le sonreía mientras que en un descuido en el que sus padres no veían le mostraba las tetas –

Diego sin saberlo, había liberado las almas de tres hombres acusados de violación hace muchos años atrás y quienes después de un duro juicio habían sido sentenciados a muerte, una vez que los tres sujetos murieron, juraron vengarse algún día de alguna persona inocente, pero en el transcurso de su ida al infierno, el Diablo los volvió sus sirvientes y cuando Diego los contacto accidentalmente, tuvieron la oportunidad que el Diablo les había dado para reencarnar en los cuerpos de esas tres lindas chicas y pervertir sus cuerpos hasta que la muerte los separe.