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lunes, 20 de junio de 2022

饾懗饾拏 饾拵饾拹饾拸饾拞饾拝饾拏 饾拝饾拞 饾拲饾拏 饾懗饾拪饾拑饾拞饾挀饾挄饾拏饾拝

 


Eduardo estaba en la c谩rcel, desde hace ya 7 a帽os que un juez lo hab铆a condenado a cadena perpetua por un par de cr铆menes que no estaba arrepentido de haber cometido, Eduardo estaba cansado, ya no gozaba de lo que tanto lo alimentaba que era poder violar y matar a mujeres inocentes por placer, llevaba una vida totalmente recluida, extra帽aba poder estrujar unas ricas tetas y chupetearlas con sus boca, sentir una vagina al penetrarla con su pene y escuchar como su v铆ctima era sometida con fuerza.

Eduardo estaba descansando, cuando un tipo extra帽o apareci贸 acercarse a su celda con algo en la mano, - ¡Pss, psss, oye t煤, tengo algo para ti!, algo que te ayudara salir de este lugar -Eduardo miraba a ese extra帽o hombre entregarle algo que parec铆a ser una moneda antigua, pero cuando quiso preguntarle al tipo que hacer con ella, este hab铆a desaparecido, Eduardo regreso a su cama y cansado se puso a analizarla, parec铆a ser una extra帽a moneda de oro con incrustaciones en un lenguaje desconocido, la froto con sus sucios y demacrados dedos y entonces se puso a recordar a aquella mujer extranjera que le hab铆a fascinado tanto, ella hab铆a sido a quien deseaba como su pr贸xima v铆ctima, deseaba poder salir de esa prisi贸n y poder estar con ella, tocarla y hacerla suya con sus propias manos, sentir que era  nuevamente libre y sentir esa satisfacci贸n de gozar de una sexy mujer que era lo que m谩s deseaba.

Entonces, la moneda comenz贸 a brillar, Eduardo estaba bastante agotado que ni siquiera se hab铆a dado cuenta de ello, cuando de repente, sinti贸 como todo su cuerpo vibraba, segundos despu茅s, Eduardo miraba hacia un bello jard铆n, se sent铆a completamente diferente, con el cuerpo menos cansado y lleno de energ铆a, entonces, noto como un par de cabellos rubios ca铆an de su cabeza, Eduardo observ贸 que su cuerpo era diferente, su piel parec铆a ser clara, su cabello era rubio, sus manos parec铆an ser muy finas y delgadas, -¡No puede ser, soy una mujer! -Eduardo brincaba de asombro al lograr ver como unas bonitas tetas se asomaban por el escote de su pecho, - ¡Pero como paso esto!, ¿En d贸nde estoy, porque me hicieron esto?, seguro es alg煤n tipo de castigo -Eduardo estaba muy desconcertado, cuando abri贸 su escote dejando ver sus hermosas tetas en su pecho, eran bastante reales, muy suavecitas y deliciosas.

Eduardo no cab铆a de la felicidad, todo era tan real que no cre铆a que fuera un sue帽o, entonces, record贸 aquella moneda que le hab铆a dado ese sujeto, luego pens贸 ilusionado en aquella chica sexy que hab铆a visto y deseado, y ahora era ella, era la chica de sus ilusiones, ten铆a su cuerpo, Eduardo comenz贸 a sentirse libre, pod铆a tocar a la mujer de sus suelos con sus propias manos, sentir su delicioso cuerpo y sentir como perturbaba el cuerpo de su m谩s deseada v铆ctima.



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