Carlos
deseaba con todas sus fuerzas poder ser una chica, estaba ansioso de tener el
cuerpo de su mejor amiga Dana, luego de que encontrara a un grupo de Shamanes
los cuales le prometieron lograr transferir su alma a otro cuerpo, Carlos sin
perder el tiempo, juntó todo el dinero que le habían pedido y a base de
engaños, llevó a Dana con los Shamanes haciéndole creer que ellos podrían hacer
que ganaran mucho dinero.
Pero
Dana sin saberlo, estaba dirigiéndose a una trampa, pues luego de la
iniciación, su alma fue enviada al inframundo como pago de los servicios de los
Shamanes, quienes ya estaban transfiriendo el alma de Carlos al cuerpo donante
de Dana, Carlos percibió un fuerte olor proviniendo del caldero de los
Shamanes, se sentía un poco diferente, su pecho se agito algo curioso a como
recordaba, sentía el cabello largo cayendo por sus hombros y cuando se dio
cuenta, ya miraba a uno de los Shamanes en frente de él, dándole de respirar su
propia alma, la cual estaba terminando de transferirse a el cuerpo de Dana.
Carlos
comenzó a mirar que el ritual había funcionado, observando con gran felicidad
como ahora era una mujercita, de repente, el Shaman le dijo que no terminaría
de pasar por completo su alma, ya que debía de quedarse con una parte de la esencia
de la antigua dueña para que su mente no se perdiera por completo, Carlos no
pensaba que esa fuera una buena idea, ya que comenzó a sentirse extraño, como
si la parte que aún permanecía de Dana estuviera provocándole molestia al saber
lo que le había hecho.
Carlos
paso los siguientes días tratando de lidiar con el terrible malestar que sentía
en todo su cuerpo, pues aún estaba adaptándose a que ahora era una mujer,
sentía extraño tener una vagina, trataba de masturbarse aunque no siempre terminaba
tan satisfactoriamente, pues su mente femenina y la conciencia de Dana trataban
de detenerle y no dejarlo disfrutar por completo, además, el sentir los cambios
en su cuerpo le produjo cierto temor, ya que no había pensado en lo difícil que
sería el menstruar, Carlos estaba sufriendo a menudo al tener el cuerpo de
Dana, pero a medida que pasaba el tiempo, aprendía a comportarse más como la
verdadera Dana, obligándola ser más pervertida y muy sumisa consigo misma,
terminando Dana por perder la última esencia pura que quedaba de sí misma, para
darle el acceso libre de su cuerpo a Carlos, quien ahora podría aprovechar su
cuerpo al máximo.
Hay destinos peores que la muerte (el caso de Dana), buena historia.
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