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viernes, 28 de diciembre de 2018

“Intercambio Navideño” -CAP 3-


Prof Ángela



-No puedo creer que la profa realmente haya hecho una cosa como esta –examinaba la mujer la misteriosa caja-, que  aún se encontraba en el escritorio, era algo modesta sin olvidar que era la causante de todo esto, -Será mejor que guarde esto no podría causar más daño del que ya había, tomo la caja en sus manos mientras cargaba la bolsa de la profa, se dirigió a la calle cuando encontró en su bolso unas lleves recordando que la profa tenía un carro en el estacionamiento, de inmediato se emocionó y fue con trotes ligeros a tropiezos por culpa de los tacones que no le dejaban caminar, aparte mientras lo hacía, sentía que las partes nuevas de su cuerpo le apretaban, el sujetador que sostenía sus gemelas tan ajustado para aguantar esos dos grandes bultos de carne y por su puesto el aire fresco correr por debajo de su vestido subiendo por las piernas hasta su vagina aun cubierta por la panti y el líquido seminal del miembro de su compañero y jugos que habían escurrido
I
de su vagina, abrió con las llaves el auto increíble de la chica con excito y una sonrisa se dibujó en su rostro al ver que se trataba del magnífico Mustang que todos los chicos se acercaban a ver cada mañana y salida de la escuela, pues ahora estaba en sus manos, -¡Qué bien premio doble!, abrió las puertas del coche metiendo las cosas esperando a que nadie la viera, al sentarse en la parte del piloto sintió un gran mar de ideas cruzar por su mente, tenía ahora un lindo cuerpo, un auto, solo tenía que esperar a llegar hasta su hogar para poder visualizar mejor el contexto en el que estaba, pensó y pensó, -¿Cómo la estarán pasando los otros chicos ahora?, supongo que nadie se acordó de mi después de ver sus nuevos cuerpos, seguro que ya han de estar en sus casas tocando tetas y demás –pensaba Julio en sí mismo-, puso la llave para encender el coche y arranco algo preocupado por la seguridad de ella misma a raíz de no saber manejar mucho menos un carro como ese, luego de unos minutos, se sintió segura y comenzó a mover el carro por la calle, de alguna forma su cuerpo poseía esa habilidad y no había problemas de no saberlo manejar, llevo el carro por toda la ciudad pasando por las calles, en el transcurso se encontró con unos chicos que veían por fuera asombrados su increíble Ford Mustang del 87, pues para ellos la idea de ver a una chica como ella usando un carro tan fabuloso como ese era una fantasía que pregonaba entre los chicos, Julio se sintió algo apenado de que los chicos del otro auto le vieran tan fascinados con su hermosa figura, el semáforo cambio  y la chica rápido dio un cruce en una ruta más segura que no impedía el retorno a su nuevo hogar, activo el GPS que había instalado hace unos
meses que con fortuna llevaba la dirección de la casa de la profa,  al llegar a la propiedad noto como era una zona privada, habían varias casas bastante grandes con parecidos a mansiones, la flecha en la pantalla apuntaba a una de esas casas, pensaba que era un error de la computadora pero no era así su corazón palpitaba detrás de sus dos tetas que rebotaban a cada paso que daba el carro como dos pelotas sin control a pesar de lo apretadas que estaban por el sujetador, encontró en las llaves un botón el cual encendió el mecanismo de la casa, esta se abría automáticamente dejando abierto el garaje de la misma, asombrada la chica condujo el auto adentro de la casa, si bien no era enorme era lo suficientemente grande como para una familia, su corazón comenzó a palpitar rápidamente, tan solo la imaginación podía engañarle, -¡Sera que la profa en realidad es casada y tiene hijos! –pensaba Julio con temor a lo desconocido-, salió del carro acomodando todo en su lugar, cerró la puerta del garaje, dio un pequeño pero largo suspiro y se adentró como aventurero por la casa, al llegar a la sala con pasos lentos pero sigilosos, noto que la casa estaba sola, perfectamente acomodado todo en su lugar, tan brillante y deslumbrante como si estuviera limpia día con día, una grandiosa pantalla 4K con sillones de piel acomodados de forma ordenada por todo el lugar, la cocina impecable  y los pasillos con cuadros y decoraciones de ambiente, la casa solo era de dos pisos bien distribuidos  y por supuesto con un jardín acompañado de una piscina, terminando la primera parte del área, subió a donde le llamaba era su cuarto para encontrarse con dos recamaras, una parecía estar vacía pero muy limpia, la otra que dedujo era el cuarto de la chica presentaba una lujosa cama matrimonial una pantalla más chica que la de la sala, un gran cuarto escondido que parecía ser un gran armario como para otro cuarto dentro de un cuarto lleno de ropa, desde lencería hasta vestidos y zapatos bien ordenados, un gran espejo posicionado en la pared para prescindir de sus servicios al probarse lo que se pondría cada día y no podía faltar un lujoso baño del otro lado del cuarto con tina y regadera de porcelana y de plata, -Quien diría que una mujer tan solitaria con un trabajo de maestra de bachilleres por un turno moderado poseería tan lujosa vivienda -pensaba-, todo era como un sueño para el chico, no sería tan malo ser una chica después de todo una no tan joven pero tampoco una anciana para disfrutar el resto de su vida si así fuera necesario, comenzó a divagar entre las cosas, casi no había retratos ni personas importantes figurando entre las cosas de la chica, salvo unas cuantas donde parecía haber ido a viajes incontables desde Europa hasta Asia, pronto recordó el cuerpo en el que estaba, bajo la mirada a sus dos
proporcionadas tetas e impregno sus delicadas manos frente a ellas copeando cada una como si medirlas fuera todo un panorama desde su nueva perspectiva, la rubia se levantó, camino al gran armario y se miró directamente en el espejo, apreciaba la imagen dela hermosa chica frente a él, era ella desde ahora, arremetió contra sus pechos apretando hasta sentirse caliente como hace unas horas, busco el cierre de su diminuto vestido hasta que logro bajarlo y encontrarse con una figura de ensueño, buenas medidas de atributos cubiertos por una majestuosa y acomodada lencería, intento quitarse de encima sus  atuendos que como chica le estorbaban, quedo completamente desnuda mirándose al espejo, dedujo que quien usaba ese cuerpo era solo un chico, se sentía como un huésped no deseado en un cuerpo de princesa, pensó en lo incomodo que sería si la chica de su cuerpo se enterara de lo hecho por sus manos, pero ahora él era ella, se quedó quieta mirando al espejo hasta que  por fin sus manos rompieron el hielo y comenzó a hurgar entre sus pechos, bajo la otra mano a su vagina hasta quedar completamente exhausta, todo eso le llenaba de misterios, ser una mujer ni siquiera en los sueños más húmedos habría pensado, se levantó con algo de torpea ante la figura de sus cuervas, ese peso extra que aún le era difícil de conducir para una chica inexperta como el, noto que ya era algo tarde pues había pasado horas probando de sus nuevas partes, sin embargo era jueves así que por faltar un viernes no habrá problema, puso sus fantasías más perversas buscando entre la ropa de la chica varios vestidos y conjuntos e interiores que ponerse, muchas pantimedias y vestidos  con ajustados escotes después y la intimidad del momento le apeno nuevamente frente del espejo, sus piro con calma, veía su blanco rostro enrojecido de lo excitada que estaba, no dejaba de poner sus manos en sus gloriosos pechos que hasta esa mañana ni siquiera imaginaba tendría, -Un regalo navideño, creo que no podría pensar en nada mejor que esto –argumentaba Julio en su mente luego de tan gratas experiencias-, se encontraba vestido con un par de tacones y una lencería ajustada como de chica sexy castigada, encima un vestido rojo que  ponía más candente la situación, su cabellera rubia desbordando por sus hombros, su rostro bien maquillado después de unos cuantos intentos más por verse bien, notaba el cuerpo sexy que había impuesto ante sus ojos, pero ahora solo vinieron las preguntas que tardías pero urgentes a su mente, -¿Pero…, porque la profa no quería más su cuerpo?, con qué fin me penetro esta mañana, porque querría ser un adolescente de apenas 17 años sin nada como en esta súper casa, perdiendo su cuerpo entre otras cosas más –
preguntaba la chica a si misma-, luego recordó que no había fotos de sus familiares ni otras cosas relevantes en su vida, solo sus fotos de extraordinarios viajes en solitario, siguió revisando la casa hasta que encontró un pequeño sótano detrás de una puerta de tabla roca oculta en una de las paredes falsas de la sala, si bien su nuevo hogar tenia un sótano, casi igual de limpio que la habitación sin nada pero oscura sin luces ni energía, encontró una linterna en un costado de ella, al prenderla sostuvo la mirada unos segundos entre la oscuridad, la habitación parecía estas completamente sola, sin embargo encontró un par de cajas no tan grandes en ella arrinconadas hasta el fondo del área, con cuidado sin tropezar con el propio peso de su cuerpo intento sacar las dos cajas, estaban algo pesadas para su poca fuerza pero poco a poco logro llevarlas hasta la sala, comenzó a revisar cada una, se encontró con barias bolsas que protegían muchos papeles y documentos importantes, se adentró entre ellos encontrando fotos de sus padres al menos de los que creía que era sus padres, nombres de ellos, actas de defunción y matrimonio entre otras cosas más, un documento hasta el fondo que decía las causas de sus muertes, “Resultado de la autopsia, explosión en casa, quemaduras de tercer grado, etc.”, la chica miro asombrada las fotografías de los cadáveres, así como de las fotos de los padres de la misma, de sus ojos comenzaron a brotar lágrimas de tristeza, como si lo que paso con la vida de ella le afectara siendo otro el que usaba su cuerpo, intento mantener la calma ante sus disparadas emociones, siguió con la otra caja, pero noto la hora y ya era 11 de la noche, fue a la cocina a calentarse un poco de agua para un café, luego regreso a la sala para seguir investigando entre las cajas, muy en su interior sabía que no debería estar revisando cosas apenas pues si regresaban a sus cuerpos la maestra sabría de su irrumpimiento a la privacidad de su vida, pero puy probablemente eso no sucedería, mucho menos luego de que le había eyaculado por dentro, finalmente encontró dentro de las bolsas un par de fotos de un joven muchacho, parecía un poco más grande de su edad pero sin duda era tan apuesto para sus peculiares gustos de la chica, había muchas fotos junto con él, parecían estar muy felices, al igual que en muchas parecían estar en viajes, siguió revisando hasta encontrarse con un documento parecido al de sus padres, se trataba de una acta de defunción y la remisión del forense por autopsia, según los datos, el chico había muerto por un disparo a mano armada cerca del páncreas que le produjo diversas hemorragias antes de morir, se encontraba de viaje de negocios en Paris, según esto el hombre se llamaba Luis Méndez, originario de Colombia radicado en México como embajador de las Naciones Unidas, luchando contra del mismísimo narco, el hombre de 35 años tenía varios seguros de vida así como cuentas bancarias a nombre de la maestra Ángela, a eso se debe tantos lujos en una casa tan llamativa y digna de una chica como lo era ella, al parecer había heredado todo lo de sus padres y algunas cuantas cosas de su ex esposo que le dejo luego de morir, un importante hombre de negocios que dejaría todo en manos de su amor más grande e la vida, por supuesto que también el gobierno no dejaría impune tal acto y para asegurar su bienestar le asignarían un empleo de medio tiempo en una escuela en la nada en alguna parte de México, -Pero porque haría esto, como lo logro.., -se preguntaba el chico-, luego de descubrir los secretos más oscuros de la chica, seguido de eso sus ojos seguían llenos de lágrimas gracias al recuerdo liberado que tenía oprimido en su cuerpo, regreso todo dentro de las bolsas y termino por volver a ponerlas en su lugar, ya eran las dos de la mañana, se sentía sumamente cansada, la chica regreso a su cuarto de princesa y callo rendida en la cama, a la mañana siguiente, el despertador del celular despertaba a un chico confundido e inmerso en el ilusionismo del día anterior, abrió sus ojos solo para esperar que todo hubiese sido un sueño, más allá de eso, se encontró con un par de montículos frente de sus ojos pegados a su pecho cubiertos con la lencería y el hermoso vestido con el que se había quedado unas cuantas horas atrás, la chica se levantó apresurada, algo confundida y desorientada, comenzó a arreglarse para ir a la escuela, pero torpemente recordó que ahora era una chica y que era la  maestra, ciertamente anoche había pensado en faltar, pero  luego de lo descubierto había decidido que lo mejor era investigar directamente con la dueña de su cuerpo, busco una ropa adecuada que ponerse, tardo un poco menos de tres minutos, no menos como cinco XD, vio la hora de la cual le quedaban treinta minutos para la hora de entrada, corrió apresurada al baño en donde se desvistió, se quedó pensando como dos minutos esperando el agua calentarse mientras que sus ojos se enfocaban en la hermosa figura de la chica frente a ellos, regreso la cordura en el medio y se adentró en el agua lastimando un poco las delicadas partes de su cuerpo con el agua tan caliente ahuyentada por la sensibilidad de su cuerpo, redujo el agua a una temperatura más fresca y regreso para terminar de enjabonarse, mientras pasaba el jabón por su cuerpo n o pudo contener las ganas que su cuerpo le impulsaba, el cuerpo de la chica era tan sensible que con una gota de agua era suficiente para encender los motores de su sexualidad, el jabón le provocaba más impacto pero logro terminarlo como si de una misión se tratara, al terminar dio un salto de triunfo aunque algo excitada, sus tetas rebotaron lastimando un poco de su pecho, más aun término en el suelo por el mal equilibrio que se dio con estas, se levantó y termino de arreglarse enseguida, cuando termino, empezó a maquilarse, noto que era las ocho en punto, la hora de entrada ya había pasado y ella perdiendo el tiempo en el baño, se maquillo con lo que podía dejando a una chica desastrosa por la mala manipulación de sus manos inexpertas, tomo su bolso mientras peinaba su larga cabellera dorada y justo antes de llegar al auto su abdomen comenzó a adolecer, sentía su vagina ardiendo seguido de un extraño escurrimiento de la misma, se abrió de piernas para ver que sucedía encontrándose con una cuantas gotas de sangre liberando de su vagina, manchando el vestido color rosa que se había colocado junto con una panti color crema, regreso a su cuarto para cambiarse y limpiarse, era lo más vergonzoso y doloroso que le había pasado hasta el momento, -Que malo hubiera sido estar en camino y sufrir ese accidente aparatoso- -pensaba-, tardo otros diez minutos en regresar al auto, esta vez se había puesto un pantalón con una blusa negra y una sudadera encima de ella, había decidido no usar sujetador pues le molestaba el tanto usarlo, además de que le cubriría perfectamente el bochorno con la sudadera a los alumnos, se veía  y no se reconocía, la dulce maestra con el look tan despampanante parecía una adolescente sin estilo con ropa de pijama y casual de chanda por la casa, recordó que la chica le había recomendado unas toallitas antes de partir el día anterior y tuvo que volverse a bajar los pantalones para acomodarse tal objeto irreconocible para u chico como lo era antes del suceso, volvió a acomodar todo en su lugar y regreso al auto para partir a la escuela, al llegar, la chica apresurada salio con urgencia intentando llegar a su salón, donde se encontró con el salón hecho un desastre lleno de burlas, su compañeros parecían unos salvajes y la situación no paraba de frenarse, regreso a ver a su cuerpo que tímido frenaba al cuerpo de Isela, tan poco había pasado para olvidarse de su propio cuerpo, al verlo regreso en ella la nostalgia y un raro encuentro, busco entre tantos a Marcó que debía de ser la profa con su cuerpo, pero de hecho parecía estar tranquilo riendo mientras veía el caos, un maestro llego, era el maestro Carlos, el maestro de matemáticas, unos de los pretendientes que acechaba a la profa, un hombre de unos 40 años algo gordo pero con una buena noción de la caballerosidad,  -Angy, que haces aquí, hoy tu clase es a las 11, apenas son las 9, veo que te has
desorientado, hasta pareces otra con ese estilo tan desarreglado, oh, perdón por el mal comentario, no era mi intensión –decía el nervioso profesor-, -Si maestra, su clase es a las 11, que ya se le olvido –se burlaba la mujer en el cuerpo del chico-, -Si…. Marco, está bien profesor, saldré y dejare que de su clase, pero comporte a los chicos parecieran otros hoy, los chicos fruncieron el ceño, se cabrearon por la referencia, no recordaron que dentro de ese cuerpo se encontraba Julio, pues hasta ahora veían a la chica como la imagen de su desafortunado intercambio Navideño, la chica salió y se sentó en el patio a reflexionar un rato, aun pensaba en el regalo de la chica, no sabía armar las piezas de su investigación, sus padres su esposo habían muerto reciente, había heredado todo, tenía para vivir por el resto de su vida, que le haría cambiar de opinión y perder su tan buen y bien cuidado cuerpo, un regalo perfecto, cual seria, que podría querer esa mujer que no tuviera ya en su manos, sería imposible revivir a ese sujeto, ni siquiera a los padres de la chica, si nos camión a todos de cuerpo, porque no uso una magia para revivir a sus muertos, no debió de ser más fácil –decía Julio pensando-, la alarma sonó y al recreo fueron todos, seguido de eso su clase por fin llegaría y haría hablar a todos para llegar a una solución final de sus cuerpos.



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