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miércoles, 13 de febrero de 2019

El juicio Capitulo 4 – La otra perspectiva



Un suspiro salió de mis labios ¿hacia cuánto tiempo que no me sentía tan cansada? Simplemente sentía un constante fastidio de mi trabajo, sin embargo, cada vez que me pensaba en cambiar las cosas me sentía con una desgana más grande. Desde que James haba decidido abandonarme. ¿Por qué lo había hecho? no podía entenderlo, siempre me decía lo graciosa y lista que era, además, quedo encantado cuando le envié un par de selfies.

Por supuesto, durante toda la universidad había tenido a un sinfín de hombres detrás de mí, pero no me interesaban, una hora cada tarde habían tonificado mi cuerpo para ser la envidia de muchas y el deseo de muchos. Sin embargo, mis relaciones habían durado poco, sobre todo porque la mayoría parecía solo pensar en el cine, o una cena casual y buscaban acostarse conmigo. ¿nadie podía pensar en llevarme a un buen restaurante?, ni una sola vez me llevaron de compras o una sorpresa como un anillo o collar, yo quería un hombre que me consintiera, no niños que solo buscaran sexo.

Había entonces aparecido aquel perfil, un hombre extranjero, joven, guapo y adinerado. Obviamente acercarme a él desde mis perfiles hubiera sido más fácil, pero la envidia de la gente hubiera podido más para estropear todo. Por eso había hecho ese perfil, para tener privacidad…

Ah, teníamos tantos planes, iba a irme a Canadá con él, y él iba a comprarnos un departamento en Vancouver para vivir bien, era un trato que deseaba y soñaba, después de todo, mi carrera había sido tanto para complacer a mis padres, y para poder encontrar verdaderos hombres exitosos. Solo necesitaba despejarme, y encontraría quien pudiera ver en mi a la reina a la que iba a poner donde merecía.

El trabajar en un puesto administrativo como secretaria no solamente se debía a eso, si no que, dado que nunca había trabajado antes, no sabía cómo o que tenía que hacer. La mayoría delos trabajos, algún nerd que quería ganar puntos conmigo lo había terminado y en los exámenes bueno, no siempre salía tan mal, pero lo compensaban el resto de mis trabajos, así que pese a no ser una estudiante de honor ni nada parecido, había recibido mi título ¿pero qué demonios se supone que hiciera si algunas empresas a las que fui manejaban programas y sistemas que no recordaba haber usado?

Veía constantemente modelos y perfiles de chicas que conseguían viajar por el mundo, modelando o con su adinerada pareja. ¿Por qué yo no?, no veía en ellas nada que yo no tuviera. Si bien después de que había empezado a trabajar, mis vistas al gimnasio de habían reducido a tres o dos por semana, mi dieta y cuidado de las calorías aun mantenían perfectamente mi cintura. Tenía unas nenas muy lindas y de buen tamaño, a inicios de la universidad trabaje mucho mis glúteos para que se hicieran marcados y firmes, después de convencerme que no crecerían pro arte de magia. Mis piernas eran la envidia de la oficina y lo habían sido de mis compañeras, y mi rostro perfectamente cuidado no había cambiado nada gracias a que lo cuidaba cada noche, entonces ¿Por qué James había corrido a brazos de otra?

Un suspiro salió de mi boca cuando al abrir la puerta de mi departamento me había tumbado sobre el sofá. Al menos después de graduarme no tenía que lidiar con mis padres “haz esto” “haz aquello”, podía hacer lo que yo quisiera ahora, además, mi papi me había comprado el depa como regalo de graduación, así que no tenía que preocuparme por rentas ni mucho menos-.

Tome mi celular para entretenerme un rato, abrí mi perfil, siempre me llegaban mensajes, ya fuera de hombres lanzándome halagos o alunas de mis amigas. Me encantaría salir con ellas como antes, pero ahora que “era independiente y trabajaba”, mi m papa no me daba dinero como antes y no disponía de la misma solvencia, eso solo hacía que me irritase más.

Pase perezosamente los mensajes, mi perfecta manicure era algo que aún mantenía y me obligaba a pagar cada semana.  Valía la pena, y mientras pensaba en eso una sonrisa adorno mi rostro mientras veía los mensajes, todos admiraban mi belleza, pero ninguno se veía prometedor.

Sin embargo, hubo uno que me llamo la atención, era de un perfil que tenía una foto mía, cuando vi el mensaje tenía la cosa más estúpida que había leído.

“Maldito ladrón, desgraciado, no te vas a salir con la tuya, al fin puedo probar que me robaste mi cuerpo”

¿Quién era este loco idiota?, por un momento pensé en enojarme, pero preferí dejarlo, debía ser un pobre estúpido. Preferí no pensar en eso quería relajarme. Ignorando ese mensaje fui a cambiarme para ponerme un par de leggins y un top, era hora de ir al gimnasio. Antes de salir tome mi teléfono abriendo ese mensaje.

“Mira loquito, deja de estar con tus mentiras y locuras y consíguete una vida”

En cuanto se envió Salí dispuesta a continuar con mi vida…




La sorpresa más desagradable, sin embargo, llego una semana más tarde cuando me llego una notificación por parte del gobierno. Al abrirla no podía creer lo que leía, me estaban demandado, me señalaban cargos de robo de cuerpo e identidad ¿Qué clase de estupidez era esta? No me explicaba que sucedía, hasta que había recordado aquel mensaje. ¡Ese grandísimo hijo de puta!

Esta vez no me contuve en tomar una almohada y arrojarla con todas mis fuerzas contra la puerta. No podía creer que hubiera alguien tan enfermo para llegar a hacer una acción legal. Pero yo era yo, ese idiota iba a dar a la cárcel, iba a hacer que se pudriera dentro de una celda por creerse el gracioso.

Abrí mis contactos para llamar a mis padres y avisarles, mi papi podría darme un buen abogado para que ese desgraciado terminara en la cárcel. Sin embargo, cuando le dije de la notificación, mi mano empezó a temblar. Me había dicho que ese mal nacido había sido a verlos y les había contado una historia sacada de su trasero seguramente.

-¿Cómo carajo puedes creerle a un imbécil que te va a contar una historia así?

No podía creer que mis propios padres fueran tan tontos para creerle algo así. Además, me habían dicho que era un gordo… ese tipo era un enfermo Seguramente era un desquiciado que me deseaba. Pero solo pensar en que tipo de persona era me producía asco.

Tome mi teléfono para decirle a ese desgraciado que no iba a salirse con la suya. Estaba tan molesta y escribí tan rápido que no me importo revisar todas las palabras que enviaba en el texto, solo quería que ese maldito supiera lo que le iba a pasar. Iba a hundirlo en la cárcel para toda su asquerosa vida.

Releí la notificación que me había llegado para informarme sobre la demanda. Me indicaban la fecha en donde supuestamente alguien iría a entrevistarme, me harían muchas preguntas sobre mi vida para corroborar la información y después iríamos con el juez en donde seguramente ese gordo asqueroso seria llevado a la cárcel por ser un enfermo.

Después de un tiempo, conseguí calmarme, después de todo, si así iba a ser, todo estaba bien, ese idiota no podía saber cómo era mi vida privada, y después de probar que era yo, disfrutaría ver como lo arrestaban.  Con eso en mente pude estar más tranquila esperando un par de días para que llegase aquel que iba a entrevistarme para hacer todo ese proceso que habían mencionado. Esperaba por supuesto que no fuera un idiota, si me preguntaba cosas de mi niñez o cosas que había pasado, solo tenía que recordarlas, el gordo de mierda no podría saber nada de eso, y todo estaría bien.

-El precio de ser hermosa, supongo – dije con algo de pereza estirándome. Y con ese pensamiento en mi mente, continúe con mi vida en los siguientes días.

Había casi olvidado lo de la visita cuando me habían llamado para recordármelo, era muy molesto desperdiciar mi tarde en eso, pero era mejor que meterme en un problema por ese loco. El que había ido a entrevistarme era un hombre cincuentón, me recordaba un poco a mi padre. No me gustaba hablar con gente vieja, ya mucho había pasado aguantando las absurdas reglas de mis padres en su casa.



 Se presentó, a lo que francamente no preste atención, después de esto seguro no lo iba a volver a ver después de que terminara el proceso. Llevaba un montón de documentos en donde presentaba el caso y me explicaba sobre cuando y como había sido presentado. Sentía como me quemaba el estómago. ¿Qué tanto se había inventado ese desgraciado?

-¡Es mentira! – salte al terminar de escuchar la historia que me había contado. – Pregúntele a mis amigas, no le puedes estar creyendo a ese gordo de mierda – salte alterada.

-Cálmese por favor – soltó el hombre sin perder el temple – mi trabajo es confirmar toda la información que me dé para que si el está mintiendo acabe en prisión.

Aquello logro que me volviera a sentar, sin embargo, sentía que algo me revolvía el estómago, y de saber lo que me contestaría a mi siguiente pregunta no la hubiera hecho: ¿Y que pasara si fallan a su favor?

El hombre tuvo que darme cinco minutos porque me levante corriendo a vomitar y devolver toda la ensalada que me había comido en el almuerzo.

-¿Cómo que le darían mi cuerpo? ¿son imbéciles? – solté jadeando después de haberme limpiado la boca

-Como he dicho, si fallasen a su favor solamente sería si él dice la verdad, en todo caso, la expresión correcta seria devolverle su cuerpo a la señorita Karina.

-¡Pero él no soy yo, es un desgraciado mentiroso! – grite alterada sin querer creerme lo que podía pasar. Sentí como mi cuerpo temblaba tanto por la ira como por el miedo. Me senté dispuesta a poner atención a todo lo que él me dijera, había pasado de estar muy tranquila a sentir miedo de ese enfermo. – le diré todo lo que quiera y me pregunte – prometí y asegura al agente que parecía que al menos se sentía feliz de que fuera a ponerle la debida importancia a sus preguntas.

Pase toda la tarde hablando de todo lo que me preguntase, tratando de recordar con detalle lo que había pasado hacía mucho tiempo. Había cosas que no me cuadraban o simplemente no creía que hubieran pasado y así se lo dije. Estaba segura que así sabrían quien mentía y quien no, seria completamente honesta para que todo fuera rápido. Por supuesto, lo más difícil para mí, fue hablar de Nonano (James), y el motivo por el cual había tenido una ligera depresión, el porque me había separado esa noche de mis amigas y había decidido volver al hotel en lugar de seguir con ellas y porque había querido empezar de nuevo mi vida al terminar la universidad.

Me sentí algo incomoda cuando me pidió la información de dicha cuenta, le escribí el usuario y contraseña, con eso sería suficiente para que el pudiera corroborar que no mentía. Cuando él se levantó, y anuncio que al día siguiente tendríamos que presentarnos al dictamen del juez, no sabía si estar feliz de que fuera tan rápido, o preocupada por ello. Le acompañe a la puerta y cerré la misma, sentía como si no pudiera conectar ninguna idea… ese enfermo iba a pagarlo caro, iba a terminar en la cárcel y me aseguraría de que no saliera nunca.

Ya había anochecido, y decidí ir a mi habitación a descansar, no creía que pudiera dormir esa noche, pero no debía intentarlo, aun si no dejaba de pensar una y otra vez en las palabras de aquel hombre “Haríamos que entren a la máquina para cambiar sus cuerpos”. Recordarlo me provocaba un escalofrió y me obligue a no pensar en eso al sentir que podría volver a vomitar. Me obligue a convencerme que todo estaría bien, y que mañana todo esto solo habría sido una a la experiencia.

Entes de dormir me mire en el espejo, de niña, me habían dicho linda, y conforme crecía para ser una adolecente mi belleza era palpable, tenía rasgos lindos gracias a mi madre y unas nenas de buen tamaño por la suerte genética, sin embargo, el resto había sido producto de mi terquedad de parecer modelo, horas en el gimnasio que hacían que me doliera el abdomen, y que mis muslos quemaran cuando hacia piernas y sentadillas para trabajar mis glúteos.



Habían sido años que me habían dado mi cuerpo tal y como estaba ahora. Pase mis manos por mi plano vientre, recordaba como en la preparatoria había leído de todo para tener hábitos alimenticios que me dejasen estar delgada y no engordar, dejar la pubertad me había hecho pasar de ser una chica linda a una mujer hermosa y escultural.

Todo esto, todo esto era yo, era fruto de mi decisión y mi trabajo, en la universidad es donde había nacido la idea de encontrar un hombre con dinero gracias a mi belleza, pero había empezado con esto por mi auto valoración. No había visto al enfermo que había iniciado esto, pero la sola idea de verme como una gorda descuidada me hacía temblar de asco y miedo. Peor aun, el era un hombre, un loco que quería lo que a mí me había costado años trabajar.

Cubrí mi boca con la mano al sentir el reflujo subir por mi garganta, no, ser un hombre obeso me asqueaba terriblemente, no quería pensar en eso, yo era Karina y mañana los jueces refundirían al tipo en la cárcel. No me imaginaba bajar la vista y ver un estomago enorme o que mis brazos fueran flácidos, detuve mis pensamientos al dar la primera arcada.

Regrese a la cocina para tomar algo para el estómago y posteriormente una pastilla para dormir, a pesar de que me había permitido conciliar el sueño, mi sueño era intranquilo pues se revolvía con imágenes de un desconocido que me tocaba o que me veía a mí misma en una versión obesa y descuidada. Cuando abrí los ojos a la mañana siguiente, sentía que no había descansado, aunque mi cuerpo sentía el descanso de haber dormido.  Tenía que ir a la corte, de modo que me di un buen baño y decidí vestirme, iba a verme espectacular, quería que me viera perfectamente cuando se lo llevaran a la cárcel, entre mejor me viera, sería peor para él, con esa idea vengativa en mente, me puse un conjunto de lencería, una blusa ajustada y una falda a juego, me calce unos zapatos que me encantaban que tenían un tacón bajo, pero el suficiente para hacer que mis piernas lucieran espectaculares y afirmaran mis gemelas.

Subí a mi auto, si bien era un jetta de mis días de estudiante, no estaba nada mal y me permitía moverme tranquilamente, en cuestión de autos, no era demasiado exigente, quizá algún día tuviera uno mejor, pero no era mi prioridad. Al bajar del auto pude ver a mis padres, abrace a mi madre, aunque ella me dio un par de palmaditas en la espalda, la sentía algo distante ¿Qué le sabría dicho ese enfermo? Cuando fallasen a mi favor seguramente derramaría lagrimas pidiéndome perdón por haber dudado de mi, mi padre quizá incluso me preguntara si quería algo de obsequio. Normalmente eso me haría feliz, pero no en este momento.

El centro era grande y con seguridad, pase indicando mi nombre y el motivo por el que había llegado, hacia un poco que no iba a un lugar donde me comieran con los ojos. La mayoría de los guardias eran hombres jóvenes y fuertes, de modo que veía sus ojos fijos en mis pechos, el menear de mis caderas, mis piernas o incluso en como mis glúteos se marcaban sobre mi falda. Llegue a la sala de espera sentándome para aguardar a que esto terminase.

Mis labios se fruncieron cuando la puerta se abrió de nuevo, una mezcla de desprecio y completo asco se formó en mi estómago al verlo, era un asqueroso gordo, seguramente era un perdedor que había pasado su vida leyendo comics y jugando video juegos quedándose virgen, el asco que me provocaba ver aquella papada bajo su barbilla, el temblar de sus flácidas carnes y su rostro maltratado seguramente por acné en el pasado, contrastaba con la mirada que el me dirigía.

-Deja de verme enfermo mal parido.  – solté conteniendo la bilis que quería subir por mi garganta

-Como digas ladrón, no te saldrás con la tuya – contesto.

Aquello había hecho que hirviera mi sangre, era un maldito cínico. Las lágrimas de ira se juntaron en sus ojos.

-¡Deja de fingir! – le grite, quería golpearlo, quería que me pidiera perdón y rogara que no lo metieran a la cárcel, pero eso sería pronto.

Cuando la puerta se abrió, salieron dos fornidos hombres, que seguramente eran agentes, muy anchos para mi gusto, pero era por estar en forma, y al lado de aquella asquerosa bola de cebo, y por el asco que me había producido se veían como un par de atractivos modelos de televisión. Por lo que, al ponerme de pie me asegure de dejarles disfrutar un poco la vista caminando despacio antes de sentarme frente a aquel gran escritorio.

El juez llego para presentarse y dar los formalismos del caso, mientras eso pasaba, no pude evitar imaginarme como aquellos dos guardias se llevarían a ese desquiciado en unos minutos. Pase mi mirada al juez que estaba por dar el veredicto, la sonrisa que adornaba mi cara desapareció mientras sentía un enorme frio entrar en mí, mis manos temblaban profusamente mientras mi mente trataba de convencerme que había escuchado mal.

-¡NO!

“El acusado y la demandante entraran a la cámara, se le devolverá a la señorita Karina su verdadero cuerpo”

11 comentarios:

  1. Excelente Historia! Lo único malo de la historia es tener que esperar tanto tiempo para leer la continuación ;)

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  2. Capítulo innecesario, encima de tardar una semana a escribir, nos dejas con este capítulo que no repercute en nada

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  3. Espero la otra parte con ansias y feliz día

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  4. Valió la pena la espera? No lo creo, eres muy mediocre, tanto tiempo tardas en escribir y repites lo mismo y lo mismo

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    1. Supongo que le estás pagando por invertir su tiempo en esta historia no? Digo, o el mediocre eres tú qué e suponque todo debe ir según tus estúpidas exigencias??

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  5. Se nota como les castra lo que uno escribe, pobres de ustedes degenerados que solo esperan ver pitos metiendosela por donde sea a una mujer :3

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    1. creo que en parte tiene razón el que comentó Kary, el tarda mucho y creo que la gente se desesperó por que no hizo el cambio:(

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  6. Me gusta como desarrollas la historia y te das tu tiempo para aserla como se debe espero la siguiente parte com ansias

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  7. A mi me encanto leer por parte de karina y ver esta prespectiva. No te preocupes por los que no les agrado, es tu historia y a muchos otros nos encanta esta innovacion para establecer una mejor historia. Espero sigas compartiendola con nosotros :)

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  8. Esto sólo deja en claro lo interesante de la historia, Es normal que las personas actúen de esta manera, ya que la intriga es muy grande, admiro el detalle con el que escribes y espero con ansias el siguiente capítulo.

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  9. Okey, no leí esto de inmediato por qué sabía que me sentiría aún más mal por la pobre Karina, rayos ahora me siento peor, se que la cosa debe terminar así, pero... Ay desearía qué algo pasará para que la pobre se salvará, después de todo ella es inocente... Argh

    PD: No te dejes intimidar por los que están hablando mal de la historia por no poner ya el desenlace, eres un gran escritor y tienes mucho potencial, saludos

    Atte: Broken Heart

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