**Bueno
gente, sé que les deje mucho tiempo esperando. Pero tuve demasiado trabajo.
Espero que disfruten este capĂtulo. El prĂłximo serĂĄ el Ășltimo donde anexare un
pequeño epilogo.
Estoy
trabajando en diferentes ideas para mĂĄs historias. Todas sus ideas para nuevos
proyectos son bien venidas. También siempre agradeceré el apoyo y los
comentarios y sus sugerencias.**
La suave
luz del sol entraba por la ventana de la habitaciĂłn en la cual habĂa un par de
prendas en el suelo, por lo demĂĄs todo estaba en silencio. La visiĂłn de la
misma era tan pacifica que parecĂa que nada podĂa perturbarla, hasta el momento
en que, sobre la mesa, los rojos nĂșmeros del reloj digital, cambiaron para
indicar las 7:00 am.
La
tranquilidad fue rota por el burdo sonido de aquella alarma, que pito un par de
veces, cada vez antes de aumentar suavemente su volumen para cumplir su
cometido. Aunque tras solo un par de segundos, fue silenciado por mi mano con
un pequeño golpe que buscaba mås acertar al botón de apagado, que por hacerlo
con precisiĂłn. Respire de manera profunda, disfrutando el aire limpio entrar en
mis pulmones antes de abrir los ojos lentamente.
Era Miércoles,
es decir, hacĂa ya tres dĂas, que habĂa salido de aquel juzgado con mi nuevo
cuerpo. Es decir, con mi verdadero cuerpo, hacia una semana que habĂa salido de
la prisiĂłn que era la bola de cebo que antes llamaba cuerpo y que habĂa puesto
mi mente en el joven cuerpo de Karina. Me di a la tarea de cerrar los ojos
cinco minutos; no necesitaba seguir durmiendo, despuĂ©s de todo, volvĂa a ser
joven y tenĂa una salud fantĂĄstica y mi sueño habĂa sido completamente placentero
y reparador; sin embargo, querĂa darme unos minutos para reparar estos tres
maravillosos dĂas.
El lunes,
cuando esa alarma habĂa sonado me habĂa negado a despertar en el acto, todo lo
que habĂa pasado el dĂa anterior parecĂa un sueño, un hermoso y fantasioso
sueño, temĂa abrir los ojos y ver esa asquerosa barriga y los flĂĄcidos brazos
que tenĂa en mi viejo yo. Pero al moverme y despejar el sueño las sensaciones
no eran las que recordaba. Abrir los ojos habĂa sido un obsequio maravilloso,
no solamente por constatar que no habĂa sido un sueño, si no porque, la sola
imagen de despertar y ver un cuerpo tan maravilloso como el que ahora poseĂa
era un deleite.
Este dĂa no
habĂa sido diferente, mi cama tendrĂa que acostumbrarse a tenerme desnuda en
ella, esta parte se asemejaba mĂĄs a mis fantasĂas, pues por las noches mis
manos exploraban nuevas formas de hacerme sentir y hacerme estremecer. Después
de mi primer orgasmo habĂa dedicado algo de mi tiempo a experimentar, y no
habĂa sido apresurada, habĂa descubierto que mi cuerpo era especialmente
sensible si acariciaba primero mis muslos antes de zonas mĂĄs Ăntimas. TambiĂ©n
me habĂa fascinado descubrir lo que podĂa hacer soplando sobre mis pezones
hĂșmedos despuĂ©s de jugar un poco con ellos.
Aunque si bien habĂa explorado mucho, no tanto como habĂa deseado.
El dĂa
despuĂ©s del Ă©xito de mi plan habĂa tenido que ir a la casa de mis nuevos padres
para que me consolaran, contarles mi “horrible experiencia, siendo un asqueroso
gordo por unos meses”, Y tambiĂ©n en ponerme al corriente de algunos detalles mĂĄs
sobre mi nueva vida.
La ventaja
es que, podĂa preguntar que habĂa hecho “ese gordo enfermo”, en mi cuerpo en
los meses que me habĂa robado mi cuerpo. De modo, que mis padres explicaban con
detalle lo tristes que habĂan estado que tras graduarme tuviera un trabajo tan
mediocre y hubiera reducido mi vida social tanto. Los viejos me parecĂan
empalagosos, y quizĂĄ mantuviera un poco mi distancia, pero no estaba mal
tenerlos para alguna ayuda futura, por supuesto, la mejor parte fue cuando papi
saco la tarjeta de crédito y me llevo al centro comercial.
JamĂĄs habĂa
sido fanĂĄtico de las compras, despuĂ©s de todo ¿QuĂ© podĂa comprar siendo un
tendedero en una mierda de tienda? AdemĂĄs, siendo un gordo la ropa que podĂa comprar
era poca y monĂłtona, pero ahora tenĂa caderas anchas, cintura torneada y unas
piernas de envidia.
Afortunadamente
mi padre, como cualquier hombre no comprendĂa para nada la moda femenina, de
modo que no sabĂa si mi estilo tenia cambios o si me comportaba extraño. Por supuesto,
fue un alivio, porque tampoco veĂa extraño que tardase tanto tiempo en entender
cĂłmo ponerme algunas prendas o zapatos. Ni que no me decidĂa del todo cuando
veĂa alguna talla, sobre todo en lencerĂa o ropa deportiva. Pero me tome mi
tiempo, todo el que pude hasta que las tiendas estuvieron por cerrar, y saliera
radiante con bolsas llenas de nuevo guarda ropa.
Esa noche,
cuando me habĂan llevado a mi apartamento habĂa fantaseado en usar todo lo que habĂa
comprado, pero era demasiado. AdemĂĄs, caminar me habĂa agotado. Curiosamente no
me habĂa molestado, en lo mĂĄs mĂnimo, mi absurdo cuerpo se hubiera cansado tan
solo unos minutos despuĂ©s de empezar, mi nuevo cuerpo habĂa estado horas
caminando y probĂĄndose ropa, y solo sentĂa una suave fatiga en mis piernas. A
las cuales consentĂ con un masaje usando crema. El tacto era maravilloso, y descubrĂ
que me gustaba relajarme y consentirme de esa manera.
HabĂa
pasado prĂĄcticamente una hora en mi cama recordando mi estancia en el centro
comercial, no solo por lo que habĂa comprado, si no por cĂłmo me habĂa tratado
la gente. No era el gordo asqueroso del que se apartaban cuando pasaba. No
habĂa gestos de desagrado por verme o que rehuĂan de mi dado que podĂan incluso
oler sudor.
No, habĂa
sido totalmente diferente, me veĂan con deseo, podĂa encontrar hombres seguir
el contoneo de mis caderas, tener su vista fija en mis piernas y también en
algunos ayudantes de tiendas tratando de disimular el poner su vista en mi
escote. DescubrĂ que ciertamente, todo era importante con la imagen. Si
encontraba que la mirada era de un viejo o un gordo sentĂa repulsiĂłn hacia
ello, pero si por el contrario, era de algĂșn chico joven o que pudiera verse
atractivo, yo misma buscaba hacer movimientos provocadores para que su atenciĂłn
no se despegara de mi.
HabĂa
dedicado mucho a esta reflexiĂłn, y es que no lo habĂa pensado hasta este
momento. ¿QuerĂa tener sexo con algĂșn hombre? ¿Los encontraba atractivos? En
mis fantasĂas antes de obtener mi nuevo cuerpo, pensaba que despuĂ©s de que mis
perversiones degradaran mi cuerpo, o que
ya no me satisficieran, me volverĂa adicta a la actividad sexual con otro
hombre, dejĂĄndome llevar por mis “instintos femeninos”. Sin embargo, por ahora
solo me gustaba su atenciĂłn, la idea de un pene entrando en mĂ no conseguĂa
hacerse agradable. Aun si trataba de vincularla al placer de sentirlo aĂșn no
lograba que fuera totalmente de mi agrado.
Tampoco
veĂa en el gĂ©nero masculino rasgos que me hicieran distraerme del todo, o que
provocasen reacciones de notar en mĂ. Esa noche, antes de que mis manos
empezaran a explorar un poco mĂĄs mi anatomĂa, habĂa sonreĂdo antes de hablar.
-Parece que
mi mente domina bien este cuerpo~
AbrĂ los ojos
nuevamente, el dĂa anterior no habĂa sido demasiado especial, habĂa mirado cada
rincĂłn de mi departamento, tambiĂ©n habĂa guardado mi nueva ropa, con lo cual
habĂa tardado mucho, pues me habĂa tomado el tiempo de probarme cada conjunto y
modelarlo delante de aquel espejo antes de guardarlo.
AsĂ pues,
me habĂa levantado convenciĂ©ndome de que jamĂĄs extrañarĂa el torpe ritual de moverme
poco apoco para mover esa antigua mole en la que estaba.
-Hola
amores~ - salude mirando hacia abajo mis dos perfectos senos, que después de mi
jugueteo de la noche anterior, estaban descubiertos.
El dĂa
anterior habĂa decidido a que hoy empezarĂa mi nueva rutina, para empezar, SalĂ
de la cama para ponerme un top amarillo y un pantalĂłn cĂłmodo, Me estire un poco
para mirarme en el espejo, retorciendo un poco los labios. Hasta ahora no lo
habĂa pensado, pero mi cabello, no lo habĂa cepillado en estos dos dĂas, y se veĂan
algunos cabellos rebeldes, no iba a descuidarlo, asĂ que apuntarĂa el ir a la
estética después para que me dejaran preciosa.
Baje a la
cocina, era momento de desayunar, si bien el dĂa que pase con mis padres
comimos en un restaurante y el dĂa de ayer simplemente habĂa ordenado una pizza
8La cual por cierto seguĂa sobre la mesa casi entera), me descubrĂ que no podĂa
comer ni cerca lo que antes, era normal, antes mi estĂłmago era una maza que pedĂa
engullir seguido, ahora tenĂa un estomago sano y mĂĄs pequeño.
-Bueno… no
pienso volver a ser una bola de grasa – me dije estricta, despuĂ©s de sufrir eso
y ahora tener este cuerpo, no pensaba caer en mis malos hĂĄbitos alimenticios,
de modo que lo primero que hice fue tomar aquella piza, de la cual quedaban 6
de sus 8 rebanadas y tirarla sin mĂĄs al bote de la basura. AbrĂ el
refrigerador, para encontrar frutos secos, yogurt, habĂa leche de soya, y
cereal en la alacena. Para mĂ, eran cosas secas, sin sabor en absoluto, pero
¿QuĂ© importaba?, el comer no se comparaba al dulce placer de verme en el
espejo.
Me servĂ
cereal, con frutos secos, leche de soya y un pequeño vaso de Yogurt… ¿eso
deberĂa estar bien no? Respire hondo antes de dar el primer bocado, antes de
abrirlos con sorpresa… era… era tan diferente.
¿Serian mis
nuevos gustos?, no, no, a medida que masticaba querĂa concentrarme. Antes, mordĂa,
mascaba un par de veces y engullĂa, como un animal desesperado. Comer grasas y
azucares podrĂa bien haber arruinado por completo mi gusto. AdemĂĄs, el exceso
de grasa me provocaba agruras y gases los cuales no me importaban con tal de
darme el gusto de la gula.
Sin
embargo, mi mandĂbula estaba trabajando perfectamente, sentĂa lo crujiente del
cereal crujir suavemente entre mis dientes, perfectamente cuidados. SentĂa ese
suave pero rico sabor del cereal, y tambiĂ©n podĂa sentir la dulzura de la leche
de soya, la tenue acidez de los frutos secos, su textura y el azĂșcar.
Era
maravilloso, un plato de cereal sano que antes me hubiera decepcionado era tan
delicioso. Mi nuevo cuerpo estaba hecho para ser una chica Fitness. AdemĂĄs, la
sensaciĂłn era tan agradable, que me tomaba el tiempo de masticar, saborear y
tragar. Cuando pasé por el Yogurt, lo convertà casi en un deleite sexual pues
la textura del Yogurt hacia maravillas en mi lengua y pasaba mi lengĂŒita por la
cuchara lamiendo el cremoso producto. A veces sacaba mi lengua y pasaba la
cuchara frĂa con el yogurt dejando que este pasara por mi garganta tras
saborearlo.
-Hora... de
ordenar mi nueva vida – Die sintiĂ©ndome satisfecha, no solo en la cuestiĂłn
alimenticia, si no tambiĂ©n, de algĂșn modo, en el sentido moral y de orgullo. No
era ese perdedor que engullĂa papas y soda para el desayuno, habĂa tomado un desayuno
saludable, lo habĂa disfrutado y seguirĂa asĂ. Con esa nueva confianza, subĂ de
nuevo a mi habitaciĂłn para ponerme uno de mis nuevos conjuntos. No tarde
demasiado, a pesar de que originalmente este cuerpo no era mĂo, parecĂa que
siempre habĂa estado pensado para mĂ, pues fueran sus modos o no, dominaba muy
bien mis manos y la forma en que debĂa ponerme algunas prendas, quizĂĄ mi
intensa practica de los pasados dĂas. Inclusive podĂa usar tacones sin
problema.
HabĂa
temido caerme y tropezar, pero dado que habĂa ido despacio para ver las tiendas
y que estaba en excelente forma y tenĂa una memoria muscular, mis movimientos
habĂan sido mĂĄs naturales y no se habĂan visto orzados. Me coloque una hermosa
blusa blanca que tenĂa un escote que dejaba ver muy bien mis pechos, y ahora venĂa
mi toque persona, pues acomode de manera precaria un par de medias de color
blanco en mis largas piernas antes de Poner una falda recta de color Negra que
me quedaba entallada. Al voltearme me asegurĂ© de que mis glĂșteos se marcaran de
manera notoria cuando los movĂa, sonreĂ satisfecha antes de pasar un cepillo
por mi cabello. Amaba llevarlo suelto, ademĂĄs que era tan hermoso que no
necesitaba demasiado, aunque irĂa al salĂłn de belleza mĂĄs tarde.
Lo acomode
un poco antes de ponerme un par de tacones de color Negro y tomar la bolsa con
todas mis pertenencias. SerĂa mi primer dĂa independiente. Al abrir mi puerta y
cerrarla tras de mĂ, era totalmente diferente. Antes me sentĂa encogido, querĂa
salir a hacer lo que tenĂa que hacer y volver lo mĂĄs rĂĄpido posible, pero ahora
me sentĂa confiada, empoderada, yo era la reina de este mundo. Y con esa
confianza, comencé a caminar, haciendo sonar mis tacones y moviendo mis caderas
al hacerlo, con el mentĂłn arriba y la frente en alto desbordando una confianza
que solo podrĂa ser producto de mi maravilloso nuevo yo.
Al llegar a
mi auto subĂ a Ă©l, sintiendo que tenĂa un gran control, era algo
indescriptible, sentĂa que de alguna manera podĂa hacerlo todo, si deseaba
hacerlo harĂa lo que yo si quisiera y nadie me dirĂa que no. ApretĂ© el volante,
era la primera vez que tenĂa auto propio, pero, algo se habĂa despertado dentro
de mĂ.
-Tendré uno
mejor – sonreĂ mientras ajustaba el retrovisor dĂĄndome un segundo para ver mi
rostro esbozar una sonrisa maliciosa. Esa imagen, que no habĂa visto antes
logro hacer que mordiera suavemente mi labio – No me queda mal… ser una chica
mala – sentencie a mi reflejo antes de ir a mi primer objetivo.
Conducir
por las calles era una experiencia placentera, si bien el auto era muy
autĂłctono, cuando miraban quien lo conducĂa dirigĂan un vistazo para capturar
lo que pudieran en sus memorias de mi belleza. Cuando llegue a aquellas
oficinas, estacione enfrente, bajando con una gran dignidad, y camine con tal
firmeza que podrĂan pensar que era dueña de la empresa si hubiera llegado en un
auto mĂĄs lujoso. Mi confianza desbordaba y eso era despampanante.
Por mi
vista periférica vi a algunas personas que eran mis compañeros de trabajo,
conocidos. No me importaban, a partir de hoy, no estaban en mis planes de vida.
Camine directamente hasta la oficina de recursos humanos para poner mi renuncia
en ese momento. El personal si bien querĂa pedirme una explicaciĂłn dado que
renunciaba de manera imprevista se llevarĂan una gran sorpresa cuando arrogante
hable con el mentĂłn arriba.
-Contrataron
a un gordo mediocre, yo, soy Ingeniera en sistemas… estĂșpidos – hable
arrogante. Oh si, nadie ahĂ sabia sobre el caso, Karina se lo habĂa guardado en
su mayorĂa, y el caso era discreto, asĂ que no entendĂan – hace meses un
perdedor intento robarme mi cuerpo, y consiguiĂł trabajo aquĂ... pero ahora… yo
puedo conseguir algo mejor… vendrĂ© por mi pago la prĂłxima semana – dije dĂĄndome
media vuelta para salir de ahĂ con la misma altanerĂa, porte y sensualidad con
la que habĂa entrado.
Oh si,
podĂa sentir a las mujeres odiarme, y a los hombres babear mientras miraban mis
piernas, mis caderas, mis gemelas marcarse sobre mi falda y mis nenas menearse
en mi escote. SentĂ aun regocijo al degradar a la antigua Karina, que habĂa
desperdiciado, no, habĂa estado desperdiciando todas sus oportunidades, y yo,
habĂa llegado a dirigir este cuerpo hacia la vida que se merecĂa, que me merecĂa.
Después de
eso, lo segundo, habĂa sido ir al banco, era un proceso mĂĄs modesto, pero
necesario. DespuĂ©s del juicio me habĂan dado una documentaciĂłn, en la que se
autorizaba de manera prioritaria que cambiase todos mis datos de banca,
contraseñas y Nip, esto por seguridad para que el ladrĂłn que habĂa usado mi
cuerpo no pudiera dar ninguna informaciĂłn mĂa. De modo que habĂa pedido hablar
con el encargado del banco para darle el documento y tras unos minutos se me
habĂa atendido en privado.
Eso era
parte de mi plan, pues habĂa pasado directamente a la oficina del encargado,
ademĂĄs de que por la documentaciĂłn sabrĂa por quĂ© habrĂa ido, pues era una
documentaciĂłn que se daba por un solo motivo y expedida por un juez. El
encargado era un hombre cercano a los 50 años, podrĂa haber sido un buen mozo,
pero la edad ya le ganaba la partida, dĂĄndole mĂĄs robustez de la que deberĂa,
sin embargo, eso no detendrĂa mi plan.
-Ahora,
firme aquĂ y aquĂ señorita- indico señalĂĄndome las ultimas firmas que debĂa de
colocar en la documentaciĂłn. Firmas que habĂa tenido que practicar varias veces
antes de poder hacerla con fluidez. – hay algo mĂĄs en lo que le pueda ayudar? –
pregunto, y ahora habĂa hecho lo que querĂa.
-P-pues si
– dije moviendo suavemente mis hombros provocando un pequeño temblor en mis
pechos – vera… bueno, usted sabe porque vine, lo que me paso – dije con una voz
suave y afligida, habĂa aprendido que mis pequeños dotes de actuaciĂłn se multiplicaban
con mi nuevo cuerpo, el encanto y estupor que provocaba era mucho mayor.
No
necesitaba tener expresiones perfectas, solo menear suavemente mis encantos.
Pase mi mano por mi cabello acomodĂĄndolo detrĂĄs para dejar a la vista mi cuelo
y girando la silla para que mis hermosas piernas quedasen a la vista.
-Yo...
necesito rehacer mi vida, y querĂa saber si usted tenia puestos de trabajo
vacantes – dije justo cuando el apreciaba mis torneados muslos…
Me sentĂa
tan poderosa, era como jugar con un perrito que querĂa un premio, pero
necesitaba que hiciera sus trucos antes de dĂĄrsela. Por supuesto, mi cuerpo no
era un premio que le darĂa a nadie. Conforme ese idiota me comĂa con los ojos,
la conversaciĂłn fluĂa hacia mi experiencia laboral, y tambiĂ©n mis capacidades.
Por supuesto, la tonta Karina no tenĂa capacidades reales, pero si un tĂtulo
que yo con mis capacidades podĂa aprovechar, y tras mostrarle una copia de mi tĂtulo,
Ă©l dijo que le diera unos minutos para ver si el puesto de “encargado de
sistemas”, estaba vacante.
Sabia la
respuesta al ver cómo mientras estaba en el teléfono, el bufón pensaba que no
le miraba mirar mi cuello, mis pechos o mis piernas, las cuales movĂa
suavemente como un gesto distraĂdo pero que era un arma de sensualidad. Tras
diez minutos me dijo que el puesto estaba libre, y que podrĂa presentarme a una
entrevista mĂĄs al dĂa siguiente para poder empezar en la sucursal. Me hablo
sobre el puesto, y sonreĂ al escuchar el sueldo, era jugoso, mĂĄs del doble de
lo que la tonta de Karina obtenĂa como secretaria, por supuesto, mis planes
eran el tener la vida que mi cuerpo merecĂa.
AgradecĂ a
aquel hombre antes de tomar mis cosas y salir de ahĂ. A pesar de que me producĂa
cierto asco, debĂa agradecerle, una debĂa ser agradecida con quienes le
ayudaban. De modo que torpemente deje caer mi bolsa al suelo antes de
inclinarme de manera pronunciada para dejarle ver directamente mi formado culo.
Levante la misma con lentitud antes de colgarla sobre mi hombro.
-Muchas gracias,
disculpĂ© – me despedĂ conteniendo la risa al ver el bulto que se habĂa formado
en su pantalĂłn. Bueno…. No podĂa decir que no le habĂa ido bien.
Ya habĂa
cambiado mi empleo, ahora tenĂa que seguir con mi rutina, claro que, tambiĂ©n
estaba la vida social de Karina, aun no sabĂa si yo querĂa ser tan
extrovertida, pero… ¿Por quĂ© no probar? EmpezarĂa un buen empleo y ganarĂa mĂĄs
dinero, seria exitosa y tendrĂa mĂĄs tiempo, asĂ que no harĂa daño el saber que era salir con
amigos, pero eso para después.
De nuevo en
el auto puse camino al gimnasio, la bolsa en el asiento trasero llevaba mi ropa
para el mismo.
Llegue para
pagar nuevamente la inscripciĂłn y un par de meses por adelantado, mi cuerpo era
hermoso, pero la estĂșpida propietaria anterior lo habĂa descuidado un poco los
Ășltimos meses. Y eso no iba a permitirlo.
Tome la
bolsa para ir a los vestidores a cambiarme.
HabĂa comprado
un hermoso conjunto de top y leggins que se ajustaban muy bien a mi hermosa
figura, por lo cual SalĂ de nuevo para ver cĂłmo debĂa empezar. Sin embargo, aunque
querĂa cuidarme, no tenĂa idea de cĂłmo hacerlo, no habĂa hecho nunca el intento
en mi viejo cuerpo para estar en forma, asĂ que habĂa pedido un instructor. Me habĂan
dicho que estarĂa conmigo al salir. Aunque la verdad, es que mi sorpresa fue
inmensa al ver que era una chica. Una chica preciosa, su cuerpo estaba
tonificado, y suavemente bronceado. Si no fuera yo, le tendrĂa envidia, pero quizĂĄ
por primera vez mi arraigo femenino me obligo a comparar el tamaño de nuestras
caderas y nuestras gemelas. Ella tenĂa un poco mĂĄs de cintura, pero me apunte
un triunfo al ver que mis nenas eran mĂĄs grandes.
Ella se presentĂł
como Raquel, una instructora del gimnasio, parecĂa extrañada del modo en que yo
la miraba. Por lo que aclare mi garganta, diciĂ©ndole que querĂa ejercitarme y
tener un plan de entrenamiento.
Si bien fue
difĂcil hacerle creer que yo nunca habĂa estado en el gimnasio y que mi figura
era resultado solo de correr por las mañanas y cosas asĂ, acepto hacerme un
plan despuĂ©s de que con algo de pena explicaba mis objetivos, como el tener glĂșteos
mĂĄs firmes o definir un poco mĂĄs mi abdomen, asĂ como trabajar un poco mi
pecho.
Conforme
ella me marcaba la rutina, notaba dos cosas. La primera, que por primera vez
estaba conversando con una mujer tan hermosa como Raquel. Siendo un gordo no tenĂa
citas ni muchas mujeres que quisieran entablar una conversaciĂłn conmigo, pero
era inusualmente fĂĄcil. Ella era muy comunicativa, y me termino contando que
era un año menor que yo y que estaba en el Ășltimo semestre de la facultad para graduarse
como licenciada en economĂa.
Con cierta ironĂa
pensé, que, de haberla conocido un año antes y con la facilidad que ella me
contaba todo, hubiera cambiado de cuerpo con ella.
L asegunda
cosa que note, fue la forma en que mi cuerpo llevaba a cabo los ejercicios,
nunca los habĂa hecho, y podĂa sentir el corazĂłn agitarse, asĂ como el
cansancio, pero no era un cansancio que me desesperara o un sudor que me
asqueara, de hecho, lo sentĂa… genial, me sentĂa sensual y hermosa incluso con
el sudor bajando por mi cuello hacia mi abdomen, donde se perdĂa, en unos meses
estarĂa perfecto.
Cuando
terminamos la rutina, Raquel me acompaño a los vestidores, lejos del ejercicio,
no podĂa dejar de mirarla, sus formas, sus caderas. Hasta que habĂa cambiado de
cuerpo con Karina, nunca habĂa tenido a una mujer asĂ tan cerca. Y descubrĂ,
que mi mente aun podĂa ordenarle a este cuerpo el que debĂa encontrar atractivo
y estimulante.
En los
vestidores me detuve a mitad de vestirme, pues reparé en que Raquel también se
estaba vistiendo, tenĂa pechos perfectos, casi como los mĂos, cuando se puso la
ropa interior y el bra, con algo de pena le dije si nos podĂa toma runa selfie.
Mi corazĂłn casi salta cuando dijo que sĂ. Bueno, yo tambiĂ©n era una hermosa y
sexy mujer, no habĂa problema.
Mi celular
capto nuestra belleza, pero mi mano sobre la cintura de Raquel. Por alguna razĂłn
no la solté, incluso cuando ella hizo ademan de separarse.
-Eh… Karina…
- me llamo pensando quizĂĄ en que me habĂa perdido pensando en algo
-Lo siento…
- susurre – es que... tienes un cuerpo muy bonito – dije sin pensar y cayendo
en que la habĂa cagado, sin embargo, ella respondiĂł de una forma en que no le responderĂa
a un hombre, si no a mi nuevo yo, una mujer hermosa.
-G-gracias,
t también tienes un cuerpo muy tonificado, casi no hace falta que vengas al
gimnasio… estas bien como estas – dijo con una risa nerviosa.
-¿TĂș crees?
– respondĂ…. De repente, la sensaciĂłn de poder y confianza habĂa regresado, que
ella me recordara quien era y el cuerpo en el que estaba me doto de esa
confianza de nuevo - ¿y te gusta? – pregunte tomando sus caderas con ambas
manos. Raquel parecĂa un poco asustada y nerviosa.
-K-Karina,
esto… yo no hago esto…- dijo poniendo sus manos sobre mis hombros.
-¿Hacer quĂ©?
– pregunte sintiĂ©ndome maliciosa al sentir que la intimidaba.. si, tenĂa el
control, ella gritarĂa si fuera ese gordo asqueroso, pero ahora estaba nerviosa
e indecisa – Dijiste que tengo bonito cuerpo… ¿no te gusta?
-P-Pues sĂ..
pero… no de esta manera – susurro bajando la mirada, pero solo encontrarĂa mis
firmes pechos.
-Pero si no
dejaste de verme cuando hacia ejercicio – dije haciĂ©ndola balbucear... era la
primera vez que tenĂa a tan hermosa criatura cerca de mĂ, peor la confianza que
me daba mi nuevo cuerpo me dejaba ser una fiera y no un tonto nervioso de que
ella gritara. Me arriesgue, acariciando su cadera hacia su cintura, sentĂ su
cuerpo estremecerse y erizarse – tienes una piel muy bonita – susurre sintiendo
mi corazón latir y bajo mi sostén mis pezones raspaban de una suave manera indicåndome
que empezaban a ponerse ligeramente duros.
Lo
siguiente fue muy rĂĄpido, demasiado como para haberlo planeado o hecho
pensando. Raquel habĂa hecho un pequeño intento de escape, pero no selo permitĂ,
poniéndola en contra de los casilleros acorralåndola contra estos poniendo mis
manos a los lados. Ella alzo sus brazos en reacciĂłn para protegerse de alguna agresiĂłn.
Pero no fue tal. Todo fue en una fracciĂłn de segundo, el impedirle irse, el
acorralarla, el tenerla asĂ.
Me incline
sobre ella para hacer lo que mi mente deseaba y mi cuerpo empezaba a aceptar:
besarla. Ella no reacciono al principio, dejĂĄndome disfrutar, jugar con ella.,
sus labios eran suaves, pequeños, era como pasar la lengua sobre los mĂos, pero
el saber que eran de esa hermosa niña me hicieron sentir un placer y excitación
diferentes. Las manos de Raquel por fin se movieron, haciendo un suave e
ineficiente empujĂłn en mis hombros tratando de apartarme antes de cerrarse
alrededor de mi cuello en un abrazo.
Su boca empezĂł
a moverse, a corresponder. Era patético, pero este era mi primer beso, y lo
estaba dando desde mi cuerpo de ensueño a una niña tan hermosa como podrĂa haber
soñado.
Su lengĂŒita
se movĂa, de manera tĂmida, dejando que la mĂa entrara en su boca, que jugara
con ella y me embriagara de su sabor. Los casilleros estaban en silencio, no habĂa
pensado en que alguien podrĂa vernos, pero afortunadamente no habĂa nadie mĂĄs ahĂ.
El silencio se rompĂa solo por nuestros labios jugando, y nuestras lenguas
chasqueando suavemente entre la saliva que fluĂa entre ambas.
En un
punto, me separe de ella, se veĂa preciosa, yo sentĂa el calor recorrer mi
rostro y mi cuerpo, querĂa seguir jugando, querĂa seguir besĂĄndola, y querĂa seguir
tocando mĂĄs ese cuerpo y esa experiencia. ¡era mi primer beso y el mĂĄs sensual
de todos! Raquel me miraba sonrojada, agitada y sorprendida, y fue la primera
en hablar.
-AquĂ no…
Fue lo Ășnico
que dijo, pero de algĂșn modo, habĂamos conectado, nuestras miradas se habĂan entendido
perfectamente, sin mencionar nada mĂĄs. AsentĂ suavemente antes de voltearme y
vestirme con mĂĄs torpeza y prisa de lo que habĂa hecho nunca. HabĂa terminado
solo poniĂ©ndome la falda, la blusa y las deportivas, y Raquel habĂa hecho algo
similar. HabĂamos bajado con prisa a mi auto. Por un segundo sentĂa que llegarĂamos
mĂĄs rĂĄpido corriendo, pues vivĂa solo a unas calles. Pero logre subir a mi
auto, con ella en el asiento del copiloto antes de poner la llave y conducir
hacia mi departamento.
El par de
minutos se me hacĂa eterno, y yo podĂa sentir como la calentura bajaba poco
apoco, temĂa que Raquel se arrepintiera, por lo que aparque de manera rĂĄpida antes
de bajar y abrir la puerta. Cuando subĂamos a mi departamento podĂa notar, que
la impresiĂłn y la calentura en ella tambiĂ©n habĂan bajado. Sin embargo, llego
hasta mi departamento, abrĂ la puerta y tome su mano para hacerla pasar.
Ella parecĂa
un poco incomoda o indecisa, si era brusca probablemente no tendrĂa otra
oportunidad. Mi inexperiencia me jugaba en contra, pero... por otro lado, ¿no
era yo ahora una hermosa mujer que tendrĂa un empleo exitoso? La tome de los
hombros para que se sentara, ella me miraba indecisa, Esta vez era mejor, ser mĂĄs
suave. Me senté a un lado de ella sobre
el sofĂĄ, acomodando su cabello para ver su rostro, lo que ella interpreto como
un gesto lindo y una pequeña caricia.
Me acerqué,
un poco titubeante al principio, pero volvĂ a juntar mis labios con los de
ella. No era la sensaciĂłn embriagadora que recordaba, en lugar de eso, empezĂł a
ser un beso suave, este hubiera sido un mejor primer beso, suave, llevadero.
Mis labios
eran suaves y dulces, y los de Raquel eran parecidos, ahora que ella no estaba
acorralada, y yo no era tan agresiva, el juego era mĂĄs lento, pero mĂĄs fluido,
esta vez deje que ella usara su lengĂŒita en mi boca, deje que ella jugara, y despuĂ©s
ella me dejo practicar, mi nuevo cuerpo me sorprendĂa con nuevas sensaciones increĂbles.
La lengĂŒita
de Raquel estaba atrapada entre mis labios, la chupaba como si fuera una
paleta, una deliciosa paleta. Deje mi lengua afuera para que ella me la
mordiera suavemente. Mi cuerpo se estremeciĂł, era increĂble lo que podĂa lograr
con un solo beso si se hacĂa de la manera adecuada.
Ella fue la
primera en retomar las cosas, sus manos levantaron mi blusa que saliĂł fĂĄcilmente
mientras yo la despojaba de la chaqueta que usaba. DecidĂ cerrar los ojos para
disfrutar por completo las sensaciones, ella habĂa empezado a acariciar mis
hombros, y después mis brazos, mi piel era fantåstica, sus manos eran pequeñas y
suaves, me tocaba de forma y con caricias que yo no podĂa hacerme a mĂ misma, y
mi cuerpo estaba deseando mĂĄs.
Fue mi
turno de quitar su blusa, dejando al descubierto esos senos perfectos cubiertos
por la lencerĂa color amarillo que ella llevaba. La contemple un momento antes
de llevar mis manos a ellos. Por un momento recordé como manoseaba alas sexo
servidoras que contrataba, me causaba repulsiĂłn, actuaba como un cerdo sin
control, pero ahora, mis manos tomaron esas esferas de carne en un suave
masaje, las exploraron, ganĂĄndome de premio un jadeo de Raquel, esta vez, sabĂa
que no lo fingĂa, ella de verdad disfrutaba mis caricias. SentĂa sus pezones
sobre la tela. Y me incline para besar de manera tĂmida al principio sobre
ellos, antes de hacer mĂĄs, apretarlos con suavidad mientras mordĂa, y ella me
dejaba ser.
PodĂa
sentir su aroma conforme mordĂa y daba un suave chupetĂłn sobre su cuello y
llegaba de nuevo a sus labios. Fue su turno, quizĂĄ yo estaba mĂĄs ansiosa,
porque al primer estimulo de sus manos en mis pechos gemĂ de manera linda, me
recordaba mi primer gemido, algo tĂmido, pero sensual y ligero. Mientras ella
exploraba las delicias que yo le habĂa quitado a Karina mis manos acariciaron
ese hermoso cabello que Raquel poseĂa, a diferencia de mi ella retiro mi sostĂ©n
para tomar mis pezones, que duros me hicieron gemir cuando ella los mordiĂł y
succiono de forma suave. Mis gemidos iban al compĂĄs que su lengua marcaba en
ellos.
Conforme subĂa
la intensidad de sus caricias, tambiĂ©n lo hacĂamos nosotras, nos levantĂĄbamos del
sofĂĄ, y ella me dejaba conducirla hasta el santuario de mi placer, la cama que
me habĂa tenido explorĂĄndome las pasadas noches me tendrĂa ahora con otra
mujer.
Mi falda cayĂł
al suelo y también el short de Raquel, y el interruptor se activó, sus caricias
fueron mĂĄs intensas... las mĂas tambiĂ©n, mis besos retomaron el impulso del
gimnasio, esa fiereza que habĂa sentido, este Ămpetu e impulso, me sentĂa como
una tigresa que querĂa devorar algo delicioso, pero que mi presa, peleaba por devorarme
a mĂ. Pero si yo la devoraba o ella a mĂ, no alteraba de que era delicioso.
No tenĂa
idea de si Raquel era virgen, lo dudaba, porque ella parecĂa tener mĂĄs
experiencia porque termine bajo de ella mientras sus manos entraron sobre mi
tanga, apartĂĄndola y usando sus dedos.
Mi gemido
se ahogĂł en la boca de mi ahora amante, al sentir sus pequeños dedos moverse, habĂa
bien que si los movĂa de ciertas formas me volverĂa loca, pero no le darĂa pistas,
En lugar de eso provoque que mis dedos buscaran el placer de entrar dentro de
ella.
La sensaciĂłn
cĂĄlida me era familiar, pero podĂa, por mis pasadas exploraciones, entender que
el interior de Raquel era diferente al mĂo, Explore, fui mĂĄs delicada y curiosa
que ella que se movĂa con Ămpetu, busque aquel punto sensible en ella, logre
hacerla gemir, gemĂa de forma delicada y ansiosa, si tuviera que compararla,
ella era como una felina que trataba de no verse indefensa.
Mis caderas
se movĂan, mis dedos, mis labios, el conjunto de placer y sensaciones era
indescriptibles. Me estremecĂa al pensar, que hacia un minuto estaba segura de
haber tenido un orgasmo, pero mi cuerpo se negaba a detenerse, y Raquel tampoco
se detenĂa. Me separe de ella un momento, necesitaba aire, querĂa mĂĄs de ella,
pero necesitaba respirar. Y mi entrenadora aprovecho para acomodarse en mi
parte baja.
SabĂa lo
que iba a hacer, pero no estaba preparada, cerré los ojos dando un profundo
gemido al sentir esa lengĂŒita hĂșmeda jugar y explorar sobre mi vagina. MordĂ la
almohada, era delicioso, ella me estaba haciendo un oral, no podĂa mĂĄs, sentĂa como
mi cuerpo se embriagaba, como si no tuviera la capacidad de pensar o razonar.
Solo entendĂa que esto era mil veces mejor que tocarme yo misma.
Raquel siguiĂł
con aquello un poco mas, antes de dejarme a mi tomar la iniciativa. Lo que iba
a hacer solo lo habĂa visto en pornografĂa, y pelĂculas, pero ahora querĂa hacerlo.
Era mi turno de hacerla llegar al clĂmax mĂĄs alto.
Le deje
boca arriba acomodĂĄndome sobre ella y entre sus piernas para acomodar mis
caderas y empujar suavemente hasta lograr que mi vagina se frotase directamente
sobre la de ella. ¡Oh dios era increĂble!
SentĂa la humedad que escurrĂa suavemente de mi entre pierna mezclarse con la
de ella.
Mi pareja
sexual gimiĂł de forma intensa, pero yo estaba empezando, iba a hacer que mis
caderas bailaran hasta que se encendieran, y con esa idea movĂa de adelante
hacia atrĂĄs, de atrĂĄs hacia adelante con un ritmo intenso sujetando la cintura
de Raquel que pronunciaba mi nombre enloquecida. Eso me excitaba…
-Si… dime
que te gusta... di mi nombre….
¡Karina!,
sonaba una y otra vez en mi habitaciĂłn. Si, esa era yo, era mi nombre, era el
nombre de este cuerpo. Yo era Karina y este era el tipo de placeres que deseaba
disfrutar siempre que pudiera, era la vida que merecĂa y disfrutarĂa.
La noche trascurriĂł
con mi nombre resonando en mi habitaciĂłn, y con gemidos saliendo de ambas
bocas. Nunca, habĂa sentido nada asĂ, tocarme, ya no parecĂa tan placentero despuĂ©s
de esto. Y esa noche, después de que Raquel se quedase dormida tras haber
perdido la cuenta de las veces que pensaba que la habĂa hecho venirse, mis ojos
se cerraron, y esa era, la noche mĂĄs placentera y el sueño mĂĄs delicioso que habĂa
tenido en mi vida.
Por cuarta
vez, el despertador sonĂł al marcar las 7:00 am en punto. Mi mano lo apago
sonriendo al recordar la noche anterior, despuĂ©s de todo, la alarma tambiĂ©n habĂa
hecho despertar a Raquel que me miraba un poco asustada al ahora, con su mente frĂa
después de saciar el calor de su cuerpo.
-Buenos dĂas
dormilona - salude antes de mirarla ponerse
de pie y recoger su ropa de manera un poco apresurada y balbuceando algo sobre
que “no debĂa haberlo hecho”. No intente detenerla, estaba muy ocupada
recordando lo bien que la habĂamos pasado. Ella saliĂł de la habitaciĂłn con un
simple “Karina, de verdad perdĂłname” – No hay nada que perdonar corazĂłn… tu no
lo sabes, pero esto va a pasar seguido~-… te lo prometo. – habĂa descubierto un
nuevo placer, y no iba a renunciar a Ă©l… mi cuerpo, era cada vez mejor.
Me encanta como escribes espero tu siguiente historia con ansias y tengo tres sugerencias la primera una abogada exitosa de 30 pero sin pareja cumple años el 7 de abril el mismo dĂa que su abuela una señora de 75 años al soplar las velas cada una pidio su deseo la nieta que su abuela viviera una vida feliz con lo que le resta de su vida y la abuela deseo alludar a su nieta a encontrar al hombre de su vida
ResponderBorrarTe agradezco mucho las ideas!. Las tendre todas en consideracion
BorrarLa segunda es que una lesbiana de 28 gerente de un hotel lujoso y su amigo gey dueño de una tienda de ropa para caballeros tienen el mismo problema estån enamorados de personas etero ella de mejor amiga y vecina y el de unos de sus empleados pero jamas les arian caso y otan por intercambio de cuerpos
ResponderBorrarLa tercera un piloto de aviones casado y con dos hijos tiene una amante un dĂa ellas discuten y un estraño decide intercambiar sus cuerpos para su diversiĂłn espero que elijas una
ResponderBorrarMuy buena! Me gusta la tercera historia que propone Oswaldo
ResponderBorrarGracias por tu opiniĂłn
BorrarMuy buen capitulo esperaba con ansias ya quiero ver el prĂłximo capĂtulo
ResponderBorrarMe encanto este capĂtulo por favor no la dejes otra vez
ResponderBorrarFue este un capĂtulo muy excitante, espero con ansias la continuaciĂłn
ResponderBorrarExcelente capĂtulo cuando publicaras el siguiente???
ResponderBorrarFue una muy buena historia me encantĂł
ResponderBorrarHaz visto la serie transferts/transeridos/transferencias de netNetf? Si no lo hiciste te la recomiendo y podrĂas hacer algo similar
Sucede en un mundo donde es posible pasar tu mente a otro cuerpo pero cuando lo haces la otra persona deja de existir por lo que solo se permite en casos de emergencia y para curar enfermedades, los cuerpos ahĂ son como donar un organo y soos se hace si el del cuerpo original tiene muerte cerebral o algo asi
Pero claro al existir esto surgen mercados clandestinos de gente que secuestra y vende cuerpos para hacer las transferencias
No diré mås por si alguien no la vio pero de nuevo es una serie que recomiendo mucho y en cierta forma estå historia me la recordoun poco
Me has dado una gran idea para una proxima historia!
BorrarAh de nada entonces es bueno saber que te sirviĂł de algo
BorrarPor cierto me acabo de dar cuenta puse net no se qué que en lugar de Netflix error mio
La historia ha sido de las mejores creo que la estas llevando por un rumbo sexy, me encanta manipulen asi el cuerpo de las vĂctimas sigue por favor
ResponderBorrarTe agradezco tu comentario, el proximo capitulo es el cierre
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