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miércoles, 3 de abril de 2019

El juicio - Capitulo 6 "Nueva Vida, Nueva Karina"

<span><marquee direction="left" style="background:#C51162"><font color="#FFFFFF">"El juicio "</font></marquee></span>


**Bueno gente, sé que les deje mucho tiempo esperando. Pero tuve demasiado trabajo. Espero que disfruten este capítulo. El próximo será el último donde anexare un pequeño epilogo.


Estoy trabajando en diferentes ideas para más historias. Todas sus ideas para nuevos proyectos son bien venidas. También siempre agradeceré el apoyo y los comentarios y sus sugerencias.**

La suave luz del sol entraba por la ventana de la habitación en la cual había un par de prendas en el suelo, por lo demás todo estaba en silencio. La visión de la misma era tan pacifica que parecía que nada podía perturbarla, hasta el momento en que, sobre la mesa, los rojos números del reloj digital, cambiaron para indicar las 7:00 am.

La tranquilidad fue rota por el burdo sonido de aquella alarma, que pito un par de veces, cada vez antes de aumentar suavemente su volumen para cumplir su cometido. Aunque tras solo un par de segundos, fue silenciado por mi mano con un pequeño golpe que buscaba más acertar al botón de apagado, que por hacerlo con precisión. Respire de manera profunda, disfrutando el aire limpio entrar en mis pulmones antes de abrir los ojos lentamente.

Era Miércoles, es decir, hacía ya tres días, que había salido de aquel juzgado con mi nuevo cuerpo. Es decir, con mi verdadero cuerpo, hacia una semana que había salido de la prisión que era la bola de cebo que antes llamaba cuerpo y que había puesto mi mente en el joven cuerpo de Karina. Me di a la tarea de cerrar los ojos cinco minutos; no necesitaba seguir durmiendo, después de todo, volvía a ser joven y tenía una salud fantástica y mi sueño había sido completamente placentero y reparador; sin embargo, quería darme unos minutos para reparar estos tres maravillosos días.

El lunes, cuando esa alarma había sonado me había negado a despertar en el acto, todo lo que había pasado el día anterior parecía un sueño, un hermoso y fantasioso sueño, temía abrir los ojos y ver esa asquerosa barriga y los flácidos brazos que tenía en mi viejo yo. Pero al moverme y despejar el sueño las sensaciones no eran las que recordaba. Abrir los ojos había sido un obsequio maravilloso, no solamente por constatar que no había sido un sueño, si no porque, la sola imagen de despertar y ver un cuerpo tan maravilloso como el que ahora poseía era un deleite.

Este día no había sido diferente, mi cama tendría que acostumbrarse a tenerme desnuda en ella, esta parte se asemejaba más a mis fantasías, pues por las noches mis manos exploraban nuevas formas de hacerme sentir y hacerme estremecer. Después de mi primer orgasmo había dedicado algo de mi tiempo a experimentar, y no había sido apresurada, había descubierto que mi cuerpo era especialmente sensible si acariciaba primero mis muslos antes de zonas más íntimas. También me había fascinado descubrir lo que podía hacer soplando sobre mis pezones húmedos después de jugar un poco con ellos.  Aunque si bien había explorado mucho, no tanto como había deseado.

El día después del éxito de mi plan había tenido que ir a la casa de mis nuevos padres para que me consolaran, contarles mi “horrible experiencia, siendo un asqueroso gordo por unos meses”, Y también en ponerme al corriente de algunos detalles más sobre mi nueva vida.

La ventaja es que, podía preguntar que había hecho “ese gordo enfermo”, en mi cuerpo en los meses que me había robado mi cuerpo. De modo, que mis padres explicaban con detalle lo tristes que habían estado que tras graduarme tuviera un trabajo tan mediocre y hubiera reducido mi vida social tanto. Los viejos me parecían empalagosos, y quizá mantuviera un poco mi distancia, pero no estaba mal tenerlos para alguna ayuda futura, por supuesto, la mejor parte fue cuando papi saco la tarjeta de crédito y me llevo al centro comercial.

Jamás había sido fanático de las compras, después de todo ¿Qué podía comprar siendo un tendedero en una mierda de tienda? Además, siendo un gordo la ropa que podía comprar era poca y monótona, pero ahora tenía caderas anchas, cintura torneada y unas piernas de envidia.

Afortunadamente mi padre, como cualquier hombre no comprendía para nada la moda femenina, de modo que no sabía si mi estilo tenia cambios o si me comportaba extraño. Por supuesto, fue un alivio, porque tampoco veía extraño que tardase tanto tiempo en entender cómo ponerme algunas prendas o zapatos. Ni que no me decidía del todo cuando veía alguna talla, sobre todo en lencería o ropa deportiva. Pero me tome mi tiempo, todo el que pude hasta que las tiendas estuvieron por cerrar, y saliera radiante con bolsas llenas de nuevo guarda ropa.

Esa noche, cuando me habían llevado a mi apartamento había fantaseado en usar todo lo que había comprado, pero era demasiado. Además, caminar me había agotado. Curiosamente no me había molestado, en lo más mínimo, mi absurdo cuerpo se hubiera cansado tan solo unos minutos después de empezar, mi nuevo cuerpo había estado horas caminando y probándose ropa, y solo sentía una suave fatiga en mis piernas. A las cuales consentí con un masaje usando crema. El tacto era maravilloso, y descubrí que me gustaba relajarme y consentirme de esa manera.

Había pasado prácticamente una hora en mi cama recordando mi estancia en el centro comercial, no solo por lo que había comprado, si no por cómo me había tratado la gente. No era el gordo asqueroso del que se apartaban cuando pasaba. No había gestos de desagrado por verme o que rehuían de mi dado que podían incluso oler sudor.

No, había sido totalmente diferente, me veían con deseo, podía encontrar hombres seguir el contoneo de mis caderas, tener su vista fija en mis piernas y también en algunos ayudantes de tiendas tratando de disimular el poner su vista en mi escote. Descubrí que ciertamente, todo era importante con la imagen. Si encontraba que la mirada era de un viejo o un gordo sentía repulsión hacia ello, pero si por el contrario, era de algún chico joven o que pudiera verse atractivo, yo misma buscaba hacer movimientos provocadores para que su atención no se despegara de mi.

Había dedicado mucho a esta reflexión, y es que no lo había pensado hasta este momento. ¿Quería tener sexo con algún hombre? ¿Los encontraba atractivos? En mis fantasías antes de obtener mi nuevo cuerpo, pensaba que después de que mis perversiones degradaran  mi cuerpo, o que ya no me satisficieran, me volvería adicta a la actividad sexual con otro hombre, dejándome llevar por mis “instintos femeninos”. Sin embargo, por ahora solo me gustaba su atención, la idea de un pene entrando en mí no conseguía hacerse agradable. Aun si trataba de vincularla al placer de sentirlo aún no lograba que fuera totalmente de mi agrado.

Tampoco veía en el género masculino rasgos que me hicieran distraerme del todo, o que provocasen reacciones de notar en mí. Esa noche, antes de que mis manos empezaran a explorar un poco más mi anatomía, había sonreído antes de hablar.

-Parece que mi mente domina bien este cuerpo~

Abrí los ojos nuevamente, el día anterior no había sido demasiado especial, había mirado cada rincón de mi departamento, también había guardado mi nueva ropa, con lo cual había tardado mucho, pues me había tomado el tiempo de probarme cada conjunto y modelarlo delante de aquel espejo antes de guardarlo.

Así pues, me había levantado convenciéndome de que jamás extrañaría el torpe ritual de moverme poco apoco para mover esa antigua mole en la que estaba.

-Hola amores~ - salude mirando hacia abajo mis dos perfectos senos, que después de mi jugueteo de la noche anterior, estaban descubiertos.



El día anterior había decidido a que hoy empezaría mi nueva rutina, para empezar, Salí de la cama para ponerme un top amarillo y un pantalón cómodo, Me estire un poco para mirarme en el espejo, retorciendo un poco los labios. Hasta ahora no lo había pensado, pero mi cabello, no lo había cepillado en estos dos días, y se veían algunos cabellos rebeldes, no iba a descuidarlo, así que apuntaría el ir a la estética después para que me dejaran preciosa.

Baje a la cocina, era momento de desayunar, si bien el día que pase con mis padres comimos en un restaurante y el día de ayer simplemente había ordenado una pizza 8La cual por cierto seguía sobre la mesa casi entera), me descubrí que no podía comer ni cerca lo que antes, era normal, antes mi estómago era una maza que pedía engullir seguido, ahora tenía un estomago sano y más pequeño.

-Bueno… no pienso volver a ser una bola de grasa – me dije estricta, después de sufrir eso y ahora tener este cuerpo, no pensaba caer en mis malos hábitos alimenticios, de modo que lo primero que hice fue tomar aquella piza, de la cual quedaban 6 de sus 8 rebanadas y tirarla sin más al bote de la basura. Abrí el refrigerador, para encontrar frutos secos, yogurt, había leche de soya, y cereal en la alacena. Para mí, eran cosas secas, sin sabor en absoluto, pero ¿Qué importaba?, el comer no se comparaba al dulce placer de verme en el espejo.

Me serví cereal, con frutos secos, leche de soya y un pequeño vaso de Yogurt… ¿eso debería estar bien no? Respire hondo antes de dar el primer bocado, antes de abrirlos con sorpresa… era… era tan diferente.

¿Serian mis nuevos gustos?, no, no, a medida que masticaba quería concentrarme. Antes, mordía, mascaba un par de veces y engullía, como un animal desesperado. Comer grasas y azucares podría bien haber arruinado por completo mi gusto. Además, el exceso de grasa me provocaba agruras y gases los cuales no me importaban con tal de darme el gusto de la gula.

Sin embargo, mi mandíbula estaba trabajando perfectamente, sentía lo crujiente del cereal crujir suavemente entre mis dientes, perfectamente cuidados. Sentía ese suave pero rico sabor del cereal, y también podía sentir la dulzura de la leche de soya, la tenue acidez de los frutos secos, su textura y el azúcar.

Era maravilloso, un plato de cereal sano que antes me hubiera decepcionado era tan delicioso. Mi nuevo cuerpo estaba hecho para ser una chica Fitness. Además, la sensación era tan agradable, que me tomaba el tiempo de masticar, saborear y tragar. Cuando pasé por el Yogurt, lo convertí casi en un deleite sexual pues la textura del Yogurt hacia maravillas en mi lengua y pasaba mi lengüita por la cuchara lamiendo el cremoso producto. A veces sacaba mi lengua y pasaba la cuchara fría con el yogurt dejando que este pasara por mi garganta tras saborearlo.

-Hora... de ordenar mi nueva vida – Die sintiéndome satisfecha, no solo en la cuestión alimenticia, si no también, de algún modo, en el sentido moral y de orgullo. No era ese perdedor que engullía papas y soda para el desayuno, había tomado un desayuno saludable, lo había disfrutado y seguiría así. Con esa nueva confianza, subí de nuevo a mi habitación para ponerme uno de mis nuevos conjuntos. No tarde demasiado, a pesar de que originalmente este cuerpo no era mío, parecía que siempre había estado pensado para mí, pues fueran sus modos o no, dominaba muy bien mis manos y la forma en que debía ponerme algunas prendas, quizá mi intensa practica de los pasados días. Inclusive podía usar tacones sin problema.

Había temido caerme y tropezar, pero dado que había ido despacio para ver las tiendas y que estaba en excelente forma y tenía una memoria muscular, mis movimientos habían sido más naturales y no se habían visto orzados. Me coloque una hermosa blusa blanca que tenía un escote que dejaba ver muy bien mis pechos, y ahora venía mi toque persona, pues acomode de manera precaria un par de medias de color blanco en mis largas piernas antes de Poner una falda recta de color Negra que me quedaba entallada. Al voltearme me aseguré de que mis glúteos se marcaran de manera notoria cuando los movía, sonreí satisfecha antes de pasar un cepillo por mi cabello. Amaba llevarlo suelto, además que era tan hermoso que no necesitaba demasiado, aunque iría al salón de belleza más tarde.



Lo acomode un poco antes de ponerme un par de tacones de color Negro y tomar la bolsa con todas mis pertenencias. Sería mi primer día independiente. Al abrir mi puerta y cerrarla tras de mí, era totalmente diferente. Antes me sentía encogido, quería salir a hacer lo que tenía que hacer y volver lo más rápido posible, pero ahora me sentía confiada, empoderada, yo era la reina de este mundo. Y con esa confianza, comencé a caminar, haciendo sonar mis tacones y moviendo mis caderas al hacerlo, con el mentón arriba y la frente en alto desbordando una confianza que solo podría ser producto de mi maravilloso nuevo yo.

Al llegar a mi auto subí a él, sintiendo que tenía un gran control, era algo indescriptible, sentía que de alguna manera podía hacerlo todo, si deseaba hacerlo haría lo que yo si quisiera y nadie me diría que no. Apreté el volante, era la primera vez que tenía auto propio, pero, algo se había despertado dentro de mí.

-Tendré uno mejor – sonreí mientras ajustaba el retrovisor dándome un segundo para ver mi rostro esbozar una sonrisa maliciosa. Esa imagen, que no había visto antes logro hacer que mordiera suavemente mi labio – No me queda mal… ser una chica mala – sentencie a mi reflejo antes de ir a mi primer objetivo.

Conducir por las calles era una experiencia placentera, si bien el auto era muy autóctono, cuando miraban quien lo conducía dirigían un vistazo para capturar lo que pudieran en sus memorias de mi belleza. Cuando llegue a aquellas oficinas, estacione enfrente, bajando con una gran dignidad, y camine con tal firmeza que podrían pensar que era dueña de la empresa si hubiera llegado en un auto más lujoso. Mi confianza desbordaba y eso era despampanante.

Por mi vista periférica vi a algunas personas que eran mis compañeros de trabajo, conocidos. No me importaban, a partir de hoy, no estaban en mis planes de vida. Camine directamente hasta la oficina de recursos humanos para poner mi renuncia en ese momento. El personal si bien quería pedirme una explicación dado que renunciaba de manera imprevista se llevarían una gran sorpresa cuando arrogante hable con el mentón arriba.

-Contrataron a un gordo mediocre, yo, soy Ingeniera en sistemas… estúpidos – hable arrogante. Oh si, nadie ahí sabia sobre el caso, Karina se lo había guardado en su mayoría, y el caso era discreto, así que no entendían – hace meses un perdedor intento robarme mi cuerpo, y consiguió trabajo aquí... pero ahora… yo puedo conseguir algo mejor… vendré por mi pago la próxima semana – dije dándome media vuelta para salir de ahí con la misma altanería, porte y sensualidad con la que había entrado.

Oh si, podía sentir a las mujeres odiarme, y a los hombres babear mientras miraban mis piernas, mis caderas, mis gemelas marcarse sobre mi falda y mis nenas menearse en mi escote. Sentí aun regocijo al degradar a la antigua Karina, que había desperdiciado, no, había estado desperdiciando todas sus oportunidades, y yo, había llegado a dirigir este cuerpo hacia la vida que se merecía, que me merecía.

Después de eso, lo segundo, había sido ir al banco, era un proceso más modesto, pero necesario. Después del juicio me habían dado una documentación, en la que se autorizaba de manera prioritaria que cambiase todos mis datos de banca, contraseñas y Nip, esto por seguridad para que el ladrón que había usado mi cuerpo no pudiera dar ninguna información mía. De modo que había pedido hablar con el encargado del banco para darle el documento y tras unos minutos se me había atendido en privado.

Eso era parte de mi plan, pues había pasado directamente a la oficina del encargado, además de que por la documentación sabría por qué habría ido, pues era una documentación que se daba por un solo motivo y expedida por un juez. El encargado era un hombre cercano a los 50 años, podría haber sido un buen mozo, pero la edad ya le ganaba la partida, dándole más robustez de la que debería, sin embargo, eso no detendría mi plan.

-Ahora, firme aquí y aquí señorita- indico señalándome las ultimas firmas que debía de colocar en la documentación. Firmas que había tenido que practicar varias veces antes de poder hacerla con fluidez. – hay algo más en lo que le pueda ayudar? – pregunto, y ahora había hecho lo que quería.


-P-pues si – dije moviendo suavemente mis hombros provocando un pequeño temblor en mis pechos – vera… bueno, usted sabe porque vine, lo que me paso – dije con una voz suave y afligida, había aprendido que mis pequeños dotes de actuación se multiplicaban con mi nuevo cuerpo, el encanto y estupor que provocaba era mucho mayor.

No necesitaba tener expresiones perfectas, solo menear suavemente mis encantos. Pase mi mano por mi cabello acomodándolo detrás para dejar a la vista mi cuelo y girando la silla para que mis hermosas piernas quedasen a la vista.

-Yo... necesito rehacer mi vida, y quería saber si usted tenia puestos de trabajo vacantes – dije justo cuando el apreciaba mis torneados muslos…



Me sentía tan poderosa, era como jugar con un perrito que quería un premio, pero necesitaba que hiciera sus trucos antes de dársela. Por supuesto, mi cuerpo no era un premio que le daría a nadie. Conforme ese idiota me comía con los ojos, la conversación fluía hacia mi experiencia laboral, y también mis capacidades. Por supuesto, la tonta Karina no tenía capacidades reales, pero si un título que yo con mis capacidades podía aprovechar, y tras mostrarle una copia de mi título, él dijo que le diera unos minutos para ver si el puesto de “encargado de sistemas”, estaba vacante.

Sabia la respuesta al ver cómo mientras estaba en el teléfono, el bufón pensaba que no le miraba mirar mi cuello, mis pechos o mis piernas, las cuales movía suavemente como un gesto distraído pero que era un arma de sensualidad. Tras diez minutos me dijo que el puesto estaba libre, y que podría presentarme a una entrevista más al día siguiente para poder empezar en la sucursal. Me hablo sobre el puesto, y sonreí al escuchar el sueldo, era jugoso, más del doble de lo que la tonta de Karina obtenía como secretaria, por supuesto, mis planes eran el tener la vida que mi cuerpo merecía.

Agradecí a aquel hombre antes de tomar mis cosas y salir de ahí. A pesar de que me producía cierto asco, debía agradecerle, una debía ser agradecida con quienes le ayudaban. De modo que torpemente deje caer mi bolsa al suelo antes de inclinarme de manera pronunciada para dejarle ver directamente mi formado culo. Levante la misma con lentitud antes de colgarla sobre mi hombro.

-Muchas gracias, disculpé – me despedí conteniendo la risa al ver el bulto que se había formado en su pantalón. Bueno…. No podía decir que no le había ido bien.

Ya había cambiado mi empleo, ahora tenía que seguir con mi rutina, claro que, también estaba la vida social de Karina, aun no sabía si yo quería ser tan extrovertida, pero… ¿Por qué no probar? Empezaría un buen empleo y ganaría más dinero, seria exitosa y tendría más tiempo, así que  no haría daño el saber que era salir con amigos, pero eso para después.

De nuevo en el auto puse camino al gimnasio, la bolsa en el asiento trasero llevaba mi ropa para el mismo.


Llegue para pagar nuevamente la inscripción y un par de meses por adelantado, mi cuerpo era hermoso, pero la estúpida propietaria anterior lo había descuidado un poco los últimos meses. Y eso no iba a permitirlo.

Tome la bolsa para ir a los vestidores a cambiarme.



Había comprado un hermoso conjunto de top y leggins que se ajustaban muy bien a mi hermosa figura, por lo cual Salí de nuevo para ver cómo debía empezar. Sin embargo, aunque quería cuidarme, no tenía idea de cómo hacerlo, no había hecho nunca el intento en mi viejo cuerpo para estar en forma, así que había pedido un instructor. Me habían dicho que estaría conmigo al salir. Aunque la verdad, es que mi sorpresa fue inmensa al ver que era una chica. Una chica preciosa, su cuerpo estaba tonificado, y suavemente bronceado. Si no fuera yo, le tendría envidia, pero quizá por primera vez mi arraigo femenino me obligo a comparar el tamaño de nuestras caderas y nuestras gemelas. Ella tenía un poco más de cintura, pero me apunte un triunfo al ver que mis nenas eran más grandes.

Ella se presentó como Raquel, una instructora del gimnasio, parecía extrañada del modo en que yo la miraba. Por lo que aclare mi garganta, diciéndole que quería ejercitarme y tener un plan de entrenamiento.

Si bien fue difícil hacerle creer que yo nunca había estado en el gimnasio y que mi figura era resultado solo de correr por las mañanas y cosas así, acepto hacerme un plan después de que con algo de pena explicaba mis objetivos, como el tener glúteos más firmes o definir un poco más mi abdomen, así como trabajar un poco mi pecho.

Conforme ella me marcaba la rutina, notaba dos cosas. La primera, que por primera vez estaba conversando con una mujer tan hermosa como Raquel. Siendo un gordo no tenía citas ni muchas mujeres que quisieran entablar una conversación conmigo, pero era inusualmente fácil. Ella era muy comunicativa, y me termino contando que era un año menor que yo y que estaba en el último semestre de la facultad para graduarse como licenciada en economía.

Con cierta ironía pensé, que, de haberla conocido un año antes y con la facilidad que ella me contaba todo, hubiera cambiado de cuerpo con ella.

L asegunda cosa que note, fue la forma en que mi cuerpo llevaba a cabo los ejercicios, nunca los había hecho, y podía sentir el corazón agitarse, así como el cansancio, pero no era un cansancio que me desesperara o un sudor que me asqueara, de hecho, lo sentía… genial, me sentía sensual y hermosa incluso con el sudor bajando por mi cuello hacia mi abdomen, donde se perdía, en unos meses estaría perfecto.

Cuando terminamos la rutina, Raquel me acompaño a los vestidores, lejos del ejercicio, no podía dejar de mirarla, sus formas, sus caderas. Hasta que había cambiado de cuerpo con Karina, nunca había tenido a una mujer así tan cerca. Y descubrí, que mi mente aun podía ordenarle a este cuerpo el que debía encontrar atractivo y estimulante.

En los vestidores me detuve a mitad de vestirme, pues reparé en que Raquel también se estaba vistiendo, tenía pechos perfectos, casi como los míos, cuando se puso la ropa interior y el bra, con algo de pena le dije si nos podía toma runa selfie. Mi corazón casi salta cuando dijo que sí. Bueno, yo también era una hermosa y sexy mujer, no había problema.



Mi celular capto nuestra belleza, pero mi mano sobre la cintura de Raquel. Por alguna razón no la solté, incluso cuando ella hizo ademan de separarse.

-Eh… Karina… - me llamo pensando quizá en que me había perdido pensando en algo

-Lo siento… - susurre – es que... tienes un cuerpo muy bonito – dije sin pensar y cayendo en que la había cagado, sin embargo, ella respondió de una forma en que no le respondería a un hombre, si no a mi nuevo yo, una mujer hermosa.

-G-gracias, t también tienes un cuerpo muy tonificado, casi no hace falta que vengas al gimnasio… estas bien como estas – dijo con una risa nerviosa.

-¿Tú crees? – respondí…. De repente, la sensación de poder y confianza había regresado, que ella me recordara quien era y el cuerpo en el que estaba me doto de esa confianza de nuevo - ¿y te gusta? – pregunte tomando sus caderas con ambas manos. Raquel parecía un poco asustada y nerviosa.

-K-Karina, esto… yo no hago esto…- dijo poniendo sus manos sobre mis hombros.

-¿Hacer qué? – pregunte sintiéndome maliciosa al sentir que la intimidaba.. si, tenía el control, ella gritaría si fuera ese gordo asqueroso, pero ahora estaba nerviosa e indecisa – Dijiste que tengo bonito cuerpo… ¿no te gusta?

-P-Pues sí.. pero… no de esta manera – susurro bajando la mirada, pero solo encontraría mis firmes pechos.

-Pero si no dejaste de verme cuando hacia ejercicio – dije haciéndola balbucear... era la primera vez que tenía a tan hermosa criatura cerca de mí, peor la confianza que me daba mi nuevo cuerpo me dejaba ser una fiera y no un tonto nervioso de que ella gritara. Me arriesgue, acariciando su cadera hacia su cintura, sentí su cuerpo estremecerse y erizarse – tienes una piel muy bonita – susurre sintiendo mi corazón latir y bajo mi sostén mis pezones raspaban de una suave manera indicándome que empezaban a ponerse ligeramente duros.

Lo siguiente fue muy rápido, demasiado como para haberlo planeado o hecho pensando. Raquel había hecho un pequeño intento de escape, pero no selo permití, poniéndola en contra de los casilleros acorralándola contra estos poniendo mis manos a los lados. Ella alzo sus brazos en reacción para protegerse de alguna agresión. Pero no fue tal. Todo fue en una fracción de segundo, el impedirle irse, el acorralarla, el tenerla así.

Me incline sobre ella para hacer lo que mi mente deseaba y mi cuerpo empezaba a aceptar: besarla. Ella no reacciono al principio, dejándome disfrutar, jugar con ella., sus labios eran suaves, pequeños, era como pasar la lengua sobre los míos, pero el saber que eran de esa hermosa niña me hicieron sentir un placer y excitación diferentes. Las manos de Raquel por fin se movieron, haciendo un suave e ineficiente empujón en mis hombros tratando de apartarme antes de cerrarse alrededor de mi cuello en un abrazo.


Su boca empezó a moverse, a corresponder. Era patético, pero este era mi primer beso, y lo estaba dando desde mi cuerpo de ensueño a una niña tan hermosa como podría haber soñado.

Su lengüita se movía, de manera tímida, dejando que la mía entrara en su boca, que jugara con ella y me embriagara de su sabor. Los casilleros estaban en silencio, no había pensado en que alguien podría vernos, pero afortunadamente no había nadie más ahí. El silencio se rompía solo por nuestros labios jugando, y nuestras lenguas chasqueando suavemente entre la saliva que fluía entre ambas.

En un punto, me separe de ella, se veía preciosa, yo sentía el calor recorrer mi rostro y mi cuerpo, quería seguir jugando, quería seguir besándola, y quería seguir tocando más ese cuerpo y esa experiencia. ¡era mi primer beso y el más sensual de todos! Raquel me miraba sonrojada, agitada y sorprendida, y fue la primera en hablar.

-Aquí no…

Fue lo único que dijo, pero de algún modo, habíamos conectado, nuestras miradas se habían entendido perfectamente, sin mencionar nada más. Asentí suavemente antes de voltearme y vestirme con más torpeza y prisa de lo que había hecho nunca. Había terminado solo poniéndome la falda, la blusa y las deportivas, y Raquel había hecho algo similar. Habíamos bajado con prisa a mi auto. Por un segundo sentía que llegaríamos más rápido corriendo, pues vivía solo a unas calles. Pero logre subir a mi auto, con ella en el asiento del copiloto antes de poner la llave y conducir hacia mi departamento.

El par de minutos se me hacía eterno, y yo podía sentir como la calentura bajaba poco apoco, temía que Raquel se arrepintiera, por lo que aparque de manera rápida antes de bajar y abrir la puerta. Cuando subíamos a mi departamento podía notar, que la impresión y la calentura en ella también habían bajado. Sin embargo, llego hasta mi departamento, abrí la puerta y tome su mano para hacerla pasar.

Ella parecía un poco incomoda o indecisa, si era brusca probablemente no tendría otra oportunidad. Mi inexperiencia me jugaba en contra, pero... por otro lado, ¿no era yo ahora una hermosa mujer que tendría un empleo exitoso? La tome de los hombros para que se sentara, ella me miraba indecisa, Esta vez era mejor, ser más suave.  Me senté a un lado de ella sobre el sofá, acomodando su cabello para ver su rostro, lo que ella interpreto como un gesto lindo y una pequeña caricia.

Me acerqué, un poco titubeante al principio, pero volví a juntar mis labios con los de ella. No era la sensación embriagadora que recordaba, en lugar de eso, empezó a ser un beso suave, este hubiera sido un mejor primer beso, suave, llevadero.


Mis labios eran suaves y dulces, y los de Raquel eran parecidos, ahora que ella no estaba acorralada, y yo no era tan agresiva, el juego era más lento, pero más fluido, esta vez deje que ella usara su lengüita en mi boca, deje que ella jugara, y después ella me dejo practicar, mi nuevo cuerpo me sorprendía con nuevas sensaciones increíbles.

La lengüita de Raquel estaba atrapada entre mis labios, la chupaba como si fuera una paleta, una deliciosa paleta. Deje mi lengua afuera para que ella me la mordiera suavemente. Mi cuerpo se estremeció, era increíble lo que podía lograr con un solo beso si se hacía de la manera adecuada.

Ella fue la primera en retomar las cosas, sus manos levantaron mi blusa que salió fácilmente mientras yo la despojaba de la chaqueta que usaba. Decidí cerrar los ojos para disfrutar por completo las sensaciones, ella había empezado a acariciar mis hombros, y después mis brazos, mi piel era fantástica, sus manos eran pequeñas y suaves, me tocaba de forma y con caricias que yo no podía hacerme a mí misma, y mi cuerpo estaba deseando más.

Fue mi turno de quitar su blusa, dejando al descubierto esos senos perfectos cubiertos por la lencería color amarillo que ella llevaba. La contemple un momento antes de llevar mis manos a ellos. Por un momento recordé como manoseaba alas sexo servidoras que contrataba, me causaba repulsión, actuaba como un cerdo sin control, pero ahora, mis manos tomaron esas esferas de carne en un suave masaje, las exploraron, ganándome de premio un jadeo de Raquel, esta vez, sabía que no lo fingía, ella de verdad disfrutaba mis caricias. Sentía sus pezones sobre la tela. Y me incline para besar de manera tímida al principio sobre ellos, antes de hacer más, apretarlos con suavidad mientras mordía, y ella me dejaba ser.

Podía sentir su aroma conforme mordía y daba un suave chupetón sobre su cuello y llegaba de nuevo a sus labios. Fue su turno, quizá yo estaba más ansiosa, porque al primer estimulo de sus manos en mis pechos gemí de manera linda, me recordaba mi primer gemido, algo tímido, pero sensual y ligero. Mientras ella exploraba las delicias que yo le había quitado a Karina mis manos acariciaron ese hermoso cabello que Raquel poseía, a diferencia de mi ella retiro mi sostén para tomar mis pezones, que duros me hicieron gemir cuando ella los mordió y succiono de forma suave. Mis gemidos iban al compás que su lengua marcaba en ellos.

Conforme subía la intensidad de sus caricias, también lo hacíamos nosotras, nos levantábamos del sofá, y ella me dejaba conducirla hasta el santuario de mi placer, la cama que me había tenido explorándome las pasadas noches me tendría ahora con otra mujer.


Mi falda cayó al suelo y también el short de Raquel, y el interruptor se activó, sus caricias fueron más intensas... las mías también, mis besos retomaron el impulso del gimnasio, esa fiereza que había sentido, este ímpetu e impulso, me sentía como una tigresa que quería devorar algo delicioso, pero que mi presa, peleaba por devorarme a mí. Pero si yo la devoraba o ella a mí, no alteraba de que era delicioso.

No tenía idea de si Raquel era virgen, lo dudaba, porque ella parecía tener más experiencia porque termine bajo de ella mientras sus manos entraron sobre mi tanga, apartándola y usando sus dedos.

Mi gemido se ahogó en la boca de mi ahora amante, al sentir sus pequeños dedos moverse, había bien que si los movía de ciertas formas me volvería loca, pero no le daría pistas, En lugar de eso provoque que mis dedos buscaran el placer de entrar dentro de ella.

La sensación cálida me era familiar, pero podía, por mis pasadas exploraciones, entender que el interior de Raquel era diferente al mío, Explore, fui más delicada y curiosa que ella que se movía con ímpetu, busque aquel punto sensible en ella, logre hacerla gemir, gemía de forma delicada y ansiosa, si tuviera que compararla, ella era como una felina que trataba de no verse indefensa.

Mis caderas se movían, mis dedos, mis labios, el conjunto de placer y sensaciones era indescriptibles. Me estremecía al pensar, que hacia un minuto estaba segura de haber tenido un orgasmo, pero mi cuerpo se negaba a detenerse, y Raquel tampoco se detenía. Me separe de ella un momento, necesitaba aire, quería más de ella, pero necesitaba respirar. Y mi entrenadora aprovecho para acomodarse en mi parte baja.


Sabía lo que iba a hacer, pero no estaba preparada, cerré los ojos dando un profundo gemido al sentir esa lengüita húmeda jugar y explorar sobre mi vagina. Mordí la almohada, era delicioso, ella me estaba haciendo un oral, no podía más, sentía como mi cuerpo se embriagaba, como si no tuviera la capacidad de pensar o razonar. Solo entendía que esto era mil veces mejor que tocarme yo misma.

Raquel siguió con aquello un poco mas, antes de dejarme a mi tomar la iniciativa. Lo que iba a hacer solo lo había visto en pornografía, y películas, pero ahora quería hacerlo. Era mi turno de hacerla llegar al clímax más alto.

Le deje boca arriba acomodándome sobre ella y entre sus piernas para acomodar mis caderas y empujar suavemente hasta lograr que mi vagina se frotase directamente sobre la de ella.  ¡Oh dios era increíble! Sentía la humedad que escurría suavemente de mi entre pierna mezclarse con la de ella.


Mi pareja sexual gimió de forma intensa, pero yo estaba empezando, iba a hacer que mis caderas bailaran hasta que se encendieran, y con esa idea movía de adelante hacia atrás, de atrás hacia adelante con un ritmo intenso sujetando la cintura de Raquel que pronunciaba mi nombre enloquecida. Eso me excitaba…

-Si… dime que te gusta... di mi nombre….

¡Karina!, sonaba una y otra vez en mi habitación. Si, esa era yo, era mi nombre, era el nombre de este cuerpo. Yo era Karina y este era el tipo de placeres que deseaba disfrutar siempre que pudiera, era la vida que merecía y disfrutaría.

La noche trascurrió con mi nombre resonando en mi habitación, y con gemidos saliendo de ambas bocas. Nunca, había sentido nada así, tocarme, ya no parecía tan placentero después de esto. Y esa noche, después de que Raquel se quedase dormida tras haber perdido la cuenta de las veces que pensaba que la había hecho venirse, mis ojos se cerraron, y esa era, la noche más placentera y el sueño más delicioso que había tenido en mi vida.

Por cuarta vez, el despertador sonó al marcar las 7:00 am en punto. Mi mano lo apago sonriendo al recordar la noche anterior, después de todo, la alarma también había hecho despertar a Raquel que me miraba un poco asustada al ahora, con su mente fría después de saciar el calor de su cuerpo.


-Buenos días dormilona  - salude antes de mirarla ponerse de pie y recoger su ropa de manera un poco apresurada y balbuceando algo sobre que “no debía haberlo hecho”. No intente detenerla, estaba muy ocupada recordando lo bien que la habíamos pasado. Ella salió de la habitación con un simple “Karina, de verdad perdóname” – No hay nada que perdonar corazón… tu no lo sabes, pero esto va a pasar seguido~-… te lo prometo. – había descubierto un nuevo placer, y no iba a renunciar a él… mi cuerpo, era cada vez mejor.



15 comentarios:

  1. Me encanta como escribes espero tu siguiente historia con ansias y tengo tres sugerencias la primera una abogada exitosa de 30 pero sin pareja cumple años el 7 de abril el mismo día que su abuela una señora de 75 años al soplar las velas cada una pidio su deseo la nieta que su abuela viviera una vida feliz con lo que le resta de su vida y la abuela deseo alludar a su nieta a encontrar al hombre de su vida

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    1. Te agradezco mucho las ideas!. Las tendre todas en consideracion

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  2. La segunda es que una lesbiana de 28 gerente de un hotel lujoso y su amigo gey dueño de una tienda de ropa para caballeros tienen el mismo problema están enamorados de personas etero ella de mejor amiga y vecina y el de unos de sus empleados pero jamas les arian caso y otan por intercambio de cuerpos

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  3. La tercera un piloto de aviones casado y con dos hijos tiene una amante un día ellas discuten y un estraño decide intercambiar sus cuerpos para su diversión espero que elijas una

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  4. Muy buena! Me gusta la tercera historia que propone Oswaldo

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  5. Muy buen capitulo esperaba con ansias ya quiero ver el próximo capítulo

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  6. Me encanto este capítulo por favor no la dejes otra vez

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  7. Fue este un capítulo muy excitante, espero con ansias la continuación

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  8. Excelente capítulo cuando publicaras el siguiente???

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  9. Fue una muy buena historia me encantó
    Haz visto la serie transferts/transeridos/transferencias de netNetf? Si no lo hiciste te la recomiendo y podrías hacer algo similar

    Sucede en un mundo donde es posible pasar tu mente a otro cuerpo pero cuando lo haces la otra persona deja de existir por lo que solo se permite en casos de emergencia y para curar enfermedades, los cuerpos ahí son como donar un organo y soos se hace si el del cuerpo original tiene muerte cerebral o algo asi
    Pero claro al existir esto surgen mercados clandestinos de gente que secuestra y vende cuerpos para hacer las transferencias

    No diré más por si alguien no la vio pero de nuevo es una serie que recomiendo mucho y en cierta forma está historia me la recordoun poco

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    1. Me has dado una gran idea para una proxima historia!

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    2. Ah de nada entonces es bueno saber que te sirvió de algo
      Por cierto me acabo de dar cuenta puse net no se qué que en lugar de Netflix error mio

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  10. La historia ha sido de las mejores creo que la estas llevando por un rumbo sexy, me encanta manipulen asi el cuerpo de las víctimas sigue por favor

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    1. Te agradezco tu comentario, el proximo capitulo es el cierre

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