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lunes, 18 de julio de 2022

"𝑳𝒂 𝒔𝒖𝒑𝒍𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒅𝒆 𝒎𝒊 𝒎𝒂𝒅𝒓𝒆" 3

 

"𝑳𝒂 𝒔𝒖𝒑𝒍𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒅𝒆 𝒎𝒊 𝒎𝒂𝒅𝒓𝒆"

"Parte 3"


Parte 1:https://karinabodyswap.blogspot.com/2022/05/blog-post_08.html

Parte 2: https://karinabodyswap.blogspot.com/2022/05/2.html

Parte 4: https://karinabodyswap.blogspot.com/2022/08/4.html


Durante la noche había sentido cosas extrañas, no entendía porque, seguramente eran cosas que este cuerpo de mujer madura sentía por alguna razón, quizás cosas en mi interior sucediendo debido a estos estremecedores cambios, pero me incomodaron todo el tiempo, sin dormir mucho, aunque para ser sinceros, sentía un poco las manos de mi hermana rosando mis senos en todo momento, quizás inconsciente al hacerlo o con toda la intención.

- ¡Buenos dĂ­as mami! –mi hermana me saludaba al despertar –

- ¡Buenos dĂ­as…!, ¿Mami? –respondĂ­ luego de confundirme con su saludo –¡Ah, es verdad, mierda mi voz y tambiĂ©n las tetas…!, no fue un sueño despuĂ©s de todo… -

- ¡Por supuesto que no tonta…, oh perdĂłn mami…! –

- ¡Ya Mona, deja de llamarme asĂ­! –

- ¡Pues ahora eres mi mami, tienes su cuerpo, ¿no? –

- ¿QuĂ© hora es, porque me despiertas tan temprano? –

- ¡Ahora que eres una milf debes de aprender a ser responsable como una y levantarte antes que tus propios hijos –

- ¿RecuĂ©rdame porque me convenciste de hacer esto? –

- ¡Ya deja de quejarte!, tienes una misiĂłn que cumplir, o nos quedaremos sin herencia –


Las palabras de mi hermana me confrontaban, era extraño saber que tenía su cuerpo, me levanté rápidamente, sintiendo como mis tetas rebotaban por todas partes, me reí al sentirlo, pues era extraño, mientras que mi hermana se quedó perpleja al mirar las tetas de su ahora mami.

- ¡Deja de mirarle las tetas a tu madre MĂłnica! –

- ¡PerdĂłn mami, no lo vuelvo a hacer! –

Mona se alejaba mientras que me daba un vistazo por debajo, sí que tenía unas grandes gemelas, aunque no gigantes afortunadamente, caray, no sé qué hacer con esto, pensaba mientras quitaba el baby doll de mi cuerpo.

- ¡Mama! –Mona gritaba –

- ¿QuĂ© pasa hija que pasa…? –

- ¡No debes desnudarte asĂ­ enfrente de tu hija…! –

- ¡Ay por favor, somos mujeres, además bien que te gusta verle las tetas a tu madre –

No sabía que carajos estábamos diciendo, un par de hermanos hablando sobre el cuerpo de su madre xD, Mónica salió para revisar nuestro padre ya se había ido al trabajo, a pesar de lo borracho que solía ser, admiraba su peculiar poder de levantarse, era viernes, así que Mónica debía de ir a la escuela y yo podría quedarme solo en casa.

- ¡Bien!, tenemos casa sola, asĂ­ que podremos entrar al cuarto de nuestros padres y ver que ropa puede quedarte, estoy segura de que mi padre no tiro la ropa de nuestra madre –

-Lo cual serĂ­a bastante psicĂłpata de su parte…, ¡Espera!, ¿CĂłmo que ponerme la ropa de mi madre?, ¡Ay no!, como si no tuviera suficientes problemas ya –

Mónica disimulo y tuve que seguirla, sabía que esto no podría terminar bien, estando ya en su habitación, Mónica comenzó a revisar todos los cajones del armario de nuestros padres, donde efectivamente había varios conjuntos interiores, outfits y zapatillas que nuestra madre habría usado en aquel entonces, cuando incluso, siendo un niño, creo que envidiaba si sensual figura.

Ahora se suponĂ­a que debĂ­a ser mĂ­a toda esa ropa, joder, de repente MĂłnica empezĂł a sacar blusa tras blusa y algunos vestidos, comenzĂł a seleccionarla mirando fijamente mi cuerpo desnudo, lo cual ya era algo penoso, pues me estaba paseando desnuda con el cuerpo de mi madre.

- ¡Ponte esto! –

Mónica me dijo dándome una blusa corta que, a pesar de vieja lucia conservada, trague un poco de saliva, pero deslice la extraña prenda por mi cuerpo, pensé que para esto debía de tener alguna especie de sujetador o brasier como las mujeres le llamaban, pero en cambio, mis senos se acomodaron en el escote y por un momento mi espalda descanso del frustrante tirón que sentía por ellas, incluso se miraban más grandes ahora con el soporte de la costura.

Definitivamente no parecía un sujetador, pero si algo que apretaba mis tetas, luego me paso el calzón que venía con este, aunque mi hermana parecía realmente emocionada al mirarme como algo más que su madre, tome lo que parcia ser el calzón que combinaba con mi sujetador provisional, cuando finalmente toco la parte de mi vagina, sentí el cómodo rose de la tela con mi órgano lo cual me estremeció pues se sentía calientita y muy cómoda, no sabía en que me estaba metiendo, carajo, era un hombre convertido en su propia madre.

Camine por toda la habitación tratando de acomodarme en la ropa, mis senos retobaban más cómodas, pero aún me sentía raro con el hecho de tener un par de atributos femeninos.

- ¡Que bien te vez, no sĂ© quĂ© tienes que me enloqueces! –

Mónica decía, pero preferí ignorarla, luego me paso un vestido, y, aunque sentía mucha pena ya de por si con todo esto, me lo puse en calidad de experimento, realmente, sentir puesto un vestido se percibía bastante fresco, aunque el hueco que la brisa frotaba entre mis piernas se denotaba bastante extraño.

Luego me paso un par de zapatillas, las cuales quería negarme a ponerme, pero debía de aprender a usarlas como parte de mi papel de mujer casada, ahora simplemente no podía dejar de sentirme ridículo con todo esto puesto, caminando y tratando de no casarme torpemente por estos estúpidos tacones, aunque poco a poco comencé a agarrarle el ritmo, notando como hasta Mónica sonreía.

- ¡Bien, estas aprendiendo bien!, ¿Apoco no te sientes bien sexy con el cuerpo de mi madre? –

-No puedo negarte que siento algo de poder mĂ­rame, nuestra madre tenĂ­a tremendo cuerpo, la verdad es que si me siento bastante sexi –

Le decía mirándome al espejo, entonando la figura de mi madre, las ideas de sentirme ridiculizado estaban cambiando por unas de asombro y de placer, realmente sentir placer por tener el cuerpo de mi madre, quizás quería robarme su vía por dentro, aunque eso aun no lo sabía con certeza.

  

Luego me quité la ropa y mi hermana me paso un brasier con una tanga, ella me miro notando que no me sentía a gusto con la idea, pero poco a poco comenzó a ayudarme a ponérmelo, sintiendo como el encaje rosaba con mi piel y me picaba un poco, pero aún más que mis senos se levantaron un poco más firmes que con la otra prenda, incluso, parecía dos bolas enormes en comparación.

- ¡Ahora ponte la falda, y luego vamos con la blusa! -

Me decĂ­a mientras que con vergĂĽenza tomaba la falda negra de cuero deslizándola por mis tremendas nalgas, sintiendo como esta se pegaba perfectamente a las medidas de mi cuerpo, miraba el gordo culo de mi madre y no sabĂ­a que decir, si hubiera nacido mujer, ¿PodrĂ­a haber tenido un cuerpo como el suyo acaso?


Luego se acercĂł deslizando la blusa en mi cuerpo, tratando de fingir no apretaba sus manos en mis senos, alucinando jugar un poco con ellos, lo cual me hizo sentir un poco caliente.

- ¡Hija no es momento para estos juegos! –le dije divirtiĂ©ndome con ese toque de autoridad materna –

- ¡Si mami como digas, no vuelvo a hacer eso! –

MĂłnica parecĂ­a como una esclava, asumiendo el rol de la hija y yo de la mami, poco a poco fuimos a acomodando mejor todo en mis atributos, por supuesto que no dejaba de mirarme en el espejo y ver asombrado lo increĂ­ble que habĂ­a sido transformarme en una milf, me sentĂ­a poderoso.

- ¡Bueno!, ahora vamos a practicar todo acerca de cĂłmo volviste mágicamente de la muerte, de cĂłmo debes de actuar como una mujer y como debes de ser nuestra madre –

MĂłnica me decĂ­a mientras que preparaba una especie de cuadernillo, nos fuimos a sentar y poco a poco comenzamos a practicar todo, incluso en cĂłmo debĂ­a de comportarme como una mujer delante de la gente.

- ¡Debes de cerrar las piernas en todo momento!, no puedes tenerlas abiertas porque dejaras que los hombres pervertidos miren tu vagina –

Entonces comencé a tomar una postura más a fin a mis piernas de mujer, lo que ya me estaba incomodando, pues apenas habían pasado 3 minutos y ya me había cansado de esa posición, aunque tuve que contenerme y mejor conciliar otra postura que no me lastimara tanto.

Iba anotando todo lo que mi hermana me decĂ­a, me impresionaba que siendo una mujer tan joven supiera tanto del mundo femenino, pero era obvio, dado a que tuvo que madurar sola, sin una imagen materna para ayudarla en sus necesidades.

- ¡Vamos a ver que tal caminas con esos tacones! –

Mona me decĂ­a, mientras que trataba de pararme, era tan difĂ­cil sentir como mis senos rebotaban al caminaba con esas cosas del diablo, sin embargo, algo dentro de mĂ­ me hacĂ­a sentir poderoso, con mucha adrenalina, me hacĂ­a sentir muy sexy y juguetona, sentĂ­a como mis caderas se contoneaban, mi hermana me decĂ­a como moverme, tenĂ­a que aprender a enderezar el paso, pero me era difĂ­cil siendo que no estaba acostumbrado a caminar con tacones.

- ¡Levanta el pecho, endereza el culo! –me decĂ­a Mona en su intento por verme lo más sexy posible –

Yo solamente me sentía frustrado por todo lo raro que se sentía esto, luego pasamos al maquillaje, donde Mona comenzó a enseñarme todo tipo de cosas, desde cómo ponerme el delineador, el rubor, la base etc., no sabía que todo esto debían de ponerse las mujeres para verse hermosas, me sentía como un tonto, siendo que tenía el cuerpo de una mujer y mi hermana estaba enseñando a maquillarme, luego me mostro como peinarme pues no podía dejar que mi cabello se enredara, después pasamos al como hablar.

DebĂ­a de aprender a referirme a mĂ­ misma como Helena, una mujer y esposa de Santiago, mi querido esposo, asĂ­ como aprender a amar a mis dos queridos hijos, aunque aĂşn tenĂ­amos que resolver el problema de quien me sustituirĂ­a si mi padre preguntaba por mi ausencia, aunque no creo que eso le importara luego de recuperar a mi madre.

De repente escuchamos como alguien entraba a la recamara, ambos nos quedamos paralizados mientras que yo trataba de no caerme con estas cosas, no sé porque, pero la risa me estaba a punto de ganar cuando miramos petrificados y llenos de miedo como Carmen, la señora del aseo entraba de imprevisto.

- ¡Ay, hola, perdĂłn, no sabĂ­a que estaban aquĂ­! –la mujer decĂ­a algo apenada –¿No se supone que tĂş ya deberĂ­as de estar en la escuela mi niña? –ella continuaba con confianza y notando algo extraño o, mejor dicho, notándome a mi –

- ¡Ah, sĂ­ Carmen, lo siento es que se me hizo tarde…! –

- ¡Oiga!, ¿Y quiĂ©n es usted?, No sĂ© porque se me hace conocida…, ¡Ahhhhh, pero quiĂ©n eres, eres un fantasma, dios sálvame de los demonios señor llĂ©vatelos! –

Carmen había salido de la habitación luego de darse cuenta de que la señora y mujer de la casa la cual estaba muerta yacía frente a ella, de inmediato corrimos para alcanzarla, afortunadamente, antes de que ella saliera despavorida de la casa.

- ¡Espera Carmen, no es un fantasma, es mama, mama no está muerta! –

Mona gritaba para detenerla, cuando finalmente logro alcanzarla, no era necesario decir que yo apenas y podía caminar torpemente aun no podía creer con semejante cuerpo y zapatillas, con calma, logramos contenerla, le explicamos todo, pues necesitábamos a alguien que nos ayudara con la cuartada de que Kevin ósea yo, seguía en casa y salía convenientemente en ocasiones, solo si se llegaba a dar el caso.

Aunque fue muy confuso y extraño para ella, continuó maldiciendo algunas cosas, pues ella estaba en contra de los cambios de cuerpo y trasformaciones de acuerdo con sus creencias religiosas, en fin.

Luego de que la calmamos, Carmen continuo con sus labores, pues ella era rápida y al terminar se iba a casa, mientras que Mona se apuró a ir a la escuela y yo pues, decidí seguir explorando mi cuerpo en la habitación de mis padres, para probarme ropa y algunas cosas.

Estar con el cuerpo de mi madre era muy extraño, aun no comprendía muchas cosas del cuerpo femenino y por alguna razón mi mente se sentía en conflicto con algunas ideas femeninas, era como si esta idea de ser la mujer de mi padre me estuviera controlando, me sentía con mucha ansiedad y me comían las ganas de tocarme.

Entonces pensĂ© que ya estaba en el cuarto de mi madre, completamente sola y con su cuerpo, mire hacia abajo con cierta inquietud, pensar que en verdad tenĂ­a unas tetas en  mi pecho, siempre tuve coraje de ver a mi madre, quizás sentĂ­a cierta envidia por ella, era hermosa, ahora yo era hermosa pensaba, deslizando mis manos hasta oprimir mis senos, sintiendo como una rica y suave sensaciĂłn invadĂ­a mis sentidos, entonces, me desnude y baje el escote de mis senos para apreciarlos mejor, me encantaba lo rico que me hacĂ­a sentir esa sensaciĂłn, frote ambos pezones y u gemido se apoderĂł de mĂ­.

- ¡Ahhh! –

Jadeaba suavemente, entones me entro pánico y soltĂ© una risita, - ¡Jijiji!, ¿Realmente soy tu Helena?, ¿Realmente tengo tu cuerpo y soy mi propia madre?, Me encantarĂ­a saber que pensarĂ­as de que ahora tenga tu cuerpo querida madre, seguro te gustarĂ­a mucho ¡jejeje!

Mi locura comenzaba a dominarme, entonces, pensĂ© que ya estaba aquĂ­ y harĂ­a este cuerpo todo mĂ­o, me desnudĂ© completamente admirando como mi ahora vagina se sentĂ­a hĂşmeda, ¡Ahhh!; gemĂ­ para luego comenzar a frotarla en cĂ­rculos, me puse en una mejor posiciĂłn y sin importarme mucho lo que Carmen dijera al escucharme afuera de la puerta de la habitaciĂłn, continuĂ© masajeando mi clĂ­toris hasta meterme los dedos y gemir cada vez con más fuerza.

- ¡Esto es del diablo! –Carmen gritĂł desde afuera y yo solo reĂ­ –

Esto era increĂ­ble, no podĂ­a contenerme, era como si me invadieran todos los sentidos, me sentĂ­a con un gran poder, como si pudiera dominar a mi madre y hacerla ver como toda una puta, mis pernas temblaban y masajeaba mis senos con una mano mientras que con la otra introducĂ­a mis dedos y jugaba dentro de ella como un puerco adicto al sexo.

- ¡Ahhhhh, si, si!, ¡Soy Helena, soy Helena!, soy una madre muy sexy y esposa de Santiago, ser una madre muy putita y bien puerca, espero que no te moleste que haga esto con tu cuerpo mami, ¡Jajaja, ahhhh, que rico sĂ­, ahhhh! –

Me sentía totalmente controlado por los vanos impulsos del cuerpo de una mujer madura, me sentía tan ilusionado y perdido en la euforia de la situación que no podía contenerme, cuando me di cuenta, tenía todo el lugar y la zona de mi cuerpo empapada con fluidos vaginales, Carmen debería de limpiar esto xD, pensaba mientras trataba de acomodarme las tetas de nuevo en mi brasier, luego, me metí al baño mientras que ella hacía su quehacer, suponiendo que lo hiciera.

La pobre mujer aun no estaba de acuerdo con esta idea, sobre todo sabiendo lo que acababa de pasar dentro del habitación, pues ella no estaba acostumbrada a estos casos, ni yo, pero tenía que aguantarme, es más, me preguntaba a mí mismo porque debía de complacer a un tipo que no me había pelado en años, pero en fin, soy el protagonista y debo cumplir las perversas intenciones paras las que fui creado.

Ahora eme encontraba en el baño, era difícil saber que esa imagen en el espejo reflejaba mi nueva realidad, se supone ahora debía de bañarme, recordaba lo que había hecho anteriormente con la ducha, había sido tan relajante y satisfactorio, trataba de hacerlo todo con cuidado y terminar cuanto antes, aunque este cuerpo me vencía en sensibilidad, pero finalmente había salido con el cuerpo un poco más relajado, sin darme cuenta actuaba con los ademanes de mi madre, aun se me hacía increíble el como una maquina podía manipular genéticamente a una persona y dejarle recuerdos o hacerle actuar como ella, aunque suponiendo que es parte de mi linaje genético pues debía de tener ciertos ademanes de mi propia madre adheridos a mi información genética, no me hagan caso cosas de ciencia xD.

Entonces, notando como la Carmen ya habĂ­a terminado la habitaciĂłn, se notaba le esfuerzo y pánico que sintiĂł al ver tremendo mojĂłn en el tapete y el sofá donde me habĂ­a dispuesto a divertirme, pero guaaa, que rico se siente, ¿no?

Bueno, ahora se supone que debĂ­a de arreglarme, me sentĂ­a incomodo con esto, pero bueno, elegĂ­ un vestido bonito, de aquellos que solĂ­a vestir mi madre, si harĂ­a esto serĂ­a la mejor Helena que mi estĂşpido esposo hubiera conocido, me puse buenota con un buen conjunto sexi para dejar mis senos bien paraditos y que mi vestido dejara reluciente la buena figura que ahora tenia, Dios soy una belleza, lastima de cuerpo, bueno de Helena, ahora yo soy helena mi madre y lo aprovecharĂ­a sĂ­ que sĂ­.

Que delicia era sentirse así, una mujer completa, no sé porque lo pensaba, pero sentirlo era delicioso, era como si no me importara nada, me sentía dominante, como antes no sentía esto, quería salir y comerme al mundo, supongo que era parte de esa información que yacía en mi herencia genética, la cual se había despertado gracias a que había deconstruido mis genes a los de mi heredera.

Me peiné, me maquillé, practiqué un poco mis poses incluso hablándome al espejo como si fuera la propia Helena.

- ¡Hola amor, Santi, mi pecoso perezoso!, (asĂ­ le decĂ­a) –

Me sentía ridículo, o bueno, ridícula, pero bueno ya que, aunque también me hacía sentir cosquillas extrañas, me acomodé mis pechos, resalte mi culo con una buena postura y los tacones como me había enseñado Mona y luego practicando ante el espejo me sentí toda una diva y poderosa hembra capaz de dominar a quien deseara.

- ¡Esta era mi madre, esta era Helena, esta soy yo! –

Pensaba admirándome en el espejo tratando de olvidar mi antiguo ser como Kevin para asimilar esta nueva identidad como la sustituta de mi madre.

El día y las horas pasaron y me estaba llenando de angustia, Carmen ya se había ido dejándome en claro si disgusto, pero ya equis, mi hermana llego rápido lego de la escuela, quería ver que había hecho con su madre supongo, entonces, entro apresurada.

- ¿QuĂ© paso, ya está aquĂ­, que has hecho con ese cuerpo madre? –preguntaba ansiosa tratando de buscar a alguien –

- ¡No ha llegado tu padre, si eso es lo que buscas! –

- ¡Maldita sea!, le dije que lo necesitaba con urgencia, pero bueno, ¿Te pusiste un vestido diferente?, ¡Hasta te maquillaste tĂş mismo…, misma, no puedo creerlo! –

- ¡AsĂ­ es Mona, digo, hija!; como tu madre debĂ­a de ponerme al dĂ­a, asĂ­ que desde ahora espero que me trates como tal, ¡Soy Helena tu madre! –

Mona estaba sorprendida con el gran cambio que había dado, pero ciertamente la mentalidad y la personalidad de este cuerpo me estaban absorbiendo, luego pasamos un buen rato esperando, se suponía que mi esposito debía de llegar ante la urgencia de su pequeña, era viernes y tendríamos el fin de semana para aprovechar todo y regresar a mi cuerpo ya.

Fue entonces que escuchamos como un auto llegó rápidamente, era increíble saber que mi padre no había deseado perderse un viernes más en el alcohol, entro rápidamente y yo lo espere cómodamente, con una postura de dama, con los tacones perfilados y totalmente diva para recibirlo con el amor que le faltaba.

- ¡Ya lleguĂ© hija!, ¿QuĂ© paso, que tienes mi vida! –

- ¡Nada papa, nada, pero, alguien está aquĂ­! –

- ¿QuiĂ©n, quiĂ©n hija respĂłndeme? –

- ¡Hola, Santi…! –

Mi padre, o bueno, Santiago me miró y rápidamente se quedó en shock, era inconcebible, gracias a su expresión entendías perfectamente que un apocalipsis cruzaba por su mente, sus ojos me miraron fijamente, podía percibir a simple vista que su corazón estaba latiendo recio y comencé a preocuparme por que le fuera a dar un paro.

- ¡He, he, he, Helena! –

El gritĂł gimiendo como un perro, se acercĂł a mĂ­ y me abrazo con fuerza, de repente olĂ­ su aspecto y me desagrado un poco, era como si mi nueva naturaleza inspeccionara su ser.

- ¿Por quĂ© no te has pesto desodorante Santiago?, ¡Esas no son formas de estar en el trabajo! –

Le dije sorprendida, mientras que los otros dos seres se quedaban perplejos, Santi sin entender mucho o nada, parecía que estaba temblando, se notaba pálido, sus ojos saltaban, tomaba su garganta como sediento, rápido lo acercamos a el sofá para que reposara ante la impresión.

Mona y yo tratamos de tranquilizarlo, pues se notaba lo mal que se habĂ­a puesto, era como estar viendo el fantasma de su amada, estaba llorando como si estuviera en una crisis muy fuerte.

- ¿Pero cĂłmo?, ¡Mi Helena!, mi amada esposa, ¡Tu…, estabas muerta! –

- ¡Amor, mi Santi, mi perezoso, te juro que soy yo, te extrañe mucho, pero debĂ­a de irme muy lejos por la seguridad de todos –

Poco a poco Mona y yo comenzamos a contarle todo, acerca de nuestra mentira para hacerle creer que mi madre realmente estaba vida, pues segĂşn, Helena Ăłsea yo, tuve que escapar aquella noche debido a que unos inversionistas de donde trabajaba querĂ­an asesinarme por descubrir malos manejos, ya saben, mafias del poder y que era por eso que habĂ­a fingido mi muerte.

Al principio no parecĂ­a querer creerlo, pero sentĂ­a su fuerte mirada analizando y deseando con muchas fuerzas cada parte de mi ser, olĂ­a su ansiedad y sus ganas de hacerme suya, ahora estaba en un punto sin retorno, debĂ­a de terminar con esto, ¿DebĂ­a de aceptar que serĂ­a Helena por un rato quizás, o para siempre?

 

2 comentarios:

  1. Buen capĂ­tulo!!
    SerĂ­a interesante de que Carmen se transformase en Kevin para lo de la cuartada.

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  2. Wow que buenĂ­simo capĂ­tulo. Eso que la hermana sea su secuaz es bastante divertido y fresco. Me encantĂł.

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