Susana
y yo estábamos peleando, ella era la secretaria del jefe mientras que yo un
asistente de contabilidad, con un claro puesto superior al de ella.
Era
1954 y simplemente los hombres no podíamos tolerar que una mujer quisiera sentirse
superior a nosotros, entonces ella estaba alardeando con que tenia un mejor
puesto que yo y que incluso era mucho más inteligente, todo esto, cuando corrigió
unos errores en mi hija de calculo manual en mis notas que le pase a su jefe.
Grité
humillándola por su manera de vestir llamándola puta, todo se fue al caño para
ella, su fragilidad como mujer era clara, yo tenia la preferencia, yo era el
sexo fuerte y ella el débil, ¡Solo eres una puta secretaria! –dije mientras recogía
mis notas para corregirlas, creía hacer mejor que hoy mi trabajo y con
ofenderla se calmó.
A
la noche, ella estaba mirando las estrellas se sentía algo triste por la manera
en que le hable, entonces ella miro con asombro una estrella pasando a gran
velocidad, todo eso lo supe cuando me lo confeso luego de una semana de estar
en su cuerpo.
Cuando
desperté, lo único que supe era que estaba mirando dos enormes tetas en un
escote de bata escotada con encaje que ella portaba para dormir, mis senos se
balancearon haciéndome sentir extraño, el apreté con brusquedad sintiendo gran
placer, pero entonces reaccione, ¡Yo soy un hombre!
Miré
por todos lados y todo me obligaba a tener que ser una mujer, entonces me vestí
con su ridícula ropa de puta, con un vestido corto y escotado mostrando sus asquerosas
tetas y unas zapatillas que me hacían sentir bastante humillado.
Al llegar a la oficina quise tomar las riendas de mi vida, mi puesto, mi trabajo original, entonces ella me freno y me envió al escritorio de secretaria, ¡Ponte a contestar las llamadas del jefe, puta…! –grito mirándome de pies a cabeza, entonces me ruborice y las malditas hormonas de mujer me empujaron para atrás, sentándome con resignación en la silla de Susana, entonces el teléfono sonó, utilice mis voz chillona para responder, ¡Oficina del señor Hernández! –jadee vacilando que no era verdad que yo estuviera escuchando eso saliendo de mi boca, mi sucia boca de zorra, entonces días después, el jefe de Susana me llamo, yo era Susana ahora así que el simplemente se bajó los pantalones, ¡Con razón Susana estaba tan feliz con este cambio! –grite den mi mente luego de tener que ser obligado a agacharme y chuparle la verga a mi nuevo jefe, me sentía tan humillado.
XDDDDDD
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