-Deseo salir de aquí-
No
te sientes para nada segura de hacerlo, eres una mujer, porque le harías algo
así a una mujer, no deseas hacerlo, eliges el camino fácil de regreso a casa,
el portal te arrastra rápidamente lejos del lugar, de repente, te miras de
nuevo en tu casa, estas algo aliviada, parece
que ya no sufrirás pensando en cogerte a una mujer, pero algo andaba mal,
sientes un pedazo extra de ti palpitando muy extraño, al mirar, liberas un
fuerte grito, al parecer, el portal te trajo de regreso, pero no como
esperabas, intentas gritar, “¡Devuélveme mi cuerpo cosa del demonio!”, pero es
inútil, la película empieza como siempre, un chico listo para cogerse a una
bella puta, rompes todo, estas desesperada, no puedes imaginarte con ese cuerpo
de chico pervertido para siempre, miras tu miembro, luchas por pararlo pero por
alguna razón no puedes apagarlo, corres a tu cuarto, miras que todo ha
cambiado, tienes cosas de chico, diferentes trajes, de futbolista, de maestro,
de doctor, e incluso de astronauta, pero no solo eso, hay condones de diversas
marcas, sabores, colores y estilos frente a ti, lubricantes, entre otros
juguetes sexuales, gritas del horror, pero
no puedes parar, miras un par de
revistas, son de muchas chicas desnudas y sumisas, tomas el lubricante y comienzas a liberar tu
testosterona, luego de venirte, miras como tu fornido miembro comienza a
reducirse, no sabes en lo que te
metiste, desearías jamás haber hecho algo así, ahora eres un hombre, no hay
forma de recuperar lo antes perdido, te detienes para reflexionar en lo que has
hecho, pensando en cuantas veces tendrás que hacer eso para calmar tus calenturas
masculinas.
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