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Mi madre me había obligado a trabajar, yo no
estaba lista para afrontar los problemas de la vida diaria, yo no era una chica
hecha para el trabajo, si embargo luego de varios intentos, mi madre me
consiguió un trabajo como niñera en la
colonia, muchas veces me toco cuidar a los niños de esas familias los cuales
eran unos irreverentes demonios que no obedecían lo que yo les decía,
solamente me hacía algo feliz cuidar a
Pablito, el niño tenía cerca de los 12
años, el al menos no era como esos otros niños que a su edad ya pensaban en
diversas fantasías conmigo por ser una chica con un cuerpo sexy, si así es esa
es la realidad de hoy en día, Pablito era un niño tranquilo, era de los que más
disfrutaba cuidar por las tardes mientras que sus padres trabajaban, un día me toco
cuidarlo, fui a recogerlo en su escuela, él estaba en el salón con un paquete
de galletas que tanto le gustaban, eran unas galletas oreo con una envoltura
algo extraña, regresamos a su casa listos para comer, pero Pablito comenzó a
desobedecerme cosa que nunca antes había hecho, en lugar de comer conmigo la
sopa de fideo que le había preparado pues era su favorita se la pasaba abriendo
el paquete de galletas intentando comer una pero siempre se lo impedía, llegó a
un punto en el que me enfado por completo, luego el comenzó a llorar intentando
provocarme un más su llanto era tan
desesperante que deje que se tranquilizara así que decidí dejarlo comer
sus ricas galletas, aún recuerdo que ese fue el error más grande que pude haber
hecho, Pablito dejo de llorar con la condición de que comiera junto con el de
las galletas, no tuve alternativa de decirle que no pues si no le diría a sus
padres, no comprendía porque si el niño me quería tanto y yo a él ocasiono ese
berrinche tan grande luego de varios meses que lo había cuidado de la mejor
manera posible, cuando comí la primera galleta sentí como mi cuerpo comenzara a
dejar de responderme, luego de eso quede inconsciente mirando como Pablito
sonreía.
Cuando
desperté me encontraba en la cama, ya era de noche y no entendía como había
llegado hasta mi cama, de pronto sentí como mi entrepierna estaba lastimándome,
me quité las sabanas de encima mirando que tenía puesta una pijama de niño en
un cuerpo distinto al mío, rápido me levante de la cama quitándome la ropa
notando como mi cuerpo ahora era el de un niño y mi nuevo miembro estaba erecto
chorreando un líquido viscoso, salí del cuarto rápidamente intentando buscar mi
verdadero cuerpo hasta que llegue a la sala donde estaba mi cuerpo desnudo,
estaba comiéndose las galletas una tras otra sin parar, al verme solo se empezó
a reír, -Pablito ya despertaste que mal creo que tuviste un poco de sueños
húmedos verdad, mira nada más estas todo manchado de semen, -se reía-, me
enfurecí con Pablito esperando a que me diera una respuesta pero era inútil,
comencé a sospechar que el causante habían sido las galletas que estaba a punto
de terminarse, intente impedir que se devorara todas antes de poder recuperar
mi cuerpo con ella pero fue en vano, mi pequeño cuerpo no logro hacerle frente
a mi cuerpo siendo Pablito el que se terminara por completo el paquete de
galletas que nos había intercambiado los cuerpos, -Pablito porque me has hecho
esto decía con mi voz infantil-, -Jaja, perra idiota, yo no soy Pablito, yo soy
Dante el conserje de la escuela, llevaba tiempo mirando como recogías al niño y
la verdad que tu cuerpo me pareció el mejor para robarme, engañe al niño
durante el recreo intercambiando primero mi cuerpo con el de él, cuando
despertó ocasiono un gran problema y se lo llevo la policía por pensar que era
un pedófilo, aproveche la situación y logre que comieras de las galletas para
terminar intercambiando nuestros cuerpos, ahora este cuerpo es mío y sin las
galletas no hay nada que puedas hacer para recuperarlo, me quede atónita al escucharlo, ese viejo malnacido se había robado mi cuerpo
y lo estaba usando de la manera más asquerosa, además yo ahora era un niño y
Pablito había sido encerrado sin saber la realidad por la que estamos pasando.
Que buena historia
ResponderBorrarMuy buena historia.
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