Yeri Mua se había preparado para realizar una presentación pequeña en el condominio de un representante, era el aclamado día de la independencia de nuestro país, cuando se llevaría a cabo el famoso grito.
Yeri estaba festejando con los invitados de la fiesta mientras esperaban a que la presidenta diera el grito.
Yeri pensaba con sentimientos egoístas, ella deseaba tener más poder; ser un personaje importante para la historia de nuestro país, estaba cansada de que solo la vieran como un objeto sexual, como una estúpida sin cerebro y bonita pero de cirugías.
Ella quería ser respetada y adorada por toda la historia y la gente mexicana como algo más que una cara bonita, si no como alguien con relevancia y con poder.
-¡Quiero ser importante!, quiero ser famosa y relevante para la historia de este país, no quiero solo ser una cara bonita, quiero la grandeza y ser recordada por todos incluso en los libros de historia como un personaje importante de nuestro país.
Pensaba Yeri con tristeza y un profundo sentimiento de avaricia por tener el privilegio de ser quien fuera alabada por todos.
Mientras todo esto sucedía, la presidenta se preparó y todos comenzaron a entonar el tan aclamado grito de la independencia.
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!
Gritaba Don Miguel Hidalgo, con el resonar de más campanas, quien había esperado a que las personas se reunieran para dar marcha con el inicio de la guerra por la independencia.
Toda la población levantó sus antorchas y gritaban enfurecidos por la rabia que emergía de un doloroso sentimiento de opresión y de injusticia.
-¡Este asqueroso pueblo será mío! -pensaba Miguel Hidalgo mientras escuchaba y veía como todos los guerreros del pueblo se levantaban enfurecidos en armas, para pelear una guerra que él deseaba ganar a costa de las vidas de los mexicanos.
Miguel Hidalgo solo esperaba ganar para obtener el poder que tanto anhelaba, un poder que no le había otorgado la iglesia Española, que en tantas cartas había escrito en puño y letra.
Estaba harto de que otros hombres lo dominaran y le hicieran sentir menos, pero era un hombre de malos sentimientos, él deseaba poder, tener el control de las personas y del país en sus manos para su beneficio propio, ser quien cobrara las monedas de oro que seguían siendo la economía del país y seguir dominando hasta el futuro, ser aclamado y adorado incluso en las eras próximas.
Él quería obtener la corona de la Nueva España, con un disfraz de esperanza para el pueblo a costa de sus vidas.
-¡Quisiera ser deseado por todo este asqueroso país!, quiero ser adorado y alabado, quiero tener el control y la atención de todos estos imbeciles, quiero el dominio y las riquezas, quiero ser la persona que tenga el poder frente a todos los seguidores ilusos y que todos me adoren -se quejaba en silencio mientras sus palabras se perdían con el ruido del caos entre la gente -¡Quisiera ver en el futuro como seré alabado y adorado por todos estos indios!, quiero ver cómo todos se rinden ante mi presencia y en poder que ganaré con esta lucha.
De repente el cielo comenzó a iluminarse de un verde intenso, las campanas de la iglesia comenzaron a resonar si control alguno y el ambiente se tornaba verdoso, en el cielo, lo que parecían ser auroras boreales adornaban los cielos nocturnos de aquella noche de batalla, muchos estaban impresionados y asustados sin entender lo que pasaba, sintiendo sus cuerpos paralizados.
Miguel Hidalgo estaba paralizado, mientras veía con impresión aquella hermosa imagen en el cielo, era como si los dioses los estuvieran castigando por la sangre que estaban derramando.
Don Miguel sentía como el calor agonizaba su cuerpo por completo, como si algo estuviera atravesando por todo su cuerpo y tratara de arrastrarlo fuera de su cuerpo.
-¡Ven con nosotros!, tú que quieres el poder, te llevaremos te llevaremos a una era donde puedas ser adorado por todos los ingenuos y disfrutes de la libertad que proclamaste para este país -le decían unas extrañas voces a Don Miguel Hidalgo quienes sin permiso lo arrastraban a la velocidad de la luz a una dimensión que desconocía.
Yeri escuchaba las campanadas de la independencia, todos estaban eufóricos gritando cuando el cielo comenzó a resplandecer de un tono verdoso, cautivados por la presencia mágica y natural de las auroras boreales, sintieron como sus cuerpos quedaban paralizados para luego caer inconscientes mientas que sus almas quedaban flotando sobre ellos.
-¿Qué está sucediendo? -decía Yeri aterrada, mientras que sentía su cuerpo paralizado.
-¿Así que quieres ser adorada y aclamada por tu valor más que por tu belleza?, Dices que no eres solo una cara bonita, pero solo le causarías vergüenza a tus ancestros, al verte como una puta cualquiera, ¡Mírate!, mira tu reputación y tus acciones, ¿Acaso crees que son merecedoras de la admiración de tu país?
Las extrañas voces le decían a Yeri Mua mientras arrancaban su alma de su propio cuerpo, arrastrándola por el mar de auroras a una dimensión que desconocía.
-¿Qué me están haciendo? -gritaba Yeri con terror mientras veía como se alejaba de su propio cuerpo -¡Debo estar soñando! -sollozaba con miedo mientras veía todo pasar muy rápido, arrastrada por una fuerza incontrolable.
De repente, miró la escena de un pueblo en llamas y en guerra, gente peleando quienes se encontraban tal o igual paralizados como ella había quedado momentos atrás.
Yeri estaba sufriendo un momento de pánico cuando veía todo pasar muy rápido, hasta que la extraña fuerza que la arrastraba la arrojaba velozmente contra el cuerpo de otro ser.
-¿Qué pasó, estoy viva? -jadeaba Yeri Mua mientras experimentaba una extraña sensación de alivio pero llena de un calor indescriptible.
Pronto, la parálisis terminó y todos los que aún estaban esperando lograron volver a sus cuerpos.
Entonces, la batalla continuó a pesar de lo extraño y horrible que había sido la experiencia paranormal, muchos regresaron conmovidos y aterrados a sus casas, otros volvieron a esconderse para experimentar sus nuevos cuerpos, dejando a la mayoría en armas aún esperando luchar en batalla por la libertad de su pueblo.
El ruido y el caos estremecían los sentidos de cualquiera, mientras que la pobre de Yeri Mua estaba ensordecida por el escándalo, miraba con terror la escena de lo que ella juraba que solo era una extraña pesadilla.
-¿Qué está pasando? -gritaba Yeri mientras trataba de reponerse de los extraños malestares que sentía.
No sabía que sucedía y porque estaba en ese extraño lugar con gente rara peleando como salvajes, cuando de repente comenzó a sentirse con el cuerpo adolorido y cansado, su mente tampoco estaba del todo cuerda pues parecía haber bebido una botella entera de mezcal.
Cuando sin saber si era el efecto del alcohol o de alguna droga que me pudieran haber infiltrado en su bebida, grito con terror al ver sus manos arrugadas, vistiendo una extraña túnica que solo escondía la triste y horrenda realidad de su nuevo ser.
-¿Pero qué mierda me paso?, ¡Soy un anciano, mi cara, mi cuerpo, mis huesos, mi piel, mi cabello!, ¿qué chingados me paso?, ¿En dónde estoy?, ¡Ayúdenme por favor, ayúdenme, soy un anciano!

Gritaba Yeri Mua tratando de recibir ayuda de la gente que se encontraba en batalla, quienes la comenzaron a mirar extraño y confundidos del porqué de su extraña actitud, aunque sospechaban que sería por el fenómeno de hace unos momentos, no imaginaban que podría ser el alma libre y privilegiada de una chica del futuro.
-¿Qué te pasa cabron? -le decía un solado del pueblo mientras que estorbaba en su batalla con un soldado del imperio.
Yeri no entendía lo que pasaba, incluso parecía una época totalmente distinta a la suya, como pudo, corrió y se escondió en una casa deshabitada por la guerra, donde se encontró un espejo quebrado y con ansiedad se acercó a mirarse solo para ver un rostro histórico y conocido.
-¡No mames que chingados, soy…, soy ese viejito…!, ¿porque soy este anciano? -gritaba la pobre Yeri quien ahora tendría que luchar por sobrevivir, o luchar para darle la falsa libertad a un pueblo lleno de odio y de deseo de libertad.
Don Miguel recorría la extraña marea verde que arrastraba su alma, sintiendo que era una eternidad pero apenas habían sido unos segundos, cuando sus ojos miraban atónitos y con sorpresa la escena de un nuevo mundo, lleno de edificios modernos adornados y luces coloridas que nunca había visto en su vida.
A sus pies, se encontraba la escena de una enorme multitud que ya no peleaba por la libertad, sino gritaba llena de pasión y de enjundia las palabras de libertad.
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!
Escuchaba Miguel con anhelo y gloria, las palabras que él había exclamado para dar el inicio de la libertad a su pueblo a quien engañaba por otros intereses.
Siendo un hombre muy listo, creía ferviente que se encontraba en en futuro, un futuro don de era adorado como anhelaba ver.
Fue cuando el ambiente se puso tenso y todos terminaron paralizados, las ánimas que arrastraban a Miguel causaron un efecto inmediato en toda la gente.
Quienes agonizaban aterrados fuera de sus cuerpos, mientras que algunos no hacían otra cosa más que robarse el cuerpo de algún otro compatriota.
Miguel era arrastrado mientras observaba todo el caos que generaba su llegada, siendo empujado por las ánimas hasta el cuerpo de una persona que se encontraba paralizada en el balcón de un edificio.
-¿Qué está pasando? -gritaba Miguel cuando sintió como su alma golpeaba aquel personaje aún desconocido -¿Porque tengo estas manos tan suaves y jóvenes?, ¿Qué es esto que tengo en las uñas?, ¿En dónde estoy?, ¿Quiénes son todas estas personas?
Miguel Hidalgo estaba impresionado y confundido, ahora se encontraba en un mundo totalmente distinto al que pertenecía, una época muy adelantada en el futuro.
Sintiendo un cuerpo totalmente diferente y desconocido, que por lo poco que podía percibir, analizando lentamente su entorno mientras que experimentaba confusión y perturbación al ver la fisionomía y fisiología de su nuevo cuerpo.
-¿Cómo es que tengo estos pechos de mujer?, ¡mi voz también suena como niña!, mi cabello largo y ¿porque está de color rojo?, ¡parezco un demonio!, esto se siente tan incómodo, no me gusta estar así, yo soy un hombre, un cura que vive para Dios, ¡como pudieron hacerme esto los ancestros y meterme en este cuerpo de golfa!
Miguel se sentía distorsionado de la realidad, no se sentía cómodo con el cuerpo que los ancestros le habrían otorgado, mirando como tanta gente gritaba y se ponía eufórica a su alrededor, entre emoción y alegría, perturbación y confusión, las personas continuaban celebrando el grito a pesar de las circunstancias vividas mientras que otros comenzaban a explorar sus nuevos cuerpos, obtenidos por las malas intenciones de sus acciones.
Miguel estaba convencido de que ese cuerpo no era apto para un hombre con la hambre de poder que él era, teniendo un cuerpo totalmente frágil y nada efectivo para el poder, un cuerpo de mujer que no tenía ni derecho al voto ni al poder.
Fue entonces que las personas que continuaban en el evento comenzaron a gritar y a festejar a pesar de la situación, Miguel veía a todas las personas quienes lucían muy diferentes a su época, vistiendo totalmente diferente a como él acostumbraba en su propia historia.
La gente empezó a llamarle por su nuevo nombre aún sin comprender que se trataba de él de quien se referían.
-¡Yeri, Yeri regálame una foto Yeri! -gritaban algunas personas quienes se acercaban a Miguel como salvajes, portando unos extraños aparatos modernos en sus manos, embargando su visión con extrañas luces que salían de todos esos aparatos.
-¡Aléjense de mí quítense! -gritaba Miguel pero nadie le escuchaba.
Miguel intentó escapar de la multitud de personas que lo acosaban pero fue inútil, intentando convencerlos de que no era la persona que querían que fuera, pero nadie entendía, ellos solo querían fotos de la chica.
Miguel trató de comprender cómo podía, imitando a las personas quienes decían tomarse una fotografía, Miguel estaba asombrado de ver como esas cámaras capturaban la imagen de las personas, cosa que al notar que él aparecía en esa foto portando ese cuerpo que ahora tenía, miraba que era una mujer muy fea, con rasgos exóticos y diferentes a las demás perosonas, realmente parecía que era bonita pero no lo era, sus rasgos toscos e indígenas aún marcados a pesar de extrañas modificaciones que se notaban incluso para una persona fuera de la realidad actual en que vivía.
Miguel pedía el baño a las personas necesitaba con incomodidad hacer sus necesidades, llevándola unas chicas al baño quienes estaba aferrada a su necedad de convivir más con su ídola, pero Miguel no entendía absolutamente nada de lo que esas mujeres hablaban, solo le interesaba la manera en la que las personas se emocionaban y le alababan al verlo.
Miguel llegó al baño donde algunas mujeres parecían estar teniendo un ataque de lujuria, algunas desnudas otras ya vencidas por alguna clase de mal orgásmico, otras manoseándose sin control.
Miguel observaba el espejo que se encontraba en el baño, perturbado de no poder reconocer su imagen en ninguna de las personas que se encontraban en el baño, aunque su inteligencia no era poca como para no saber qué cuerpo era en qué se movía frente a él imitando cada movimiento que hacía frente al espejo, quien además tenía los reflejos y conocimientos que postergaban dentro del subconsciente de aquel cuerpo en el que residía.
Miguel acariciaba su rostro, manteniendo la idea de que si bien no era una mujer bonita de facciones, era muy exótica y llamativa, sus ojos penetraban con un gran impacto su mirada, sus labios gruesos aunque no consciente de lo exagerados que realmente eran para las personas actuales, pensando que quizás así era la apariencia que algunas personas tenían en la actualidad.
Continuando más haya del análisis de su rostro, miraba con incomodidad y negación el hecho de tener atributos que poseía ahora con ese cuerpo de mujer, sintiendo sus senos al presionarlos con curiosidad más no con el suficiente morbo para continuar presionando su propio pecho, su entrepierna fue lo que ahogó su mirada en la negación, al ya no sentir su miembro masculino.
Miguel comenzó a llorar sin esperarlo, que sus sentimientos se volvieran frágiles ahora que era una mujer, la incomodidad de no tener su propio cuerpo y ser de un sexo diferente habían perturbado su mente, rompiendo el corazón que latía en la agonía de estar atrapado en una época y en un cuerpo diferente al que realmente pertenecía.
Cuando logró deshacerse de las chicas que lo molestaban constantemente, Miguel salió del lugar fastidiado, un hombre le saludó nuevamente como Yeri Mua, tratando de guiarla hacia su camioneta donde ya la esperaba un chofer para llevarla al lugar donde quisiera, aunque estaba huyendo de su propio hotel.
Miguel caminaba por todas partes, recordando todo el lugar el cual anteriormente era el zócalo tradicional de la Ciudad de México, pero invadido por la modernidad, la gente que pasaba comenzaba a reconocerle como Yeri Mua, alegres y alborotados como salvajes acudiendo a su presencia tan solo para obtener una foto, Miguel estaba angustiado y el pánico estaba haciendo caer sus ánimos.
Cuando unos hombres llegaron para salvar a la señorita que ellos creían que era Yeri Mua y debían de protegerla.
Con cuidado, regresaron a Miguel a su habitación en el hotel donde se había dado a la fuga, ya sin gente y con un poco más de calma.
Miguel despertaba aturdido después de una larga noche inconsciente, cuando miró como aún se encontraba en aquel extraño lugar y con un cuerpo que no le pertenecía.
Aunque su ropa era distinta y olía diferente a como notaba horas antes, su cuerpo se sentía fresco y relajado por la mañana, vistiendo una ropa más fresca pero igual o peor de reveladora de como había recibido el cuerpo la noche anterior, mirando los grandes e incómodos senos que estaba colgando de su pecho.
Miguel se daba de topes en la cabeza, estirando su enredado cabello confundido por la distorsionada noche, aunque era distinto el despertar en esta ocasión, en un lugar y en un ambiente donde ya no tenía que vivir angustiado y preocupado en alerta por la guerra.
Estando ahora en un lugar incluso aún más cómodo y elegante de lo que pudiera imaginar, parecía que era el dueño del mundo a pesar de tener el cuerpo equivocado.
De repente, unos hombres entraron a su habitación, quienes estaba custodiando a la chica.
Miguel se arrinconó sobre el respaldo de su cama, nervioso de ver a esos imponentes hombres que para nada lucían como los soldados de la Nueva España.
-¡Señor Miguel Hidalgo…!, ¿verdad…? -le decía el líder de los hombres con total seguridad.
-¿Miguel, como saben mi nombre? -Miguel respondía asombrado y con un poco de tranquilidad al saber que alguien conocía su situación.
-¡Usted está aquí después de que su alma fuera transferida a este cuerpo!
-¿Pero cómo saben todo eso?, es verdad, estaba en el momento en el que comencé a liderar a los soldados indígenas en contra del Imperio Español, cuando una extraña capa de luces iluminó el cielo y nos paralizó a todos incluyendo a los soldados imperiales, luego los espectros me arrastraron hasta esta época y me metieron dentro de este cuerpo.
Contaba Miguel quien estaba esperando a que los hombres le ayudaran a volver a su época y a su cuerpo.
-¡Lo sabemos señor Hidalgo!, hemos venido a ayudarle a adaptarse y a darle todo el apoyo del gobierno mexicano.
-¡Pero yo no quiero adaptarme!, yo quiero volver a mi cuerpo, volver a mi época, ¡luchar por mi gente!
-¡Mire señor Hidalgo!, con todo respeto, por el respeto que está nacional le tiene durante la historia por lo que hizo por nuestro país, ¡pero no sea hipócrita!, sabemos cuáles eran sus intenciones, todos sus manuscritos que contenían sus verdaderos planes de conquista fueron parcialmente guardados por la señorita quien ocupó su cuerpo durante la corta vida que le quedó a partir de que ocupó su cuerpo.
Hidalgo asentía con molestia, la tipa que cambió de cuerpo con él había exhibido todo sus planes e ideas para dominar al pueblo mexicano.
-¡Como le digo!, por el respeto que la historia le otorgó, por ser el que inició el camino para que nuestro país fuera libre, me recomiendo que acepte nuestro trato de apoyo y viva su nueva patria con las comodidades que esta nueva vida le ofrece, es lógico que no esté cómodo con ese cuerpo que le fue concedido, pero así lo forjó el destino.
Yeri Mua estaba desconcertada y aterrada mirando como la gente salvaje se atacaba entre sí, nadie parecía comprender lo que ella trataba de decirles, pero como pudo se dio a la fuga reconociendo con horror el personaje del cuerpo en el que estaba, aterrada de vivir en una época que no le correspondía.
A pesar de no ser una chica muy inteligente, Yeri Mua sabía que el deseo que había pedido había traído consecuencias inimaginables, ella solo quería ser querida no solo por su crédula belleza, sino por ser un personaje histórico para el país, lo cual ser Miguel Hidalgo, no era justamente la idea que planeaba.
Luego de unos días de vivir en la desgracia y la miseria de una época en guerra, Yeri Mua había logrado llegar al sitio donde Miguel Hidalgo vivía, en el que tenía sus escritos, pensamientos, su ropa y demás cosas personales, que incluso ahora le pertenecían a ella al igual que su cuerpo y su momento en la historia.
Yeri estaba desolada, sintiendo como su cuerpo viejo crujía y se desgastaba con cada paso que daba, sintiendo como su cuerpo era diferente al sexy y deslumbrante cuerpo ardiente que poseía antes de este ilógico intercambio.
Sin mencionar que no tenía dinero, ni tenía lujos, no tenía carros ni guardias a su disposición y mucho menos existían el internet ni las redes sociales que aumentaban su ego y fama.
Pero Yeri sabía que debía de mantener la imagen que el histórico personaje había formado, quien sería Miguel Hidalgo nuestro héroe de la patria más importante en la historia de nuestro país si por su culpa él no continuaba con sus ideas de libertad para el país.
Yeri analizaba sin esperanzas de poder volver a su cuerpo, a tener la vida glamorosa y femenina que tenía antes, mirando y curioseando los escritor y pensamientos de Miguel Hidalgo para saber qué más podría hacer para ayudar ahora que ella tenía la responsabilidad.
Pero cuál fue su decepción, que al leer los escritor de Miguel Hidalgo, descubrió que el hombre tenía planes de conquistar el país y no los que realmente les hicieron creer en los libros de historia a muchos niños del país, así como muchas otras ideas en las que traicionaba los ideales originales para darle la libertad al país.
Yeri, enojada y devastada por la noticia, decidió dejar los escritor preparados para que el día que fuera oportunos, el gobierno diera a conocer la historia tal cual era originalmente.
Luego de esto, Yeri decidió emprender su apoyo para la guerra, siendo aprisionada y fusilada meses después de que el llamado Padre de la Patria diera inicio a nuestra Independencia.
Fue así, como luego de años de espera, el servicio secreto del gobierno mexicano estaba preparado para este momento, en el que debían de recibir a Miguel Hidalgo, luego de la fecha indicada del intercambio de cuerpos entre él y la verdadera Yeri Mua.
-¡Entonces!, ¿todo este tiempo estuvieron esperando a que yo llegara a esta época y tuviera este cuerpo? -decía Miguel Hidalgo quien sorprendió escuchaba como había sido la evolución de la historia luego de más de 200 años.
Los hombres me otorgaron un reconocimiento especial y un usuario de acceso al banco donde le esperaba una buena herencia nacional para que viviera cómodamente, ya que, aunque realmente era un traidor de la patria Nacional Mexicana así como de la Real Corona Española, no se podía negar que gracias a sus ideales e iniciativas, el país se volvió Independiente y Soberano.
Una tutora permaneció acompañando a Miguel , quien estaba preparada para apoyar a Miguel Hidalgo una vez que este llegara al cuerpo de Yeri Mua.
Desde antes de que naciera, el gobierno cuidó meticulosamente el origen y procreación de Yeri Mua, para que tuviera el destino que Miguel Hidalgo y ella necesitaban en el momento preciso de la historia en el que cambiarían sus vidas, los padres de la chica lo sabían y estaba conscientes de que esto sucedería, siendo silenciados con una muy buena cantidad de dinero para que callaran y cuidaran del futuro recipiente del Padre de la Patria.
Miguel estaba consternado y de cierta manera tranquilo de saber que tenía todo preparado para darse una buena vida, aunque no era lo que esperaba de dominar y tener al país bajo sus pies.
Aprendiendo que ahora era una estrella de la farándula mexicana, Miguel había asumido el hecho de que tenía que continuar con el personaje de Yeri Mua, aprendiendo a tomarse fotos, a causar conflictos y chismes sociales para generar polémica y más ganancias.
Miguel se sentía incómodo y como un tonto al hacer tales cosas, pero con el tiempo se fue adaptando y disfrutando de la vida más cómoda.
-Quien diría que solo con ser mujer y portarse como zorra, tendría mucho más excito que como un viejo decrépito al borde del peligro y de la muerte luchando por una falsa independencia.
Pensaba Miguel mientras daba un espectáculo actuando como Yeri Mua, moviendo el culo frente a miles de mexicanos a los que alguna vez quiso dominar con sangre derramada, pero ahora dominaba con su cuerpo.
Dándoles una sonrisa y cantando sin mucho talento para toda esa gente que según él ahora tenía bajo sus pies, no era un Rey, quizás no era ni el presidente o presidenta de la nación, pero tenía riquezas y a mucha gente a la cual dominar ahora con ese truco barato y sexual al que llamaban Yeri Mua.
A pesar de los nervios y la extraña manera en la que debía de actuar, Miguel daba conciertos y entretenía al público con su belleza exótica.
Luego de cada concierto aunque agotado y frustrado, Miguel debía de conservar el estatus y las apariencias; por muy ridículo que se sentía siendo un hombre atrapado en el cuerpo de una golfa, moviendo el culo y exhibiendo su cuerpo, ¿qué dirían sus colegas conservadores del Virreynato?, si vieran como había renunciado a sus principios y a sus creencias como sacerdote dedicado a Dios al ver semejante aberración.
-¡Ya no aguanto más!, estoy harto de tener que vestirme como una zorra, de tener este maldito cuerpo y tener que usar estos horribles zapatos altos, ¡me siento ridículo!
Miguel estaba arrepentido de haber sido tan egoísta en sus deseos, él quería gobernar el país, ser el único en el poder, no quería tener a la gente a sus pies mirándole el culo o las tetas, pensaba que quizás la vida en guerra y sangre no hubiera sido tan mala como ser una prostituta delante de la gente.
Lo peor era cuando tenía esos malditos periodos que lo hacían sentirse incómodo y que sus sentimientos le provocaban cambios horribles de humor, estaba harto de actuar como una mujercita y lo peor era cuando sabía que los hombres solo se acercaban para verla por su físico, aunque eso le daba privilegios y mucho más poder, aún más cuando le pedían favores privados que tenía que cumplir ya que debía de preservar la imagen social que daba a su público.
Poco a poco la mente extrovertida y exótica de Yeri Mua comenzaba a dominar su personalidad, dejando de de tener una mente cerrada de hombre conservador, para tener una personalidad más abierta y exótica.
Dominando incluso las redes sociales donde ya se había vuelto todo un experto actuando como una niña tonta e ingenua.
Incluso burlándose o sintiendo envidia de que Yeri se había llevado sus méritos por su lucha en su acto por la independencia, al mencionar que Miguel Hidalgo ósea el mismo, gritó Traka al momento de impulsar al pueblo con armas.
-Kary-