TG October
4-Deseo de madre
Fernanda regresaba del trabajo
luego de un pesado día, cuando entonces, escucho como había música muy fuerte
en el cuarto de su único hijo, dejo sus cosas en el perchero, camino despacio
algo agotada para hablarle a su hijo y cenar junto como cada noche.
Pero cuando Fernanda abrió la
puerta, se llevo la gran sorpresa de ver a su pequeño hijo de 17 años
completamente transformado, vistiendo un par de prendas suyas como lencería, sujetador,
una tanga y sus zapatillas, parecía llevar una peluca y que este se había
maquillado.
- ¡Mama, pero que estas
haciendo aquí! –le gritaba su hijo intentando taparse el cuerpo semidesnudo con
las prendas de su madre –
- ¡Pero tú que haces con mi
ropa, porque traes puesta esa peluca, y porque te maquillaste Arturo! –
- ¡Mama, no, no es lo que
parece yo…! –
Sin pedir mas explicaciones,
Fernanda cerro la puerta y se fue a su habitación, la mujer se sentía asqueada,
miro todos sus cajones y efectivamente le faltaba el conjunto y las zapatillas
que tenía puesto su hijo.
- ¡Pero que hice yo para
merecer esto! –Fernanda apretaba los nudillos contra su ropa en los cajones,
totalmente devastada por tener en la mente la imagen de su hijo travestido –
Luego de un rato, Fernanda se
dio un baño y no salió de su habitación hasta la mañana, Arturo estaba muy
avergonzado, no pensó que algún día su madre lo vería de esa manera, esa noche
ni siquiera habían cenado y tenía algo de hambre, pero Arturo se alisto como
todas las mañanas y salió vestido con su uniforme de la escuela listo para salir
junto a su madre.
- ¡Mamá, mamá donde estas! –
Arturo buscaba a su madre,
pero por mas que la llamaba y buscaba en todas partes ya no estaba, regreso a
la cocina y encontró una nota junto a un tóper con comida.
“Hola hijo, aquí esta el
desayuno, no me siento bien, tuve que irme rápido al trabajo”
La nota era muy clara,
Fernanda estaba molesta con su hijo y no podía ni verlo de la vergüenza que
sentía, Arturo se sintió algo triste y tomando su lunch camino solo hacia la
escuela, así, Arturo paso el resto del día, solo y desconsolado, ni siquiera
quiso ir a jugar futbol en el recreo con sus amigos, estaba muy nervioso, ni
siquiera quería ver a su madre, pues tenía mucha pena por lo que había hecho,
como es que él, su único hijo podría traicionarla de esa forma.
Arturo regreso de la escuela,
sin escuchar ni una sola muestra de señal de su madre, pues aún no había
llegado del trabajo, entonces, regreso a su cuarto con una pizza recalentada y
no salió de ahí hasta la noche, cuando su madre regreso del trabajo otra vez tarde.
Fernanda no había pasado un
mejor día que su hijo, estaba aterrada, no sabía ni que pensar, pues para ella
no era normal que su hijo hombre quisiera vestirse de mujercita, ahora solo tenía
esa imagen en su mente, pensando que su hijo era una clase de desviado, un
degenerado sin traza, la mujer termino de hacer algunas cosas y decidió volver
a casa esperando a no vivir otra desgracia como el día anterior.
Al llegar, Fernanda noto como
todo se hallaba en silencio, entonces, Arturo salió de su habitación y bajo
hasta la sala para saludarla, aun con algo de pena en sus palabras, Arturo miro
a su madre quien parecía estaba cansada.
- ¿Cómo estuvo tu día? –Arturo
le decía –
- ¡Bien…! –Fernanda le respondía
algo cortante –
La mujer camino hasta la
cocina y saco un poco de pollo, lo calentó en el microondas y regresó a su
cuarto para no salir más, Arturo se quedó de brazos cruzados con algo de
tristeza y angustia, no entendía porque su madre actuaba de esa forma, como si no
fuera normal, tomo otra pieza de pollo y regresó a su cuarto.
Los días pasaron y Fernanda
trataba de olvidar la terrible situación, intentando dejarlo pasar, pensó que
la mejor manera seria saliendo al cine con su hijo en viernes por la tarde, a
Arturo le gustó mucho la decisión y luego de la escuela, se fue junto a su
madre a comer y al cine, vieron una peli y regresaron a casa de noche y algo
mas sueltos que los días pasados.
(Pd: piense que tiene 17 xD)
- ¡Gracias ma!, fue una buena
tarde juntos –
- ¡De nada hijo! –
- ¡Oye, sobre la otra noche
yo…! –Arturo callaba luego de notar que la había vuelto a cagar –
- ¡Buenas noches hijo…!
–Fernanda silenciaba de nueva cuenta destrozada –
Entonces ambos regresaron a
sus cuartos, Fernanda comenzó a llorar, recordando las penurias del pasado, ¡Porque,
por qué!, se decía una y otra vez, sintiendo su cuerpo estremecer ante el
impacto, mientras que Arturo volvía a su cuarto deprimido por arruinar la linda
tarde con su madre.
Luego de unos días, Fernando
seguía triste, pero al ver su peluca luego de regresar de la escuela, no pudo
evitar sentir las ganas de volver a vestirse como chica y posar frente al
espejo, él quería volver a vivir la experiencia de sentirse como toda una
zorrita, para evitarse problemas, se aseguro de que no hubiera nadie en casa y
sin poner música, cerro su puerta con seguro.
Horas más tarde, Fernanda
regresaba del trabajo, había llegado un poco más temprano y sentía bastante
hambre, también estaba algo feliz porque en unos días más seria su cumpleaños,
entro a su casa como si nada, notando que todo estaba en orden, se acercó a la cocina
y comenzó a freír unas quesadillas, cuando entonces, comenzó a escuchar pasos
de tacones en la parte de arriba de la casa.
Fernanda no pudo evitar
golpear los trastes, subió hasta el cuarto de su hijo y golpeo la puerta
intentando abrirla porque tenía llave.
- ¡Arturo ya basta!, ¿Otra vez
estás haciendo tus mamadas haya dentro? –su madre gritaba y parecía que los
vecinos escuchaban –
- ¡Mamá!, ¿A qué hora llegaste?,
¡Pensé que llegarías más tarde! –Arturo chillaba sorprendido –
Entonces se quitó la lencería
y la guardo junto con la peluca y los tacones, se borro el labial y el
delineador de su cara lo más rápido que pudo y poniéndose una playera y un
short encima salió muy temeroso viendo a su madre recargada sobre la puerta con
una chancla en mano.
- ¡Ya déjate de tus mamadas
pinche chamaco pendejo, ahora si me las vas a pagar! –
Fernanda comenzó a darle de
nalgadas a su hijo con la chancla, estaba muy furiosa de lo que el chico estaba
haciendo, tan solo imaginarlo otra vez completamente vestido y maquillado hacia
que se le revolviera el estómago del asco.
- ¡Ya mama, para, para, por
favor, no era mi intención! –
- ¡Yo parare hasta que yo
quiera!, y de una vez te digo que me tiras esas porquerías, ¡Ni me las
devuelvas, que no las quiero ver nunca más! –
Entonces, Fernanda tomo la
peluca y las cosas de travesti de su hijo, las metió en una bolsa y las arrojo
al bote de la basura en la calle.
- ¡No mama, no lo hagas por
favor, no! –Arturo la perseguía intentando recuperar sus cosas de chica –
No eran muchas pero el solo tener
una peluquita y los tacones lo hacia sentir como toda una chica linda y coqueta.
- ¡Ya déjame en paz, te quedas
en tu cuarto sin cenar, estas castigado! –
Arturo se quedo llorando en su
habitación, sentía odio y frustración, no pensaba que su mama se comportara de
esa forma, si alguna vez pensó en volverse una chica trans eso estaba más que
olvidado.
Una vez más, Fernanda y su
hijo dejaron de hablarse por algunos días, Arturo ignorado por su madre,
pensaba en la manera de tratar de arreglar la situación con ella, no quería seguir
en esta situación, él quería cambiar y si la única manera de hacer que recuperara
el amor de su madre era olvidando sus hermosas fantasías, pues lo haría.
Llego el día del cumpleaños de
Fernanda, ella se había salido de su casa muy temprano como en los últimos días,
mientras que Arturo esperaba poder saludarla y felicitarla cuando está ya se había
ido.
Luego de la escuela, Arturo
regresaba a su casa, quería comprarle algo bonito a su mama para que se
alegrara por su día, entonces, Arturo había llegado a una tienda de artículos exóticos,
donde habían reliquias y todo tipo de cosas de fantasía mágica, comenzó a ver
que podría regalarle a su mama, ya que sabia que a ella le gustaban las cosas mágicas,
sin lograr encontrar aun nada bueno, Arturo decidió marcharse, justo cuando una
señora se aparecía asustándolo.
- ¡Hola hijo!, ¿No encuentras
lo que buscas? –
- ¡Eh, ahhhh, hola, este, si,
no me siento bien!, no sé qué regalarle a mi mama, hoy es su cumpleaños –
- ¡Oh que bien!, así que hoy
es el cumpleaños de tu madre, ummm, porque no mejor le llevas esto –la señora
le mostraba una pequeña velita en la palma de su arrugada mano –
- ¡Oh, estaría bien señora!,
pero, no creo que una simple velita de cumpleaños arregle las cosas con mi
madre –
- ¿Por qué lo dices, acaso no
te ah perdonado? –
- ¡Como dice! –
- ¡Eh, no, ah…!, me refiero a
que no te ah perdonado por lo que hayas hecho, las madres siempre nos enojamos
con nuestros hijos por sus actos –
- ¡Ah, sí!, hice algo muy estúpido
y no se hasta cuando me pueda perdonar –
- ¡Pues entonces esta será la
mejor manera de que arreglen sus problemas! –
- ¿Cómo? –
-Esta velita es mágica, no me
vas a creer y tampoco te voy a obligar a que lo hagas, pero si alguien sopla
esta velita en su cumpleaños, quizás pueda concederle un deseo –
- ¡Jaja, está bien!, que dulce
es usted, ¿Cuánto seria por la velita? –
- ¡Oh, no es nada, solo es una
simple velita 😉! –
- ¡Jejeje, ok, muchas gracias!
–
Arturo se alejaba de la tienda
mientras regresaba a su casa sin ningún regalo, decepcionado, se encerró a su habitación
a esperar a su madre, quien parecía otra vez no llegaría temprano.
Luego de unas horas, Fernanda
regresaba a su casa con unas copas de más, estaba peda y apenas podía mantener
el paso, pues, sus amigas la habían invitado a celebrar sin su hijo para que
estuviera mas tranquila, cabe mencionar que ella no le había contado nada a sus
amigas, pues no quería terminar siendo su burla.
- ¡Mama, ya llegaste!, ¿Porque
no me avisaste que estarías con tus amigas? –
- ¡CALLATE, DEJAME EN PAZ,
SOLO QUIERO IR A MI CUARTO! –
- ¡Pero mama, te traje un
regalito! –
- ¡PUES QUEDATE CON TU REGALO!
–
Arturo toma un pastelito y prendió
la velita que le había dado la doña.
- ¡Mira mami!, sóplale, me
dijo una señora que si pedias un deseo por tu cumpleaños podría hacerse realidad
–
- ¡Jajaja, aparte de puto
pendejo!, como vas a creer que una tonta vieja te va a dar algo así –
- ¡Por favor mama, perdóname,
yo solo quiero me perdones y me vuelvas a querer! –
- ¡Pues yo solo quiero que mi
hijo sea normal, no un marica como tú!, llévate tu estúpido pastel, fuuu –
Fernanda le soplaba a su
velita mientras arrojaba el pastelito de Arturo arrebatándolo de sus manos
hasta el suelo.
El pobre de Arturo se sentía
bastante destrozado, su madre se volteó y se metió a su habitación, el chico
estaba deprimido, lagrimas caían de sus ojitos y con dolor, limpio el desastre
que su madre le había hecho a su pastel, tomo la velita y la guardo en el cajón
de su buro, se acorruco como bolita en su camita durmiéndose triste y abrumado,
pues su madre ya no lo quería y lo consideraba un maricón, el solo deseaba ser
normal para su madre y que lo quisiera de nuevo como antes.
Al despertar, Arturo miraba la
luz del día, era sábado y había dormido más que cualquier otro día, cuando de
repente, sintió un movimiento muy curioso en su pecho, Arturo dirigió su mirada
hacia su pecho encontrando en el dos redonditas y firmes tetas de niña.
- ¡Pero que paso, porque tengo
senos, ahhhh, que rico se sienten, están muy suavecitos! –
Arturo deslizaba sus dedos por
sus nuevas tetas con mucho cuidado, estaban bien tiernas y bonitas, sintiendo
sus pezones mas sensibles y puntiagudos que antes cuando solo tenía su pecho de
hombre, luego noto que su cabello se había vuelto mas largo y bonito, Arturo se
levanto admirando la nueva fisonomía de su cuerpo, acariciando su suave piel la
cual se sentía un poco más lisa y sensible.
- ¡Oh, no puedo creerlo, también
tengo una vagina entre las piernas! –Arturo alardeaba sorprendido al mirar esa
abertura entre sus piernas –
Fernanda despertaba luego de
la fuerte borrachera que se había dado con sus amigas, estaba cansada y muy
adolorida, se recargo sobre la cama tratando de recobrar todos sus sentidos y
de la nada tuvo un momento de reflexión sobre el cómo estaba tratando a su único
y querido hijo, quien lo único que quería era que lo amara como antes.
Fernanda suspiro caminando
hacia el baño, hizo sus necesidades y luego de limpiarse la cara y darse una
peinada, decidió saludar a su hijo a su habitación, esperando que este pudiera
perdonarla de su mala actitud durante los últimos días, sobre todo, de la
manera en que se había comportado la otra noche.
- ¡Ahhh, que suaves son! –Arturo
jadeaba provocado por la fuerte sensación que producía al acariciar sus nuevas
tetas de niña –
- ¿Arturo, hijo estas bien? –Fernanda
escuchaba un extraño gemido al acercarse a la puerta de su hijo –
- ¡Mama, que haces, no entres!
–
- ¡Como que no entre, que
sucede! –
- ¡No mama, espera, no te enojes
ni yo se lo que paso! –
- ¿Pero quién eres tú, cómo
entraste aquí, en donde está mi hijo? –
- ¡Mama, soy yo, Arturo! –
- ¡Pero que verga hiciste
chamaco pendejo!, porque ahora eres una niña, esta es otra de tus mamadas
verdad, ¿Ahora que hiciste para convertirte en una niña? –
- ¡No lo sé mama!, pero no te
enojes, yo no se lo que paso, solo desperté y ya era una chica –
- ¡Como no vas a saber!, si
bien que querías ser una chica para hacer tus desfiguros –
-Luego de que me trataras feo
anoche limpié y me vine a dormir, es todo lo que sé –
- ¡Espera, la velita, esa
tonta vela que dijiste que era mágica, en donde la dejaste! –
- ¡La vela, es verdad, esta
por aquí! –
Arturo saco la velita del cajón
de su Buro, notando que esta había perdido su brillante color rosa, ambos se miraron
extrañados, pero entonces, Fernanda fue a su cuarto a buscar unas prendas para
Arturo, pues no podía estar desnudo con el cuerpo que ahora tenía.
Arturo no entendía lo que
pasaba, de alguna forma se había convertido en una chica, pero estaba muy incrédulo,
no había manera de que una velita pudiera contener magia de verdad, a menos que
la señora en realidad fuera una bruja.
- ¡Fue el deseo, fue tu estúpido
deseo! –Arturo le dijo a su madre entre lágrimas, fingiendo que no amaba estar
en esta situación –
- ¿Deseo?, ¿Cuál deseo? –
- ¡Cuando anoche me gritaste y
me arruinaste la sorpresa!, me dijiste que deseabas tener un hijo normal, no un
maricón, seguramente fue por eso que me convertí en una niña, ¡Tu lo hiciste! –
- ¡Pero yo no quería que te
convirtieras en una niña!, además que tipo de brujería es esta que te convierte
en una mujer de la noche a la mañana –
Fernanda estaba consternada,
miraba a su hijo convertido en una linda señorita, eso era lo que menos deseaba
en el mundo, tener que perder a su único hijo hombre, al hombre que esperaba la
atendiera y la cuidara como el futuro hombre de la casa, pero sobre todo, no entendía
como es que podía existir una magia como esa que lo convertía en mujer como si
nada.
- ¡Tenemos que ir a donde te
dieron esta cosa! –
Fernanda le decía a su hijo,
quien estaba fascinado explorando su nuevo cuerpo de chica, Arturo inclino la
cabeza y obedeció a su madre, no quería tener más problemas de los que ya tenían,
Fernanda termino de ayudar a Arturo a vestirse y aunque no quería, tuvo que dejarla
arreglada como toda una señorita, vistiéndola con unos jeans, un par de zapatillas,
una blusita corta que encontró y una lencería para que pudiera andar cómodamente
por la calle.
Arturo estaba fascinado, parecía
toda una princesa, su rostro era como el de un hermoso ángel, su cuerpo era delgado
y muy ligero, sintiéndose bastante bonita al verse vestida con toda una linda
señorita, Fernanda miraba a su tonto hijo mirarse con felicidad en el espejo,
odiaba ver que mas que odiarlo lo estaba disfrutando, ella no quería que su
hijo pensara que se quedaría así tan fácilmente, ella no dejaría que su único hijo
hombre que quedara transformado como una chica por el resto de su vida, tomo a
Arturo por el brazo obligándolo a salir para terminar con esa situación de una
vez por todas.
- ¡Te juro que era por aquí, parecía
una tienda de antigüedades y ahora ya no está! –
- ¡Deja de mentirme, aquí no
hay nada, está vacío! –
- ¡Como te voy a estar
mintiendo!, acaso no vez que me convertí en una mujercita, si no crees en la
magia entonces como pruebas que antes era un hombre –
- ¡Pues no lo sé!, solo eh
visto cómo te encanta que te miren los hombres, desde que salimos a la calle no
has dejado de portarte como toda una puta con los hombres, que vergüenza, no
entiendo como pude criar a un hijo así –
- ¡Mira, pareciera que la
tienda desapareció!, hay mucho humo, se ve algo reciente –
- ¡Mira niño las tiendas no
desaparecen! –
- ¡Y los hombres no se
convierten en lindas mujercitas de la noche a la mañana! –
- ¡Esta bien!, pero deja de
comportarte como una, tu eres mi hijo, eres un hombre, ¡Entiéndelo ya! –
Fernanda estaba fastidiada, no
podía hacer nada para que su hijo dejara de comportarse de esa forma, incluso
ya hasta se paraba y se comportaba como toda una señorita, en poco tiempo, parecía
que ya lo dominaba, se veía más suelto, mucho más libre y dominante.
Sin poder hacer más, Fernanda decidió
que, si ahora tenían que estar en esta situación, tenían que conseguirle ropa
adecuada para el nuevo cuerpo de Arturo.
- ¡Ya no sé qué más hacer!, ni
modo, tendremos que ir a comprarte ropa, porque ya no tengo mas que te quede bien
con ese cuerpo –
- ¡Enserio mami! –
- ¡Si, y no grites, pareces
una niña! –
- ¡Pues lo soy xD! –
Fernanda odiaba hacer esto,
pero no tenía otra opción, no podía hacer mas nada, tenía que resignarse a esta
mala broma de la vida, Arturo caminaba contoneando sus caderas, sentía su rico
culito balancearse al caminar con los tacones de su madre, al pasar por las
calles y mirarse caminando en los cristales, Arturo se quedaba admirando su
reflejo, en verdad se veía hermosa, no podía reconocerse, era una chica
totalmente nueva, era un ángel precioso y bastante sexy, podía ver como todos
los hombre se quedaban mirándole su culito y algunas veces le sonreían coquetamente
al admirar su hermosa cara.
- ¡Apúrate Arturo, ya basta,
deja de ver hombres! –
Fernanda no podía aguantarlo más,
estaba furiosa de la manera en que su hijo tomaba las cosas, como si no tuviera
suficiente con verlo convertido en una chica, ahora solo podía ver con coraje como
lo disfrutaba, parecía una chica en su totalidad, coqueteando y disfrutando
darse de miradas picaras con los hombres por las calles como toda una
cualquiera, lo ultimo que le faltaba era que la muy estúpida se embarazara.
Arturo estaba muy feliz, probándose
y midiéndose todo tipo de ropita, aunque tenía que elegir ropita de talla chica,
pues no tenía unas chichotas como las otras chicas, aunque ahora estaba feliz
por tener unas bastante lindas y redonditas.
Al terminar, Fernanda y su nueva
hija regresaron a la casa, llevaban muchas cositas nuevas tanto para ella como
para su hija, aunque la situación la detestaba, sin duda la había pasado
bastante agradable con su nueva hija, se sentía en mas confianza y armonía,
pudiendo elegir todo tipo de ropita y que ahora que Arturo tenía más mentalidad
como una chica, no le decía que no a cualquier prenda que esta le escogiera,
pues le gustaba todo tipo de prendas y colores.
Arturo se metió a su cuarto,
se sentía bastante feliz por toda la nueva ropita que ahora tenía, se miraba en
el espejo, era toda una linda señorita, se quitó la blusita mirando su reflejo
en el espejo con el sujetador en sus lindos senos, admirándose como ahora era
todo un ángel divino desde los pies hasta su rostro.
- ¡Ahhh, no me importa lo que
piense mi mama!, esto es lo mejor que me pudo haber pasado, soy toda una
princesa, un ángel, una diosa hermosa y dominante, no puedo esperar para estrenarme
toda mi nueva ropita para salir de fiesta o de paseo –
Arturo estaba muy emocionado, se
quitó toda su ropita y comenzó a explorar todo su cuerpo femenino, sintiendo lo
deliciosas que estaban sus ricas tetas, pellizcando sus lindo pezoncitos y
saboreando los jugosos placeres de su nueva vaginita, la cual estaba pequeña y cerradita,
pues era una chica tierna y virgen, que esperaba que un hombre pronto la
convirtiera en una deliciosa mujercita, pervertida y sumisa en la camita.
- ¡Arturo pero que carajos haces!
–Fernanda lo sorprendía manoseando todo su cuerpo –
- ¡Explorando mami!, no puedo
aguantar las ganas, mi cuerpo de chica está caliente –
- ¡No puedes estar comportándote
como una puta!, te puedo pasar que ahora serás una chica de verdad, pero si lo
vas a ser tendrás que comportarte como una dama me entendiste –
- ¡Si mami te lo prometo
jejeje!, solo déjame probar y disfrutar en la privacidad de mi camita –
- ¡Pecado, eso es lo que es!,
un regalo del mismísimo demonio, no puedo verte más así, estas convirtiéndote en
una mismísima puta –
- ¡Ya basta mami!, te recuerdo
que este fue tu deseo, que fuera una linda niña normal y no un asqueroso maricón
–
Fernanda azotó la puerta y volvió
a su habitación, no quería ver mas la horrible escena de su hijo masturbando su
cuerpo de chica en la cama como si fuera una cualquiera, Fernanda comenzó a
llorar, se sentía bastante destrozada, ella era muy culta y religiosa, no le
gustaba nada de lo maligno, ella siempre había respetado las reglas de la vida,
por que el destino le pagaba de esta forma.
Mientras tanto, Arturita no podía
parar de satisfacer su nuevo cuerpo, que le pedía cada vez mas y mas meterse
sus deditos en su rico coño, frotando sus labios vaginales hasta venirse una y
otra vez sobre la cama, así estuvo toda la noche, probándose su ropita y
poniendo pose tras pose sexy excitándose al verse en el espejo como la putita
que tanto deseaba ser.
Al día siguiente, Fernanda no quería
saber nada de su hijo, estaba ofuscada, pero trato de levantarse y hacer el desayuno,
llamo a su nueva hija, pues si ahora era una mujercita tendría que aprender a
ser una mujercita de la casa y no una niña consentida, ordenándole que pusiera
la mesa, aunque Arturo aun no comprendía el no darse placer a cada rato, su
cuerpo estaba verde y necesitaba complacerlo a todas horas, así fuera en la
propia mesa de su casa, en el lugar sagrado donde el y su madre compartían los
sagrados alimentos.
- ¡Arturo pero que chingados haces!
–Fernanda tomaba la chancla y le daba de nalgadas a su hijo pervertido –
- ¡Mama, no me pegues mami, no
me castigues me duele ahhhh! –
- ¡Ahhh, ya basta, hasta para
quejarte le haces como puta! –
- ¡Jejeje, pues ahora soy la
putita que tanto quería ser te guste o no! –
- ¡Cállate maldito cállate, no
te soporto! –
Fernanda arrojaba los platos,
estaba asqueada, necesitaba aire libre, no quería ni comer en esa mesa
arruinada por el asqueroso y sucio pecado de su hijo.
Arturo estaba feliz de que su
madre se hubiera ido por un rato, ya se estaba cansando de sus tontos reclamos
sin sentido, el ahora era una linda putita y quería gozarlo, corrió a su habitación
para vestirse con un lindo bikini que se había comprado y salió al jardín para
pasar el día en la alberca, donde sabía que los hombres que pasaban y sus
vecinos más pervertidos la estarían observando curiosos de saber quien era la
nueva linda señorita que habitaba en la casa de al lado.
- ¡Nieves, paletas! –un hombre
tocaba su carrito de helados –
- ¡Hola, me da una nieve de
vainilla por favor! –Arturo salía de su jardín para acercarse al hombre de las
nieves, quien se quedaba mirando asombrado a la linda niña que salía por su
llamado –
- ¡Hola linda, que te damos
preciosa! –
- ¡Jeje, me da una nieve de
vainilla por favor! –
- ¡Claro que si mi reina
ahorita te la doy pa la calor! –
- ¡A mí también me da una
nueve de limón por favor! –Max, un vecino de Arturo y el cual siempre le gusto,
se acercaba aprovechando para conocer a la nueva señorita de al lado –
- ¡Claro que si mi rey, pa
todos tengo y pa todos doy jeje! –
- ¡Hola!, ¿Eres nueva verdad?,
no te había visto, no sabia que una chica tan linda como tu viviera aquí, creí
que Arturo era el único hijo de la señora Fer –
- ¡Hola, jeje!, no, solo soy…,
Angela, una prima de Arturo, el se fue por unos días con mis tíos en el extranjero,
mientras que yo vine acá como intercambio si se puede decir ¡Jeje! –
- ¡Oh ya veo!, pues que bien
que estes por aquí algunos días, sabes, tu primo era algo rarito, pero me caía
bien, siempre era un buen amigo –
- ¡Enserio!, pues que rarito, al
mejor le gustabas, estas tan sexy que incluso los hombres podrían caer en tus
encantos ¡Jejeje! –
Arturo aprovechaba y se
insinuaba sínicamente a Max, quien parecía estar interesado en la bella lindura
que ahora era, si tan solo supiera que se trataba del mismísimo Arturo en
persona.
- ¡Si quieres pasa!, te doy
permiso de observarme mejor desde mi silla –
- ¡Muchas gracias por la invitación!,
¿Cómo sabes que te estaba observando? –
- ¡No lo sé, supongo que es un
don jeje!, cuando sabes que los hombres desean admirar la belleza de una chica
tan preciosa como yo ¡Jejeje! –
- ¡Que presumida!, pero si,
eres más preciosa en persona –
Arturo llevo a su nuevo amigo
hasta su alberca, ambos estuvieron hablando acaloradamente, afortunadamente su
madre aun no regresaba de donde quiera que se hubiera ido, entonces, Arturo comenzó
a insinuarse mas a Max, quien no parecía desaprovechar la oportunidad, Arturo comenzó
a quitarse sus prendas, dejando ver a Max sus lindos y tiernos atributos.
- ¿Te gusta mirarme mejor
ahora? –
- ¡Si, vaya que eres linda! –
Arturo tomó un poco de su helado embarrándolo en su linda vaginita, esperando a que Max decidiera tomar la iniciativa de lamer su rico coño para saborearlo.
- ¿Quieres probar? –
- ¡Claro jeje! –
Max comenzó a acercarse más a la
desconocida, mientras que Arturo sentía el calor del momento, deseando que
fuera Max el primer hombre en convertirla en una mujercita, Max lamio la
vaginita de Arturo provocándole un intenso y dulce placer en su vaginita de
niña.
- ¡Ahhh, que delicioso, ummm! –
Max lengüeteaba el coñito de
Angela besándola apasionadamente, mientras que Arturo abría sus piernitas
sintiendo como su coñito se mojaba, deseaba que Max se la metiera con todas sus
fuerzas aunque le doliera, Arturo bajó hasta sus piernas, donde le quito el short
y los calzones liberando su Impresionanty, metiéndolo en su boquita tan rápido como
sus bellos ojos lo habían visto, saboreando el salado y carnocito sabor de la
verga de Max quien estaba bastante excitado al ver como la preciosa niña que
apenas conocía caía fácilmente ante sus encantos.
Arturo saboreaba como nunca el
placer de poder sentir en su boquita la verdadera verga de un hombre, ni en sus
fantasías y sueños húmedos había sentido tanto placer como ahora que tenía uno realmente
redentor de su boca, saboreando su cabecita con una y con otra lamida de su lengüita.
akiba
Arturo tomo a Max y lo llevo
hasta su habitación, donde se recostó en la cama para exhibirse mas rico frente
a Max, esperando que le metiera su verga por su culito y la convirtiera en toda
una putita, Max no dudo ni un segundo y acerco su verga introduciéndola
lentamente en el coñito de la niña, haciendo que Arturo gimiera muy rico del
placer que gozaba al sentir por fin la verga de un hombre dentro de su culito.
- ¿Te gusta amor? –
- ¡Ahhh, sí, me encanta!, me
encanta que me hagas tu putita, tú siempre me gustaste, siempre quise que me
metieras tu verga y que me hicieras tu putita –
- ¿Cómo, ya me conocías? –
- ¡Ahhh, si, si jeje!, Arturo
siempre me hablaba bien de ti, me mandaba fotos y por eso te conocí, tú también
eres más guapo en persona, ¡Jeje! –
- ¡Oh, bueno!, que curioso es
ese Arturo, no sabía que me tomaba fotos –
- ¡Si, no lo sé!, solo me
mandaba fotos tuyas y de tus ricos brazotes, ¡Ahhhh! –
- ¿Te dolió? –
- ¡No, me gusto, ahhhh, que
rica leche tienes! –
Arturo recibía la lechita del
pene de Max, quien se vino dentro de su culito, haciendo que Arturo se
estremeciera de placer, cumpliendo por fin una de sus más grandes fantasías.
Pero Arturo y Max habían perdido
la noción del tiempo, ya era algo tarde y cuando apenas habían experimentado el
rico sexy oral y anal, la madre de Arturo llego azotando la puerta.
- ¡Tu mama!, digo, ¡Tu tía
Fer! –Max gritaba asustado, no quería que la señora lo viera en su casa y menos
cogiéndose a su sobrina de esa forma –
- ¡Ahhh, porque paras amor! –
- ¡Lo siento!, me tengo que ir
hermosa, espero verte pronto –
Max salió por la ventana,
tratando de no caerse mientras lograba salir hasta la calle escapado sin
problema.
- ¡Arturo, Arturo donde estas,
porque están tus prendas regadas en la alberca! –
- ¡Ahhh, que rico!, no
imaginaba que se sintiera tan caliente la lechita de un hombre dentro de mi
culo –
- ¡Arturo, pero que carajos,
sigues con tus cochinadas! –
- ¡Mama, porque siempre me arruinas
toda la diversión! –
- ¡Pendejo chamaco, pero que
hiciste, porque estás todo manchado de semen! –
- ¡Vino el vecinito y me la metió!
–Arturo le respondía cínicamente –
Arturo le jugaba al vergas con
su madre, quien estaba desesperada por el maldito comportamiento de su hijo, que
se había vuelto una chica insoportable.
- ¡Te me limpias el culo
ahorita mismo y te me vistes decentemente!, iremos a casa de ese tonto de Max
para reclamarle a sus padres, que te tiene que estar metiendo su cochinada esa cuando
aún eres una niña –
- ¡Tengo 17 madre, no soy una
niña!, ya casi soy mayor de edad –
- ¡Me vale madres, mientras vivas
en mi casa me respetas! –
- ¿Y cómo les vas a explicar a
los vecinos que tu único hijo hombre ahora es una chica? –
Fernanda se quedó callada, volvió
a cerrar la puerta y dejo a Arturo encerrado con llave como castigo en su cuarto,
no quería que intentara salir de noche y corriera algún peligro, pues, aunque
odiaba que ahora fuera una chica, no podía permitirse que le pasara algo malo a
su por ahora única hija.
Arturo disfrutaba de su rico
coño, saboreando los placeres de sus jugos vaginales, disfrutaba acariciar sus
lindas tatas y de mirarse vestida como una putita en el espejo, pensando en que
no podría llamarse Arturo, tenía que buscarse un nuevo nombre, pensando en el
que había usado con Max y ese sería Ángela, un ángel precioso llamado Ángela
para conquistar a todos los hombres con sus encantos, todo gracias al deseo de
su madre, quien se quejaba de su hijo maricón y ahora era una preciosa niña
pervertida.
Espero les haya gustado mucho esta tercera cuarta entrega de el Tg October, comenten por favor, casi no lo han hecho y me desanimo un poco uwu :(
Ami me encantó Kari, me sacaste unas cuantas risas, una cap muy divertida eh interesante
ResponderBorrarEstuvo muy divertida, la verdad es que ese cambio de perspectiva con un personaje poco común como Arturo es muy interesante, muy muy bien, Grande Kary
ResponderBorrarQue bueno esta el tg october
ResponderBorrarMuy buena la historia
ResponderBorrarEn el siguiente la madre se podria transformar en hombre?, Eso estaria interesantd
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