𝑳𝒐𝒔 𝑴𝒊𝒍𝒂𝒈𝒓𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝑽𝒊𝒓𝒈𝒆𝒏
Holita,
en este especial, les traeré una historia bonita sobre la FE, en las que
utilizaré el modus operandi del programa televisivo, “LA ROSA DE GUADALUPE”
(Yo no
creo en la virgen ni nada, ni estoy tomando el tema como burla, solo quiero
hacer un especial con entretenimiento sin dañar las creencias ni la FE de
nadie)
CAP 1
“Comprendiendo a mi hija”
Melissa llegaba tarde de la escuela, no era
la primera vez que lo hacía, pero por mucho que sus padres la regañaran esta
siempre hacía lo que quería.
Melissa era una chica de 17 años, venida de
una familia humilde, de dos padres sumamente religiosos, quienes además, eran
muy estrictos, sobre todo su padre Pedro, un hombre de 47 años, mecánico de
autos, quien practicaba demasiado profundo su fe.
Pedro había llegado muy cansado luego de un
largo día de trabajo, su mujer, Carmen de 43 y su hijo menor José de 7 años de
edad esperaban a que Melissa apareciera para poder degustar sus alimentos, cosa
que, ambos padres siempre esperaban porque era una creencia esperar hasta estar
todos juntos para agradecerle a Dios en la comida.
- ¿En donde estabas Melisa? – Pedro le decía
a la adolescente.
- ¡Acabo de regresar de la escuela!, te dije
que tendríamos un ensayo para la posada.
- ¡A mí nunca me avisaste que tenías un
ensayo!, espero que no te hayas ido con el vago imbécil de tu novio otra vez,
no trabajo como un burro para darles todo en esta casa y te vayas a
desperdiciarlo con ese inútil.
- ¡Raúl no es un inútil papa!, ¡Yo lo amo!,
¿Por qué carajos no puedes comprenderlo?, ¡Ya no soy una niña!, tu eres un
hombre viejo que solo sabe estar en la porquería de taller ese en el que
trabajas, no sabes nada sobre lo que una chica adolescente pasa, no sabes que
yo necesito otras cosas, en lugar de estar rezando a la hora de comer o en misa
todo el tiempo.
- ¡A mí no me respetas pinche mocosa!, eres
una malagradecida, ¿Cuándo entenderás que no te quiero cerca de ese vago?
- ¡Apresúrense a comer!, que ya tenemos que
irnos al ensayo de la representación de la virgen de la colonia – Carmen
contestaba a ambos, quienes ya la tenían desesperada con sus pleitos.
La familia terminó de comer y Carmen lavo los
trastes exigiéndole a Melissa que le ayudara como la mujer que era.
Melissa tenía coraje de tener que lavar trastes solo porque era una mujer, luego del regaño, su padre simplemente había comido y se largó a ver televisión, mientras que su hermano solo se quedo jugando en su cuarto.
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Durante el ensayo, Melisa solamente era una
pastora, mientras que su padre actuaria como el Fray Juan de Zumárraga, su
madre y su hermanito, actuarían como dos extras mas al igual que los pastores,
aunque Melissa era la elegida para actuar como una sorprendida ante la
manifestación de la virgen.
Raúl andaba merodeando por ahí, solamente quería
ver a Melisa, con quien habían dejado las cosas a medias antes de que esta
regresara a casa.
- ¡Espérate tonto!, mi papa podría vernos, ya
te tiene bien sentenciado, no nos quiere ver juntos.
- ¡Ay bebecita, no hagas caso!, solo es un
viejo amargado, míralo, que ridículo actuando en una pendeja obra, ya nadie
cree en la virgen.
- ¡Cállate!, que ni te escuche, no sabes en
la que te metes.
Ambos chicos se escondieron en un punto muerto
por ahí, cuando ya era mas tarde y su padre reunía a la familia para volver a
casa, insistiendo en que todos debían de regresar juntos.
-¡Melisa, con un demonio!, ¡Dios mío!, perdóname
por esta rebeldía venida de mi boca.
- ¡Papa, ya cállate por una vez en la vida
con esa estupidez!
- ¡Ya suegro, relájese!, solo nos estábamos
besando, no creo que no lo hiciera cuando era un chamaco como nosotros.
- ¡Tu cállate pendejo chamaco!, deja a mi
hija en paz, no sé cómo hacer para que te olvides de ella y no la busques más.
- ¡Ay papa, te odio, no se porque no puedes
comprenderme! – Melissa regresaba con su madre y su hermano quienes la
esperaban con su padre.
- ¡Te lo advierto maldito infeliz!, no te
quiero cerca de mi hija ¿Entendiste?
- ¡Ay sí, sí, ya pinche viejo loco! – Raúl se
burlaba alejándose, regresando a casa donde su padre ya lo esperaba con unas
chelas.
La familia regresó a casa y se sentía la
tensión entre las dos partes de siempre, Carmen le sirvió la cena a su esposo,
mientras que Melissa se metió a su cuarto a hacer tarea, aunque simplemente
empezó a hablar con sus amigas de lo mucho que odiaba a su padre.
-¡Ay viejo!, ya deja de ser tan duro con
Melisa, solo es una niña, acuérdate que nosotros también nos escapábamos de
nuestros padres.
-¡Si mujer!, pero también recuerdo que mi
padre me ponía la mano dura si yo llegaba a faltarle, lo peor es que yo no
puedo hacer eso, porque hoy en día te apuntan con esa maldita arman llamada
celular y te juzga el mundo entero, ya ni a mi hija puedo regañar.
Pedro suspiraba, el hombre estaba cansado de
la juventud de ahora, hace un tiempo, su compadre había regañado a su hija por
casi la misma situación y esta arremetió contra el en redes sociales le había
puesto unos cinturonazos, Melisa se aprovechó de ese chisme, para amenazar a su
padre un día, cuando este intentaba regañarla por algo mucho menor.
Claro que, Pedro no era así de agresivo, también
sabía que era ser el hijo maltratado, así como lo había sido por su padre, cosa
que él no quería ser así, pero también sabía que debían de existir reglas que
obedecer como hijos que eran para el ahora que era el padre de familia.
El domingo, Pedro se levantó muy temprano ya que ansioso esperaba porque hoy era el día de la virgen,
había levantado a su mujer para que le hiciera el café de cada mañana en
domingo antes de la misa, luego, le ordeno que fuera a levantar a sus hijos.
Melisa escuchó los pasos de su madre, quien
ya estaba acostumbrada a escucharla cada domingo, para, en lugar de dejarla
descansar una hora más, tener que levantarse temprano para ir a la estúpida
misa.
- ¡Melisa, hija levántate, que hay que ir a
la mi…! – la mujer tocaba a la puerta de su hija cuando esta fue interrumpida.
- ¡Ay sí, sí mama ya sé, hay que ir a la
misa…! – Melissa contestaba con coraje, nunca podía descansar un poco mas ni
porque era domingo.
La
familia acudió a la misa, Melisa estaba cansada de siempre tener que obedecer a
sus padres con la misma cantaleta, el padre dictaba su misa mientras que Pedro
y compañía actuaban obedientes.
"¡Hijos míos!, es cierto que las cosas
hoy en día están pésimas con nuestros jóvenes, pero debemos entenderlos un poco
más, deben de ser guiados por el camino del bien, ¡Os ponednos en su lugar!”
El padre daba su sermón, mientras que Pedro
escuchaba con gran fervor, Carmen por su lado, miraba a la virgen luego de
escuchar el sermón del padre, cerró sus ojos intentando entrar en oración
mientras que todos cantaban el coro.
-¡Virgencita, por favor!, ayúdame a que mi
esposo y mi niña dejen de pelear, que sean más unidos, que mi viejo entienda
que mi niña es una adolescente.
Carmen se concentraba en oración, mientras
que, aunque enojada y escéptica, Melissa intentaba practicar una oración sin
idea de tener fe en ella, más que en desahogarse.
-¡Virgencita!, tu que dices que ayudas a los
pobres y a las familias, ayúdame a que mi padre deje de regañar, que entienda
que tengo otras necesidades, que entienda lo que es ser una chica en estos
tiempos y me comprenda.
Melisa intentaba llegar a lo más profundo de
su corazón, pues tampoco era una niña mala, todo esto, mientras que su padre hacía
oración en lo mas profundo de su corazón, él sabía que el día de la virgen
estaba cerca, por lo que decidió hacer una profunda oración para preservar la
paz en su interior.
-¡Virgencita, ayúdame!, tú que eres madre, necesito
que me loberes de este martirio en el que vivo, necesito una señal, necesito
comprender, necesito que mi hija y yo nos entendamos más, estar más unidos para
dejar de pelear, hare cualquier cosa que tu me brindes como señal de apoyo, lo haré
como sacrificio por tu amor y profundo ser de madre.
“¡Así será hija!, ¡Así será hijo!”
Los tres escucharon en su mente, una voz
extraña, la voz suave y pacífica de una mujer, luego de eso, sintieron una
especie de paz y tranquilidad, los tres regresaron a verse y en protesta de un
extraño sentimiento, además de ser el momento de la paz, se brindando la mano
unos a los otros.
La familia regresó a casa, Melissa corrió a
su habitación mientras que sus padres se quedaban conversando en la cocina,
Carmen estaba preparando la comida, ya todos tenían hambre.
- ¿Qué extraño, ya viste?, ¿Tu dejaste esta
rosa aquí? – Pedro le decía a su mujer, luego de encontrarse una rosa blanca en
su sillón.
- ¡Ora, no viejo! – Carmen miraba la rosa
analizándola, se le hacía algo familiar, pero la desconoció por completo.
Luego la tomó y la puso con un vaso de agua, en
el altar de la virgen que tenían en la casa.
Melissa estaba distraída en su cama,
chateando con sus amigas, de repente comenzó a probarse un vestido, pues quería
darse una escapada en la tarde con Raúl, cuando en eso, noto que había una rosa
blanca en la ventana que no había visto hasta ahora.
- ¡Mama!, ¿Tu dejaste esta rosa en mi cuarto?
– Melisa preguntaba confundida luego de bajar con su vestido algo escotado.
- ¡No hija!, ¿Tú también encontraste una rosa
en tu cuarto? – pregunta su madre.
- ¡Pero que son esas maneras de vestir
Melissa! – Pedro gritaba consternado.
- ¡Ay!, ¿Qué tiene papa?, ¡Es la moda de las
niñas! – Melissa chillaba fastidiada.
- ¡Nada de moditas ni que chingaderas esas!,
¡Te me vas a quitar esa madre ahora mismo y te pones algo mas cubierto por
favor!, ¡Por eso está saliendo mucha muchachita muerta!
- ¡Ay papa vete a la mierda!, ¡No tiene nada
de malo!, tu que sabes si no te vistes como yo, no eres una chica para saberlo.
- ¡Que yo sea un hombre adulto no tiene nada
que ver!, es por tu seguridad, eres una niña no una prostituta – Pedro gritaba
enojado.
-¡Pues no me lo voy a quitar, no me puedes
obligar!, ¡Y voy a salir así con mi novio te guste o no! – Melissa regresaba a
su cuarto, estaba decidida a terminar de arreglarse para salirse cuanto antes
de esa casa.
- ¡Maldita chamaca grosera!, pero de ninguna
manera se va a largar de la casa vestida de esa forma y menos con ese imbécil.
- ¡Ya viejo, entiende!, ella es así, es una
muchachita en el mundo actual – Carmen le contestaba mientras tomaba la segunda
rosa extraña para ponérsela a la virgen.
- ¡Que mundo actual ni que ocho cuartos!,
¿Qué no vez?, parece prostituta.
Pedro estaba enojado, sin pensarlo mucho se
fue directo a cerrar la puerta de la casa para que Melisa no saliera de una
forma u otra, cuando esta terminó, se quiso salir sin avisar, cuando justamente
le cayó su padre encima, ella no pudo abrir la puerta con ninguna llave.
- ¿Adónde crees que vas? – Pedro le decía.
- ¡Ábreme la maldita puerta!, ¡No me puedes
dejar encerrada! – Melissa lloraba.
- ¡No vas a salir de aquí ni así vestida ni
ninguna forma a ningún lado!, menos si se trata de ese imbécil.
- ¡Entiende hija, Diosito te va a castigar! –
Carmen también le contestaba apoyando a su marido.
- ¡Pero papa, carajo, te odio, te odio!
Melissa se fue entre lagrimas a su cuarto,
estaba harta de sus padres, se encerró en su cuarto y no le quedo de otra mas que
cancelar la cita con su novio, pero, a pesar de eso, le envió unas fotos algo
intimas de sus atributos, porque este se los había exigido luego de arruinarle
los planes, pues Raúl había decidido hacerla suya esa misma tarde.
- ¡Maldito suegrito!, pero ya encontraré la
manera de vengarme – Raúl exclamaba luego de entrar en cólera por lo que había
sucedido.
Al caer la noche, Carmen regresó a su
habitación, estaba exhausta de un largo día, ser mujer le era muy agotador, mas
siendo una ama de casa al pendiente de todo en todo momento.
- ¡Ay!, ¿Qué me pico? – Carmen sintió como
unas espinas rozaban su espalda, lastimándole – ¿Y esta rosa?, ¡Otra vez!
- ¿Qué pasa mujer? – Pedro preguntaba al
escucharla.
- ¡Mira!, otra rosa, con esta ya son tres,
¿Quién las abra dejado?
Ni Pedro ni Carmen pudieron responderse esa
pregunta, paso un largo rato y Carmen fue a despedirse de la virgen colocándole
su tercera rosa en el altar.
Al regresar, Pedro se acercó a Carmen, esta
estaba cansada, pero apenas sintió el arrimón de su marido por detrás, entendiendo
lo que este quería.
- ¡Ya viejo, estoy cansada!
- ¡Ándale vieja, yo también, pero me dieron
ganas, hoy andas más sabrosa que nunca.
- ¡Esta bien, de todos modos, no te tardas
mucho…
Carmen aprovechaba la pequeña burla, aunque
en el fondo estaba atosigada, no tenía ganas de abrir sus piernas esta noche,
aun así, como buena esposa obediente, se quitó el calzón y abriéndolas piernas dejó
que su marido la penetrara.
- ¡Ay mujer!, no estes así de rígida, muévete
tantito – Pedro le insistía, quien estaba tan cansado como ella, pero excitado
de algún modo.
- ¡Es que ya te dije que estoy cansada! –
Carmen respondía.
- ¡Ay, para que te digo!, luego por eso uno
anda buscándose una amante.
- ¿Ahora me hechas la culpa?, ¡Si cuando yo
quiero ahí si andas bien cansado!, ¡Deberías de entender que cuando una mujer
no quiere es no!
- ¡Pues si yo quiero y me da la gana sí!,
¿Cómo vez?
Pedro tomaba las tetas de su esposa y comenzó
a apretarlas mientras que deslizaba a la fuerza su miembro, ya la tenía bien dura
y Carmen estaba abierta de cualquier manera, a la pobre mujer no le quedo otra
mas que aguantarse, pues no podía decirle nada, sintiendo como este la
penetraba con fuerza porque era la mujer y debía de ser obediente.
Todo esto, mientras que Josecito estaba
mirando todo escondido en el armario de sus padres, divirtiéndose aunque un
poco confundido de lo que sus padres estaban haciendo en la cama.
Carmen sintió como su marido dejaba dentro de
ella la última gota de su semen, a gusto y complacido, deslizó su miembro fuera
de ella para luego tirarse a dormir a su lado, Carmen se sentía agobiada, esto
era de casi todos los días y debía de aguantarse.
Ella solamente quería que los problemas
terminara, comenzó a pensar mirando al techo la situación con aquellas rosas que
extrañamente aparecieron en su casa, luego de ir al baño a limpiarse, se quedó
dormida sin imaginar lo que estaba a punto de pasar.
“Nota:
Antes de que digan nada, espero que les haya
gustado este primer capitulo de la primera historia especial de diciembre.
Sí, sí ya sé, me van a decir que es otra
historia cliché de un papa que cambia de cuerpo con su hija, o se transforma en
una niña.
Y pues sí, si lo es, pero de cualquier forma
la van a leer o les pido que la lean porque toda historia siempre tiene cosas interesantes
a pesar de que sea una historia repetida como siempre.
Espero sus comentarios y el viernes quizás
estaré publicando la segunda parte.
Gracias n.n
A su mecha, es como un episodio de la rosa de Guadalupe!😄😄
ResponderBorrarDato curioso que nadien me pido: mi sobrino cumple años el mismo dia de la virgen...Xd
si bien la temática parece un poco genérica no deja de intrigarme y querer saber más, sigue así!
ResponderBorrarEsto será interesante
ResponderBorrarEsperare la parte 2
Ni siquiera he visto el segundo capítulo y ya se que el padre cambia de cuerpo con la hija, típico y aburrido
ResponderBorrarY vos como lo escribirías...???
BorrarDe hecho es la temática del blog, no sé que sorpresa esperas? Que lleguen los vengadores? xdd
BorrarPues es que va a ser lo mismo, se ocupa creatividad, varias de sus historias son así
BorrarSolo falto el vato de la bici, pero de ahi en fuera una digna historia de la rosa de lupita 10/10, espero la siguiente parte con ansias
ResponderBorrarA mi gusto síguela
ResponderBorrarMe gusto la historia!
ResponderBorrarEspero el próximo capítulo!
Es canon si existe un cap de la rosa de guadalupe así sólo que de madre/hija
ResponderBorrarPor favor la segunda parte, me encanto la primera parte
ResponderBorrarme encanto la historia karina por favor continúala , ya quiero ver al padre en el cuerpo de una colegiala
ResponderBorrarMuy buen capítulo estaré esperando leer el siguiente.
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