viernes, 10 de mayo de 2024

“¡Festival día de las madres!”



Como cada año, todas las escuelas realizaban la celebración especial para las más por ser su grande y valioso día.


Los alumnos hacían sus bailables, otros cantaban y otros hacían poesía, siempre todo dedicado especialmente para las mamás. 


La maestra Ángela estaba cansada, ver todos los años lo mismo simplemente se le hacía tedioso y nada recíproco el evento a comparación con todo el esfuerzo y sacrificio que hacían las madres por sus hijos quienes, muchas veces, eran unos malagradecidos.


Es por eso, que la maestra le hizo una propuesta a la directora, quien no tomó a mal la idea y decidió ponerla a prueba.


Era el día tan esperado y los alumnos habían hecho su participación, muchos llevaban a sus madres, unos por amor verdadero hacía sus mamás y otros por simple requisito para cumplir ya que les daba pena.


Arturo apuraba a su madre, estaba emocionado ya que había estado ensayando una poesía que recitaría especialmente para ella.


Pero la primera impresión de Arturo al ver a su madre no fue satisfactoria, ya que, Adriana, su madre, se había arreglado algo modesta y nada iluminada para ma ocasión.


Para Andrea, ese tipo de eventos le daban mucha pena, sentía aún tristeza por el abandono de su esposo hace muchos años y le cohibía verse bonita para ese tipo de eventos.


-¡Mamá, no puedes ir con esas fachas a la escuela, ya te lo eh dicho!


-¡Perdón hijo!, pero no me siento a gusto como para verme bien con tanta gente.


Adriana volvió a su recámara y Arturo la siguió, entró junto con ella y sacó todo lo que había en el armario.


-¡No hice todo esto para nada!, estuve preparando algo para ti con mucho esfuerzo y no me lo vas a arruinar, ya estoy cansado de tu actitud depresiva, así que te vas a arreglar bien y vas a ir feliz al festival.


-¿Y tú qué sabes cómo me siento!, para tú solo es fácil juzgar, no tienes ni idea de más responsabilidades que tengo como tú madre y todavía me reprochas que tengo que verme bonita para un evento escolar.


-¡No seas chantajista!, si pudiera prestarte mi vida un día lo haría, pero ahora quiero que muevas ese trasero y te arregles bonita para el evento.


Arturo le entregaba un vestido bastante bonito y sexy, Andrea no estaba muy segura, se sentía incómoda, hace muchos años que no tenía ánimos ni para salir al cine con su hijo, pero notaba el esfuerzo que este hacía por verla feliz y puso manos a la obra.


Cuando Andrea quedó lista, los ojos de Arturo brillaron, ella llevaba un hermoso vestido que no dejaba nada a la imaginación, Arturo podía sentirse feliz de ver a su mamá radiante, él solo quería verla feliz, sabía lo lastimada que había quedado luego del abandono de su padre y deseaba que encontrara el amor y la confianza nuevamente en sí misma y si se podía con algún hombre mejor.


Ambos llegaron al evento, Andrea caminaba con sus zapatillas, que tenía tiempo de no caminar con ese tipo de tacones, ella llevaba zapatos nosmales y más austeros al trabajo, más cómodos para la oficina que estarba todo el día como secretaria.


Luego de un rato, Andrea se sentía incómoda, notaba las miradas lascivas de los hombres hacía el sugerente escote que llevaba, sus tetas rebotaban por todos lados y se sentía avergonzada de mostrarse tan sexy en una reunión de padres.


Arturo no estaba más que satisfecho con lo hermoso que se veía su madre, quería que ella disfrutara de su día sin tener que estar triste ni preocuparse por nada.


El evento comenzó y todos los padres, sobre todo, las madres estaban cautivados por las participaciones de sus hijos.


Cuando Arturo pasó a recitar su poesía, Andrea se sintió lllena de orgullo y emoción, las lágrimas corrieron por sus ojos y, Arturo también desprendía algunas cuantas lágrimas luego de ponerle mucho corazón y coraje a su poema.


Luego de que el festival finalmente terminara, la directora hizo una pausa y anunció el momento sorpresa del gran festival del día de las madres.


Todos estaban emocionados y ansiosos por saber lo que la directora les diría, fue entonces que, Ángela caminó hacía el micrófono y realizó el anuncio oficial.


-¡Buenos días a todos!, ¡Muchas felicidades a todas la mamitas que celebran su día!


Ángela comenzó cautivando a las madres con un hermoso discurso feminista, luego de eso, todos quedaron asombrados y nerviosos con la propuesta de la maestra.


-¿Porque las madres tienen que conformarse con tan poco?, ¡Sí!, con una simple canción, con un simple baile, con un simple poema y su tamalito con agua de horchata mirando todo el fesrtival, comer en el mejor restaurante o conformarse con recibir un simple ramito una vez al año.


Todos se quedaban intrigados con las palabras de Ángela.


-¿Porque conformarse con tan poco una vez al año y después continuar matándose en el trabajo, soportando a sus jefes, llegar a casa y aguantar a su marido, o sino, tener que ser madres y soportar a sus hijos, ¿Porque? 


Ángela se pronunciaba, fue entonces, que todos se quedaron boquiabiertos con lo que proponía.


-¿Y si tuvieran la oportunidad de descansar de todo eso?, ¿Y si pudiéramos utilizar nuestra clase de intercambio por un día en honor a todas las madres de cada colegio o instituto?, ¿Se negarían a ser sus hijos por un día y que estos aprendan a qué ser madre no es fácil? 


Todos se quedaban en shock con lo que la maestra les decía, las mujeres se quedaban mirando y un gran murmullo resonaba en todo el patio.


-¡Por orden de la directora!, cada alumno pasará de la mano con su madre a la clase de intercambio y cambiarán lugares por un día.


Todos se pusieron nerviosos, la directora paró en seco tanto alboroto y pidió respeto y discreción, pero, ante algunos comentarios inconformes y otros tantos que pensaban positivamente, muchas madres se levantaron y corrieron a buscar a sus hijos para entrar en la clase de intercambio.


Al ver esto, todos los demás inconformes prosiguieron a seguirles la corriente a los demás, los chicos buscaban a sus madres, cada uno pasando en una enorme fila para cambiar con ellas.


Arturo estaba nervioso, recordó lo que le había dicho a su madre esta mañana y lo tomó con gracia, esperando que fuera una bonita oportunidad para que su madre se distrajera por un día.


Al llegar con Andrea, ella agachó la mirada apenada, se sintieron el uno al otro y caminaron tomados de la mano a la fila.


-¡Jeje, así que siempre si te podré prestar mi cuerpo mami! - Arturo comentaba avergonzado.


-¡Ay hijito!, no sé de dónde sacaron esta ocurrencia.


Arturo miraba a su madre con orgullo, entonces, pensó en lo que estaban haciendo, miró el cuerpo de su madre, de repente todo se le vino de cabeza, ella era una mujer, una mujer madura, tenía que ser ella por un día, tener su cuerpo de mujer, ir al trabajo por ella y luego llegar a casa a hacer cosas de mujer. 


Entonces la miró rápidamente y recordó la promesa que le había hecho horas antes, agachó su cabeza fastidiado, no pensaba que esto ocurriera, cambiaría de cuerpo con su madre tan pronto como lo pensaba, él ya no quería tener que ser su madre, pero al ver su cara llena de felicidad eh intriga no quiso decepcionarla.


Arturo veía como todos los chicos salía del salón con los cuerpo de sus madres cambiados, algunos se sentía extraños mientras que otros reventaban de felicidad, aunque parecía que estaban logrando un gran espectáculo, la denigrante idea parecía que no fue del todo buena, al ver como algunos tocaban lascivamente los cuerpos de sus madres.


Arturo entró con su madre al salón, miraron la gran máquina y se sentaron de lado a lado, ambos estaban muy nerviosos, Andrea pensó por un momento en lo ridículo que sería ver a su hijo en su propio cuerpo y luego con el vestido que traía puesto el cual le había obligado a ponerse para el evento, pensaba en que él sintiera la vergüenza que ella sentía al verse tan sexy y despilfarrando sensualidad, también pensaba en que sería curioso ser un hombre adolescente y se río para sí misma.


Arturo comenzó a temblar, estaba nervioso, ya no quería cambiar de cuerpo con su madre, pero solo bastó con un click y de repente cambiaron de cuerpo el uno con el otro.


Arturo miró hacía todos lados, veía a los demás chicos y sus madres frente a él que estaban a punto de pasar, igual de nerviosos o intrigados que ellos, entonces, notó las risas de estos y miró hacía abajo las sugerentes tetas de su madre pegadas a su pecho.


Andrea reaccionó sintiéndose fresca y extraña a la vez, sentía un cuerpo joven y sin los atributos femeninos que antes tenía colgando de su pecho, una pequeña erección se formó entre sus piernas y se sintió exaltada, se levantó rápidamente solo para verse del otro lado, mientras que Arturo trataba de ponerse en pie con esos tacones tan altos que llevaba.


Arturo apenas podía mover su nuevo cuerpo, sentía los achaques del cuerpo de su madre, sus tetas rebotando sin control aunque tenía el brasier, mientras que su culo se agotaba de lado a lado usando sus tacones los cuales apenas lo lograban mantener de pie.


-¡Con cuidado hijo!


-¡No puedo!, está difícil caminar con estas cosas, apenas puedo mantenerme en pie, tus tetas se mueven por todos lados, no pensé que las tuvieras tan grandes todos los demás se me quedan viendo.


-¡Jajaja, es tu culpa!, ¿Para que me haces vestirme como una cualquiera? 


Andrea se divertía mirando como su hijo la tenía difícil con su cuerpo, lo apoyo tomándolo de la mano y ambos caminaron hasta la salida.


Arturo notaba como otros chicos manoseaban los cuerpos de sus madres, las mujeres en sus cuerpos lo ignoraban aunque por ratos trataban de regañarlos pero era imposible, parecían incluso más insoportable que antes.


-¡Carlos deja de tocar así mi cuerpo! -Mónica le decía a su hijo.


-¡Pues yo soy la mamá ahora puedo hacerlo cuanto quiera jaja! - Carlos respondía exhibiendo sus senos bajando su escote.


Sandra perseguía a su hijo por igual quien no paraba de ir a cualquier parte con su cuerpo enseñando sus pechos.


-¡Ay hijo, espero que no hagas nada extraño con mi cuerpo como tus compañeros! - Andrea le decía a Arturo sintiendo que al final no había sido tan buena decisión.


-¡No te preocupes ma cuídate bien de tu cuerpo!, además, solo es un día, ¿Qué podría pasar? 


Arturo agachaba la cabeza apenado, sentía tantas ganas de tocar las tetas de su madre, se sentía incómodo con el vestido y los tacones en sus pies, no sabía lo que haría saliendo de la escuela, pues debía de ir al trabajo cumpliendo con el rol que ahora le tocaba por ser ahora la madre.


-¡Bueno, ya que están todos cambiados tomemos esto con calma! 


La directora pronunciaba notando que quizás se había equivocado al aceptar semejante caos, pero ahora había desarmado a todas las madres teniendo a sus hijos en sus cuerpos indefensas y sin poder hacer nada.


-¡Espero que todo esto lo tomen de la mejor manera!, los chicos ahora señoras, por favor vayan a cumplir con su nuevo rol y los esperamos mañana por la tarde para que regresen todos a sus cuerpos.


Todos comenzaron a salir, algunos hombres acompañando a sus hijos en los cuerpos de sus esposas, todos estaban incómodos y totalmente inconformes con la decisión.


-¡Bueno hijo!, será mejor que vayas a mi trabajo, no quiero que me despidan, solo pedí permiso por las horas del evento. 


-¡Si mami!, espero no arruinarlo, no pensé que hoy saldría de aquí usando tu cuerpo siendo yo la madre.


Arturo caminaba a la salida sintiéndose totalmente incómodo de usar el cuerpo de su madre, notaba las miradas de los hombres, hace unas horas pensaba en lo bueno que sería que si madre luciera su hermoso cuerpo y ahora estaba atrapado en ese hermoso cuerpo por ingenuo, había elegido el vestido que quería que su madre usara y terminó cayendo siendo él quien estaba expuesto.


Arturo estaba cansado, apenas había dado unos pasos hacía el carro de su madre y entonces surgió un nuevo problema, él no sabía manejar, pero suponía que podía hacerlo.


Condujo hasta el trabajo de su madre y logró llegar bien, entonces, entró a la oficina sintiendo como todos se le quedaban mirando a su madre, bueno, a él.


-¡Andreita que escondido te tenías ese cuerpazo! - Fernanda una de sus compañeras le decía.


-¡Mana ya viste!, la Andrea viene bien zorra, segurito quiere clavarse al jefe - Diana otra tipa le decía a Karla quienes observaban a Andrea sin saber que realmente dentro de ella estaba su hijo.


Arturo se limitó a contestar de mala gana, pues sabía que eran cumplidos de viejas venenosa a su madre.





-¡Buenos días, perdón es que fui al festival del día de las madres de mi hijo! - Arturo le contestó a el jefe de su madre.


-¡Eh…, sí, sí pase Andrea necesito que me envíe unos documentos y me saque algunas copias.


Pedro el jefe de su madre le decía al verla tan despampanante, Arturo sintió rápidamente el cambio de actitud del hombre para con ella y este solo clavó sus ojos en las tetas de su madre.


“¡Carajo este tipo no deja de mirarme las tetas!, creo que fui muy injusto en hacer que mi madre usara esto”


Arturo continuó tratando de sobre llevar el trabajo de su madre, no llevaba ni una hora y su jefe le había llamado varias veces pidiendo una y otra cosa, incluso, había tenido que ir a un restaurante a dos calles corriendo con esos horribles zapatos.


Arturo entró el baño luego de sentir unas horribles ganas de hacer pis, no sabía cuánto tiempo había soportado y le dolía mucho, trato de entrar el baño pero recordó que ahora era una mujer, entonces, comenzó a tratar de orinar pero le era extraño ver que ahora tenía una vagina en lugar de su miembro masculino.


Arturo no quería pero comenzó a jugar con la vagina de su madre, estaba muy nervioso al hacerlo pues empezó a sentir cosas muy extrañas recorriendo su cuerpo, pero, entre más frotaba su órgano femenino, más rápido experimentaba algunos cosquilleos recorriendo todo su cuerpo.


-¡Ahh!, no debería de hacer esto, pero no se como terminar, el cuerpo de mi madre se siente tan caliente.


Arturo no pudo contenerse y soltó un fuerte gemido, afortunadamente no había nadie dentro, o al menos eso creía, entonces, Arturo miró las tetas de su madre en su escote y las sacó para verlas mejor, sentía todo su cuerpo ruborizado y respiraba rápidamente, sin querer llegó a los pezones de sus tetas y sintió lo rígidas que estaban al sentirse plenamente excitado.


-¿Cuando fue la última vez que tuviste sexo madre? 


Arturo gemía incontrolable al experimentar todas esas sensaciones, de repente escucho un gemido de molestia desde el otro cubículo y Arturo paró rápidamente espantado de lo que había hecho. 


-¡Maldición, ahora pensarán que mi madre está loca! 


Arturo salió del baño acomodándose todo aunque había olvidado secarse su zona íntima, notando como había humedecido sus calzones.


Arturo se miró en el espejo y se lavó las manos, no sabía cómo pero podía percibir algunos nuevos olores que antes no, sobre todo, viniendo de su entre pierna, luego de quedarse manchado de los fluidos que había exprimido de su sexo.


Arturo se quedó mirando impresionado al ver como ahora era su madre, su bella cara, su hermoso cabello, sus buenos atributos etc., pensaba que su madre realmente no tenía un mal cuerpo para su edad y que si se cuidara más y me dedicara ejercicio a su cuerpo podría lucir mejor.


Arturo reaccionó entonces se lavó las manos y trató de acomodarse el peinado, miró a donde estaba la otra persona y notó que estaba callada aunque notaba su incomodidad, no quería salir estando ella ahí sabiendo lo pervertida que era.


Arturo estaba avergonzado y solo exclamó una disculpa pensando que la mujer que estaba ahí lo entendería, se salió rápidamente y regresó al trabajo que aún le quedaban muchas cosas por hacer y poco entendía.


-¡Andrea venga por favor! - el jefe de su madre le decía aunque él se distrajo un momento con tanto trabajo -¡Andrea que vengas a mi oficina por favor! 


Arturo se levantó de inmediato, había olvidado que ahora era su madre y le llamaban, corrió lo más rápido que pudo y al entrar se tropezó dejando ver sus tetas a su jefe, inmediatamente Arturo se levantó y se acomodó en escote, quería sobarse el pecho por el dolor del golpe pero miró rápido el acto frente al hombre que tenía enfrente y lo dejó de hacer avergonzado.


-¡Andrea no sé qué le pase hoy pero quiero decirle que usted luce muy sexy! 


El hombre se acercó a Arturo de manera atrevida, Arturo sentía las intenciones del sujeto, luego de tanto pensar en que si madre rehiciera su vida, ahora estaba en un predicamento.


Pensaba que podría aprovechar la oportunidad eh impulse a su madre con este hombre que le estaba coqueteando, además era su jefe y podría darles una mejor vida, luego pensó en las contras de lo que estaba haciendo, su madre podría molestarse de que usara su cuerpo para aprovecharse de ella y de su situación.


Por otro lado también el tipo podría tener una esposa eh hijos y no deseaba arruinar sus vidas.


-¡Pe…, pero señor su familia! - Arturo decía asustado.


-¡Jajaja!, ¿pero de que hablas mujer?, si tú sabes perfectamente que yo no tengo esposa, ¡Ándale! ya sabes que llevo tiempo deseando estar contigo, ya deja de hacerte la mustia y vamos por unos tragos, ¿Qué dices? 


Arturo se quedó pensando, creía que entonces su madre tenía una buena oportunidad con su jefe y ella no lo aprovechaba, pero entonces pensó que no debía de usar de esa forma el cuerpo de su madre y se negó rápidamente hasta tener su aprobación.


-¡No gracias de momento no pretendo tener algo con un hombre! 


Arturo trató de salir de la oficina pero el tipo la tomó rápidamente de la mano y apretando con un poco de fuerza su cintura le dio un beso.


Arturo se sintió extraño al recibir un beso por parte de otro hombre, pero también experimentó una sensación diferente en su cuerpo que al final si le gustó y recibió el beso del tipo con mayor emoción y efusividad.


De repente, Arturo sintió como el tipo bajaba su mano hacía sus nalgas y trató de apretarlas, Arturo se puso nervioso y trató de alejarse pero el hombre lo apretó con más fuerza y continuó robándole el beso hasta que sus manos frotaron su sexo con determinación.


-¡Ya deja de engañarte sé que te gusta! 


-¡Pfff está bien tienes razón creo que podría hacerlo! 


Arturo se dejó llevar pensando que un hombre quería a su madre entonces recordó que debía de ir por su madre al colegio para volver a casa y esperar a que al día siguiente volvieran a sus cuerpos.


-¡Lo siento ya es tarde debo de ir por mi hijo a la escuela! 


Arturo logró salirse de la oficina, sin notar que su vestido estaba desalineado y su maquillaje corrido por el beso.


-¡Jajaja!, ¿ya viste amiga?, ¡La Andrea resultó ser una zorra, por fin el jefe la logro seducir! 


Arturo escuchó los malos comentarios de las viejas hacía su madre, de repente sintió una enorme impotencia y coraje por cómo hablaban de él y las confrontó.


-¡Miren malditas viejas metiches, a mi madre la respetan porque si no se las verán conmigo par de perras! 


Las dos mujeres se quedaron atónitas de cómo Andrea les había hablado, aunque no ignoraron el hecho de que Andrea mencionara que defendería a su madre de sus habladurías.


Arturo reflexionó rápidamente y se salió a prisa por si madre que ya llevaba una hora esperando.


Para Andrea fue todo un panorama tener que ser un chico, la directora y los maestros estaban haciendo lo imposible por controlar a todas las mujeres en los cuerpos de sus hijos, muchas estaban molestas y ocasionando pleitos durante todo el día.


Andrea solo mantuvo la calma esperando que su hijo hiciera bien las cosas, muchas mujeres prefirieron largarse a continuar en la escuela, aunque no se los permitieron y las amenazaron con bajarle puntos a sus hijos.


Luego de varias horas, finalmente algunos fueron por sus madres, mientras que otros tuvieron que irse pro su cuenta esperando a que nada malo les hubiera pasado a sus cuerpos más que a sus propios hijos.


Andrés se sentía triste de ver como su hijo no regresaba por ella, sentía que se le había olvidado pero lo entendía, él no tenía ese tipo de responsabilidades.


Arturo finalmente llegó y le pidió disculpas a su madre, realmente había sido un día difícil para ambos.


Arturo la llevó a la casa y entonces trataron de platicar.


-¡Tendrás que hacer de comer! - Andrea le decía a su hijo con un poco de humor.


-¡Es verdad…, y bueno!, ¿Qué quieres que te prepare, hijo…? 


Ambos rieron a la par, Andrea sabía que no era fácil estar en esta situación, así que se puso a ayudarle a preparar la comida, poco a poco sobrellevaron la tarde.


-¡Tienes que volver al trabajo hijo!, no me dan mucho rato para traerte y regresar -Andrea le decía preocupada por no perder su trabajo.


-¡Perdón ma!, es que hace tiempo que no disfrutábamos de un momento tan agradable.


-¡Sí hijo!, pero ya tienes que irte, ni modo, es parte de ser madre soltera.


-¡Pero tengo que decirte algo antes…! 


-¡Ya no hay tiempo luego me dices, ahora ve! 


Arturo le tomó la palabra y se salió corriendo olvidando cambiar sus zapatillas por unas más cómodas, a decir verdad, cambiar su outfit por completo.


Ya no pudo preguntarle si podía tener un intento con su jefe, pero pensó que lo mejor sería darle la sorpresa.


Arturo llegó al trabajo de nuevo y terminó unos pendientes que tenía, ya era algo tarde y se sentía muy cansado, sus pies le dolían y sus manos se sentían hinchadas.


La cabeza comenzó a dolerle y se sentía nervioso por alguna razón que no entendía.


-¡Andrea sigue aquí! - Pedro le decía.


-¡Ay, si jefe aquí sigo ya voy a terminar! 


Arturo le decía nervioso, pues no quería tener que volver a recibir un beso por si madre.


-¿Entonces aceptarás salir conmigo esta noche? 


Arturo notaba la insistencia del hombre, miró a todos lados antes de aceptar su propuesta, pues no quería que las viejas miserables volvieran a hablar mal de su madre.


Luego de no ver a nadie más que a otro hombre lejos de ellos, aceptó.


Pedro la tomó de la mano y la llevó hasta su carro, Arturo estaba nervioso, esta mañana no pensaba que terminaría siendo su Marte y tendría una cita con un hombre.


Ambos llegaron hasta un restaurante, parecía que el tipo era agradable, trataba de hacerle reír y Arturo siendo un poco inexperto aún siendo un hombre que conquistara a otras chicas, se dejaba llevar por los comentarios del hombre.


Luego de un rato, Arturo se sentía débil, el alcohol le había pasado factura a su cuerpo de mujer madura, su madre no estaba acostumbrada a beber y él se había dejado llevar.


-¿Me acompañas a mi casa preciosa? 


Pedro le susurraba al oído y Arturo perdido en el alcohol y en sus hormonas aceptó entre risas sin entender mucho.


Pedro llevó a Andrea a su casa y entre besos y caricias que aprovechaba como perro todo lo que podía, desnudo a Andrea quien estaba muy desorientada.


-¡Espera que haces! 


Arturo preguntaba extrañado de lo que su cuerpo sentía, no podía pensar claramente, solo sentía las caricias que Pedro le daba a su cuerpo y le encantaban.


Arturo sentía las caricias en sus senos, como el hombre acariciaba con cautela cada parte de su cuerpo, sentía cómo erizaba la zona de su cabello y gemía perdido entre los placeres carnales del cuerpo de su madre.


-¿Qué haces?


Arturo jadeaba cuestionando si lo que sentía era entre sus piernas, cuando un pedazo de carne entró por sus piernas inyectándole una carga intensa de adrenalina por todo su cuerpo, provocando que se le saliera un enorme gemido.


Andrea llevaba muchos años sin tener sexo, apenas su hijo llegó a su cuerpo, todo el castigo que tenía en su cuerpo se liberó; Arturo sentía todas las energía descontroladas, su cuerpo no le respondía y sentía con gran placer como el órgano del hombre penetraba dentro de su ser.


Luego de terminar rendidos, Arturo se quedó dormido experimentando una gran cantidad de dopamina recorriendo todo su cuerpo.


-¡Ey despierta! - Pedro le decía a Andrea quien aún estaba dormida.


Arturo se despertó con un gran dolor de cabeza, pero de alguna manera se sentía plenamente satisfecho.


-¿Qué hora es? - jadeo aún sin poder hablar bien.


Al ver la hora, Arturo se levantó disparado de la cama, miró su cuerpo desnudo y sintió extraño su zona íntima.


-¡Dios mío!, ¿Tú y yo…?, ¡Mi madre me matara!


Arturo decía nervioso mientras que tomaba su ropa y trataba de vestirse.


-¡Escúchame bien pendeja!, ¡Tu dices algo de esto y te despido!, cuidadito que alguien se entere, yo no quiero que me involucren con una zorrita como tú.


Pedro agarraba del cuello a Andrea quien la tomaba por sorpresa.


Arturo no entendía lo que pasaba, porque el jefe de su madre había sido tan amoroso y ahora se había vuelto un completo imbecil, este la aventó a la cama y Arturo sintió un poco de culpa y de tristeza.


Se había acostado con un hombre que solo se aprovechó de su madre, él no pensó que podría pasar esto usando el cuerpo de su madre y ahora no sabía cómo decirle.


Salió de la casa del tipo totalmente nervioso y tomó un taxi para llegar a su casa.


-¡En donde demonios estabas Arturo! 


Andrea le decía a su hijo con coraje por no aparecerse en toda la noche, miró las fachas en las que Arturo venía y pensó lo peor.


-¿Qué fue lo que hiciste?, ¿Quién te hizo esto? 


Andrea trataba de pensar con más calma, sabía que algo malo le había pasado a su hijo, no pensó en que pudiera tener que pasar por un problema así de grave, Arturo estaba avergonzado, comenzó a llorar sintiéndose impotente, incluso el tipo del taxi lo había visto de manera vulgar.


Andrea trató de calmar a su hijo, poco después me terminó contando lo que pasó con su jefe y solamente sintió mucho coraje.


-¡Ese maldito perro!, es mi culpa hijo, debí de advertirte de ese enfermo.


-¡Perdoname mamá!, no debí de aceptar su propuesta y salir a beber con él, mucho menos luego de lo que pasó.


-¡No hijo, no es tu culpa!, todo es culpa de esas pendejas de la maestra y de la directora, pero ya verás como las demandaremos todos.


-¡Tenemos que irnos ya, deben de regresarnos nuestros cuerpos!


-¡Si es verdad, cuando regrese a mi cuerpo me las va a pagar ese maldito! 


-¡No mamá, me amenazo, si dices algo te despedirá! 


Andrea callo y se sintió mal por lo que su hijo había experimentado, ambos trataron de mantener la calma y llegaron a la escuela donde ya muchos padres se estaban quejando, algunos chicos no aparecían con los cuerpos de sus madres y todo era un caos.


-¡Lo siento!, pero la máquina se dañó, no podremos regresarlos a sus cuerpos hasta que la empresa nos mande a un técnico y la arregle.


-¿Cómo puede ser tan irresponsables?, ¡Malditas viejas por su culpa estamos así!, ¡Las vamos a demandar por negligencia!


La directora estaba preocupada, no pensó en las consecuencias que traería esto, todo por culpa de Ángela quien estaba disfrutando de ver el caos que su plan había ocasionado.


-¡Pues si insisten en demandarnos será mejor que no arreglemos nada a ver cómo le hacen con los pervertidos de sus hijos en sus cuerpos! - Ángela decía empeorando las cosas.


Luego de que terminaron las clases, Ángela regresó al salón de intercambio y dañó la máquina a propósito, sabía que les habían prometido cambiar por un día solamente, pero ella quería que todos disfrutaran más del intercambio, su actitud eran de malicia pues nunca tuvo una buena relación con su madre.


Se había prometido nunca ser madre ni tener pareja, viviendo con un gran odio en su corazón.


-¿Ajora qué vamos a hacer?, ¡Ya no quiero ir a tu trabajo y ver a ese tipo otra vez! 


-¡No sé que podemos hacer hijo!, no nos quedará de otra más que soportar hasta que logren arreglar la máquina.


-¡No puede ser!, ya no soporto estar en esta situación, ¡ya no quiero ser mujer quiero mi cuerpo de vuelta! 


Andrea asentía sin tener más opciones, se sentía mal por su hijo y lo que estaba sintiendo, ser mujer no era fácil y ser madre mucho menos.


Pero por dentro, Andrea estaba feliz de que no pudieran regresar a sus cuerpo, estaba disfrutando mucho de una nueva vida aunque fuera la vida de su propio hijo. 


-¡Entonces…!, ¿Crees que eh sido mala madre como para que prefieras regresar? 


-¡Claro que no!, haz sido la mejor de las madres, pero yo soy un chico y no me siento cómodo estando en tu cuerpo de mujer, pero si no tenemos opción, prometo que seré mejor madre de lo que tú fuiste.


-Kary-