Gustavo era un hombre seductor que siempre deseaba tener a toda mujer que quería, a la fuerza o por conveniencia pero Gustavo conseguía a la vieja que quería cuando quería y en el momento que quería.
Habían pasado las fiestas navideñas y estaba por llegar año nuevo, el hombre de 33 años, líder ejecutivo de una gran empresa, estaba ansioso ya que, Karina, la sexy pelirroja que había llegado hace poco a trabajar a la empresa, al parecer había aceptado salir con él a una cita.
Gustavo estaba muy ansioso, pues ya se había embolsado a casi todas las mujeres de la empresa, por casi todas, excluyendo a las señoras o las que no consideraba lo suficientemente bellas.
Karina había sido una mujer difícil de intimidar, además de convencer para salir a una cita, ella sabía que Gustavo era un patan y que solo quería satisfacer su machismo revolcándose con cuanta mujer le diera la oportunidad para tenerla como un trofeo más a su lista de sexo.
-¡Que hermosa te vez amor! - Gustavo le decía a Karina intimidando con una voz seductora.
Gustavo de alguna manera había logrado su propósito y colgó a Karina en la situación que deseaba, llevándola a un hotel de lujo con el simplemente deseo de tenerla en sus piernas.
-¡Qué romántico se ve todo bebé!, pero antes quisiera que hicieras algo por mi - la pelirroja sonreía con un gesto especial mientras que el machote de Gustavo pensaba.
-¿A qué te refieres belleza?, ¡Por ti hago lo que sea! -contestaba Gustavo presumido.
-¡Me gustaría que te pusieras esto! - Karina sacó de su bolso un hermoso vestido rojo.
-¡A caray!, ¿Cómo crees que yo me voy a poner eso?, ¡Ni que fuera pt0!
-¡Ándale!, es que me excita tanto ver este vestido rojo puesto en mis sexys amantes, hace que…, me excite más - Karina le decía con voz seductora para convencerlo.
-¡Emmm…, no lo sé!, pero bueno, si eso te excita muñeca, te complaceré solo por darme el gusto de venir a este lugar.
Gustavo pensaba que todo se trataba de una mala broma, accedió ya solo por su capricho y necesidad de ya comerse a la pelirroja, se desvistió y deslizó el vestido rojo por su cuerpo notando lo bien que le quedaba en su cuerpo de hombre.
-¡Wow, me quedó perfecto muñeca!, bueno, ahora es tu turno, déjame ver tu hermosa figura.
-¡Jajaja iluso!, ¿De verdad creíste que me acostaría contigo?, eres un patan de lo peor.
-¡Maldita zorra, me las vas a pagar!
Gustavo había caído en la trampa de Karina, intento amagarla con un golpe del coraje pero se tropezó con el vestido.
-¿Porque no puedo quitarme esta cosa?, ¿Qué pasa? -gritaba Gustavo al intentar arrancarse el vestido tan ridículo que le había hecho ponerse Karina.
-¡Jajaja! dentro de poco podrás quitártelo pero antes…
Karina se reía mientras que se acercaba a la ventana, esta noche era luna llena en el mismo día del especial día de los inocentes, día en que Karina había accedido a los deseos y placeres de Gustavo.
La luz de la luna llena había entrado por la ventana activando la maldición que venía con el vestido que Gustavo se había puesto.
Gustavo estaba nervioso, sentía como la luz de la luna llena cubría su cuerpo y por más que intentaba quitarse el vestido no podía, parecía estar pegado a su cuerpo.
Mientras que Gustavo se sacudía del dolor que experimentaba su cuerpo, así como se los esfuerzos que hacía por tratar de arrancarse el vestido, su cuerpo comenzó a realizar una serie de cambios muy fuertes.
Su tamaño se volvió más pequeño, su piel se tornó un poco morena y más fina, sus glúteos crecieron al igual que sus caderas se ensancharon, su pene se metió dentro de su cuerpo transformándose en una vagina, mientras que de su pecho emergían dos senos gigantes que brincaron con la gravedad apretado el sugerente escote en las copas de su vestido.
Su cabello creció hasta debajo de los hombros, mientras que su rostro se volvió más fino y femenino terminando por convertir a Gustavo en una hermosa y exótica mujer.
-¡Pero qué me hiciste maldita perra!, ¡Me convertirte en una mujer!
Gustavo miraba su cuerpo asustado, convertido en una sexy mujer sintiéndose aterrado y nervioso.
-¡Jajajaja, eso es lo que te mereces por ser un perro y patan!
-¡Devuélveme a la normalidad estúpida!
-¡Claro que no!, esa maldición es permanente eso te enseñará a no volver a intimidad a ninguna mujer, ahora sentirás en carne propia los placeres que tanto deseabas perpetuar en las mujeres, incluso estarás bajo el dominio de tus nuevos placeres sexuales, desearás siempre tener una verga dentro, tu nuevo cuerpo jamás te dejará en paz hasta saciarte cada vez que lo requiera.
-¡No, no me hagas esto por favor!
Gustavo temblaba cayendo de rodillas ante Karina quien no se doblegó nunca ante los instintos de Gustavo.
-¡Mírate miserable!, suplicando de rodillas como una gata cualquiera, pronto no estarás de rodillas para llorar sino para suplicar meterte una verga dentro de esa linda boquita.
-¡No por favor haré lo que sea de verdad pero regrésame mi cuerpo!
-¡Feliz día de los inocentes!
Respondía la pelirroja saliendo de la habitación mientras dejaba a Gustavo deshecho en pánico sin saber que haría ahora que había perdido su masculinidad para siempre.
-Kary-