El cielo se ponía resplandeciente, el anuncio
de los dioses había alarmado a toda la población celestial, tendríamos una
segunda oportunidad de vivir y claramente estábamos ansiosos por regresar a ver
el mundo, aunque lo extraño era que debíamos de tomar un cuerpo para regresar a
la vida por tres días en los que nos podrían a prueba para saber si seriamos
dignos de una nueva vida.
Al seguir la luz
pude ver de nueva cuenta el mundo, bajábamos con gran velocidad, podía sentir
el viento de aire recorriendo mi aura fantasmal, hasta llegar a la tierra, lo
primero que hice fue buscar a mi familia, yo era Jaime toda mi vida la pase
procurando a mi familia, preocupado de los gastos y de que rindiera el dinero,
afortunadamente logre criar a un buen hijo que estudio y se preparó para ser
abogado, se había casado con una buena
mujer y ambos me dieron a mi única nieta antes de que muriera, ahora 18 años después
podría regresar a ver a mi familia, pero el problema era en que cuerpo seria,
no podría tomar el de la mujer de mi propio hijo eso sería bastante raro, claro
que él no lo sabría, pero perdería juventud de todas maneras siendo una mujer
madura de ya 46 años, así que pensando en las últimas posibilidades de ver a mi
hijo de nuevo, cuando llegue a su casa, me encontré con mi familia peleando,
mii hijo regañaba a su hija de cómo era una irresponsable, de cómo
desperdiciaba su vida convirtiéndose en una chica sin intereses de estudiar y
de ver un futuro, solo a la espera de que algún hombre la mantuviera siendo que
eduque a mi hijo con buenos valores eso era un problema para su familia, su
mujer no hacía más que mimar a la niña y contradecir lo que mi hijo decía, pensé
entonces que podría aprovechar estos tres días que los dioses nos otorgaban
para intentar arreglar las cosas para mi hijo, me acerque hacia mi joven nieta entrando
a su cuerpo.
Sentí
un extraño shock hasta que de repente me vi mirando un aparato extraño frente a
mí, mis manos se veían suaves y con las uñas decoradas, note como unos cabellos
cubrían mi frente y rápidamente me levante de la cama notando mi cuerpo con
mucha impresión, no era de esperar sentir algo de morbo por tener el cuerpo de
una chica adolescente, siendo mi propia nieta quien seguramente ni siquiera se
debe de acordar de mí, pero la sensación de su cuerpo comenzaba a invadirme, me
acerque a un espejo para admirar mi nuevo cuerpo notando la belleza del cuerpo
en el que estaba, sabía que solo serían tres días que no desaprovecharía, primero
decidí explorar la feminidad de mi cuerpo como una oportunidad de conocer este
lado humano, sentía como mi cabeza reaccionaba a los estímulos enviándome algunos
recuerdos, desde el chico que le gustaba a mi nieta, hasta sus relaciones
de amistad y algunas situaciones penosas, también que no soportaba la idea de
que su padre le impusiera estudiar algo que no quería, Valeria como se llamaba
mi nieta, se sentía sola tan solo quería disfrutar más de la vida antes de
tener tantas responsabilidades, pero intentaría hacer lo mejor posible por
ayudarla, intentando no ser pervertido, recorrí su cuerpo con delicadeza experimentando
sensaciones únicas, pase gran parte de la mañana en eso hasta que llego la
tarde, entonces reaccioné luego de quedarme perdido entre las sensaciones del cuerpo
de mi nieta y comencé a buscar algo que hiciera que mi nieta se sintiera a
gusto con lo que decidiría para su futuro y que su padre se sintiera orgulloso
de ello, descubrí muchas cosas de mi nieta dando a la conclusión de lo que a ella
le gustaría estudiar, salí a platicar con sus padres experimentando algo de
nostalgia por ver a mi hijo, a pesar de todo mi nuevo padre momentáneo demostró
un extraño sentimiento familiar hacia mí, pasamos el fin de semana juntos y
esperé a que los dioses reclamarán mi partida, luego de una larga noche desperté
el cuarto día extrañado, notaba como aún seguía en el cuerpo de mi nieta ya pasado
el límite del tiempo permitido, intenté salir por mi cuenta de su cuerpo pero
no podía, luego de meditarlo un poco supuse que me había quedado de alguna
manera atrapado en el cuerpo de mi nieta, aunque eso sería perjudicarla, luego
de un rato me di cuenta de que entre sus cosas de chica se encontraba una
carta, al abrirla me di cuenta de que todo se trataba de una carta de los
dioses, “As demostrado ser un alma digna para tu nuevo cuerpo y vida, has elegido sabiamente y
mereces las bendiciones que ese cuerpo te traerá para el futuro bien de ti y de
tu familia ATTE: Dios y Satán”.
Ahora volverá a tener una relación con su hijo
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