TG October 20
-Fuga-
Me encontraba caminando por la
calle, la adrenalina y el olor a sangre de inocente me hacían hervir la sangre,
yo era un asesino, un perro maldito que le encontraba encontrarse con
inocentes, siempre era cuidadoso, trataba de ver donde daba mis pasos para no
causar sospechas ni dejar evidencia.
Todo terminó un día, cuando
sin querer, quise perseguir a una mujer hasta un callejón, la estúpida gritó y
sin darme cuenta, una patrulla se encontraba rodeando por ahí, ya que estaba en
silencio, no la escuché, ¡Maldigo ese día!; rápidamente me apresaron y
comenzaron las investigaciones en mi contra.
MI abogado Saul…, había
juntado las pruebas necesarias para que no me incriminaran por intento de
asesinato, sino por violación, lo cual me daría una condena fuerte pero menos
severa que de haber asesinado, y es que realmente no la violé, no había señales
de violación más que de agresión, por lo que todo se justificó con un intento
de violación.
En fin, pase mis últimos años
en la cochina prisión, pudriéndome como dirían, en una celda a mi suerte como
un perro.
Mi nombre era Juan, era un
hombre de 45 años que trabajaba como trailero, por algo, nunca dejaba pistas
que pudieran seguirme, ya que los enviaba a otros lados siendo todo un experto
en las vías.
Luego de 30 años, mis días
estaban contados, me sentía desgastado, tenía 75 años mal vividos, donde la adicción
a la sangre y el sufrimiento inocente me habían dejado seco de la adrenalina
que necesitaba para vivir, era un hombre sin familia ni nadie que me tuviera
aprecio alguno.
Un día, el juez me citó para
una reunión en la sala de visitas, cosa que se me hacía rara, ya que a mí nadie
nunca en los 30 años de prisión que llevaba me habían visitado.
Al llegar, noté como varios
otros prisioneros al igual que yo se encontraban esperando indicaciones, cada uno
fue formado en una cabina de esas para hablar con tu familia o con una visita,
pero con ese bloque de cristal insonoro y el telefonito ridículo de siempre.
Me senté a esperar sin
entender lo que pasaba, cuando de repente, una mujer muy decente y recatada,
pero hecha todo un bombón se sentó frente a mí, ella me sonrió levemente, como
si quisiera sentirme aprecio, pero por dentro se encontraba el verdadero ser
que ella albergaba, despreciándome al verme como un perro maldito de la
sociedad.
- ¡Muy bien caballeros!, están
aquí para comenzar una terapia, estas personas se dedican a la fe, vienen de la
iglesia el Sagrado Corazón de Cristo, vienen a cumplir su misión con nuestro
señor, y van a estar con ustedes por un mes para ayudarles a suplir sus penas,
para que tengan algo de sanación y espiritualidad en sus corazones.
El sargento nos decía a todos
mientras que incomodos mirábamos a nuestras parejas, no creía que esto fuera
sanatorio ni digno de Cristo, era una mierda solo para crecerse superiores por
practicar su dichosa religión, ¡Mírenla!, ahí, sentada como toda una ridícula
mojigata.
- ¡Hola! –la mujer sonreía con
un saludo modesto.
- ¡Uummm, hola…! – trataba de
no darle importancia y renegado le conteste rápidamente – ¡Mejor apresúrese con
esta mierda!, no tengo todo el día, tengo mejores cosas que hacer…
- ¿En verdad es mejor regresar
a tu celda a pasarla encerrado que estar una hora con Cristo nuestro señor?
–ella contrataco.
- ¡Sí bueno!, no es como que
me interesen mucho esas mierdas de Dios.
- ¡No hables así del señor,
por eso estas aquí, por no tenerlo en tu corazón!
La mujer continúo hablando de
sus tonterías de Cristo y eso, la verdad me daba flojera, quizás, solo satanás
se hallaba en mí y no su tal Dios.
(Continua leyendo abriendo la entrada si es que estas en modo web o computadora o tablet, ya que esta larga y puse un salto de página :P)
Luego de la hora de charla
motivacional, la mujer se fue algo molesta por mi actitud, realmente peleamos,
su manera tan testaruda de quererme tratar como un indio que necesitaba ser
catolizado me encabronaba, mientras que yo estaba fastidiado de sus palabras ridículas
de Cristo.
Los días pasaron y ella
continuaba tratando de inculcarme su palabra divina, era de hueva pasar una
hora cada día con ella, yo solo quería matarla, imaginando mil formas en que lo
hacía, en como pasaba el cuchillo por su garganta, en como destripaba sus sesos
etc.
Un día, ella llego algo
triste, pensaba que era una forma ridícula de quererme convencer fingiendo
estar deprimida por mis actitudes, pero comencé a notarla decaída en verdad, no
era muy cariñoso, en realidad para nada, solo quería muerte y maldad, pero, sin
embargo, algo dentro de mí quiso ceder en ese momento para apoyarla, al final
de cuentas, no era una mala mujer interesada, solo quería su capricho de darme
a Dios.
- ¿Qué tienes Evelyn? –le
decía por su nombre, pues ya había más confianza.
- ¡Nada!, es solo la familia,
hay… problemas, pero no pasa nada, comencemos con el versículo 3 del capítulo V
de Pablo.
Como siempre, ella comenzaba
con sus tontas oraciones y a leerme la biblia para entregarme sus tontas
enseñanzas de Cristo, pero esta vez la notaba muy decaída, por lo que insistí
en parar, esta vez quería devolverle el favor, por así decirlo.
- ¡Vamos Evelyn!, detente un
momento por una maldita vez, ¡Estás mal!, puedo sentirlo, se oler el aroma a la
tristeza y el miedo, ¿Qué tienes? –insistí.
- ¡Vaya!, es la primera vez
que te noto realmente preocupado, pues, no es gran cosa, pero esta bien, te lo diré,
veras…
Evelyn estaba bien buena, era una
mujer madura de 47 años, menor que yo por mucho, pero demasiado rica para
llevármela a la cama, deseaba mucho estar con ella, aunque en mi estado era
imposible, además, ella era casada, no me dejaría tocarle ni un pelo con lo
devota que era con su pasión por cristo.
Evelyn me contó que tenia un
hijastro llamado Carlos, esta tenía 18 años y estaba por ir a la universidad,
se casó con su padre cuando él tenía 11, cosa que no le gustó, pues sufrió
mucho ante la pérdida de su madre bilógica, por lo que entendía que tuviera esa
actitud tan dura con ella, al no querer aceptarla como su nueva madre.
Carlos era rebelde y muy misógino,
era de esos que les valía verga todo, la escuela, la educación, estudiar, los
modales, en fin de cosas como un joven responsable que debía de ser, era vago y
pensaba con tristeza que se drogaba, pues recientemente le encontró unas
bolsitas de cocaína en sus cajones, por eso es que el día de hoy venia muy
triste, ya que eso ocasiono entre Evelyn y su esposo Luis un pleito muy fuerte.
Para Evelyn, Carlos no tenía
remedio alguno, ella sabía que le hacía mucha falta Dios en su corazón, era lo
único que esperaba darle antes de que ya no pudiera ofrecerle más a su tediosa
vida de adolescente, quería llevarlo por el camino del bien.
Claro que yo estaba escuchando
y riéndome de todo por dentro, que mujer tan estúpida, pero bueno, que podía
hacerle, tenía muchos años aquí encerrado, pero a juzgar por el pasado del como
eran los chicos en aquellos tiempos, sabía que los jóvenes de ahora no serían
mejores que los de antes.
- ¡Tranquila Evelyn!, todo
estará bien, así son los jóvenes, tu ten fe y veras que Cristo lo salvará.
Una mamada así le dije
burlándome internamente, quería vomitar, pero la pobre mujer necesitaba que un
macho le aconsejara, ojalá pudiera estar fuera para cogérmela y enseñarle mi
verdadera entrega a Cristo.
Los días pasaron y trate de
ganarme la confianza perpetua de Evelyn, nada tenía que perder, las cosas
estaban de maravilla, lo hacía solo por sus ricas tetas, pues pensaba que, si
la cortejaba bien con mis maravillosas palabras de vida y de fe, ella me
dejaría cogérmela en una visita conyugal.
- ¡Ps, oye…, Juan…, cabron
despiértate! –Hugo, mi compañero de celda me hablaba por la madrigada.
- ¿Qué verga quieres cabron?
–le conteste enfadado solo quería dormir.
- ¡Mira! –me dijo mostrándome
algo en su negruda mano.
- ¿Qué es esa baratija?, solo
es un tonto collar –le dije arrebatándole el objeto de las manos.
- ¡Sí pendejo!, pero no es
solo un collar, es un amuleto vudú, lo conseguí con una bruja, me vino a
visitar el otro día.
- ¡Aja!, ¿Y qué hace o qué?
- ¡Es para cambiar de cuerpo!,
esta hechizado con una magia muy fuerte, quería usarlo para fugarme en el
cuerpo de mi Compañera Cristiana jajaja, pero mi abogado vino a visitarme poco
después y me dijo que mi proceso de salida de esta cochinada de lugar estaba
cerca, mi condena se redujo, así que ya no la voy a necesitar, por eso quiero
obsequiártelo, dices que esa mujer tiene un hijastro problemático, ¿Por qué no
le dices que le de el collar para que cambies de cuerpo con él y aprenda una
lección?
- ¿En verdad puede hacer eso?,
no sabía que existiera una forma de cambiar de cuerpo, pero ella no va a
querer, si le digo que es magia negra me acusará de satanista.
- ¡No seas pendejo!, dile que
es un collar bendito de Cristo, que te lo obsequió un padre el otro día que
vino de visita, dile que quieres encontrar pruebas para tu libertad, para que
te declaren inocente por los delitos que no cometiste, aparte le darías una
lección a su hijo rebelde y con eso la enganchas, chance y te la cojes como
tanto quieres.
- ¡Verga tienes razón!
- El collar funciona una vez
que empieces el ritual, ella podría llevárselo y entonces comienzas a hacer el
hechizo para que al momento en el que se lo de a su hijastro cambies con él y
por fin te des a la fuga de la libertar.
- ¡Es verdad, gracias cabron,
por fin podre volver a oler sangre inocente…!
- ¡Mierda!, así que sí eres un
cabron, bueno ya que, solo no vuelvas a caer con la policía, sino estarás de
nuevo en este agujero.
- ¡No pasara nada!, lo tengo
todo controlado…
- Solo recuerda que el cambio
es permanente, por lo que es de una sola oportunidad…
- ¡Sí, sí ya como tu digas!
No le puse atención a eso último,
tantas ideas se me vinieron a la mente, por fin podría cogerme a la pendeja de
Evelyn, la convencería de alguna forma de que se coja a su hijastro, no sería
de su sangre, además seria yo en el cuerpo de Carlos y podríamos divertirnos,
luego le cortare el cuello a esa perra ¡Jejejeje!
Esperé con impaciencia al
siguiente día, quería ver que armas tenía para convencer a Evelyn, comenzamos
como todos los días, un pequeño rezo y luego a platicar sobre nuestros días,
claro que, yo no tenía mucho que contar, esta vez, noté que venía algo decaída,
por lo que feliz, no dudé en comenzar la conversación con una pregunta que se
había vuelto muy casual.
- ¿Otra vez problemas con tu
hijastro? –comencé a tratar de envolverla.
- ¡Sí, de nuevo ese niño!,
estoy cansada de tener que lidiar con su educación todos los días, pero es mi
deber como su madre que ahora soy, sino Cristo bendito me castigará.
- ¡Jeje…, si, bueno!; no hay
que perder la fe, quizás el chico pueda cambiar de actitud antes y mejor de lo
que piensas…
- ¿A qué te refieres? –Evelyn
preguntaba curiosa.
- ¡Mira Evelyn! lo que te
quiero contar es de suma importancia, ¡Verás!, el otro día, un padre vino a
bendecirnos, no sé quien era, no lo recuerdo muy bien, ya sabes que mis ojos ya
no funcionan muy bien, mi mente esta cada vez mas vieja al igual que mi cuerpo,
en verdad que tu has sido una gran luz en mis días de oscuridad –le decía como
chantaje para que esto tuviera mejor efecto.
- ¿Ah sí, y qué pasó?
- Pues el padre me entrego
algo valioso para ayudarme, como sabes, yo eh estado aquí encerrado durante
muchos años injustamente, me acusaron de un crimen que no cometí, bueno,
realmente no asesiné a nadie, ni siquiera violé a nadie, como buen cristiano
acepto mis errores, esa noche tenía sed, sed de lujuria que Lucifer sembró en mí,
estaba agonizando y…, bueno, es mejor que lo dejemos ahí, pero, realmente yo soy
inocente Evelyn, ¡Tú lo sabes!; la verdad es que…, este collar que tengo aquí
esta bendecido por el padre, este artefacto me ayudaría a cambiar de cuerpo con
alguna persona para investigar la verdad desde afuera y poder entregar
evidencias que denuesten mi inocencia.
Al decirle todo esto, no la vi
muy convencida, se notaba confusa, además de intrigada, quizás había sido un
shock muy fuerte haberle dicho todo eso, pero necesitaba ganármela.
- ¡Cielos, por mi Dios!, ¿Y qué
puedo hacer yo al respecto?
- ¡Bueno, pensaba…!, dices que
detestas a tu hijastro, ya te tiene cansada, pensaba…, ¿Podrías darle este
collar a tu hijastro?, mi idea es cambiar de cuerpo con el y poder salir a
buscar evidencias para mi caso, además, eso serviría como una lección de vida
para Carlos, quizás pueda volver a su cuerpo con la fe en alto y valorando más
su vida, ¿Qué dices?
Me sentía como en un circo,
estaba riéndome por dentro, en verdad esta mujer era tan ingenua, tardo un poco
pensándolo, notaba que era algo hipocondriaca, la veía muy ansiosa.
- ¡Pero…, pero, eso no puede
ser, esa es magia, la magia es del Diablo!, ¡No entiendo como es que el padre
te dio algo como eso!
- ¡Porque el padre confía en
mi Evelyn!; el solo quiere hacer el bien, sabe que yo soy inocente, ¡Por
favor!, ¡Ayúdame a ayudarte!
Evelyn no podía procesarlo del
todo, comenzó a llorar, su fe era demasiado fuerte para creerlo, soltó unas
cuantas lágrimas, no entendía que le afectaba tanto, estaba temblando de
nervios supongo.
- ¡Me tengo que ir! –Evelyn se
levantó de su silla.
- ¡Evelyn, por favor, ayúdanos!
–grité insistente.
- ¡Lo voy a pensar!
Luego de eso, ella salió de la
cárcel, por un momento pensé que esta noticia había sido demasiado fuerte para
ella, pero confiaba en que haría lo políticamente correcto.
A los pocos días, pensé que
Evelyn ya me había abandonado, quizás no debí de haberle dicho esas cosas,
creía que ya la había perdido para siempre, mi gran oportunidad de fugarme de
este asqueroso agujero se había ido, pero entonces, ella llegó a la visita misionera
de siempre.
- ¡Evelyn, volviste! –le decía
fingiendo emoción por verla.
- ¡Sí, necesitaba hablar
contigo…!
Sabía que había dado en el
clavo, ella se notaba nerviosa, su ansiedad le carcomía, quizá por fin lo había
decidido.
- ¿Qué sucede Evelyn?, ¿Paso
algo con tu hijastro? –preguntaba queriéndome ver preocupado como buen cristiano.
- ¡Sí…, el…, me golpeo!
–Evelyn comenzó a llorar totalmente quebrada.
No parecía tener moretones,
pero los cubría debajo de su ropa, Carlos, su hijastro la había empujad luego
de un arranque de rebeldía, esto la había hecho caerse en un mueble y se golpeó
unas cuantas costillas, por lo que había dejado de venir en estos días.
- ¡Eh estado pensando y…!; ¡Quizás
tengas razón!, ¡Ese maldito mocoso necesita una lección!, creo que tú podrías
ayudarme… - dentro de mi mente gritaba de felicidad.
- ¡Sí, sí lo logré, seré libre
sí!
- ¡Espero que no tengas
problema en hacerlo!, como dijiste, ¿En verdad podrías cambiar de cuerpo con él
por unos días y así darle una lección, podrías buscar las pruebas de tu
inocencia y todo eso…
- ¡Sí claro, que sí!, estoy
dispuesto a afrontarlo, no hace falta que me lo digas, ¡Me haces muy feliz!
- ¡Perfecto!, entonces, ¿Qué
hay que hacer?
Rápidamente, saqué el collar
de mi bolsillo, esto era la meca del excito, le indiqué todo lo que debía de
hacer, ella lo guardó en su bolso, al llegar a casa, debía de obsequiárselo a
su hijastro, todo esto para que tuviera efecto en unas horas y pudiéramos
cambiar de cuerpo, ella aceptó todo lo que le decía, esperando a que
funcionara.
Nos despedimos luego de hablar
un rato en nuestro maravilloso plan, la estúpida no sabía que realmente me
daría a la fuga con el cuerpo del imbécil de su hijastro, por lo que me contaba,
ese chico tenía el cuerpo perfecto para albergar mi maldad pura, era sumamente
compatible conmigo, ambos queríamos el mal, era perfecto.
Luego de que se fuera, corrí
inmediatamente a mi celda, Hugo me ayudó a hacer el ritual, indicándome todo lo
que había que hacer, estábamos felices, pues por fin seriamos libres y nos veríamos
afuera en el paraíso de la libertad.
Cuando Evelyn salía de la
prisión, unos guardias la cuestionaron al salir, era una rutina de siempre,
revisaban lo que traían dentro al entrar, así como también revisaban lo que salía
de la cárcel, muchas veces encontraban armas, drogas, entre otras cosas más.
Los guardias notaron que
Evelyn traía consigo un extraño collar que no le habían visto al entrar, ella
era una mujer decente y muy dedicada, de hecho, ese día estaba muy nerviosa,
pues pensaba que estaba cuestionando su fe, de inmediato, los guardias la
interrogaron, pero ella les arrebató rápidamente el collar, temblando se lo colocó
en el cuello, alegando que lo traía en debajo de sus bragas y apenas se lo
había quitado, pues se le había caído al llegar a la prisión en su escote.
Evelyn estaba nerviosa, pero
finalmente los guardias le creyeron y la dejaron salir, condujo a su casa y al
llegar comenzó a hacer sus actividades de casa de siempre, lavó algo de ropa e
hizo la cena para tenerla lista al llegar Carlos y su marido.
Finalmente, ella se sentó a reposar en la sala mientras se ponía a leer la biblia, de repente, Evelyn comenzó a sentir un fuerte mareo muy profundo, su mente daba vueltas y comenzaba a sentir como el mismo infierno la poseía, empezó a llorar, su corazón quería explorar, sentía una taquicardia muy fuerte, todo su cuerpo temblaba, hasta que quedó paralizada y finalmente inconsciente.
- ¿Qué, qué paso, en dónde
estoy?, ¿Funcionó?, ¡Soy libre!, ¡Finalmente soy libre…!, ¿Pero que son estas
cosas? –decía luego de sentir un doloroso rebote en el pecho.
Luego de haber hecho el
hechizo, Hugo y yo esperamos pacientemente a que el idiota de Carlos se pusiera
el collar que Evelyn debía de entregarle.
Las horas pasaron y no
notábamos nada, cuando de repente, comencé a sentir un mareo muy fuerte, sentía
como mi corazón se salía, miré a Huego con ojos de compasión, como si
estuviéramos presenciando el pesar de mi muerte, pues pensamos que finalmente
había funcionado, temblando en el suelo después de unos segundos, terminé inconsciente.
- ¡Son senos!, ¡Mi voz, sueno como
una mujer!, ¡No puede ser, mierda, mierda!
Comencé a correr del susto,
pero terminé cayéndome por los estúpidos tacones en mis pies, mi pecho rebotaba
insistente por todos lados por lo que también caí desorientado por el brusco
movimiento.
- ¡Esa perra estúpida!, ¡Se quedó con el collar!, ¡Ahora tengo su cuerpo!, cambié de cuerpo con ella y no con su estúpido hijastro.
Miré debajo notando que tenía las chichotas de Evelyn, me había convertido en una mujer, estaba en serios problemas, este no era el plan, no se suponía que debía de ser una mujer, me sentía bien incomodo, esa pendeja había arruinado todo, ¿Por qué se había puesto el maldito collar?, pensaba ajetreado.
Tomé los senos de Evelyn con
mis manos, se sentía bastante extraño, era como tener dos masas bien carnosas y
sensibles, rápidamente todo mi cuerpo comenzó a temblar, me sentía bien
incomodo, no me imaginaba teniendo el cuerpo de una mujer, esto no se suponía
que pasaría.
Mi mente estaba en shock, miraba
todo mi cuerpo desorientado, me sentía fatal, no entendía que le sucedía a este
cuerpo, ¿Acaso las mujeres no eran unas simple humanas como nosotros?, ¿Qué es
lo que me estaba pasando?, ¡Qué la verga no quiero ser una mujer!
Caminé confundido por todos
lados, miré mi reflejo en el espejo, en verdad tenía el cuerpo de esa pendeja,
pero que hizo, ¡Ahhh!, me sentía muy raro, estas cosas rebotaban un chingo.
Me quité la blusa notando los deliciosos
senos de Evelyn, estaba bien rica, era la primera vez que podía ver sus tetas
casi desnudas, aunque en esta perspectiva.
Con trabajo, logré quitarme el
brasier, estas cosas eran demasiado femeninas, me daba asco, me sentía raro, no
era un maricon, era un macho, aunque ahora en el cuerpo de una mujer, pero, ¿Y
si lo aprovecho?
Miré mis chichotas colgando,
una vez que me quité el brasier mis chichotas cayeron ferozmente, fue una sensación
muy extraña, todo mi cuerpo se des enderezó, mis tetas se agitaron por todos
lados, ¡Que rico!, sus tetas eran enormes, Evelyn estaba bien rica, por fin
veía sus tetas desnudas, ¡Y eran todas mías!
Jadeaba insaciable al
tocarlas, por alguna razón el cuerpo de Evelyn comenzó a sentí mucha
excitación, rápidamente todo su cuerpo se puso muy caliente, mi mente divagó
unos segundos, sentía como mi ahora vagina reventó, parecía toda una fuga de
agua.
- ¡Pero que mierda!
De un momento a otro, todo
entre mis piernas se derramaba, fue entonces que en el duro golpe de realidad
me había dado cuenta de que ya no tenía mi vergota, tenía el coño de Evelyn.
- ¡Mierda, tengo coño, soy una
pinche vieja con coño!
Me quité la falda y la
tanguita sumamente mojada, -¡Ah, mira nada más, tan Cristiana y tan putita –me dejé
desenvolver, acariciando mi nuevo órgano, realmente se sentía increíble, las
hormonas de este cuerpo actuaban rápidamente, excesivamente fuerte, como si
nunca en su vida hubieran experimentado muchos orgasmos a la vez.
- ¿Qué mierda le pasa a este
cuerpo? –jadeaba frotando mis nalgas, mis piernas, mis tetas, mis pezones, todo
el cuerpo me temblaba y me ardía a montones, como si me estuviera pidiendo a gritos
una tremenda liberación.
Comencé a deducir que todo era
porque este cuerpo estaba demasiado reprimido, la zorra mustia de Evelyn era
tan decente y cerrada que jamás le daba amor a su propio cuerpo, y, por lo que
me había contado, ahora entendía porque sentía que su esposo la estaba
engañando, esta mujer era sumamente aburrida.
Si lo sabré yo, que había
estado aguantándola durante todo un mes, una hora todos los días, con sus
oraciones, con su ridícula fe, que flojera de mujer, seguro ni si quiera quería
coger como la hembra que era, quizás pueda aprovechar un poco…, ¡No!; ¿Pero que
estoy diciendo?, ¡Yo no quiero que me coja un hombre!, es este cuerpo que esta
en crisis existencial, quizás, solo quizás…
Metí mis dedos en mi coño,
dejando que la sensación tan oprimida se liberara, chorros y chorros de mi
vagina fluían, sentía el orgasmo femenino tremendamente, - ¡Que mierda de vida
te han dado! –le decía al cuerpo de Evelyn tratando de satisfacerlo totalmente,
mis hormonas de mujer estaban desatadas, sentía tanto calor cristiano en todo
mi cuerpo, - ¡Ahhhh, Dios mío!, ¡Sí! –gemía fuerte por toda la sala, me excité
a presión.
De la nada tuve un fuerte
espasmo y me quedé inconsciente, desperté a los cuantos minutos, pensando que
todo fue un sueño, miré hacía mi pecho sintiendo lo primero en encontrar,
teniendo que tragarme mi ser de macho al ver esos dos montículos gigantes de
carne caer de mi pecho, toda la alfombra estaba mojada, olía horrible.
- ¡Perdóname Dios, por ser una
zorra pecadora Jajajaja!
Gemí tratando de mantener el
control de mis nuevas proporciones, ¡Dios!, esta vieja esta riquísima, no sé
que fue lo que paso conmigo, esto simplemente me domino, pero no pretendía ser
una mujer todo lo que me quedaba de vida, quería el cuerpo de Carlos, quería
volver a ser un joven fuerte y sano de 18 años.
Subí a la habitación de Evelyn
a ver que tenía en su armario, necesitaba explorar este cuerpecito un poco más,
fue entonces que me encontré con mucha ropa ridícula y muy sexy.
¿Acaso la zorra mustia de
Evelyn pretendía usarlo para su esposo?
Desando y no pensando, me desnudé
todita, me parecía ridículo ponerme esa ropa de vieja, pero mis deseos
pervertidos iban mas haya, no me sentía para nada cómodo, pero el simple hecho
de ver a Evelyn con esa ropita como toda una puta me hacía estremecer de deseo.
- ¡Ahhh, pero que sexy!
–acariciaba mi culote, apretaba mis chichotas, todo se sentía demasiado real y
excitante.
De repente, escuché como la
puerta se abría, rápidamente volteé a ver y un chico apareció a la vista, ¡No
puede ser!, se trataba de Carlos, el hijastro de Evelyn, ese maldito, su cuerpo
debía de ser mío, aunque mirándolo mejor, estaba un poco feo, nada comparado
con este hermoso cuerpo.
- ¿Evelyn?, ¡Jajajaja, mírate!,
¡Pareces una prostituta!, ¿No que muy santa?, ¿Que eras una virgen al servicio
de Dios?, ¡Jajajaja! –el imbécil de Carlos me decía, poniendo sus ojos en mis
tetas desnudas.
- ¡Así es Carlos!, eh dedicado
portarme mal…, ¿No quieres castigar a tu mami? –no sé porque, pero de repente sentí
un fuerte deseo por vengarme de él.
Abrir mis piernas y le mostré
mi vagina, el no dudó en acercarse, se me hace que ya le traía ganas a esta
pendeja, ¡Y cómo no!, si estoy bien buena, no dejé nada a la imaginación y
rápidamente me puse manos a la obra.
Comencé a frotar su pene, que
ya estaba erecto, quizás esto haría un poco mejor la mala relación entre Evelyn
y su hijastro, me empezó a besar toda y mi cuerpo ardía, estaba sudando y mi
vagina colapsaba.
- ¡Ahhhh, sigue, no pares! –le
susurraba, sintiendo su lengua en mi cuello, sentía rico como apretaba mis
tetas, ¡Quería más!
Entonces, se me ocurrió una
gran idea, sentía como el collar que me había puesto en el cuerpo de Evelyn
colgaba de mi pecho, pensé que, si me lo quitaba y se lo ponía, podría cambiarnos
de cuerpo y dejar a este bastardo en el cuerpo de Evelyn, me daría mucha risa
verlo paniqueado en el cuerpo de la odiosa puta de su madrastra.
A pesar de todo, me encantaba
lo rico que sentía sus caricias y sus besos, aunque parecía un pendejo, sí que sabía
complacer el cuerpo de una mujer madura como yo, logré quitarme el collar, estiré
mis brazos y lo colgué en su cuello.
- ¡Ahora sí pendejo, disfruta
tu nuevo cuerpo! –le grité en el momento.
Jadee con rabia, sintiendo
como me embestía chupando mis tetas, pero nada paso, sentí una fuerte
frustración, quizás debía de esperar un rato para que surgiera efecto, pensaba.
- ¡Jajaja!, ¿Qué es esta
mierda? –Carlos la arrancó rápidamente de su cuello y todas las piezas del
collar cayeron en pedazos.
- ¡No…! –grité del susto,
sintiendo el miedo y coraje de pensar que ya me había quedado atrapado en este cuerpo
para siempre.
- ¡Cállate estúpida, ven aquí
y compláceme!
Carlos me agarró de las
piernas, me abrió como una cualquiera y metió su pene dentro de mi coño con
gran facilidad.
- ¡Espera pendejo! –jadee con
rabia sintiendo como me lastimaba, pero a la vez sentía un rico placer
emergiendo por todo mi cuerpo.
Su pene estaba dentro de mi
coño, bien duro y grueso, poco a poco comencé a sentir una fuerte sensación en
mi coño, es que Evelyn era tan cerrada que hasta su vagina tenía años apretada
como si fuera una pinche virgen.
Sentía como me embestía, mis
senos rebotaban por todos lados, entonces, sentí como algo caliente se corría
dentro de mí, el imbécil se había venido dentro, me había cogido al hijastro de
Evelyn, ¡Mierda!, no sabía que pensar, quería matarlo, me había vuelto su puta.
- ¡Ahhh, que rico estuvo esto, mami...!, creo que ya puedo empezar a llamarte así, espero que me des mucho mas
cariño de mami como lo hiciste ahora, ¡Jajajaja!
Me repugnaron sus palabras, me
dejó tirada como un simple objeto sexual, no podía parar de lo excitado que me
sentía, eh de admitir que eso había sido bastante delicioso, aunque ahora me
daba asco ver todo lo que escurría de mi vagina, pues tenía su semen dentro de mí.
Él se largó como si nada,
mientras que me dejaba atrapadog en este cuerpo, ¿En que mierda pensaba
Evelyn?, ¿Acaso quería que yo me quedara con su cuerpo?
- ¡Ahhh!, ¿Qué fue eso, en
dónde estoy?, ¿Qué le paso a mi cuerpo? –Evelyn despertaba unas horas después
dentro de mi celda con mi cuerpo –¿Qué hago aquí, porque tengo este cuerpo?,
¡Ayuda, ayuda!
Evelyn comenzó a gritar
desesperada, se había dado cuenta de que había olvidado quitarse el collar y
ahora estaba en mi cuerpo, Hugo se despertó gracias a sus gritos y trató de
hacer que se callara.
- ¡Cálmate pendejo!, nos van a
escuchar todos, ahora calladito o te navajeo.
- ¿Quién eres tú?, ¿Por qué
estoy en el cuerpo de Juan? –Evelyn jadeaba sorprendida y abrumada, sentía
miedo por estar en una celda, en mi cuerpo viejo y dañado por la vejez de la
dura depresión de la cárcel.
- ¿Acaso conocías a Juan?
–Hugo preguntaba extrañado de ver que Carlos me conocía.
- ¡Sí!, el me dio ese collar
para cambiar con mi hijastro; pero se me olvido quitármelo del cuello y dárselo
a Carlos luego de que unos guardias intentaran quitármelo, ¡Creo que arruine
todo!
Evelyn comenzó a llorar,
miraba sus manos arrugadas y sentía todo su cuerpo horrible y lleno de
achaques, Hugo trató de controlarla, los guardias estaban prestos como moscas y
los demás presos gritaban enojados que se callara ese marica, que suerte que ya
no tuviera que volver a verlos.
- ¡Jajajaja!, ¿Así que Juan terminó
en tu cuerpo…, Evelyn? –Hugo se reía, sabiendo lo que había sucedido.
- ¡Sí!, ¿Tus sabias de esto?,
¡Ayúdame a volver a mi cuerpo por favor! –Evelin jadeaba triste.
- ¡Jajaja!, perdóname
preciosa, pero eso no se va a poder, esa magia negra era muy poderosa y solo resistía
un cambio, el efecto es permanente, por eso quería hacerlo con tu hijastro,
ahora vivirán en estos cuerpos por siempre, ¡Jajajaja!
- ¿Qué, cómo que magia negra?,
¡Juan me dijo que un padre bendijo ese collar!; ¿Ósea que todo fue una vil y asquerosa
mentira?, ¡Que blasfemia, que horror, que asco!, ¡Me involucraron con magia
negra, magia de Lucifer!, ¡Dios me va a castigar, dios mío, no puede ser!, ¡Perdóname
señor porque eh pecado!
Evelyn comenzó a gritar y a
rezar ferviente en oración, todos los presos comenzaron a gritar enfurecidos
del escándalo, Hugo no tuvo de otras mas que noquear a Evelyn pues los metería
en graves problemas.
- ¡Jajaja!, ay amigo, que rico
te la has de estar pasando, ni modo, así es el destino, ¡Jajajaja!
PD:
(Esta historia tendrá continuación, no pude hacerla de momento porque debía de avanzar, pero al menos eh dejado la primera parte, espero la disfruten.)
Kata se encontraba regresando a su casa, continuando sus planes para derrotar a La Comunidad, cuando de repente, una chica algo simpática llego para pedirle ayuda con un par de prendas bastante sexys.
El berercalsoul
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