miércoles, 5 de octubre de 2022

"𝑻𝒓𝒂𝒋𝒆"



TG October 18

-Traje-


Todas las noches al dormir, me llegaba el mismo mensaje que el día anterior a mi celular, era extraño y algo incomprendido, pero solamente me decía 5 palabras que hacían estremecer todos mis miedos y sentidos.

“¡Tu deliciosa piel será mía!”

Esa única frase en un corto mensaje era suficiente para dejarme intranquila por el resto de la noche, mirando hacia la ventana con temor a encontrar algo indeseable.

La primera vez lo deje pasar por alto, no era como si no hubiera tenido suficientes acosadores antes para prevenir un ataque como estos, pero por más que quería hacerme la tonta, sabía que algo andaba mal con esos extraños mensajes de autor desconocido, el cual, ni siquiera tenía una foto de perfil real o incluso alguna insignia con la cual se pudiera identificar, era como un simple personaje de perfil anónimo e irrastrable.

Pensaba en acudir a la policía, pero que podría hacer la policía con un simpe caso de acoso sin extorsión ni nada que pudiera dar indicios de un asesinato o si quiera de una violación anunciada.

Muchos días después, continúe recibiendo ese misterioso y quejumbroso mensaje que me atormentaba día y noche.

“¡Tu deliciosa piel será mía!”

Luego de eso intente dormir, vivía sola y eso no me dejaba muy tranquila, pero me asegure de tener la mejor calidad en seguridad en mi cómodo y modesto departamento, en el cual no tenía mucho, pero si lo suficiente para vivir.

Al día siguiente fui a estudiar a la universidad como a diario, conversaba con algunas amigas cuando presentí la mirada penetrante de alguien a no muchos metros de distancia, era como sentir unos ojos observándote fijamente sin saber quién o de donde provenían, miré a todos lados, justo cuando me llegó un mensaje que perturbo aún más mi comodidad.


“¡Eres hermosa, incluso mas hermosa ahora que te veo tan cerca!”

El autor no respondió más y luego de eso observe con pánico a todos lados, a todas partes sin encontrar rastro alguno de mi acosador, entonces, él estaba cerca, aún más cerca ahora observándome, persiguiendo cada uno de mis pasos.

(Continua leyendo abriendo la entrada si es que estas en modo web o computadora o tablet, ya que esta larga y puse un salto de página :P)

Regresé a la comisaria apurada, la policía tenía que saber esto, les estaba anticipando mi deceso, pero aun igual de ignorantes que la vez anterior, solamente lo apuntaron fingiendo interés de investigarlo.

Volví a mi departamento, tuve que llamar a mi madre quien vivía en otra ciudad para que viniera a cuidarme, le platiqué todo acerca de mi aparente acosador, no podía estar tranquila viviendo sola luego de eso.

Pasaron los días y mi madre había decidió que era suficiente, ella también tenía deberes, tal parecía mi acosador se había asustado con su presencia y lo había olvidado luego de algunos días de cansarse a esperar por mi a que estuviera sola como una vil presa.

Aun así, no me quedé del todo tranquila, los días pasaron y mi acosador ya no mostraba signos de vida, volvía a casa luego de un tedioso día de escuela y trabajo, cuando sentí que algo me observaba, regresé a ver hacía la calle, aun había suficiente luz para notar si algo se hallaba por ahí, pero no vi nada, entonces, un mensaje llego a mi celular.

“¡Estoy aquí!”

Leí con miedo, luego comencé a temblar, si él estaba aquí, ¿En dónde?, respondí.

“¡Mira detrás!”

Entonces, regresé a mirar detrás de mi con miedo, cuando solamente me encontré con un globo flotando hacía mí, lo tomé estupefacta, suspirando, este tipo era demasiado, me mataría estaba segura, llamé a la policía de inmediato, pero no contestaban.

Tomé camino de prisa metiéndome en el edificio, subí las escaleras como loca hasta llegar a mi departamento, todo parecía estar en orden, el cerrojo estaba bien amarrado, cerré lo más rápido que pude y me metí al baño a rociar mi rostro con agua.

De repente, el reflejo de un gran hombre se posó detrás de mí, rápidamente me di la vuelta, pero había sido demasiado tarde, traté de gritar lo más fuerte que pude, pero algo dentro de mí se negó a hacerlo, luego de sentir un horrible pinchazo en la espalda, el cual, me había picado con una extraña navaja en sus manos, sonriendo, apenas podía ver su malévolo rostro.


Era un hombre gordo, de mediana edad, trataba de identificarlo, en efecto, era el conserje de la universidad, uno de tantos, de esos a los que no le pones ni siquiera menuda atención, esos que están ahí, invisibles y desapercibidos por la gente, estaba aquí, en frente de mí, sonriéndome con perversión y cinismo.

Sentía que me moría, sin embargo, aunque mi pulso estaba alto, no sentía que la sangre fluyera por mi cuello, siendo derramada por la abertura provocada por su cuchillo en mi nuca, a decir verdad, no había nada, mas que un intenso dolor que parecía estar desvaneciéndome por dentro.

No entendía lo que sucedía, solamente sentía como todo mi cuerpo caía desinflándose como si fuera un globo seco, la herida en mi cuello era participe de todo esto, mientras que perdía el sentido del tacto, mi cuerpo cedía en el piso, sintiéndome como una simple goma inherente en el suelo, sin huesos ni nada que pudiera sostener mi cuerpo.

“¡Te dije que tu deliciosa piel seria mía!”

El sujeto decía entre carcajadas, mientras que yo sin poder decir una sola palabra temía por lo que sea que me estuviera pasando, antes de decir nada, mis ojos se metieron por dentro desinflándose hasta desaparecer por completo y ya no ver nada, mi boca entumida parecía haber dejado de existir, mientras que la respiración ya había cesado desde hace ya algún rato y mis pensamientos o la poca conciencia con la que pertenecía se terminaba.


El silencio de una dimensión oscura e inhabitada me mantenía encerrada en el suspenso, no sabía lo que pasaba en el exterior, mientras que solo permanecíamos en este mundo mi esencia y mi conciencia.

En el exterior, el tipo tomaba la piel que había quedado derramada de mi cuerpo, la levantó olfateando el aroma que percibía de mí y luego la estiró sobre su mismo cuerpo, introduciéndose dentro como si de un traje de piel se tratara, que, a pesar de que a simple vista su cuerpo podría ser mayor en volumen que le mío, parecía como algo mágico la forma en la que cada parte de su cuerpo comenzaba a adoptar la forma física del mío, todo, hasta que una copia de mi misma, o si bien, mi propia imagen se hallaba explorando su nuevo físico en frente del espejo.


No podía describir las palabras del cómo me sentía al ver la escena, mis propios ojos miraban aquella situación horrorosa, el tipo estaba usurpando mi piel, robando mi identidad, haciendo lo que le venía en gana con mi cuerpo, sentía un asco y coraje inmenso por dentro, el miedo no me dejaba pesar claramente, un tipo estaba dentro de mi cuerpo, usando mi piel, mientras que yo observaba todo horrorizada dentro de mí misma sin poder hacer nada.

El tipo se tomó su tiempo para explorar cada parte de mi cuerpo, haciendo todo tipo de cochinadas perversas con mis atributos y mi órgano sexual, a juzgar por la situación, se notaba que no era la primera vez que lo hacía, su rostro, o, mejor dicho, la actuación de mi rostro al ser controlado por sus deseos no demostraba sorpresa ni mucho menos desconfianza.

Demostraban las intenciones directas y claras de un hombre que había venido aquí, después de tantos días de persecución solo para arrancarme la piel y usarla como un juguete mágico dentro de sus propios fetiches.

Sentía con asco la forma tan perversa en la que tomaba mis senos, sentía pavor con cada caricia que este hacia en mi vagina, el asco con el que me humillaba violando mi órgano íntimo, introduciendo mis dedos dentro de mi coño solo para saciar su sed de control y perversión.

No sabía hasta cuando pararía, pensé que solo me quedaba ser espectadora de como un psicópata abusaba de mi cuerpo con sus propias manos, no me quedó más que esperar a que decidiera quitarse mi piel y regresarme a la normalidad, algún truco para borrarme la memoria y no recordar lo que este cochino depravado me había hecho seguro podría suceder, lo cual de alguna forma me tranquilizaba, pero por el otro me daba aun mas miedo, pues no sabría si entonces él ya había hecho esto antes conmigo.



Pero ni una ni otra, el tipo solamente aprovechó todo el tiempo del mundo, se dio un baño con mi cuerpo, se vistió con mi pijama, se tomó algunas cuantas fotos algo intimas y perversas antes de dormir, ambos nos acurrucamos como si nada hubiera pasado.

Mientras que él dormía plácidamente con mi cuerpo, yo pensaba temerosa que hacer para poder salir de esta situación, tenía miedo de que esto no terminara, y si terminaba, que las cosas ya no fueran como antes.

Desperté a la mañana siguiente, de alguna manera me había quedado dormida, noté como un repentino cambio de escenario se hallaba frente a mis ojos, mis manos controladas apuntaban en la libreta algún dictado, mientras que escuchaba como la maestra de Letras dictaba.

Luego de la clase, mi cuerpo se dirigió al baño, donde se encontró con otras chicas disimulando que nada pasaba, aunque mis ojos se dirigían frecuentemente a sus pechos, a sus culos o incluso a sus vaginas.

Ambos nos miramos en el espejo, parecía que intentaba ver si yo estaba dentro observando todo, pero solo se rio y disfruto pensar que por dentro estaba disfrutando este momento tanto como el, como si compartiéramos los mismos fetiches.

Al parecer venia bien vestido, notaba como aprovechaba mi cuerpo lo mejor que podía, se había puesto un top, el cual resaltaba bien mis atributos, aunque regularmente prefería venir con una blusa cerrada y más decente, también portaba unos jeans, que, aunque no parecía extraño, remarcaban mucho mis glúteos, aunque lo más alucinante, era que realmente no traía ninguna prenda debajo.


El tipo sonrió y se acomodó mis senos en el top, luego remarcó el lápiz labial con extremo cuidado y profesionalismo en mis labios, se sacudió el cabello terminando por hacernos parecer una chica fácil y muy sexy.

Salimos contoneando las caderas, algo que no solía hacer muy a menudo, mientras que nos acercábamos a las demás chicas, mi pequeño grupo de amigas dentro de la universidad, actuando como si nada para, fingiendo ser yo delante de ellas, no comprendía, porque su actitud tan natural, porque nadie parecía notar que esa chica que estaba frente a ellas no era la verdadera yo, sino un farsante que usaba mi cuerpo como se le antojaba.

Aunque sin duda, algunos comentarios de mis amigas parecían referirse en el como me estaba portando y en la manera tan decidida y provocadora que venia hoy, como unca había asistido a la universidad, pero en lugar de parecerles extraño, alababan mi decisión de lucir más hermosa y atractiva sin importarme los comentarios machistas ni las miradas pervertidas de nadie mas que lucir mi sexy cuerpo.

Algo que me dejo muy frustrada, pues nadie parecía darse cuenta de que la verdadera yo esta prisionera de su propio cuerpo.

Regresamos a casa luego de una larga tarde y noche, por alguna razón ese maldito había decidido no ir a mi trabajo, no se que tramaba, en vez de eso, decidió que iría a un bar y se pondría a disposición de cualquier hombre, en este momento, temía lo peor.


No quería que este cerdo asqueroso violara mi cuerpo con cualquier hombre que se encontrara solo por joderme, traté de presionar e intente tomar el control de mi cuerpo.

No sabía si era por las copas que ya se había tomado, por la cerveza que había hecho efecto alcoholizando sus sentidos ahora más débiles que en su cuerpo de macho rendidor, pero parecía que estaba resultando, logrando tomar posesión de mis manos e incluso de mis piernas.

“¿Pero que pasa, porque no puedo moverme?”

El tipo chillaba temeroso sin entender como es que su ahora cuerpo se movía por sí mismo, trató de imponer su voluntad, aunque el alcohol que había ingerido era suficiente para poder corromper sus deseos.

Pero desgraciadamente, el alcohol en mi cuerpo llegando a mi cerebro también comenzó a afectarme, apenas pude moverme unos metros, logrando salir del lugar al menos por esta ocasión a salvo, tome un taxi antes de si quiera renunciar al poco control que había adquirido.

Luego de que llegué, sentía como el otro sujeto trataba de luchar, imponiéndose y logrando tomar nuevamente el control de nuestro cuerpo.

“¡Maldita perra!, ¿Cómo es posible que hicieras esto?, que extraño, eso jamás me había pasado”

El tipo racionalizaba las acciones, perdí el control de mi cuerpo y nuevamente el hizo posesión del mismo, le pago al sujeto obligándome a besarlo y hacer que este tocara mis atributos como venganza en su juego ridículo de arruinarme.

“¡Bien estúpida, tú te lo ganaste!, ¿No querías que estuviéramos con esos buenos amigos míos, pues entonces dejare que este buen hombre aproveche un poco de tu cuerpecito”

Sentí un miedo enorme luego de escucharlo, eso me hacia entender que sabia de mi existencia dentro de este cuerpo y de que yo podría tomar el control en cualquier momento, poniéndolo sobre alerta, lo peor, era sentir cosas extrañas en mis sentimientos y mi conciencia, recuerdos que comenzaban a esparcirse por toda mi mente.

Luego del asqueroso acto impune del tipo, regresamos al departamento, el tipo con lo poco borracho, pero aun consciente que le quedaba, desnudó todo mi cuerpo y comenzó a masturbarse mientras se devoraba unas cervezas, introduciendo incluso la boquilla de las botellas en mi coño, sentía un asco tremendo y a la vez temor por que este puerco introdujera ese tipo de cosas peligrosas en mi órgano.

Sin saber más, terminamos dormidos hasta la mañana siguiente, reaccioné cuando el tipo frotaba mis senos con el jabón debajo del agua y frotaba metiendo los dedos dentro de mi coño, no podía negar que de alguna forma ese placer si era algo nuevo, inusual y bastante delicioso, pero trataba de convencerme a mi misma de que eso no estaba bien, de que estaba alterando mis sentidos para que me gustara y ceder nuevamente.

Tomé un impulso para negarme, de repente, entre un orgasmo y otro, moví mis brazos lejos de mi cuerpo provocándonos una caída, el golpe en mi cabeza me había dejado algo afectada, de repente por unos minutos, logré tomar por completo el control de mi cuerpo.

Sali rápidamente de la bañera y tomé mi celular tratando de llamar a Diana, mi mejor amiga para tratar de explicarle lo sucedido.


“¡Diana, Diana, por favor ayúdame!, un tipo tomó mi cuerpo, me cortó con un chuchillo, me volví un traje de goma y se puso mi cuerpo como un vil traje de piel, no sé como pero logré tomar el control de mi cuerpo y necesito que me ayudes a sacarlo de mi”

“¿Fernanda, eres tú?, ¡Mierda…!”

De repente, Diana colgó rápidamente escuchándose un quejido de molestia, no sabía como interpretar ese sonido de queja, ¿Acaso ella sabaya de todo esto?, ¿Su reacción fue por miedo a que yo haya descubierto todo esto?, ¿Qué estaba pasando?

No sabía a quién más recurrir, pensar que quizás esto solo había sido un suceso extraño para Diana y me colgó por creerme una loca, quizás este tipo solo me drogó y todo esto era parte de mi imaginación mientras violaba mi cuerpo todo lo que deseaba en la realidad.

Mi mente trataba de pensar, cuando en eso, sentí como todo mi cuerpo perdía el control que estaba ejerciendo, mis energías comenzaron a verse afectadas y mis manos se dirigieron a mis senos apretándome con fuerza, provocándome mucho dolor, mismo que termino por vencerme para recuperar el control de mi propio cuerpo.

- ¡Ya basta, déjame en paz, sal de mi cuerpo ahora! –gritaba tratando de no perder el control de mi propio cuerpo.

- ¡Maldita perra!, no sé cómo mierda estás haciendo esto, pero no dejaré que me quites el control –el otro sujeto también imponía su fuerza, la cual era un poco superior a la mía.

Ambos comenzamos a luchar por ver quien tenia el control del otro, traté de estirar mis manos hacia mi nuca, donde tenía ese punto sensible en el que me había apuñalado, donde también sabía que él se había metido en mi piel como si fuera un traje.

El trataba de detenerme, que, aunque ya no me quedaban muchas energías, lograba corromper sus movimientos, finalmente, logré llegar a mi nuca, donde encajé mis uñas afiladas, aunque me provocaron gran dolor hasta sentir como encontraba aquel punto ciego de mi piel en el lugar en el que se encontraba la abertura para estirarla y sacar mi piel de su asqueroso cuerpo.

- ¿Qué estás haciendo?, ¡No seas idiota!, si lo haces volverás a ser una piel inerte y no podrás moverte.

- ¡No me importa!, haré esto cuantas veces sea necesario con tal de que no vuelvas a usar mi cuerpo.

Con trabajo, arranque mi piel de su cuerpo sintiendo como una energía extraña nos recorría a ambos, cuando terminé de quitarme la plástica sensación del cuerpo, miré como mis manos sostenían mi propia piel, pero no eran mis manos, la fuerza y la voz de aquel sujeto se habían ido de mi cabeza, nada me estaba controlando ya, pero algo no estaba bien conmigo misma.

- ¿Qué es esto?

Jadee sorprendida para mí misma al ver como una barriga con pelos sobre salía de mi vientre, mis manos al igual que mis brazos estaban firmes y gruesos, con vellos en toda mi piel, pero mi voz también se había vuelto gruesa y muy masculina, me sentía muy pesada así como desorientada, de repente, sentí un pequeño impulso en mi entrepierna, donde note con mucho asco como un miembro masculino se ponía duro delante de mis ojos.

- ¿Pero que le paso a mi cuerpo?, ¡Este no es mi cuerpo!, ¿Qué se supone que hice? –gritaba asustada al ver que mi cuerpo ya no era el mismo sino el de un hombre.

Corrí hacía el espejo solo para llevarme una sorpresa aún más desagradable, mi cuerpo era el de aquel sujeto, aquel tipo horrible que había estado acosándome y llenándome de miedo, aquel tipo que entro la otra noche para usar mi piel como un objeto.

Temblaba de miedo, tomé mi antigua piel colgando como un saco de goma inerte, mi estomago se sintió revuelto, mi mente aun no era capaz de comprender, eh incluso me sentía un poco mas torpe y enojada, traté de buscar ropa para ponerme en este cuerpo desnudo, me daba mucho asco el solo verme, quería saber como volver a mi cuerpo.

Entonces, escuché como tocaban a la puerta con mucha insistencia, me acerque para mirar por el picaporte, notando que era Diana tratando de saber que había pasado conmigo, se notaba apresurada y muy nerviosa, abrí la puerta sin pensarlo, esperando a que mi apariencia no le fuera extraña, o quizás, pudiera sacer información de toda esta situación al respecto, mismo que ella me dio la razón rápidamente.

- ¡Fernanda, Fernanda! –Diana entró a mi departamento con prisa –¡Ah, eres tú!; por un momento pensé que habías dejado el cuerpo de Fernanda y que había vuelto, no se porque me llamo tan nerviosa.

Como pensaba, Diana había sido cómplice de todo esto, no entendía porque mi mejor amiga me había hecho esto, ¿Qué había hecho yo para merecer tal traición y que ayudara a un pervertido a robarse mi cuerpo?

- ¿Ella está aquí?, ¡Espero que no le hayas dicho nada sobre mí!, ella no debe de saber que tomé el cuerpo de su amiga.

¿Tomar el cuerpo de mi amiga?, entonces, si ella no es Diana, ¿Quién era realmente?, ¿Otro hombre pervertido que robó el cuerpo de mi mejor amiga tal y como este gordo asqueroso lo hizo conmigo?, ¿Quién era el maldito que tenia el cuerpo de Diana?

Trataba de pensar, aunque no quería verme sospechosa, el tipo que tenía su cuerpo aún no sabía que yo estaba dentro de este cuerpo ahora y pensaba que había vuelvo a ponerme en modo traje.

- ¡Ah, sí, si tranquilo…!, ella volvió porque yo lo quise, pero ya recuperé su cuerpo, pensé que podía confiar en ella, pensé que le gustaba lo que hacia con su cuerpo y simplemente pensé devolverla un rato, pero me equivoqué, aquí esta, ¿La vez?, es una piel de nuevo.

- ¡Que bien!; por un momento pensé que ya nos había descubierto a todos, ella no debe de saber que los demás tenemos los cuerpos de sus amiguitas.

¿Los cuerpos de mis amiguitas?, ¿Ósea que todas mis amigas eran un par de farsantes victimas de este grupo de malditos pervertidos?

- ¿Y cómo están los demás…?, ¿Qué están haciendo ahora? –preguntaba tratando de saber mas acerca de quien es eran los malditos impostores.

-Las otras chicas están en sus casas, aun no saben nada, pero si crees que es conveniente que lo sepan les diré.

- ¡No, no, déjalas, no hace falta molestarlas!

- ¿Y a quien le vas a dar el cuerpo de la zorra de Fernanda?, ¿Algún chico que ya te haya pedido por su cuerpo?

- ¿Cómo que a quien…? –perdí el control y al enfadarme me dejé un poco en evidencia.

- ¡Sí!, tú siempre le vendes cuerpos a lo chicos o a los profes de la universidad, cuerpos de chicas ricas, de chicas odiosas, o hasta de otras mujeres, ¿Pero eso ya lo sabias no?

El impostor me había descubierto, notaba que me miraba analizándome, desafortunadamente tenía una fuerte erección en ese momento y me descuide totalmente.

- ¡Dime quién eres maldito pervertido!, ¿Por qué tienes el cuerpo de mi mejor amiga?

- ¿Fernanda?, ¿Cómo terminaste en el cuerpo de mi socio?

- ¡No lo sé!, tengo que buscar la manera de recuperar mi cuerpo, pero mientras, me vas a decir quien eres y porque tienes el cuerpo de Diana.

- ¡Eso a ti no te importa!

El sujeto trataba de correr hacia la puerta, no podía dejar que escapara sin saber que mas estaba pasando en la universidad y con mis amigas, ¿Qué clase de mafia estaba ocasionando todo esto?, alcancé a tomar su cabello por la espalda y hale con fuerza tumbándolo al suelo.

- ¡Ay, ayuda, un tipo me quiere violar! –Diana la impostora gritaba tratando de buscar ayuda.

- ¡Cállate!, te voy a sacar del cuerpo de mi amiga.

Busqué para ver si en su nuca había algún orificio como el que yo tenía en mi espalda, pero apenas lucía un pequeño punto que parecía sobre salir de la piel misma, el impostor trataba de aferrarse al darse cuenta, lanzando golpes y continuaba gritando como una chica indefensa, pero yo era más fuerte ahora gracias a este jediondo cuerpo masculino, algo de ventaja al menos tenía todo esto.

Con trabajo, logré comenzar a arrancar la piel de Diana, aunque el trataba de oponerse, pero como no me dejaba, sin querer y bajo un instinto masculino, sentí mucho coraje y le solté un fuerte golpe en la nuca dejándolo inconsciente.

Ya con más calma, comencé a estirar la piel de Diana logrando arrancarla de su cuerpo, entonándome con el chico que tenía su cuerpo, Víctor, un chico friki del reciente primer grado de otra carrera, quién siempre había estado acosando a Diana, nunca habíamos vuelto a saber de el luego de que uno de los chicos de quinto lo pusiera en su lugar, ahora, ya sabía en donde había estado todo este tiempo y también por qué mi amiga había actuado tan extraña durante esos días anteriores.


¡Maldito, malditos hombres pervertidos!; ¿Por qué se roban nuestros cuerpos?, ¿Quiénes más están detrás de todo esto?

Si bien, Víctor me había abierto las puertas a todo este mundo de los robos de piel, según él, yo o, mejor dicho, el verdadero dueño de este cuerpo, era el que inicio todo sobre los trajes de piel y venderlos a los demás hombres del instituto.

Busqué la daga con la que me había pinchado la espalda aquella noche, estaba oculta en uno de mis cajones, el arma era curiosa, pero no entendía su función, traté de tenerle cuidado ya que pensaba que me haría un traje de piel con este cuerpo al solo rozar su afilada punta.

Lo cubrí con un trapo y comencé a investigar su origen en internet, pero no logré encontrar mucho acerca del objeto, decepcionada, ate de manos y piernas a Víctor esperando a que despertara.

- ¡Al fin despertaste maldito!

- ¿Qué, que paso, mi cuerpo, mi adorado cuerpo! –Víctor lloriqueaba al ver que le había arrebatado el cuerpo de Diana.

- ¿Por qué están convirtiendo a todas las chicas en trajes de piel?, ¿Qué les pasa por la cabeza malditos depravados?

- ¡Jajajaja!, eres una estúpida, no entiendo cómo es que lograste recuperar tu forma física y convertir a mi socio en un traje de piel, ¿No te da asco verte convertida en un hombre gordo y feo?

- ¡Aquí solamente yo hago las preguntas!, ¿Quién inicio con todo esto?, ¡Habla!

- ¡No te voy a decir nada!, si los demás chicos no saben de mi en las siguientes horas van a comenzar a sospechar.

El imbécil de Víctor me había sacado de mis casillas, mis sentimientos estaban más erráticos que nunca, de repente comencé a sentir mucho coraje y rabia, mis puños estaban apretados, era como sentir que tenía otra fuerza, otra voluntad y un poder que recién descubría que tenía, descubrí la Daga del trapo y apunte directo a su garganta con rabia.

- ¡Escúchame pendejo!, si no me dices lo que necesito saber olvídate de que volverás a vivir el resto de tu miserable vida –notaba el miedo que desprendían sus ojos al sentir la afilada hoja de la cuchilla en su garganta.

- ¡No, no, está bien, te lo diré, pero eso no por favor!, aleja eso de aquí, es un arma peligrosa.

Había logrado convencerlo, ahora solamente esperaba que cooperara, no despisté la cuchilla de su vista hasta no cerciorarme de que me dijera la verdad.

-Todo empezó cuando Saul, un chico friki del séptimo grado trajo consigo al club la Daga Corta Cuerpos, un arma que se creía era de fantasía en los mangas pero que resultó ser real, el tipo la trajo para presumirla y luego sacó de su mochila la piel de una prostituta y comenzamos a compartirla, hasta que luego se nos ocurrió la idea de usarla para vengarnos de las chicas lindas de la universidad.

Saul estaba haciéndose de mucha fama en el pequeño grupo, por lo que pensó en ganar dinero a costa de la Daga, pero la información fue más allá y desafortunadamente como en todo, la información llegó a malas manos, cuando Jorge el intendente se enteró, deseó el arma para su fines, sabiendo el buen dinero que se ganaba al vender los cuerpos de las chicas, incluso yo me quise meter, porque deseaba ganar también dinero, logamos vencer al imbécil de Saul, haciéndonos socios, fue cuando Diana me rechazó horrible que decidí que su cuerpo debía de ser mío, todo estaba tan bien hasta que el idiota pensó en que eras una niña engreída y muy bonita para venderte a un millonario, no entiendo como es que ahora tú tienes su cuerpo.

Todo lo que me decía Víctor me llenaba de rabia, ¿Cómo podía existir armas así en la realidad?, este mundo se estaba volviendo bastante peligroso, ahora no sabía que chica era real y quien estaba siendo controlada por un pervertido como estos.

Miré la Daga por unos momentos, tenía mucho coraje en el interior, regresé a ver a su cuello y se me hizo fácil encajar la cuculla en su garganta sin remordimientos, una cruel sonrisa de satisfacción se dibujó en mi rostro luego de ver como chillaba al estarse convirtiendo en un traje insípido de piel humana.

Mi mano comenzó a temblar, no sabía que pasaba conmigo misma, me estaba convirtiendo en un ser maligno, debía de terminar con esta pesadilla, ninguna chica más debía de fruir por un tipejo como estos, por lo que decidí que exterminaría a todas mis amigas, aunque ya no pudiera recuperarlas.

Luego de tener tres cuerpos hechos traje, los guardé en una bolsa llevándola conmigo, mi primera víctima sería Sofia, quien aún no sabía quién tendría su cuerpo, pero de todas mis amigas era la que mas extraño actuaba desde hace ya algunos meses.

Encontrarla no me fue difícil, rápidamente la arrinconé en un callejón, la confronté y luego de lograr sacarle la verdad, el golpe para arrancarle la piel al infeliz y volverlo un traje como a los demás.

Poco a poco terminé con todas las chicas de la universidad, incluso, sin importarme que fueran o no víctimas, no deseaba que quedara ninguna chica en el instituto, mis crímenes eran perfectos, hasta el ultimo de los cuerpos que había logrado cosechar.

Tenía a todas las chicas posibles de la universidad, no sabía quién podría o no ser un asqueroso inmundano hombre dentro de ellas, ni siquiera me esmeraba en pedirles que se arrancaran la piel, simplemente llegaba con la Daga apuñalándolas hasta que se volvieran un traje de piel mismo.

Cuando terminé, tenía una bolsa enorme llena de pieles de muchas mujeres, estaba decidida, no importaba que perdiera mi cuerpo y mi humanidad como mujer, me sentía libre y llena de rabia por este martirio que me perseguía día con día, quizás la policía estaba apunto de atraparme, no sabía si estaba haciendo bien en deshacerme de todas estas pobres inocente.

Tome un botellón de gasolina, arrojando la bolsa de pieles dentro de un barril para quemarlos todos y terminar de una vez con esto, arrojé la Daga dentro del barril esperando a que se destruyera junto con todos los cuerpos afectados, mi corazón se partía al ver morir a todas esas chicas.


Pero entonces, en un momento de crisis recordé, miré mis manos temblando con angustia, este era realmente yo, era un asesino, un coleccionista de pieles que se había sumergido tanto en los pensamientos y recuerdos de su victimas hasta que finalmente la conciencia de una de ellas me había dominado para destruir los crímenes que había engendrado.

Yo era realmente Jorge, y Fernanda me había poseído para destruirme por mis actos.



PD:

Cuando finalmente, Jorge se había retirado después de consumirse el fuego, una extraña aura verde iluminó las cenizas, donde el arma regresaba a si misma a la vida y desaparecía con tan solo un resplandor como si nada dejando a su paso un gran polvo color turquesa, la Daga aún tenía vida.


1 comentario:

  1. Muy buena historia, muy original el punto de vista de la chica del traje. Me encantó

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