TG October 22
-Veneno-
Diana estaba harta de su maestro Joaquín, el hombre de 55 años, era su maestro de matemáticas, el cual parecía siempre querer hacerle la vida imposible apropósito.
Diana no era muy buena con los números, de hecho, ni siquiera le interesaba mucho la escuela, ella siempre fue como las otras chicas a las que solo les interesaba salir de fiesta, o grabar sus tik toks como ahora estaban de moda.
Mientras que Joaquín, era un
maestro que había perdido desde hace mucho tiempo las ilusiones de ser un
maestro que llevara hasta sus alumnos sus grandes enseñanzas.
Tenía mucho trabajo, aunque
este no le fuera de suficiente rendimiento económico para darle sustento a su
familia, ya que tenía más exámenes y planeaciones académicas que el dinero que
le pagaban a la quincena.
Joaquín realmente estaba
cansado de su vida, una vida que se había vuelto aburrida y cotidiana, donde
aguantaba a su mujer reclamándole por dinero, así como de un par de hijos ya
adultos que se estaban olvidando de sus padres sin tomar buenos caminos de su
vida.
Diana por su lado, no le hacía
falta nada, siempre y cuando ella pusiera su granito de arena con su cara
bonita y sus atributos, pues, no era precisamente la hija de una familia de millonarios,
su padre era un oficinista y su madre apenas vendía comida en una fonda.
Cierto día, Joaquín había
entregado los resultados de los últimos exámenes que había realizado, Diana
nunca había sido una chica preocupada por sus calificaciones, hasta que miro el
espantoso cero de calificación en su examen.
Esto al enfureció y en un
momento de coraje, comenzó a agredir a su maestro frente a todos sus
compañeros.
- ¡Oiga, porque mierda me puso
cero en el examen! –gritaba Diana de manera déspota.
- ¡Perdóneme señorita!, en
primer lugar, le pido más respeto por favor, en segundo, ese cero usted se lo ganó,
veo que no le gusta estudiar para nada, más que estar grabando tontos videítos
en su teléfono… –Joaquín respondía tratando de defenderse y a la vez sintiendo
coraje por su alumna más fastidiosa.
- ¡Esto no se va a quedar así,
lo voy a acusar con la directora! –Diana alegaba mientras que todos sus
compañeros se reían de dicha situación.
- ¡Ándele vaya, niña insolente
y por ahí graba otro videíto a ver si así se le pegan los números en el
cerebro! –Joaquín ponía otro tanto de su mala leche luego del tremendo coraje
que le había hecho pasar.
No duraron ni treinta minutos,
cuando la directora mandó a llamar a Joaquín, a quien ya lo esperaban la
directora, Diana y su madre en la dirección.
Rápidamente, Joaquín comenzó a
explicar todo, sintiéndose algo culpable por su actitud, pero demostrando el porqué
de ello, cosa que dejo mal parada a Diana, ya que, en segundos, su madre le lanzó
una fuerte mirada de molestia.
Acto seguido, su madre le ordenó
pedirle disculpas al maestro, cosa que ella comenzó a alegar que se trataba de
acoso, pero nada pudo salvar a Diana del castigo doloroso que su madre le
pondría poco después.
Diana había salido más que
humillada de la dirección, pensando con coraje dentro de sí misma y jurando vengarse.
Aunque su madre le había
puesto un castigo de no salir a la calle, Diana aprovecho un descuido de ella
misma al ordenarle salir a comprar unas cosas a la tienda, yendo rápidamente
con una vecina, quien era recientemente conocida por hacer magia extraña, o
como decían, era una bruja.
Diana no se andaba con rodeos,
quería hacer sufrir a su maestro y que pagara por la humillación que le había
hecho pasar.
Al llegar con la bruja, la
chica observó su enorme jardín acomodado en un espacio reducido de la entrada
de su casa, ella trató de llamarla, pero esta no parecía responderle, cuando de
la nada, esta se le apareció sorprendiéndola.
- ¡Hola mi niña!, ¿Qué estas
buscando? –le preguntaba la anciana.
- ¡Hola!, quisiera un hechizo
para hacer sufrir a mi maestro, o algo para que se muera, ¡No me importa!
–Diana pedía con coraje.
- ¡Uy, ya veo!, sientes un
enorme coraje por tu maestro, no creo que matarlo sea la mejor idea, ya que eso
provoca una muerte rápida y sin sufrimiento como veo te gustaría, pero creo que
tengo algo bueno para ti.
La bruja comenzó a realizar un
brebaje con hiervas que recolectó de su jardín y al poco rato, se lo entrego a
Diana, quien había olvidado tener prisa por llegar a casa con su madre.
- ¿Y qué es esto? –ella preguntaba.
- ¡Es un hechizo!, es un
veneno que hará que tu maestro sufra, verás como este se deshace como si de un
fuerte ácido se tratara, hasta convertirlo en una masa deforme y de manera
asquerosamente dolorosa.
- ¡Perfecto, sí, que pague el
desgraciado!
Diana salía feliz de lo que
había conseguido con la bruja, regresando a casa planeando como dárselo al
odioso de su maestro, ignorando por completo los regaños de su madre, regresó a
su habitación a contarle sobre el veneno especial a sus amigas, quienes
rápidamente alegando el hecho de matar a su maestro o si era lo mejor verlo
sufrir al denigrarse.
Al día siguiente, Diana esperó
el momento preciso para verter la pócima en el termo de café de su maestro, lo mezcló
rápidamente y salió antes de que este entrara al salón, las clases aun no
comenzaban y se escondió afuera con cámara en mano para comenzar a grabar todo
y tenerlo de recuerdo.
- ¡Bay, bay profe, Jajajaja!
–Diana reía mientras se ponía en posición al ver como Joaquín se sentaba en su escritorio
y comenzaba a degustar un panecillo con su café.
- ¡Ummm, que raro sabe esto!; seguramente
ya estaba echado a perder el grano del café, ni modo, tendré que ir a comprar más
saliendo de la escuela.
Joaquín ignoraba completamente
lo que estaba pasando, tan solo le bastó con verter un poco de azúcar en su
café y continuar bebiéndolo antes de la entrada de sus alumnos.
De repente, Joaquín comenzó a sentirse
extraño, su estómago gruñía y comenzaba a sudar mucho por todas partes, hasta
sentir un fuerte ardor en su piel, además de un agudo dolor en todos sus
huesos.
- ¡Ahhh!, ¿Qué me pasa?, ¡Ayuda,
me arde todo! –Joaquín gritaba de dolor, mirando como su cuerpo comenzaba a
deformarse de la nada.
- ¡Jajajaja, holi profe!
–Diana entraba con su celular en mano mientras se reía y grababa todo.
- ¿Diana?, ¡Diana ayúdame por
favor, no sé qué me pasa, me estoy muriendo! –Joaquín imploraba desconociendo
las malas intenciones de la chica.
- ¡Jajajaja!, ¿Yo ayudarlo?,
¡No sea imbécil! –Diana respondía –Fui yo quien le dio un veneno muy poderoso,
ahora mismo se va a derretir como una gelatina, gracias al veneno ácido que le
puse a su café.
- ¿Pero porque Diana, yo que
te hice para que me hagas esto?
- ¿Qué que me hizo?,
¡Jajajaja!; parece que es un viejo baboso, esto es por ponerme cero en el
examen, por humillarme mil veces en clase y por dejarme en ridículo con mi
madre.
- ¡Pero Diana, es por tu bien!,
yo solo intentaba hacer que aprendieras, ¡Ahhh! –Joaquín jadeaba con dolor,
mientras ambos observaban como su cuerpo se volvía una deforme gelatina de
color morado hasta parecer una simple masa babosa sin vida en el suelo.
- ¡Jajajaja, que asco, pero
esto vale oro! –Diana reía luego de que su malvado plan funcionara.
(Continua leyendo abriendo la entrada si es que estas en modo web o computadora o tablet, ya que esta larga y puse un salto de página :P)
La chica se cercioró de
guardar bien su video perturbador y comenzó a enviarle mensajes a sus amigas.
- ¡Ya lo hice, miren, quedó
hecho vomito Jajajaja! –Diana reía totalmente descuidada.
Joaquín sentía todo su cuerpo extraño,
no lograba moverse, el cuerpo aun le ardía, sentía dolor y una gran confusión,
no podía mover su cuerpo, ya que, aunque no veía nada, aún seguía consciente.
No podía mover sus brazos ni
sus piernas, aunque, impulsado por su coraje ante la vida y por el impulso de
seguir viviendo, Joaquín comenzó a moverse con su nueva forma gelatinosa en el
suelo, no sabía cómo, pero lo estaba logrando, tratando de encontrar ayuda, deslizándose
como una simple babosa por el suelo, dirigiéndose hacía Diana, quién estaba distraída
en una butaca.
- ¡Jajajaja, no pudo creer que
me haya desecho de ese imbécil! –Diana reía, cuando de repente, sintió como una
masa gelatinosa comenzaba a subir por sus piernas –¡Ahhh, que es esto!
Diana observaba la cosa morada
que había dejado luego de derretir a su maestro, de alguna forma, esta había
cobrado vida y se había deslizado hasta su lugar, tratando de absorberla.
- ¡Ahhh, ayuda, ayúdenme por
favor! –Diana trataba de gritar, pero era inútil.
- ¡Así que tu planeaste todo
esto!, bueno, quizás no puedas escucharme, pero te haré pagar por lo que me
hiciste –Joaquín hablaba para sí mismo, mientras que se subía sobre de Diana.
La chica se levantó de su
asiento y trató de correr, pero la masa gelatinosa no la dejaba, de un momento
a otro, cayó al suelo tratando de liberarse, pero la masa no la dejó, sino que,
comenzó a deslizarse cada vez más sobre de ella hasta cubrirla por completo.
Joaquín no entendía que estaba
sucediendo, pero sintió como una corriente comenzaba a absorberlo, el intentó sacudirse
y ágilmente empezó a introducirse dentro de sus orificios.
Diana gritaba con horror,
mientras sentía como aquella masa gelatinosa entraba por sus oídos, por su
boca, por su ano y hasta por su vagina, siendo totalmente asqueroso para ella.
Luego de que todo el cuerpo
gelatinoso de Joaquín entrara dentro de Diana, la chica trataba de controlarse,
su cuerpo se estremecía y no lograba moverse, quedando perplejamente
petrificada.
- ¿Qué me pasa, porque no
puedo moverme?, ¡Ayúdenme! –Diana jadeaba en el suelo, aun sin lograr moverse,
parecía que perdía lentamente el control de su propio cuerpo.
- ¿Diana?, ¡Soy yo, Joaquín! –Joaquín
hablaba al escucharla en su mente.
- ¿Joaquín, ese viejo infeliz?,
¿Pero cómo?, ¡No, no, no, esto no puede ser! –Diana gritaba asustada, tratando
de mover sus manos, pero no podía –¿Por qué lo escuchó dentro de mi cabeza?,
¿Qué está haciendo?, ¡Salga de mi cuerpo maldito imbécil!
- ¡No se Diana!, simplemente
estaba ahí, en el suelo, hecho una masa gelatinosa y de repente comencé a
moverme, hasta que logré llegar hacía ti, sin querer eso hizo que me metiera
dentro de tu cuerpo y…
Joaquín narraba mientras
sentía algo extraño comenzar a emerger dentro de él, de repente, Diana se quedó
totalmente en silencio, su cuerpo lucio petrificado perdiendo totalmente el
control de su propio cuerpo.
- ¡Puedo moverme!, ¡Ya siento
mis brazos y mis piernas otra vez! –Joaquín jadeaba, notando que algo diferente
estaba pasando.
- ¡Pero que hizo, porque mi
cuerpo se está moviendo solo! –Diana lloraba muy asustada.
- ¡Jaja!, parece que ahora yo
controlo tu cuerpo, niña –Joaquín se burlaba de la ingenuidad de la chica quién
ahora parecía completamente indefensa.
- ¡No, no, deje mi cuerpo
maldito, salga de mi cuerpo ya!
- ¡Lo siento Diana, pero no puedo, no sé cómo hacerlo!, solo recuerdo que hace un momento eras tan feliz por haberme asesinado, ahora parece que el Karma realmente existe y se te ha venido todo de regreso.
Joaquín comenzó a mirar todo
su cuerpo, era extraño tener el aspecto de una chica de 16 años, sentía su pecho
diferente, se sentía más liviano y más joven, su piel era suavecita además de
ser muy sensible, al poco rato, sus sentidos se volvieron más agudos y un poco
molestos debido a su nula experiencia en el entorno femenino en el que se había
introducido.
- ¡Ya basta, sal de mi cuerpo
ya, deja de tocarme imbécil! –Diana gritaba en desesperación.
- ¡Te dije que no puedo
hacerlo!, y aunque pudiera, ¿Por qué habría de hacerlo? –Joaquín respondía con
cautela –Mi vida ya no era la misma, me sentía cansado, sin ganas de continuar,
mi esposa ni mis hijos me muestran un mínimo de aprecio y ni se diga mis
alumnos, así como tú, de groseros y desinteresados en el tema.
- ¡Me vale madres su pinche
vida anciano asqueroso, quiero que salgas de mi cuerpo y me dejes en paz!
- ¡Ay Diana…!, aun parece que
tienes cosas que aprender, como…, Saber que tus padres necesitan divorciarse,
pero que no lo hacen por no lastimarte, o que tu novio realmente está contigo
solo porque te quiere llevar a la cama, porque bien sabes que anda con otra con
mejor cuerpo que el tuyo, aunque tú te haces la tonta solo para no perderlo…
- ¿Y tú como mierda sabes todo
eso? –Diana preguntaba enojada.
- ¡Oh, no sé!, solo se me
vinieron a la mente algunos recuerdos, supongo que son tuyos, pero, creo que
estoy absorbiéndolos.
- ¿Qué?, pero, ¿Cómo?, ¡No,
no, esto no puede estar pasando!
- ¡Así que una bruja te dio
una bebida para hacerme esto!, bueno, creo que ella sabía perfectamente lo que debía
de pasar…
- ¡La bruja, tienes que
llevarme con la bruja, para solucionar este problema! –Diana respondía con
emoción pensando con ingenuidad que el profesor cedería.
- ¡Diana, ya te lo dije!, no
pretendo solucionar esto, es parte de la vida, supongo que, es lo que te has
ganado por ser una perra malagradecida.
Joaquín continuaba amen de
lograr terminar ese proceso de adaptación entre su conciencia y el cuerpo de la
chica.
- ¡Tienes que hacerlo, debes
de salir de mi cuerpo, no puedes hacerme esto, no puedes ser yo!, ¿Qué eres
puto, te gusta ser una niña o qué? –Diana gritaba entre la desesperación.
- ¡No, no soy homosexual!, de
hecho, ahora mismo, siento que me gustan los chicos, creo que no podría ser
gay, siendo que soy tu, una chica, entonces, ¿Creo que me deberían de gustar
los chicos ahora? –Joaquín continuaba, mientras sentía cosas en su mente,
imaginando a el novio de Diana desnudo, o a otros chicos encontrándolos lindos.
- ¡Maldito imbécil, muévete,
tenemos que ir con esa bruja ya! –Diana imploraba, ya que incluso se sentía
algo desorientada, pero Joaquín no parecía desear hacerlo.
Diana gritaba ante su
desesperación, no podía mover su propio cuerpo, pero miraba con coraje como su
profesor ponía todo empeño por aprovechar esta situación en la que se
encontraban.
De repente, todos los alumnos
comenzaron a entrar, Joaquín trató de pensar en qué hacer, debía de dar muchas explicaciones,
y no del porque estaba ahí con el cuerpo de una alumna, sino, por qué el
profesor Joaquín había desaparecido o había decidido retirarse sin dejar rastro
alguno.
- ¡Amigas, amigas, aquí estoy,
estoy atrapada dentro de mi propio cuerpo! –Diana trataba de gritar, pero solo
lo hacía dentro de su conciencia.
Todos se sentaron en sus
lugares mientras que Joaquín tomaba su propio asiento como Diana, a quién sus
amigas, comenzaron a invadir con preguntas acerca del vídeo que acababa de
grabar.
- ¡Diana!, ¿Qué paso?, ¿Qué le
vas a decir a todos sobre el profe? –Ximena decía de un lado.
- ¡No mames!, ¿Pero cómo es
que lo hizo mierda? –Paola preguntaba del otro.
- ¡No lo sé chicas!; supongo
que el imbécil del profe solo se escurrió por el piso y no sabremos más de él.
Joaquín trataba de actuar como
la verdadera Diana, mientras que nadie sabía que es lo que pasaba, un olor
desagradable emanaba del suelo, frente al escritorio de Joaquín, aunque nadie
sospechaba nada, el aroma de su café solamente dejaba a todos atónitos.
Luego de un rato, Sara, la
aplicada del grupo, salió en busca de la directora, pues el profesor no
aparecía, de inmediato, la mujer llegó al salón y comenzaron toda una búsqueda
dentro del instituto, pero no lograron nada, el celular del profesor sonaba
dentro de su maletín, así que de ninguna manera fue posible localizarlo.
- ¡Chicas, deberían de borrar
ese video! –la nueva Diana les decía a sus amigas, quienes de inmediato obedecieron.
La situación se había puesto
difícil, aunque nadie sospechaba más nada, Joaquín aprovechó y tomo su termo de
café, el cual guardo para otra ocasión en su ahora mochila, ya que no quería
evidencias sobre su ahora identidad.
- ¡Maldito, no te saldrás con
la tuya!, de alguna manea recuperare el control de mi cuerpo.
- ¿Qué no te has dado cuenta?,
tu cuerpo cada vez más me pertenece, todos tus recuerdos, tu vida, tus padres, tus
amigas, tu novio, tus amigos, tu imagen, todo es mío ahora.
- ¡Ahhhh, no, no, yo soy
Diana, soy yo, no puedo seguir con esto, debemos de ir con la bruja ya! –Diana
lloraba, pero Joaquín no parecía ceder.
- ¡Hola mami, ya llegué de la
escuela!, iré a mi cuarto a hacer tarea –Diana subía a su cuarto dejando a su
madre sorprendida.
Cerró la puerta con seguro y
comenzó a mirarse en un espejo, apreciando su ahora cuerpo, Joaquín no
pretendía ser un pervertido, pero ahora solamente le interesaba conocerse más así
mismo, pues todo se hallaba en su mente.
Sabía que tenía un cuerpo
femenino y no debía de cometer un acto atroz como el ser una mujer vulgar, debía
de mantener cuidado su imagen, ya que era una mujercita, debía de cuidarse, ya
que podría quedar embarazada, además, de que tendría su primer periodo como
señorita dentro de poco.
Joaquín se quitó su uniforme
de colegiala, apreciando su piel con la lencería en sus bellos atributos,
acariciando cada parte de sí mismo, no tenía atributos tan grandes, pero se
apreciaban suaves y muy firmes.
Lentamente, trató de estimular
su cuerpo, sintiendo cada caricia y toque con sus manos, su vagina comenzó a
ponerse húmeda después de estimularse un rato, aunque su ahora madre la interrumpió,
su padre había llegado y debía de bajar a comer.
Joaquín recibía mucha ayuda de
los recuerdos de Diana, pues trataba de comportarse al margen de como lo haría
la verdadera, Diana llevaba un buen rato apagada, no escuchaba mucho murmullo
de su parte, por lo que no le fue difícil descansar de su odiosa voz un rato, platicó
con sus padres y luego ayudó a su madre, cosa que la Diana original no hacía,
pero pensó que sería un buen gesto para que le levantara el castigo, ahora que
necesitaba respuestas externas.
Joaquín regresó a su
habitación y se dio un baño, cosa que le provocó una exploración rutinaria, ya
que, a pesar de lo que había en su mente, experimentar esas sensaciones lo hacía
distraerse demasiado de la realidad, pues no estaba acostumbrado a ser una
chica de 16 años.
- ¡Por fin terminaste! –Diana interrumpía.
- ¡Ah, eres tú!, pensé que ya
te habías ido.
- ¡De ninguna manera!, eh
estado observando todo, estuviste tocando mi cuerpo, aunque, no me desagrado
tanto, hasta eso…, fuiste, lindo conmigo.
- ¡No soy un cerdo
pervertido!, aunque eh de admitir que esto es increíblemente placentero, en
todos mis años como hombre, nunca pude sentirme tan bien, el orgasmo femenino
es impactante.
- ¡Si, entonces…!, ¿Vamos a ir
con la bruja o no? –Diana rompía el buen trato con otro de sus arrebatos.
- ¡Lo siento Diana!, pero ya tomé
la decisión que corresponde, y mi respuesta sigue siendo, ¡No!
- ¡Pero porque, porque mierda por
qué!, ya dejé que te masturbaras con mi cuerpo, ya hiciste lo que quisiste, me querías
plantar un castigo, ¡Pues ya está! –Diana lloraba, quería su cuerpo devuelto,
de hecho, cada vez se sentía más perdida y apagada, pensaba que si dejaba
disfrutar un rato a solas a su maestro con su cuerpo podría convencerlo de
regresarle su cuerpo.
- ¡Te lo dije en la mañana!,
no veo porque hacerlo, tu tomaste la decisión y todo tiene consecuencias, no sé
cómo salir de tu cuerpo y la verdad es que ya no me importa, me siento feliz,
me siento joven y creo que tu vida puede ser mejor a mi cargo.
Diana no estaba nada contenta
con eso, quería matar a Joaquín de verdad, estaba sumamente arrepentida de lo
que había hecho, luego de un rato, ambos durmieron tratando de ya no pelear,
Diana ya no se sentía tan motivada, estaba perdiendo energías, además de
sentirse desgastada.
A la mañana siguiente, Joaquín
se despertó mirando que aún seguía en el cuerpo de Diana, comenzó a hacer su día
normal como cualquier otro día en el que Diana comenzaría su día, esta vez se
sentía mejor y con más energía.
Completó su uniforme de manera
natural, eligiendo un bonito tono en el conjunto de lencería que utilizaría
debajo de su uniforme, acomodo bien sus senos y se puso algo de talco en sus
pomas para sentirse un poco más cómoda, cosa que se le hacía curioso de una
chica joven.
Al poco rato de vestirse, Joaquín
sintió una extraña incomodidad en su vagina, al revisar su calzón, noto como
este estaba húmedo gracias al pH de su vulva, pero simplemente lo dejo pasar,
ya que ahora como una niña, era normal que le pasaran ese tipo de percances,
pensaba.
- ¿No nos vemos increíble hoy?
–Joaquín se pronunciaba al admirarse frente al espejo, cosa que o incomodó
mucho a Diana, sino todo lo contrario.
Camino a la escuela, se
encontró con sus nuevas amigas, con las que empezó a hablar un poco acerca de
lo que había pasado con su maestro, pero nadie parecía sospechar nada.
Joaquín y Diana lo sabían
todo, pero claramente no les revelarían el secreto que traían por dentro, Diana
solo deseaba poder tan siquiera hablar y darles a conocer a sus amigas lo
sucedido.
Luego del arduo día, Joaquín
trataba de ser lo mejor Diana posible, cosa que no le era del todo difícil,
siendo que tenía sus recuerdos a su disposición.
- ¡Amor!, ¿Cómo estas, porque
no me hablaste en toda la tarde? –Luis llegaba por detrás sorprendiéndola.
- ¡Hola, la verdad estaba algo
cansada, no me eh sentido bien…! –respondía Joaquín centrado en lo que decía,
veía al chico y solo le causaba cierta repugnancia, aunque, por otro lado,
sentía una fuerte sensación deseando besarlo.
- ¡Bueno, seguro es que ya te va
a bajar, lástima, pensé que ya ibas a querer…! –Luis adulaba el momento.
- ¡Bueno, de eso quería
hablarte…! –Joaquín preparaba el escenario, debía de deshacerse de ese
noviecillo tonto y aprovechado de Diana.
- ¡Espera!, ¿Qué estás
haciendo imbécil? –Diana gritaba desde dentro.
- ¿Qué tienes?, ¿Qué te pasa?
- ¡Lo siento!, pero creo que
lo mejor es que terminemos –Joaquín se pronunciaba.
- ¿Qué’, pero porque, ¿Apoco
ya andas con otra maldita zorra? –Luis actuaba como un machito altanero y
prejuicioso, claramente no había tomado a bien el terminar la relación sin si
quiera habérsela cogido.
- ¡De ninguna manera!,
simplemente ya me cansé de ti, lo único que quieres es llevarme a la cama y
alimentar tu ego de machito, pues eso se acabó, yo quiero una relación formal,
no un tipo con el ego elevado hasta las nubes, no eres el único vaso de agua en
el desierto.
Luis había enfurecido luego de
escuchar eso, el plan se había salido de sus manos, pero él también estaba
cansado de las cursilerías que debía de hacer por Diana, sin que eso diera resultados,
se dio media vuelta y se fue algo molesto, pero con un peso menos de encima,
total, ella tenía razón, al menos eso pensaba.
- ¿Por qué hiciste eso?, ¡Yo
no quería terminar con Luis! –Diana gritaba del coraje, pero no pudo hacer
nada, al cabo de un rato se quedó callada.
- ¡Diana, vamos al centro
comercial, vámonos de compras con Sandra! –Ximena una de sus amigas le decía
tomándola sorpresivamente de la mano.
- ¡Lo siento, pero tengo mucha
tarea que hacer! –Diana respondía sin querer involucrarse mucho todavía en
cosas de chicas.
- ¡Ay no seas tonta, a ti ni
te importa la tarea! –Carolina decía apoyando a Ximena.
Joaquín sentía cosas raras en
sus pensamientos, por un lado, quería ser una chica responsable, no quería
llevar por el mal camino su nueva vida, pero por el otro, su cabeza estaba
llena de pensamientos femeninos, el solo escuchar a sus nuevas amigas hablar
sobre ir de compras, lo hacían desear ir a ver las tiendas de ropita y probarse
vestidos nuevos, incluso, recordaba aquel outfit que Diana había visto la
semana pasada y que juró comprárselo en su próxima sesión de compras con sus
amigas.
- ¡Esta bien vamos! –Diana respondía
muriéndose de las ganas, “¡Supongo que, la tarea puede esperar…!” –Joaquín
pensaba mientras que Diana se alegraba de que Joaquín accediera a ir de compras
con sus amigas.
Pasaron toda la tarde mirando
las tiendas de ropa y probados todo tipo de vestidos, faldas y blusas, además
de uno que otro conjunto interior, Joaquín veía a sus nuevas amigas, quienes
antes eran sus alumnas, no podía creer lo fácil que era verlas ahora
semidesnudas ante sus ojos, pero claro, tenía el cuerpo de su amiga sin que
supieran que el profesor estaba dentro.
- ¡Deja de pervertir a mis
amigas! –Diana interrumpía.
- ¡No lo hago!, solo observo,
pero es curioso, si supieran que su viejo profesor está dentro de este cuerpo,
las cosas no serían tan fáciles…
Joaquín continuó probándose
algo de ropa, se sentía un poco más acostumbrado a medirse los brasieres con
sus senos, al cabo de un rato, ya había elegido sus prendas preferidas,
concordando con sus nuevos gustos, tampoco se le hacían indiferentes, pues
antes le gustaba admirar a su esposa con otro tipo de lencerías.
Después pasaron por la tienda
favorita de Diana, Joaquín sintió unas ganas muy grandes de pasar por esa
boutique y sus demás amigas la acompañaron probándose además otros vestidos.
Joaquín entro directamente
buscando aquel outfit que Diana albergaba en sus pensamientos, al verlo, no
dudo en probárselo, le encantaba vérselo puesto en su nueva feminidad,
rápidamente, paso al cajero pagándolo para llevárselo feliz a casa.
- ¿Esto ahora me hace feliz? –Joaquín
pensaba.
- ¡Sí, es lo que me hace feliz!,
creo que comienzas a entenderme, te estas volviendo más…, como yo –Diana
continuaba un poco confundida y aterrada de que esto continuara.
Diana y sus amigas continuaron
el resto de la tarde comiendo un helado y platicando sobre los chicos de la
escuela, Joaquín pidió un helado de Vainilla, aunque antes, a él le gustaba
mucho más la de café, al probarlo, sus sentidos se volvieron distintos,
degustaba mejor el sabor del dulce en la vainilla, al contrario de lo que
recordaba le gustaba el aroma de su café por la mañana y el sabor amargo de
este en sus labios.
Incluso, momentos más tarde,
su mente se volvió más sensible y dulce, riendo un poco luego de haber estado
algo amargada, ante los chistes de sus nuevas amigas.
- ¡Terminaste con Luis! –Sandra
gritaba al ver la publicación de soltero de Luis en su perfil social.
- ¡Oh, sí!, ya no me sentía cómoda…
–Diana respondía un poco sensible por decirlo, incluso, juntando sus piernas y
bajando la vista con un poco de pena.
- ¿Por qué?, si eran la pareja
más famosa de la escuela –Ximena seguía.
- ¡Solo se quería aprovechar
de mí!, creí que lo mejor solo era terminar, no quería que mi primera vez fuera
con alguien que no me quisiera de verdad.
Sus amigas se quedaron
pensando luego de escuchar asombradas la actitud de Diana, pues era su sueño
ser novia de Luis, pero ahora solo hablaba de forma más madura y notablemente
responsable.
Luego comenzaron a tomarse
fotos entere sí mismas y de manera grupal, Joaquín sentía como un extraño
tomándose fotos siendo un hombre maduro con jovencitas a su alrededor, pero más
aun, el que ahora lucia como ellas.
No tuvo remedio ni conflicto
con hacerlo, sentía cierto morbo y felicidad por hacerlo, quedando con muchas
fotos como si de una sesión artística se tratara.
Joaquín regresó finalmente a
casa, donde ya sus padres esperaban a su hija preocupados.
- ¿En dónde estabas Diana
Laura? –su padre preguntaba enojado.
- ¡Perdón papa!, es verdad,
olvide mencionarte, Ximena me rogó para ir de compras con las otras chicas,
perdóname, solo quería comprarme este vestido, sé que tengo tareas que hacer,
pero prometo que no te fallaré, las haré todas ahora mismo.
Los padres de Diana quedaban
impresionados ante la actitud de su hija, pues antes, pudo haberles contestado
de forma altanera y grosera, valiéndose de sus derechos como una chica joven, pero,
sin embargo, ahora solo contestaba segura y educadamente, correspondiendo de
buena manera al haber gozado de un rato y siendo responsable,
Diana subió a su habitación y
rápidamente comenzó a hacer su tarea, sintió algo de hambre y bajo a prepararse
un sándwich, al verla su madre, quedo impresionada, pues Diana nunca movía un
dedo ni para levantar su plato de la mesa, a menos que esta se lo ordenara.
Joaquín continuó haciendo su
tarea, ya era algo tarde y no había logrado terminarse su sándwich dejando la
mitad luego de sentirse llena con un poco de este.
Sentía su cuerpo tenso y dejo
la tarea para darse un baño, al salir, miró su bolso de compras, recordando el
hermoso outfit que se había comprado.
- ¡Bueno señor
responsabilidad!; ya hicimos la tarea, podríamos divertirnos un poco siendo una
buena chica y probándonos ese conjunto bonito que sabes que nos morimos de
ganas por probarnos y tomarnos muchas fotos… –Diana mencionaba desde su subconsciente.
- ¡Bueno, tienes razón!,
aunque, ya es algo tarde, pero…, no veo porque no.
Joaquín abrió el bolso y saco
el vestido que había comprado esta tarde, no quería ser un malvado con Diana, después
de todo, era su cuerpo también, además, sentía ganas por hacerlo desde que lo
había comprado, creyendo que sería el mejor momento para lucirlo y como Diana
decía, el pensamiento que lo corrompía de tomarse algunas fotos.
- ¡Esta divino! –Joaquín
pensaba al vérselo puesto frente al espejo.
- ¡Sí, me encanta, me veo
preciosa! –Diana respondía, sintiéndose algo mal por no poder ser ella quien lo
posara como deseaba.
Al sentir esto, Joaquín
comenzó a posar imaginando que esto era lo que Diana deseaba, se sintió extraño
hacer eso siendo ahora una chica joven y en la actualidad en la que vivían
ahora.
Tomó su celular y comenzó a
tomarse algunas fotos luciendo su nuevo vestido, sonreía ante la cámara muy
feliz y complacido, olvidándose por completo de que era un hombre para lucir su
nueva feminidad.
Luego, tardo eligiendo una
foto de entre tantas que se tomó para subirla a sus redes sociales de Diana, notando
como rápidamente, miles de likes y comentarios abordaban su publicación,
sintiéndose algo importante ante ello; aunque pocos minutos después, un mensaje
misterioso llegó a su chat.
“¡Sé lo que hiciste maldita
perra!”
El mensaje venía sin autor y
totalmente anónimo, ante esto, Joaquín solamente pensó que era alguien que
quería molestarlo y lo dejo pasar, sintiéndose persuadido y conmovido por la
manera en la que los chicos adulaban a su imagen.
Otro día más, Joaquín caminaba
llegando de nuevo a la escuela, sintiéndose extraño por entrar como una
colegiala en lugar de ser un maestro más de la escuela a la que tantos años de
sacrificio le había dado, de repente, sintió como alguien le paso por detrás,
pero al voltear a ver no había nadie.
- ¡Amiga, que hermosa te veías
anoche! –Ximena saludaba sorpresiva y con un beso en la mejilla.
- ¡Hola, sí, verdad que me
veía divina! –Diana estiraba su cabello presumido.
- ¡Deberíamos salir de shopping
más seguido!; veo que ya quieres conseguir nuevo galán.
- ¡No sé, no lo creo por
ahora! –Diana agachaba la cabeza.
Luego ambas entraron a clases,
Joaquín miraba todo lo que su ahora maestro le decía, tenían clase de Historia,
con Ramon, un profesor algo más joven, pero al cual siempre creyó mamon y muy
imbécil, Joaquín notaba como este miraba hacia sus piernas en todo momento,
pero se hacia el despistado, ahora no sabía si tener el cuerpo de una de las
colegialas más deseadas de la escuela sería un potencial problema para si ahora
vida.
Recordando las veces que
escuchaba a los otros maestros hablar sobre sus alumnas, en especial Ramon,
pero simplemente quería ignorarlo, más tarde, su nuevo maestro de matemáticas
llego, Joaquín sintió algo de recelo pero intento continuar su clase, incluso, particionando
un poco, pero poco después, comenzó a intentar lucirse enfrentándose a su nuevo
maestro, como si una lucha de cerebros se tratara todos estaban sorprendidos,
pues Diana era una tonta para las matemáticas, Joaquín asintió luego de
notarlo, queriendo pasar desapercibido.
- ¡Amiga, peor que paso!, no sabíamos
que fueras tan buena en matemáticas –Carolina le decía.
- ¡No!, de hecho, no, pero
solo estudie un poco anoche.
Diana se sonrojó sintiéndose presumida,
pero luego apartó ese pensamiento de la mente, al notar a Enrique mirándola algo
desagradable, al darse cuenta, este apartó su mirada de ella y continuó
poniendo atención en clase.
Durante el recreo, Joaquín se
sentía desorientado, ya que, por un lado, tenía que estar en su nuevo grupo de
amigas, pero por el otro, quería algo de soledad entre tantos pensamientos que tenía
ahora con su mente de Diana, quien no había molestado mucho esta mañana.
- ¡Amigas tengo que ir al
baño! –Diana decía sintiéndose aparentemente mal de su vientre.
- ¡Ay amiga, no me digas que
hay te va a bajar! –
- ¡Pero si no tiene mucho que
te bajó! –
- ¡Ah, no, no es por eso, solo
me siento inflamada! –Diana respondía con algo de pena y nerviosismo, pues
imaginar tener el periodo aun le era algo temeroso.
- ¡Espera te acompaño! –Ximena
le decía.
- ¡No, está bien!, solo quiero
ir a orinar es todo…
Diana continuó caminando
alejándose de las chicas para tener un poco de calma.
- ¿Qué tienes, que te pasa?
–Diana preguntaba a Joaquín.
- ¡Nada!, solo quiero algo de
calma, tus amigas son un poco fastidiosas.
-Entiendo, la verdad, es que a
veces también quería estar sola, pero por tener su atención siempre debía de
aguantar.
Joaquín miraba su reflejo en
el espejo del baño, aun no podía creer que tuviera el cuerpo de una adolescente
mujer, los pensamientos de Diana eran cada vez más suyos, además de que esta
parecía cada vez más opacada de su propia existencia, el deseaba quedarse con
su cuerpo permanentemente, pues ya no le interesaba volver a su antigua vida,
pero sentía algo de miedo ya no contar con su actual compañera si esta desaparecía
de su propia existencia.
Lo cierto es, que desde su
desaparición, Joaquín no había escuchado nada sobre su familia, no sabía si lo
extrañaban, si lo estaban buscando o si lamentaban haberlo perdido, de
cualquier manera, ninguno de sus hijos mayores se interesaban ya en el estando
vivo y su mujer simplemente era un dolor de cabeza del cual posiblemente pronto
le causaría un infarto, no era de esperarse que ella quisiera el divorcio y con
una buena pensión a su costa, lo cual quería decir, que este caso sobre su
desaparición solo generaba más interés en ella, ahora que podía reclamar cosas
a su nombre.
- ¡Esta bien!, iremos con la
bruja, solo porque no quiero que mueras –Joaquín le decía a Diana, quien apenas
pronunciaba una palabra.
- ¿Enserio?, ¡Gracias! –Diana agradecía
con un poco más de energía, aunque pensaba que este le devolvería su cuerpo.
Además, Joaquín notaba que cada
que el tiempo pasaba, sus gustos y su personalidad cambiaban, pues había mirado
su reflejo por varios minutos y se había tomado unas cuantas fotos más
sintiéndose vanidosa.
No era que no le gustara, solo
que sentía que esto era extraño, siendo que por dentro aún era un hombre mayor
en el cuerpo de una adolescente.
- ¡Hola preciosa!, ¿Ya te
olvidaste de mí? –un chico entraba en el baño cerrando la puerta.
- ¿Enrique, que estás
haciendo?, ¡Este es el baño de mujeres! –Diana gritaba nerviosa, al ver como
este cerraba la puerta, pues estaba consciente de que ahora era una chica y corría
peligro, pero más allá de eso, no esperaba tener ese tipo de riesgos con uno
que era sus mejores y más preferidos alumnos.
- ¡Cállate, no me importa!,
tengo algo que te hará obedecerme lo que yo quiera.
- ¿A qué te refieres? –Diana
preguntaba nerviosa.
- ¡Jajaja!, ¿Crees que no sé
lo que le paso al profe Joaquín?, ¡Tú lo mataste estúpida!
Enrique presionaba empujando
con su presencia a Diana aún más al fondo del baño, Joaquín trataba de pensar
que hacer, pero sus nervios aumentaban sintiéndose muy frágil e indefensa.
Enrique, era uno de sus
alumnos anteriormente, quien se destacaba por su inteligencia además de que se
llevaban muy bien entre ambos, se podía decir, que los dos se querían como
padre eh hijo, ya que incluso, este otro carecía de una imagen paterna, no obstante,
de padrastros que le hacían la vida imposible.
Mientras que el otro, carecía
del amor que sus hijos ya no le daban, ni sentía como una familia.
Enrique, además, era molestado
frecuentemente por Diana y su grupo de amigas, quienes lo miraban como un friki
rarito, del cual se aprovechaban para usar como si marioneta.
Joaquín sabía de esto, cosa que
también le molestaba de Diana cuando sabía que esta frecuentaba molestar a sus
compañeros, sobre todo, porque Joaquín sabía que a Enrique le gustaba Diana y
ella usaba eso para molestarlo.
- ¡Espera no, yo no lo mate!,
¿De que estas hablando? –Diana preguntaba nerviosa, tratando de hacerse la
tonta.
- ¡Cállate, aquí lo tengo todo
en este videíto que grabaste!
Enrique sacó su celular,
empujando a la chica contra la pared, mostrándole el mismo video que ella había
grabado, en el cual, se mostraba todo lo que Diana le había hecho a Joaquín
hasta que esta corto el video justo en el momento en el que Joaquín quedó hecho
gelatina, Enrique le mostraba todo entre lágrimas, pues para él, Diana había
destruido a quien era un padre para él.
- ¡Espera, puedo explicarlo!
- ¡No hay nada que explicar,
esta es mi venganza, te haré pagar!, sino quieres que le envié este video a la
policía tendrás que abrir las piernas, ¡Pinche puta!
- ¡Enrique, en verdad, no es necesario
llegar a eso ni a la policía!
Diana se sentía nerviosa, su cuerpo
temblaba de miedo, no sabía cómo arreglar esto.
- ¡Ya pégale, no te dejes!, no
vamos a caer en las trampas de este imbécil –Diana le decía a Joaquín, quién
había estado observando todo –¡Es un tarado sin vida que quiere a provecharse
de mí!, además, ¿Cómo es que obtuvo ese video?, solo que…, una de mis amigas me
haya traicionado.
Diana pensaba con tristeza,
aunque realmente no pensaba que alguien pudiera hacerlo, sobre todo, enviárselo
a un tipo al que nadie quería en la escuela, ¿Con que fin?, pensaba mientras
aun trataba de estar tranquila.
- ¡Espera!, ¿Y tú cómo tomaste
ese video? –Diana preguntó certera.
- ¡Eso a ti no te importa!
- ¿Quién te lo envió?, ¡Dime!
–Diana presionaba tomando una actitud más ofensiva, lo cual parecía no
intimidar mucho al chico decidido.
- ¡Cállate, nadie me envió
nada, yo lo tomé de tu teléfono!
- ¡Me estas espiando infeliz!
- ¡Sí!, ¿Y qué?, a la policía
le va a valer madre que haya hackeado tus cuentas, cuando se enteren del crimen
que cometiste, así que coopera sino quieres pisar la cárcel.
Enrique enojado, empujó a
Diana contra el muro forzándola a besarlo, mientras que deslizaba su mano
dentro de su falda, Diana trataba de impedirlo, pero su fuerza era menor a la
suya, siendo obligada por este.
- ¡Espera Kike soy yo, Joaquín!
–Diana trataba de defenderse, sintiendo con horror como metía su mano en su
intimidad.
- ¿Cómo puedes decir eso?,
¡Jajaja!, sí que debes de estar loca para querer joderme de esta forma.
Enrique continuó frotando la
vagina de la chica con su mano, mientras que esta temblaba de nervios, Joaquín
no podía liberarse de sus fuertes brazos, ahora miraba con miedo como ser una
chica era tan frágil.
- ¡Te estoy diciendo la
verdad!, soy yo, Joaquín, estoy dentro del cuerpo de Diana, ¿Recuerdas cuando
te regale ese videojuego que tanto querías y que tu padrastro no quiso
comprarte? –Joaquín utilizaba momentos valiosos que habían tenido en el pasado
para confirmarlo y ver si de esa forma el desistía de hacerle daño.
- ¿Cómo es que sabes eso?, ¿Quién
te lo dijo? –Enrique soltaba a la chica frustrado y confundido, con unas
cuantas lagrimas brotando de sus ojos.
- ¡Ya te lo dije!, yo soy Joaquín,
tu profesor de matemáticas, ¿Qué mas pruebas necesitas que la que te acabo de
dar?
- ¡No es cierto, eso no puede
ser posible!
- ¿Recuerdas cuando me dijiste
que tu padrastro te golpeó y te mando a la escuela una semana sin comer, pero
yo te invitaba el desayuno?
- ¡Basta, eres una mierda!, de
alguna forma te las ingeniaste para saber todo eso
- ¡Te lo juro que soy yo
Kike!, ¡Mírame!, ¿Tú crees que Diana temblaría con una amenaza tuya?, ¿Tú crees
que Diana lloraría pidiendo que creyeras en ella?
- ¡Pero profe!, ¿Cómo? – Enrique
estaba confundido, comenzó a llorar sintiéndose frustrado.
- ¡No lo sé!, Diana estaba en
el salón cuando paso todo, vertió un veneno en mi café y al tomarlo comencé a
sentirme mal, mi cuerpo se puso raro hasta que terminé en esa masa gelatinosa,
como no se grabó todo, no viste que poco después, mientras que Diana estaba
distraída yo me arrastre de alguna forma hasta donde ella estaba y me absorbió
su cuerpo.
- ¡No puede ser que haya
pasado eso!, eso le pasa por mierda.
Enrique estaba ya un poco más
tranquilo, notaba la diferencia entre la Diana anterior y la que ahora hablaba
con él, Joaquín quería tranquilizarlo y ver la manera en que ambos pudieran
volver a hablar.
- ¡Perdóneme profe! –Enrique
se soltó a llorar tirándose encima de Diana abrazándola con fuerza.
Diana sintió su abrazo algo
tierno y casi se pone a llorar también, aunque luego de unos segundos, Enrique
se soltó y salió corriendo del baño, el chico aun no podía idealizar que la
persona que más quería en el mundo y quien era como un padre para él estuviera
dentro del cuerpo de la chica que amaba profundamente, pero que también odiaba
además de temerle por todo el daño y traumas que le había causado.
- ¡Amiga!, ¿En dónde estabas?
–Ximena le decía luego de que esta llegara tarde al salón de clase.
- ¡En el baño!, te dije que no
me sentía muy bien, pero ya estoy mejor.
Diana pasó el resto del día
pensando en Enrique, su contraparte le molestaba también argumentando el no
mostrarle afecto a Enrique, pues lo consideraba molesto y un chico feo, además
de compartirle sus sentimientos por verlo sufrir y el gusto de molestarlo, cosa
que a Joaquín no le gustaba para nada sentirlo, lo reprochaba a toda costa,
pues lo quería como su hijo y amigo.
Por la tarde, Joaquín decidió
caminar hacia donde estaba la bruja a la que Diana había pedido lo que causó su
deformación, al ver que se trataba de una casa austera y con muchas plantas,
pensó que podría tratarse de magia negra y poderosa, cosa que negaba en creer si
no fuera porque ahora tenía el cuerpo de una chica luego de haberse convertido
en una cosa.
- ¡Hola, buenas tardes!
–saludaba Diana, aunque pasaron varios minutos para que alguien respondiera.
Diana parecía no ver a nadie, así
que pensó que mejor debía de irse para no buscarse otro problema, pero de
repente, se escucharon ruidos, la puerta de la entrada se abrió de la nada y un
brillo verdoso parecía iluminar el camino hacia la mera entrada de la casa.
Diana pensó en que podría ser peligroso,
pero decidió entrar, mirando todo alrededor de lo cual parecía un eterno e
infinito jardín, nada a comparación con lo reducido y apretado que lucía por
fuera.
- ¿Dónde está ese maldito
libro?, debí de haberlo dejado por aquí, seguro se me cayó en algún lado –Kata
la bruja parecía desesperada buscando algo sospechosamente.
- ¡Hola…! –Diana saludaba al
ver a la señora.
- ¡Hola!, ¡Sí!, ¿Dime?, ¿Qué
quieres?, ¿Ya se murió tu maestro?, ¡Ah, no, jajaja, es verdad, ¿Cómo está
usted señor López? –Kata se burlaba mientras continuaba su exhaustiva búsqueda
entre libreros, cajas y armarios.
- ¿Cómo qué?, ¿Usted sabe quién
soy yo? –Diana preguntaba nerviosa y sorprendida.
- ¡Esa vieja me hizo esto,
ella sabía, no puede ser!, ¿Por qué? –Diana gritaba por dentro enojada.
- ¡Sí!, ¿Acaso no es
divertido?, ahora ya sabes que debes de tener cuidado con lo que te tomas, pero,
sobre todo, ahora ya sabes que pagaras de una manera horrible por tus acciones,
¿O no Diana?
La bruja hacía referencia
hacia la chica, como si supera que ella miraba todo desde el fondo de su mente.
- ¡Esa maldita lo sabía, ella
me hizo esto!, ¡Dile que te saque de mi cuerpo ya! –Diana gritaba con nervios.
- ¡Eh, bueno, me presento!,
soy Joaquín, antes un profesor de matemáticas a quién supongo que mi querida
alumna quería matar, el problema es, que ella sigue adentro y no estoy seguro
de que si quisiera siguiera aquí o saber que pasaría con ella.
- ¡Mira querido!, ella
lentamente desparecerá.
-Dice que quiere me saque de
su cuerpo, que ya aprendió la lección y no lo volverá a hacer.
-Eso no se puede querido, esa
magia es muy poderosa, claro que la puedo detener, pero ahorita mismo existen
amenazas aún más graves que hay que resolver, eso tarda mucho tiempo y es casi
imposible que funcione.
Kata alegaba sin mencionar que
realmente era una vil mentira, pero detestaba a las personas odiosas como
Diana, antes, a Kata le gustaba hacer el mal a quien fuera, pero luego de
muchos años, prefirió usar su poder para hacer el mal por el bien.
- ¿Qué problema puede ser peor
que el que un viejo pervertido este en el cuerpo de una chica? –Diana
reclamaba.
- ¡Pues entiendo!, la verdad
es que yo no deseo tal cosa, no es que sea mi sueño ser una colegiala, pero me
siento un poco mejor, un poco más feliz, por así decirlo, me siento diferente,
antes, solo estaba triste y defraudado con la vida, no puedo negar que aún
tengo coraje con mi alumna por lo que me hizo, pero gracias a eso ahora tengo
una nueva oportunidad de vida.
- ¡Me alegra saberlo!, pero
tengo prisa, en verdad, el destino del mundo está en manos del Diario que perdí.
- ¡Entiendo!, entonces, me
retiro su señora, lamento los inconvenientes que esta niña y yo le hemos causado.
-Solo te diré que, mientras más
tiempo pase, ella se ira definitivamente y tu esencia se mezclara con la de
ella volviéndose uno solo, no serás ni Diana ni Joaquín en alma, pero
posiblemente alguien mejor.
Diana salía de la extraña
casa, luego de recorrer un largo pasillo que se resumió en pocas palabras.
- ¡No puede ser que no hayas
hecho nada por solucionar esto!, ¿Qué quieres, desaparecer, quedarte con mi
cuerpo, eso quieres?
- ¡Diana, la verdad, es que ya
nada me importa, no escuchaste?, tu tuviste la culpa, por haber provocado todo
esto, atente a las consecuencias, además, te lo dije dese el principio, sé que
tienes miedo, pero este es mi cuerpo ahora y me siento feliz con ello.
Diana golpeaba de colera,
estaba desesperada y el único que podía hacer algo la dejo sin posibilidades,
lo cierto es, que ella se sentía cada vez más alejada, como si estuviera
perdida en medio de una nada sin fondo, sintiéndose incluso, mas parte de Joaquín
que siendo ella misma.
Joaquín regresó a casa,
mientras que sus padres ya la esperaban con la comida, no preguntaron mucho,
pues decidieron confiar en su hija, quien lucía muy diferente.
Luego de comer, Diana subió a
su habitación para hacer unas tareas, después de un rato, recibió un mensaje de
Enrique, quien se mostraba más tranquilo.
- ¡Hola…!, ¿Profe? –Enrique escribía.
- ¡Dime Diana!, ¿Oki? –Joaquín
respondía dulcemente.
- ¡Vaya!, ¿Enserio?, ¿Y cómo
se siente con eso prof…, Diana?
- ¡Bien!, la verdad es que no
es muy difícil, puedo aparentar fácilmente, incluso, tengo sus recuerdos y
memorias, su personalidad cada vez se apega más a la mía, pero, háblame de tu,
ahora, supongo que…, podemos ser amigos un poco más cercanos…
- ¡Esta bien Diana! –Enrique
se sentía algo incomodo con la situación, pero intentaba controlarlo, sentía un
poco de ansiedad y nerviosismo, pues no era fácil que su profesor estuviera en
esa situación, ahora era una chica – ¿Y…?
- ¿Qué pasa?, puedes
preguntarme con confianza…
- ¿Qué se siente?
- ¿Se siente qué?
- ¡Ay pues eso…!, ¡Ser una
chica!
- ¡Jajaja!, pues…, es raro, digo,
toda mi vida fui un hombre, pero ahora, pues, soy una chica de 16 años, ya
sabes…, hormonas de niña y todo eso…
- ¿Y ya te…, tocaste ahí
abajo?
- ¡Oye!
- ¡Perdón, es curiosidad!
- ¡Pues… no, ósea, sí!, pero Wey
con calma oki, estamos empezando, esto es nuevo incluso para mí.
- ¡Esta bien Diana! –Enrique respondía
apenado, no sabía cómo entablar la comunicación, tenía muchas curiosidades,
pero sabía que, dentro de esa curiosidad, estorbaba la tranquilidad de su
querido maestro.
- ¡Oye!, ¿Te gusta cómo me
veo? –Diana le envió una foto de sí misma a Enrique para animarlo un poco.
- ¡Te vez hermosa! –Enroque le
dijo con mucho alebreste.
Diana se alegró de las palabras de Enrique su ahora nuevo amigo, se sentía algo feliz por compartir esta experiencia con alguien conocido, pues no podía decirles a las amigas de la chica que era su maestro dentro de su cuerpo, pero si se planteaba cambiar un poco las cosas en su nueva vida, que como las tenía la dueña anterior, se despidieron y se fueron a dormir.
- ¡Cómo es posible que le
enviaras una foto mía a ese degenerado! -Diana golpeaba con colera.
- ¡Se me hizo lindo!, Kike es
un buen chavo, pero tú le hiciste mucho daño, él te quiere de verdad, o, mejor
dicho, nos quiere, de no ser porque lo has lastimado demasiado, solamente quise
alegrarlo un poco, pero, sobre todo, este es mi cuerpo y yo decido a quien
mostrarlo.
Diana se quedó en silencio, después
de todo no podía hacer nada, quedándose una vez más sin voz ni voto en su
propio cuerpo.
En un nuevo día en la escuela,
Diana estaba con sus amigas, cuando Enrique se acercó a lo lejos, Diana lo notó
de inmediato, pero este tenía pena aun de acercarse a ella, en un momento logro
zafarse de sus amigas, corriendo detrás del edificio donde se juntaron a
platicar.
- ¡Hola! –ambos se saludaron.
- ¿Cómo estás?, pensé que no
querrías hablarme luego de intentar manosearte… -Enrique preguntaba apenado.
-La verdad si me sentí muy
rara, me hiciste sentir algo horrible que solo las chicas indefensas sienten,
jamás pensé experimentar algo como eso, en verdad pensé que me ibas a violar y
luego matar como en esos casos de la tele.
- ¡Perdóneme profe en verdad,
yo no sabía!
- ¡Esta bien Kike!, por eso
trate de impedir que hicieras algo como eso a una de tus compañeras, más bien,
me hicieras algo tan violento y tan cobarde, ¡Imagínate!, ¿Qué hiciera pasado
si no hubiera sido yo en ese momento?, ¿Qué no mides las consecuencias?
- ¡Si profe, perdóneme otra
vez!, no sé qué me pasó, simplemente sentí coraje por lo que esa tipa le hizo.
- ¡Ya, basta ya!, esa tipa soy
yo ahora, solo espero que no se vuelva a repetir, pero todo oki, ya estamos
bien, y háblame de tu, que ya no soy un viejo, ¡Jajaja!
Los dos comenzaron a reír,
mientras que terminaban de desayunar en el recreo, platicando sobre lo que
estaba pasando, Kike se sentía soñado, sin poder creer que estaba hablando tan
tiernamente y feliz con Diana, mientras que para Joaquín, solo lo tomaba como
una plática entre buenos amigos.
Los días pasaron y Diana y
Kike cada vez frecuentaban más su amistad, aunque esto provocaría la reacción
curiosa de Ximena, quién notaba a Diana un poco más distante con ellas, además,
su comportamiento parecía ser el de una señora más que el de una chica de su
edad.
Pero cuando descubrió que la
chica más pesada de la escuela estaba saliendo a escondidas con el friki del
salón, fue cuando decidió estallar la bomba.
Diana había despertado con un
fuerte dolor en su vientre, era algo agudo y punzante, rápidamente se levantó
mirando con horror la sangre en las sábanas, pero antes de gritar entrada en
pánico, trató de calmarse analizando que le había llegado su primer periodo
como una mujer nueva.
- ¡Ay!, ¡Qué fuerte, esto
duele mucho! –Joaquín jadeaba de dolor, mientras caminaba hacia el baño
lentamente, se sentó en la taza a tratar de alivianar el dolor y despejar
rastros de su parte intima.
Luego recogió las sábanas y las
puso en la ropa sucia al igual que sus prendas empapadas, después se tomó una
pastilla para el dolor que ya tenía preparado en su buro y se dio un baño, se colocó
una toallita femenina, cosa que era algo surrealista para Joaquín, después se acomodó
su pantimedia y el sujetador, terminando con su uniforme de colegiala de
siempre.
- ¡Hola Diana! –Kike saludaba
al entrar en la escuela.
- ¡Hola…! –Diana respondía
algo agitada y sin ánimos mientras le pasaba por de lado.
Enrique se sintió extrañado, como
cuando antes se llevaba mal con Diana de manera despreciable, pero no quiso
pensar en cosas malas, el día continuó normal como siempre, aunque Diana se
notaba muy errática.
- ¿Qué te pasa… “Amiga”?
–Ximena preguntaba acercándose sospechosa.
- ¡Nada, solo que…, ya sabes!
–
- ¿Te bajo?, ¡Ay amiga…!, y yo
que pensé que ya te habías empanzonado, ¡Jijiji!
- ¿A qué te refieres? –Diana
preguntaba algo molesta.
- ¡Pues tú sabes…!, como te
veo tan apegada a tu amiguito.
- ¿Qué amigo de que hablas?
–Diana contestaba.
- ¡Pues con Kike!, los eh
visto bien pegaditos, parece que no te habías dado cuenta, no eres tan cuidadosa
como antes, ¿Acaso te dio algo para que fueras su novia?, ¿Te pago o te amenazo
jaja?
- ¡Ninguna de esas cosas
Ximena!, Kike es un gran chavo y merecía una oportunidad, además no somos
novios ni lo que te imaginas, solo somos amigos.
- ¡Uy amigos jajaja!, ¿Qué,
ahora te gusta andar de amiga de los degenerados?
- ¡Ese no es tu problema!
–Diana comenzaba a sentirse más enojada por su actitud.
- ¡Ándale!, acepta, te gusta
el gordito friki ese, andas de facilota con los nerds, ¡Dilo! –Ximena provocaba
a la chica quien ya se sentía colmada.
- ¡Ya te dije que no chingada
madre, no ando con ese gordo idiota! –Diana reaccionaba gritando, pero justo en
ese momento, Kike caminaba cerca, buscando a su querida amiga para comer juntos
en el recreo.
- ¡Jajajaja, vaya, esa es la
Diana que conozco!, ¿Por qué nos has ignorado tanto últimamente eh?, pareciera
que algo te paso…
- ¡No me paso nada, y ya
déjame en paz!
Diana se fue casi entre las lágrimas,
encerrándose en el baño para cambiarse su toalla íntima luego de sentir un
pequeño remojo en su entrepierna.
Luego de escuchar esa pequeña parte
de la conversación, Kike se fue lejos totalmente decepcionado, no esperaba esas
palabras de parte de la que ahora consideraba su gran amiga, no había pasado
mucho tiempo y había conseguido el desprecio incluso de su ser más querido, lo
que lo orilló a pensar que en verdad era despreciable para todos.
- ¡Ah, me duele mucho! –Diana
jadeaba en la enfermería.
- ¡Tranquila nena!, solo
tomate esto y estarás bien –la enfermera escolar le entregó una pastilla para
el malestar, siendo curioso, que Jennifer, una enfermera ya adulta, quien
siempre criticaba a Diana, estuviera atendiéndola con tal hipocresía.
- ¡Gracias Jenny! –Diana se despedía,
dejando sorprendida a la mujer por su actitud tan simple y humilde.
Luego de las clases, Diana notó
que Enrique estaba ausente, no parecía querer hablarle, lo que hizo que pensara
que estaba molesto con ella por algo.
- ¡Holi! –Diana le escribía a
Kike por mensaje de texto, pero notaba que este no respondía, luego de una
hora, intentó volver a hablarle, pero no notaba resultado, - ¡Oye!, ¿Qué
tienes, porque no me hablas?
- ¡Hola…!, ¿Qué quieres?, ¡Ya
deja de estar chingando!, ¿Sí? –Kike respondía un poco más tarde.
Enrique había pasado todo el día
sintiéndose mal, con su corazón agonizando como si de un veneno muy fuerte se
tratara, él se sentía triste por ver el desprecio que la nueva Diana tenía
hacia él, ya que, a su pensar, ella realmente no había cambiado y siempre
seguiría siendo la misma Diana, la que lo humillaba y despreciaba, después de
ver su insistencia, Kike decidió responderle, pero para dejarle en claro que ya
no quería saber nada de ella.
- ¿Por qué me dices eso, que
te pasa, que te hice? –Diana preguntaba triste y sorprendida.
- ¿Qué que me pasa estúpida?,
¡Tu, me tienes harto!, eres una egoísta, una mala amiga, ¡Te odio, desearía que
te hubieras muerto! –Kike respondía con coraje hiriendo fuertemente el corazón
de Diana.
Luego de eso, Enrique la bloqueó de sus redes sociales, mientras dejaba a la chica destrozada entre lágrimas en la soledad de su habitación, había sido un día horrible para ella, sabía que había descuidado un poco a su querido amigo, pero ahora solamente necesitaba de su cariño, recibiendo a cambio su incoherente desprecio.
La prima de Diana estaba de
visita con su tía, quien era la hermana de su papa, ambas se caracterizaban por
tener un toque déspota y ser conocidas como un par de mujeres mamonas, Joselyn
su tía, tenía 45 años, mientras que Sofia su prima tenia 20, lo que la hacia
mayor que ella, las dos tenían una buena vida gracias a que su tío, Héctor de
50 trabajaba como gerente general de una empresa de cervezas.
Sofia siempre había sido una
influencia para Diana, en toda forma, pues, Diana admiraba el estilo de vida
que Sofia tenia, además de que esta la recomendaba y le aconsejaba como tener una
mejor vida como la de ella, Sofia la invitaba de fiesta cuando venían de visita
y eso que tenía hace pocos años por lo menos 13 de edad, mientras que Sofia tenía
17, salían de shopping juntas etc.
- ¡Diana, tu prima y tu tía
están de visita! –La mujer le decía a su hija levantándola el viernes por la
mañana, ya que tenían puente de fin de semana.
- ¡Buen día ma, está bien!
–Diana respondía algo triste, a lo que su madre le pregunto que si le sucedía
algo.
Diana solamente se limitó a decirle
que aun tenia malestares por su periodo, dejándola en paz luego de llevarle un té,
cosa que no la hizo sentir totalmente bien, el resto del día solamente interactuó
en sus redes sociales, mirando cosas de chicas y demás.
Cuando Sofia y su tía llegaron,
Diana salió a saludar, mirando a la hermosa chica junto a su despampanante tía,
cosa que hizo a Diana darse cuenta de que aun tenia sus gustos como hombre,
pues su nueva tía le parecía bastante sexy, mientras que su prima por igual le
parecía muy bonita empezando a sentir un gusto por ella, aunque debía de
oprimirlo pues ahora era una señorita.
- ¡Hola prima, cuanto tiempo
we! –Sofia le decía saludándole de beso.
- ¡Si wey no manches mírate, estás
preciosa! –Diana le respondía por igual, aunque con un abrazo.
- ¿Qué has hecho cuéntame?
–las dos niñas dejaron solas a sus madres mientras que estas por su lado
también hablaban.
- ¡Pues nada, lo normal…, tu
sabes…, cosas de chicas! –Diana le decía algo decaída.
- ¿Qué, un nuevo novio?, ni
creas que no me enteré de que terminaste con Luis ¡eh!
- ¡Ah, sí!, es que era un
idiota, solamente quería acostarse conmigo.
- ¡Ay pues para eso son los
hombres wey, para cogérnoslos y más si están buenotes, pareces otra, ¿Segura
que estás bien?, te notó algo tímida.
- ¡Ah, sí prima estoy bien!,
ya sabes, las hormonas… –Diana le respondía algo modesta, pues consideraba que
los consejos de su ahora prima no debían de ser buenos para su corta edad, por
eso, creía que Diana tenia esa actitud con todo mundo.
- ¡Ay nena!, entiendo, pero ya
se que te puede hacer sentir mejor, ¡Vámonos de shopping!
- ¡Ay si vamos pues…! –Diana
trataba de fingir emoción, cosa que no sentía del todo.
- ¡Ándale!, ¿Qué tienes, no me
digas que estas así por ese idiota? –Diana le decía a Joaquín quien aún le
quedaba un poco de conciencia.
- ¡Tú no sabes nada, déjame en
paz y ya desaparécete!, no quiero seguir con tu personalidad tan mala y frívola
–Joaquín le gritaba.
- ¡Diana!, ¿Estás bien? –Sofí
le preguntaba preocupada al verla toda ida.
- ¡Ay sí, estoy bien vámonos!
Diana y Sofí se fueron dejando
a sus madres platicando, Diana quería distraerse un poco, pensaba que ir de
compras seria una buena idea, ambas chicas estuvieron paseando probándose y
comprando ropa, además, veían y compartían sus ideas sobre los chicos que
miraban en la plaza, cosa que estremecía a Diana pues comenzaba a sentirse como
una chica bisexual, pues también parecía que le gustaban los hombres.
Poco a poco Diana comenzaba a
sentirse un poco mejor, en eso, Sofia le pide tomarse fotos juntas y empezaron
a posar y tomarse fotos, para después, invitarla a hacer un tik tok con ella,
Diana no podía creer que anduviera haciendo cosas de adolescente moderna,
mirando sus fotos tomadas y, además, haciendo bailecitos para internet.
Luego de un largo día en la
plaza, ambas chicas se pararon a comer mientras que sentían las miradas de los
chicos quienes las veían enamorados, por lo que también, ambas chicas se
pusieron algo coquetas al mirarlos.
Ya en casa, Sofia y su madre
se despidieron para irse a su hotel, mientras que Diana se resguardó en su
cuarto, mirando toda la ropa bonita que se había comprado, se tomó unas cuantas
fotos para publicar y presumir su belleza, cosa que estaba logrando hacerla
sentir mejor, además, comenzó a grabar un tik tok como le decían ella sola,
subiéndolo a sus redes de Diana, notando rápidamente que todos reaccionaban a
sus publicaciones.
- ¡Amiga, hasta que te veo
mejor…! –Ximena le escribía.
- ¡Hola, si, ya estoy un poco
mejor!
- ¿Vino Sofí verdad?, ¡Ay me
hubieras dicho para salir las tres juntas!, ¿Mañana hay que salir de party no?
–Ximena conocía a la prima de Diana desde hace algunos años, quien la invitaba
junto con Diana y al igual que ella aprendió todo lo que Sofí les enseñaba
sobre la feminidad y la vida de una chica vanidosa.
- ¡Si, está bien le diré jeje!
–Diana le respondía no muy convencida.
Mientras tanto, un triste y
dolido Enrique, miraba todo lo que su chica subía a redes sociales, además de
espirar los mensajes que se escribía con Ximena, pues no había dejado el hackeo
que le había hecho a Diana en su momento, sintiendo coraje por ver como Diana
se la estaba pasando increíble como si nada hubiera pasado y como si ni le
importara lo que había hecho.
- ¡Maldita Diana!, pensé que
había cambiado, pensé que el profe estaría conmigo siempre y me ayudaría a ser
algo mas que solo amigos con Diana.
Enrique estaba ciegamente
enamorado, sintiendo coraje pues aún creía que podía tener algo mas haya con
Diana siendo que ahora su antes padre postizo estaba dentro de ella y parecían
quererse.
Al día siguiente, Sofí paso
por Diana y Ximena en su auto para llevársela de fiesta, momentos antes, Ximena
había llegado desde temprano para maquillarse y arreglarse para salir con Sofí,
molestando un poco a Diana ya que ella no la había invitado a su casa.
Ximena sacó todo del armario
de Diana para probárselo entre ambas y ver que les acomodaba mejor para la fiesta,
Diana miraba el cuerpo de Ximena desnuda, pues ella estaba algo bien desarrollada
más que su pecho, sintiendo un poco de calor al mirárselas, que, aunque ya las
había visto anteriormente, ahora se encontraban a solas en su habitación,
aunque trato de mantener la calma y no causar un accidente indeseable para su
ya caída reputación como amigas; además, la ayudo a peinarse y así mismo Diana
tuvo que hacerlo también con la otra, después de peinarse y maquillarse, se
pusieron sus vestidos y tacones, siendo algo nuevo para Diana caminar con unas
zapatillas, muy diferente a usar sus sandalias y zapatillas escolares.
- ¡Muy bien, quedamos
hermosas! –Ximena decía mientras se tomaba fotos en el espejo.
- ¡Sí!, la verdad es que nos
vemos super bonitas –Diana hacia lo mismo intentando sentirse bien consigo
misma.
- ¡Que bonitas quedaron niñas!
–Sofia las saludaba al verlas salir de la casa.
Enrique miraba la nueva foto
que Diana subía a sus redes, parecía feliz y muy bonita, el chico ya no quería
pensar ni saber nada de Diana, pero el amor que le tenia era mas fuerte de lo
que esperaba, simplemente se metía y observaba todo, luego de enterarse a donde
se dirigían, Kike decidió ir al antro donde estarían para espiarla y verla de
lejos.
La fiesta estaba animada,
Diana y sus amigas estaban bailando, grabando tik toks y subiendo fotos e
historias a sus redes, Joaquín miraba impresionado lo bien que se la estaba
pasando, no creía que un hombre de su edad, ahora convertido en esa chica podía
aprender a pasársela tan bien, se sentía animado y feliz.
Al poco rato, Diana ya había
tomado unas cuantas copas, no lo suficiente para estar ebria, pero
indebidamente siendo menor para ingerir alcohol, cosa que a Joaquín no le
interesaba del todo, pues quería librar algunas cuantas penas, recordando el
amargo momento que había vivido hace poco y el pleito que había tenido con
Kike.
- ¡Diana, mira!, te presento a
unos amigos, vinieron de la uní también por el puente –Sofí le presentaba a
Diana unos amigos, algo mayores para ella pero que estaban guapos para su entendimiento
y gusto.
- ¡Hola… jeje! –Diana saludaba
algo ida y contenta, mientras los miraba y sonreía feliz.
Ximena también hacía lo mismo
y cada una se ponían a bailar con dos de los tres acompañantes de Sofia,
bebiendo tequila y bailando al son de la música del antro, todo esto, mientras
que Enrique las miraba con coraje y rencor, pues Diana había vuelto a ser
aquella niña codiciosa y mamona que se divertía a toda costa con alcohol y
hombres a su alrededor.
La noche continuaba y Diana se
sentía bien feliz y sin saber nada de nadie, el alcohol ya había hecho su
trabajo y estaba como si nada andando y bailando entre risas y abrazos con el
chico que había conocido, de la nada, este comenzó a acariciarla y lentamente
se acercó a su boca para robarle un beso, cosa que Diana no se negó, sino que
incluso lo deseó recibiendo el beso del chico sumado a sus grandes deseos por
hacerlo y experimentarlo.
En eso, Enrique miró la escena
con mucho coraje, tomo impulso y decidió irse sobre el sujeto que estaba
besando a su chica, Ximena quien también se había estado besando con su acompañante,
ya había visto desde hace un rato a Enrique espiando en un rincón, mirando como
este se acercaba con los puños en el aire, mientras que Diana se ponía a la
distancia de su pareja, cuando de repente, Enrique se le lanzó a los puños al
tipo mas grande y lo tiro de un golpe en el suelo, después, el chico se reincorporó
totalmente enojado y le lanzo otros tres golpes a Enrique quien terminó lo
suficientemente golpeado para quedar rendido en el suelo, con coraje, con el
orgullo destrozado y con desesperación por no poder ser nada más para su chica.
- ¿Pero que mierda te pasa
Enrique? –Diana gritaba al verlo tendido en el suelo, después de golpear a su acompañante
–¿Qué chingados estás haciendo aquí?
- ¡Llevaba rato espiándonos
amiga! –Ximena decía.
- ¿Quién es este pendejo
prima? –Sofia llegaba mirando la escena –¿Qué te pasa pendejo, porque golpeas a
mis amigos?
Enrique estaba que se moría de
la vergüenza, siendo humillado por los chicos, trató de levantarse y miró a
Diana con los ojos llorosos.
- ¡Perdóname, yo…, yo te am…!
–Enrique quería decir las palabras, pero no lograban terminar de salir de su
boca, cuando Diana comenzó a gritarle, totalmente eufórica y enojada.
- ¿Qué te pasa, porque me
estas espiando, quien te crees que eres para meterte en mi vida? –Diana le
contestaba con coraje, aunque no sabía lo que decía luego de estar bajo los
efectos del alcohol.
- ¡Ya basta, lárgate de aquí
gordo imbécil y ya deja a mi amiga en paz! –Ximena le gritaba quitándoleselo de
encima a Diana.
Sofia se llevaba a Diana
alejándola del chico yéndose con los otros tres jóvenes a la barra, donde
continuaron bebiendo y riendo.
- ¡Ya basta gordito!, ¿Acaso creíste
que tendrías una oportunidad con mi amiga?, ¡Mírate!; no eres mas que basura,
ya déjala en paz, no te conviene continuar con esto, yo hare todo para que no
vuelvas a ser nada más que un niño rarito y solo, pero a mi amiga ya no la
vuelves a molestar.
Enrique comenzó a llorar, se
fue del antro mirando a Diana a lo lejos disfrutar con sus nuevas amistades,
sentía coraje y una profunda depresión, se sentía solo de nuevo y sin nadie que
estuviera a su lado, ni siquiera, aquel al que consideraba como un padre,
pensando, en que injusta era la vida y porque a él no le había pasado lo mismo.
Diana despertó al otro día
sintiéndose sumamente mareada y con ganas de vomitar, estaba en su cama sin
saber cómo había llegado ahí, pero a su lado estaba su prima y en el suelo se
encontraba Ximena igual de ebria que ambas, se fue al baño a vomitar y luego de
calmarse, revisó sus redes sociales, notando que estas habían sido borradas sin
saber cómo.
Dejó su celular al no ver nada
nuevo, ni siquiera un mensaje de Enrique, de quien se acordó borrosamente
haberlo visto durante la fiesta.
- ¡Ah, es verdad! –Diana
decayó triste luego de acordarse, notando que había vuelto a echar a perder la
relación que tenía con Enrique.
Después de que su prima y Ximena
se fueran, Diana trató de investigar mas acerca de lo que estaba pasando con
Enrique, pero no encontraba la forma de volver a hablar con él, por lo que decidió
ir a buscarlo a su casa, pero fue entonces, que una llamada arruino sus planes,
pues se trataba de Diego, el chico que había conocido la otra noche, quien la invitó
a salir esta tarde a comer e ir al cine.
Diana no sabía si estaría bien
volver a salir luego de tremenda noche, hablo con su mama y esta le dio permiso
al igual que su padre, pues al verla triste quisieron verla animada, aunque
esta no les dijo que saldría con un chico mayor que ella, así que simplemente
se arregló y salió ansiosa por verse con el chico que le había gustado
esperando ya no sentirse triste por lo que había pasado con Enrique.
- ¡Hola…! –Diana saludaba
nerviosa en su primera cita.
- ¡Hola nena, estás preciosa!
–Diego le respondía mirándola de pies a cabeza, notando lo bonita que estaba.
- ¡Gracias jeje!
Ambos chicos entraron en un
restaurante, comieron rico y luego fueron al cine para ver una película, aunque
casi gran parte de ella, estuvieron coqueteando, dándose miradas y luego
llegando hasta los besos, donde Diana estaba impresionada por el gran cambio
que estaba dándole a su vida, ahora, besándose con un chico guapo que era su
cita.
Después de pasear en una linda
tarde, ambos chicos estuvieron platicando sobre como seria su relación, pues
apenas se conocieron y Diego en verdad deseaba salir con ella mas seguido,
Diana algo nerviosa, decidió mantenerse en comunicación con él, pensando en que
era un chico tierno y bueno que podría ser una buena opción para Diana, sin
pensarlo dos veces, Diana aceptó ir con él a la playa el siguiente fin de
semana, Diego feliz la llevo a su casa donde se dieron un último beso y un
abrazo que hizo sentir cómoda y feliz a Diana.
Ya en su cuarto, trató de
recuperar todas sus redes, notando que nuevamente estaban restablecida, como si
nada hubiera pasado, trato de buscar sus conversaciones con Enrique, pero nada,
luego, buscó el perfil de Diego, a quien quería agregar para mantener la
comunicación.
Los días pasaron y Diana no
veía noticias nievas de Enrique, el seguía distante y no parecía querer hablarle,
lo que hizo que lo persiguiera hasta confrontarlo.
- ¿Qué te pasa, porque me
ignoras tanto? –Diana lo enfrentaba en el baño.
- ¿Qué que me pasa?, ¡Pasa que
me humillaste!, me dejaste como un imbécil, me has hecho cosas horribles y
ahora volví a ver en ti a la antigua y malnacida Diana, esa chica que odié con
tanto coraje alguna vez, aunque la amaba desde el fondo de mi ser.
- ¡Pero si yo no te hice
nada!, no se de que estas hablando, me sentía muy mal el otro día, solo quería
espacio.
- ¿insultándome en frente de
tu amiguita?, ¿Dejándome tirado como un perro frente a tus nuevos amigos
borrachos? –Enrique respondía con coraje –¡Lárgate y déjame en paz!
Diana escuchaba con lágrimas
en sus ojos, notando como Enrique ya no quería saber nada de ella, el salió del
baño y ella se quedo pensando mientras que chicos entraban y salían, luego de
reaccionar, Diana salió regresando a el salón, donde notó la mirada distante y
fría de Enrique, con quien al parecer ya no contaba más.
Ximena notaba la distancia
entre ambos, sintiendo una enorme satisfacción por ver como los dos estaba
finalmente peleados, habiendo logrado su cometido.
Por la tarde, Diana recibió un
mensaje de Diego, quien le mandaba mucho cariño sin habérselo pedido, Diana respondió
de inmediato, sintiéndose un poco feliz luego de tan abrumador día, continuaron
hablando el resto de la tarde olvidándose de hacer sus tareas.
Se tomó unas fotos y se las enviaba
a Diego sonrojada esperando la reacción y repuestas de este por su manera tan atrevida
de consentirlo.
Todo, mientras Enrique miraba
los mensajes, ardido y con odio por ver la relación que ambos estaban formando.
El día de la playa llego,
Diana se sentía feliz, se había visto con Diego en la plaza donde se habían visto
la semana pasada y este la llevó en su carro hasta la playa, donde la pasaron
felices toda la tarde, ambos se llevaban muy bien, pareciendo que había suficiente
química para sentirse enamorada de un chica por primera vez desde que Joaquín
se había vuelto una chica, ya hace rato que Diana se había perdido para siempre
y solamente quedaban Joaquín y sus recuerdos dentro de ella.
Luego de unos días, Diana regresó
a su casa notando que en su habitación había un desastre, cuando encontró una
bolsa vacía, recordando que era ahí donde tenía su café con el veneno que Diana
le había puesto.
Joaquín trató de no
preocuparse, pero si le daba ansias saber que había pasado con su termo y el veneno
dentro, además de que alguien había irrumpido en su casa a costa de lo que contenía
dicho objeto.
Diana había notado algo
distante a Diego, quien llevaba unos días sin hablarle, pensó en enviarle un
mensaje, cuando de repente, este le gano recibiendo un mensaje del chico
saludándola.
- ¡Hola hermosa!, ¿Qué tal tu día?
- ¡Holi, bien!, ¿Y tú?
- ¡Pues bien!, con algo de
tareas, por eso no había podido hablarte, pero estoy bien, ¡Preciosa…! –Diego
le decía algo extraño, pero Diana no se daba cuenta.
- ¡Esta bien bebe!
- ¿Quieres salir esta tarde a
dar la vuelta?
- ¡Si estaría bien amor!
Diana se ponía feliz por saber
que saldría nuevamente con Diego, de quien después de unas semanas se habían
hecho novios a escondidas de sus padres, se apresuro a vestirse y a quedar
bonita para su novio quien la esperaba en la plaza.
Al salir de su casa, Diana
sintió como alguien la observaba y la perseguía a lo lejos, al regresar a ver,
no había nadie, aunque presentía que algo sucedía.
Luego de que estaba por llegar
a la plaza, Diana sintió un escalofrió por detrás, regresando a ver nuevamente
sin encontrar a nadie, pero fue cuando volvió en sí, que miró con sorpresa como
Diego estaba observándola a lo lejos, en una cafetería con un ramo de rosas.
Diana sonrió y corrió rápidamente
hacia donde Diego estaba, abrazándolo con amor mientras que le robaba las
flores de sus manos oliéndolas y sonriendo.
Pasaron una cómoda tarde juntos, comiendo y platicando entre ambos, aunque Diana sentía un poco extraño a Diego, quien de repente se iba un poco de la realidad, sintiendo algo familiar en sus palabras y acciones.
Después de un rato, Diego
comenzó a persuadirla de ir a un lugar más tranquilo, pues según él, ya llevaban
un buen rato saliendo y quería ver si podían llegar a algo más, cosa que
incomodo un poco a Diana, pero al sentir su cariño y comprensión durante todo
este tiempo, sentía amor verdadero por él, lo que la llevó a aceptar ir a donde
él le decía.
Diana estaba algo nerviosa,
pues era su primera vez como mujer en todos los aspectos, tanto espiritual como
carnal, aun así, Diego la conciencia y trataba como una dama, a la espera de
que ella lo deseara tanto como el, pero Diana estaba dispuesta a todo, ya que
sentía un gran amor por Diego, así como un gran deseo como mujer por ser el
quien fuera su primera vez.
Ambos comenzaron a besarse
sobre la cama, mientras que Diego empezaba a darle caricias por sus piernas,
subiendo hasta su entrepierna, frotando suavemente su abdomen y su partes provocándole
cosquillas.
Diana se sentía nerviosa y
algo temerosa, pues al ser su primera vez aun era inexperta en el tema de como debía
comportarse como una mujer en el coito, aunque tenia experiencia siendo el
hombre años atrás.
Diego la beso en su cuello
lentamente haciéndola sentir algo de placer, su piel parecía ponerse china y
muy sensible, sus pezones se pusieron duros y comenzaba a jadear suavemente al experimentar
ese tierno deseo que brotaba de su cuerpo.
Al poco rato, Diego comenzó a
quitarse la ropa, dejando al descubierto su pene, el cual era de un buen
tamaño, sonrió frente a Diana quien lo miraba deshecha de placer, deseando
tomar su órgano, ella hizo lo mismo con su cuerpo desnudándolo para Diego como
esperaba que la deseara y le gustara.
El tomó sus pechos y comenzó a
acariciarlos con un poco de fuerza, aunque Diana no se sintió tan mal de
momento, besaba su cuello y acariciaba su espalda con frotes seguros y algo
apresurados.
Diana tomo su miembro y
comenzó a fritarlo mientras el hacía lo mismo con sus senos, gimiendo un poco
mas fuerte entre ambos, luego, la chica abrió sus piernas, sintiendo como su
coño estaba húmedo y listo para que el órgano del chico entrara en ella.
Diego la tomó de la nuca,
estirando su cabello y la arrastró por la cama con un poco de fuerza, abrió sus
piernas mientras que acariciaba sus glúteos, tomó su miembro y mirándola con
muchas ganas, comenzó a deslizar su órgano dentro de su vagina, al principio
con calma pero después con tremenda lujuria que provocaría lastimarla.
- ¡Ay, ten cuidado por favor!
–Diana le decía entre gemidos.
- ¿Qué pasa, pensé que eras…?
–Diego se quedaba callado.
- ¡Soy virgen aun, perdóname!,
ve con más calma, ¿Sí?
Diego miraba como el coño de
Diana brotaba algo de sangre, cosa que primero le hizo sentir un poco de miedo
por pensar en que la había lastimado, aunque luego de lo que había descubierto,
algo dentro de el lo hizo pensar en que estaba cometiendo un error luego de un
buen tiempo.
Después, Diego empezó a dar
empujones de su órgano dentro de su vagina, despacio y poco a poco mas rápido,
pues su experiencia entendía como hacerlo sin lastimarla y causándole placer como
deseaba poner a Diana.
La chica comenzó a gemir poco
a poco llena de más placer, sintiendo un poco más de seguridad y mirando la
escena en su zona, teniendo un sentimiento desigual por la idea de saber que
estaba teniendo relaciones con un hombre.
Al cabo de un rato, Diana
comenzó a moverse mas libre y segura de sí misma, dándole una buena sacudida al
miembro de Diego quien estaba alucinado con las caricias y la gracia del
movimiento de la chica, cosa que comenzó a ponerlo aun más cachondo al punto de
volverse algo más agresivo a la hora de penetrar su miembro dentro de Diana.
- ¡Ay, con cuidado!, ¿Qué te
pasa? –Diana jadeaba algo inconforme.
- ¡Nada, cállate!, ya casi
termino es que estas bien rica –Diego sonaba diferente y muy desatinado en su
comentario.
- ¿Cómo? –Diana se quejaba molesta.
- ¡Ahhh, sí, por fin!, no puedo
creer que finalmente haya hecho esto.
- ¿A qué te refieres?
- ¡Ay no te hagas pendeja!,
bien que querías, no pensé que fueras a estar así de buena a la hora de
hacerlo.
-No entiendo, porque hablas de
esa forma, ¿Acaso solo me querías para esto?
- ¡No, no!, llevo mucho tiempo
amándote, bien lo sabes, pero sabes que, ya no pienso callarme más.
- ¿De qué hablas, que tienes?
- ¡Jajaja!, ¿No te has dado
cuenta?, bueno, eh de admitir que con este aspecto es claro que no pensarías
que soy otra persona, gracias a que obtuve esta habilidad, así como tú, logré
hacerlo y no me arrepiento, aunque, ahora creo que tu ya no vales nada para mí.
- ¡No entiendo…! –Diana
jadeaba algo nerviosa y preocupada, además, el semen aun corría por su
entrepierna, derramado de su coño, momentos después, se dio cuenta de que había
cometido su primer error como una chica inexperta, al no ponerse el condón.
- ¡Ja!, te lo diré de todas
formas, pero espero que entiendas que esto lo hice por mí ni por ti, ¡Soy yo,
Enrique!, ¿No recuerdas?, aquel chico al que humillaste tantas veces, al que
chico que te amaba y lo despreciaste con el veneno de tus palabras, aquel chico
que confiaba en ti y te miraba como un padre.
Diana miraba hacia sus ojos, notando
un aparente cambio sin demasiada diferencia, aunque algo presentía por dentro,
fue entonces que lo entendió todo, aquel día en el que llego a su casa y
encontró todo hecho un desorden, cuando se dio cuenta de que su terminó ya no
estaba y alguien lo había robado de su bolsa, entonces, todo estaba escrito,
Enrique ahora había cumplido su deseo mas grande, hacer suya a Diana de una vez
por todas.
- ¡No puede ser que haya hecho
esto!
- ¡Jaja!, ¿Y qué?, ¿Dejar que
solamente tu gozaras de tu nueva gran vida dejándome solo como un perro?, ¡Pues
no!, decidí que yo también obtendría lo que quería y eso que quiero eras tu.
Diana no sabía que decir,
estaba en un punto de quiebre, la persona que había aprendido a amar y desear
como una mujer por primera vez desde que había sucedido todo, ahora no era mas
que una persona falsa ocupando su lugar, no era mas que aquel chico que amaba
como un hijo y que se había aprovechado de la situación para volverla suya, con
ese insecable deseo de hacerla su mujer en la cama y con el coraje que tenía
forjada por la misma Diana.
La chica comenzó a llorar
mientras entendía que ya no había vuelta atrás, aquel chico que alguna vez amo
ya no estaba y si aún había la oportunidad, de la manera más toxica, debía de
aprender a amar a Enrique como el tanto lo deseaba, ahora solo le quedaba decir,
que el amor era el veneno mas fuerte que la vida podía darle.
FIN.
Gran historia y lo del final casi que lo veia venir pero no de tal forma
ResponderBorrarMe sale que se ha eliminado el blog de Kamui, es un error o va en serio? Lo ha eliminado Google?
ResponderBorrarDias y horas escribiendo y esforzándome, todo para esperar a que comenten que les pareció la historia, todo para que al final en lugar de eso me pregunten por otro blog.
BorrarEstá claro que no les importa nada ade lo que hago . 😕
Y sin embargo, tienes el blog con mas visitas de toda la comunidad TG en español, a ver que blog puede decir lo mismo, y mucho hablar de la comunidad TG pero aun no se que le ha pasado al blog de Kamui
BorrarPues es que tener visitas no es lo mismo a escuchar (leer), lo que piensan sobre lo que escribo...
BorrarEs que quizá seria mas importante saber que opina la gente sobre la comunidad TG, porque por ejemplo yo opino que aunque hay mucho contenido TG, tendríamos que intentar visibilizar mas la comunidad TG, por ejemplo, hace poco me entere que en One Piece hay un personaje con la habilidad de hacer que un hombre cambie a mujer y viceversa, y me pregunto, que pasaría si algún autor TG hace una historia basada en esto? Imagínate que la historia es buena, podría llegar a gustar a los fans de One Piece, teniendo en cuenta que se han vendido 500 MILLONES!!!!! de ejemplares de One Piece, solo que la historia gustara al 5%, serian 25 millones de visitas, es decir, el doble de las que actualmente tiene el mayor blog TG (el tuyo). No te parece una buena idea? En una cosa tiene razón Elizabeth, quizá ya va siendo hora, de que la comunidad TG pase al siguiente "nivel", yo soy el anónimo que hace semanas te comentaba que hay una escena TG excelente en el libro "Insignia" de S.J. Kincaid y no paso nada, aunque también es verdad, que deje un mensaje en un blog en ingles y tampoco paso nada. Y ahora que me acuerdo, otra escena TG y esta vez chica a chico, en la película de Harry Potter de las reliquias de la muerte parte 1, otra cosa que echo en falta, es una "enciclopedia TG" que tenga una lista de todas las escenas TG de películas, series, animes, etc... y antes que alguien me diga que es mucho trabajo, yo digo: "YA EXISTE", la wikipedia en ingles tiene una lista muy buena: https://en.wikipedia.org/wiki/Body_swap_appearances_in_media solo se necesitaría ampliarla. A la conclusión que llego, es que lo del concurso estuvo muy bien (yo participe con 1 historia), pero en los blogs TG solo se leen captions y historias cortas, queremos mas contenido TG, y lo digo para animarte, porque si encuentras la forma de evolucionar, los resultados te sorprenderán......
BorrarP.S: Casi se me olvida, sabes algo del blog de Kamui, lo he preguntado, porque alguien tiene que saber algo, pensaba que seria mas rápido preguntarlo aquí, nada mas.