domingo, 12 de mayo de 2024

Por amor del destino


Yared estaba fastidiada de su vida, ella odiaba ser mujer porque tenía que ganarse la vida vendiendo su cuerpo.


Desde hace varios años cuando apenas estaba entrando en la mayoría de edad, tuvo que abandonar sus estudios por ganarse dinero a costa de acostarse con hombres.


Había vivido algunos años ofreciendo ese servicio, estando triste por no poder tener otra manera de ganarse la vida, siempre se miraba en el espejo y, aunque se sentía orgullosa de tener un cuerpo bonito y sexy, sentía asco por ser ella misma.


Ella quería tener estudios y ser una gran persona, estaba harta de no tener una vida normal como cualquier otra mujer o incluso, un hombre.


Ella deseaba ser un hombre desde el momento en el que veía las vidas de los hombres con dinero que llegaban para acostarse con ella o sus compañeras de cabaret.


Un día la mujer de uno de sus clientes logró espiarlo y saliendo del motel en donde se habían citado, pero además de tener coraje por el engaño de su marido, la mujer del tipo decidió desquitarse con ella agrediendola muy fuerte.


Yared caminó desconsolada de vuelta a su puesto a la espera de otro cliente, trataba de mantener la calma debido a la enorme tristeza que tenía, ella estaba harta de ser una maldita prostituta, ella solo quería una vida plena y feliz.


-¿Qué te pasa mi niña? - le preguntó la dulce voz de una mujer mayor de edad que iba pasando con su reboso.


-¡Nada…, no se meta en lo que no le importa señora! - Yared se portaba grosera con la amable anciana quien se quedaba sorprendida y algo lamentada -¡Pfff disculpe me da vergüenza que me vea así, no era mi intención hacerle daño! - Yared se disculpaba apenada mientras traba de cubrir su cuerpo vestido de manera descubierta.


-¡Tranquila, no deseo hacerte daño!, puedo ver que en el fondo eres una gran persona, no te mereces la vida que tienes, tú debes de luchar por más, no te dejes llevar por esa vida de oscuridad.


-¡Ojalá fuera tan fácil!, esto es todo lo que tengo, no puedo hacer nada más que venderme, tengo deudas que pagar, mi mamá enferma, mi papá alcohólico, vivo en un horrible lugar y pues mi trabajo no es de lo más lindo… ¡Es la vida difícil de una mujer fácil!


-¡No llores por algo que no vale la pena!, tengo algo que podría servirte.


La mujer sacaba de su bolso una extraño frasco con una peculiar fluido, la mujer le explicó que el líquido le ayudaría a cambiar de cuerpo con algún cliente hombre que ella deseará y lograr tener la vida que ella deseaba y merecía.


La mujer le confesó que era una bruja y que ella sabía lo que Yared sentía en ese momento, llena de angustia, dolor y desesperación, Yared no tenía más opción que creer en la amable señora que le había entregado la pócima para cambiar de cuerpo.


Ahora más que nunca, deseaba escapar de esa horrible vida que llevaba, no le importaba que fuera un hombre al que le robaría su cuerpo, solo deseaba que este tuviera dinero y al menos fuera un poco más joven que un tipo ya grande como los que recurrentemente visitaban el cabaret.


Yared tuvo paciencia durante un largo tiempo, pues deseaba que llegara un hombre joven y con mucho dinero para escaparse con esa vida de ensueño.


Hasta que por fin un día, ese hombre, ese príncipe azul llegó, Gustavo era un chico de al menos 27 años que era dueño de varias empresas, heredero de su padre y por su puesto el hombre de ensueño para cualquier mujer.


Incluso, a Yared se le hacía extraño que un hombre así visitara un cabaret, era perfecto, joven, sexy, con dinero, preparado con educación y estudios.


El tipo se veía amable, algo nervioso y a penado, como que le parecía algo detestable lo que venía a hacer, sin embargo, su actitud y sus intenciones parecían dirigirse más a lograr tener una aventura y despejar su mente de lo que parecía ser una cruel sociedad en que vivía.


Yared fue la afortunada en ser escogida por Gustavo, a quien le había parecido una chica linda y noble, a diferencia de las otras chicas quienes si bien tenían cuerpos más exuberantes, ella se miraba más inocente y sensual.


Yared estaba nerviosa, ella trató de actuar con normalidad, tener a ese chico y experimentar un buen sexo con el, casi nunca le tocaban chicos así de limpios, de amables y bellos, ya que por lo regular solo le tocaban hombres gordos y viejos pero no siempre con dinero.


Gustavo miraba a la chica de manera tranquila, sentía una agradable química entre ambos y no solo una relación que venía a tener sexo por pago, ambos parecían ilusionados con la idea de tener el romance perfecto, todo lucía agradable y con mucho amor hasta que finalmente terminó con la eyaculación de Gustavo.


Yared estaba muy feliz y satisfecha con la increíble actuación del chico, Yared se sentía enamorada por el, imaginando incluso que algún día vendría por ella para ser pareja y la sacaría de ese hoyo de mala muerte; pero desafortunadamente solo era un cliente más como cualquier otro, el chico tomó sus cosas, pago y agradeció con un noble beso en la frente para luego darse la vuelta e irse.


Yared estaba impactada por tremenda actuación del chico, su corazón latía por el ferviente amor que sentía por el, pero como pensaba, solo se trataba de otro cliente más y con decepción, decidió que él tendría que ser su victima en la próxima visita.


Yared espero pacientemente, ella seguiría las instrucciones de la bruja, pero debía de estar segura de que vendría el mismo chico con el que deseaba formalizar su cambio ya que no era cualquier cosa.


Luego de unas semanas, finalmente, Gustavo regresó al cabaret, él había quedado verdaderamente fascinado con Yared, su forma de hacer él amor y la gran química que hubo entre ambos, él parecía sentir algo por ella, pero en el fondo sabía que solo era una prostituta con la que venía a pasar el rato.


Ambos estaban en la habitación, Yared estaba emocionada, sentía mucha ilusión y amor que se olvidó de tomar el líquido, aunque realmente, quizás su amor le hacía sentir que debía de olvidarse de robarle la vida al hombre de sus sueños, él no lo merecía ya que al contrario, esperaba que confesara lo que realmente sintió por ella desde la primera vez que se conocieron.


Gustavo la desnudo tiernamente mientras que ambos se besaban al ritmo de sus emociones, la mano del chico acariciaba el aterciopelado tramo de tela que cubría sus piernas provocándole sentir una extasis como una mujer tan sensual, Yared estaba envuelta en la locura, le encantaba como la sencillez y la dulzura de Gustavo la hacían sentir una verdadera mujer.


Finalmente Gustavo terminó su cometido y ambos se encontraron con una mirada de pasión que incluso podría decirse que ambos entendían que eran el uno para el otro.


-¡Se que me amas, puedo sentirlo! -Yared suspiró acercándose a sus labios esperando ser bien recibida por un beso y su esperanzadora confesión.


-¿Amarte…? -Gustavo preguntó confundido y algo nervioso, sentía algo por ella pero aún no sabía si estaría seguro de que lo en verdad deseaba hacer y decir.


-¡Puedo sentirlo, me amas tanto como yo! -Yared decía desesperada.


Gustavo se sintió nervioso y confundido, comenzó a sentirse decepcionado ya que pensó que Yared estaría aprovechando para buscar una salida fácil y no por amor verdadero.


-¡Lo siento, solo eres una prostituta y yo un cliente más! -Gustavo se sintió contrariado y entendió que hizo mal en la manera en que le respondió.


Él se sintió  apenado luego de ver como sus ojos se quebraban y comenzó a temblar, el trato de consolarla pero ella actuó negativamente y se pidió que se largara.


Yared estaba molesta por haber creído que todos los hombres eran buenos, ella que había desperdiciado la oportunidad de irse por esa puerta con la nueva vida que deseaba, se imaginó un ingenuo amor que no existía.


Entonces, Yared juró vengarse con Gustavo y lograr quedarse con su vida para siempre, nuevamente, pasaron algunas semanas para que Gustavo a pareciera de nuevo, él estaba mortificado y en verdad quería pedirle una disculpa.


Yared vio como Gustavo había regresado al cabaret y de alguna manera su corazón sentía que él venía por ella y podrían amarse nuevamente, pero entonces, recordó aquellas malas palabras y lo único que emergió ante esa sensación fue la venganza y el deseo de fugarse con su cuerpo.


Yared corrió rápido a su cuarto donde buscó la bebida que la bruja le había dado, la tomó rápidamente y corrió en busca de Gustavo.


Gustavo al verla se sintió confundido, parecía que de verdad estaba sintiendo amor por ella a pesar de que estuvieran llevando una relación de puro sexo, Gustavo a pesar de tenerlo todo era un chico que se sentía algo solo en el mundo, él deseaba arreglar las cosas y tratar de ver si podría haber algún futuro juntos, pero entonces, Gustavo notó como ella se volvió despreciándolo y mejor se fue tratando de olvidarla con tristeza.


Yared salió rápidamente confiada en que su amado ingenuo la esperaba afuera listo para consumar otra relación más de su romance, pero para su sorpresa, vio a lo lejos como su amado se subía a su carro de lujo y se iba para siempre.


Yared pegó un fuerte grito y corrió tratando de alcanzarlo, pues no solo se alejaba el amor de su vida su no su oportunidad de escaparse de la suya.


-¿Qué estás haciendo estúpida? - le dijo el padrote a Yared arrastrándola nuevamente a su puesto.


-¡No espera déjame alcanzarlo por favor!


-¡Déjalo pareciera que te enamoraste de ese tipo! 


-¡Pero él nos hace ganar mucho dinero…! - dijo tratando de asegurar que la ayudara.


Pero ya era muy tarde, Gustavo se había alejado con junto con todas sus esperanzas de tener al gran amor de su vida o la mejor vida que hubiera podido tener.


Yared se quedó pasmada unos segundos en su puesto cuando de repente llegó otro cliente.


Yared lo miró con horror, recordó que se había tomado la pócima de la bruja y si tenía relaciones con aquel horrible hombre terminarían cambiando de cuerpo para siempre.


-¡No, no por favor aléjate de mí! - Yared pegaba el grito mientras trataba de escapar y tratar de buscar a la bruja.


-¡Pero que estás haciendo pendeja!, ¡El vino por ti y te aguantas o me harás perder mucho dinero!


El tipo la arrastraba hasta la habitación con el cliente que ya la esperaba, Fernando, otro tipo más de los clientes que frecuentaban el cabaret.


Pero un don nadie, un simple albañil obeso y de 49 años que estaba totalmente descuidado, borracho y hasta yo todo su dinero en acostarse con mujeres en el cabaret o en la bebida.


Yared se sentía con el corazón acelerado, traba de escapar de las manos el sujeto como podía pero no logró esperar más tiempo cuando el tipo se lanzó sobre de ella y la obligó a tener relaciones.


-¡Ya basta perra ya pagué por ti y me vas a complacer!


Yared lloraba mientras sentía los asquerosos besos del tipo sobre todo su cuerpo y con horror pensaba nerviosa sintiendo el miembro del tipo dentro de ella, esperando con agonía el horrible final que le esperaba.


Fernando terminó con una increíble oleada de placer que jamás había experimentado, su mente dio muchas vueltas que hasta parecía que su alma se elevaba ferviente con un extasis increíble que no podía describir.


Yared se sintió perdida luego de que comenzó a sentir un extraño e intenso mareo, aunque sentía un enorme placer recorriendo su ser, no podía dejar aún lado el conociese que el efecto que experimentaba se debía al cambio de cuerpos que se estaba produciendo.


Luego de parecer que volaban en el plano, el golpe vino como una terrible pesadilla.


Yared despertó confundida y agonizante, si mente parecía revuelta aunque aturdida más por los afectos del alcohol que tenía recorriendo su desagradable cuerpo, apenas logró dejar salir un suspiro de su boca y se dio cuenta de que ya no estaba en su cuerpo sino en el del tipo que la había penetrado.


-¡Nooo!, se escuchaba como su voz de hombre ebrio dejaba escapar un suspiro desgarrador de coraje y de terror.


Yared miraba su cuerpo aún tendido en la cama, parecía reaccionar de poco a poco pero al verse ella misma sentía un enorme asco y decepción de la vida, ahora se encontraba en el cuerpo de un hombre horrendo, desalineado y mucho mayor que ella, pero para peor, incluso más pobre que ella.


-¿Qué pasó?, ¡Pero que rico se siente todo!, ¡Pinche vieja, que bruto pero que fogosa, que pinche cogidon me diste! 


Fernando se levantaba reaccionando mientras que de alguna manera todo se sentía diferente pero se encontraba más lúcido, entonces, sintió como su entrepierna le provocaba un extraño calor que recorría todo su cuerpo, a pensar intento asomarse a lo que extrañamente sentía hueco pero caliente y sus pequeños senos rebotaron en su traje de prostituta.


-¿Pero qué es esto soy una mujer?, ¡Ahhh, no puede ser mi cuerpo! - Fernando jadeaba mientras manoseaba su nuevo cuerpo fascinado.



-¡Deja de tocar así mi cuerpo maldito! - Yared chillaba pero sabía que sería en vano.


-¡Tu me hiciste esto maldita perra! 


-¡Perdón no quise hacerlo no eras tú el que debía de cambiar conmigo! 


-¡Jajajaja!, no sé cómo verga lo hiciste pero creo que no está nada mal tener este cuerpo, ni modo tendré que aprender a ser una pinche vieja, ¡Pero que bruto que buenota que estás!, definitivamente debiste de estar bien pendeja para hacer esto.


-¡Ya puedes terminar de manosearme! - "¡Esto fue un error tengo que buscar a la bruja para que me ayude a recuperar mi cuerpo!


Yared se sentía mal debido al efecto del alcohol del cuerpo el tipo, apenas podía pensar y, mirando el cuerpo horrendo del tipo se sentía fatal, su miembro se encontraba colgando y brotando apenas unas cuantas gotas de semen.


El tipo solo se veía de abajo y le encantaba sentir sus nuevas tetas aunque sentía extraño ser una mujer, para él era ganarse la lotería volver a ser joven y con un cuerpo como el de Yared.


-¡Esto se siente bien pinche raro!, tocar estas tetas y no tengo mi pene, ¡Ay no entonces tendré que recibir penes!, ¡Me converti en la pendeja prostituta!, ahora que le voy a decir a mi mujer y a mis hijos.


-¡Cállate se ninguna manera nos quedaremos así!, tendré que buscar a la bruja.


-¡Espera!, pensándolo bien, creo que no está tan mal, no tengo que trabajar más, solo dar el culo y ganaré dinero fácil.


-¿Pero qué estás diciendo pendejo?


-¡Ayuda este tipo me quiere violar! - El tipo gritaba mientras que el padrote de Yared llegaba y lo sacaba a golpes.


-¡Maldita sea y ahora que voy a hacer!, perdí todo, mi cuerpo mi valioso cuerpo que al final de cuentas no tenía la culpa del estilo de vida que tenía que sobre llevar, pero no solo eso, también perdí al amor de mi vida.


Yared estaba llorando sobre la calle, miraba sus manos llenas de mugre, su barriga de borracho y sentía su cuerpo asqueroso.


-¡Ay mi niña!, ¿Pero qué pasa?, ¿Acaso no es eso lo que querías? - le decía la señora que se aparecía de repente caminando por la calle.


-¡Usted, por su culpa estoy así maldita vieja! 


-¿Mi culpa?, si yo lo único que hice fue ayudarte, eso me pasa por andar ayudando a personas malagradecidas.


La señora se fue dejando a Yared totalmente destrozada, ni si quiera tenía el cuerpo de un hombre rico, era el simple y asqueroso cuerpo de un hombre pobre que pagaba las tarifas más bajas del cabaret.


Fernando miraba su cuerpo, se sentía extraño estando al rededor de las demás chicas y sobre todo, estando en el cuerpo de una mujer, pero ahora debía de cumplir su nuevo trabajo de prostituta.


Fernando sabía que no era homosexual, por alguna razón su cuerpo se sentía caliente y con el corazón en una dirección melancólica, el solo podía pensar que eran las hormonas de su estúpido cuerpo de mujer, debía de estar calmado y no dejarse dominar por sentimientos estúpidos de vieja.


Apenas llegó un cliente, Fernando no se atrevió a que fuera su primera vez, era un tipo como él el que deseaba acostarse con ella, pero no aceptó, enojado, el padrote lo obligó, fue entonces que Fernando entendió la nueva posición en la que estaba, debía de cumplir su trabajo como puta.


Con algo de asco, Fernando tuvo que abrir más piernas y mirar como el tipo oliendo a alcohol lo penetraba, sintió algo de calor recorriendo su cuerpo, sus tetas se sacudían como locas, las manos del sujeto acariciaban sus piernas de forma suave, mientras que sintió el fuerte apretón de senos derivado de las manos salvajes del sujeto empedernido por tenerla.


Luego de un rato, sintió como el fluido de su miembro penetraba dentro de su ser, Fernando experimentó un pequeño orgasmo pero sentía la necesidad de más, entonces, pensó en que ahora tenía semen dentro de su cuerpo, comenzó a temblar de miedo recordándo que las prostitutas usan condon todo el tiempo.


Fue al baño a vomitar del asco que le había dado ese sujeto y luego pidió a gritos a una compañera que apenas conoció que le ayudara ya que el semen del tipo había entrado en su cuerpo y podría quedar embarazada.


Gaby: -¡Pareces estúpida Yared!, si tú ya sabes que deben de ponerse el condon esos animales.


A pesar de todo, la chica le vendió una pastilla del día siguiente y Fernando se la tomó rápidamente, se avergonzó de tener que pasar por ese problema, no sabía cómo era tener que ser mujer y eso lo afectaba.


Luego de unos días, Fernando trabajaba algo infeliz como prostituta, la idea de ser mujer y trabajar de ello ya no le hacían mucha felicidad, extrañaba a sus hijos y aunque eran infiel extrañaba la comida de su mujer y ser atendido.


De repente, llegó un cliente que por alguna razón lo hizo sentir nervioso, Fernando ni siquiera lo conocía pero algo le provocaba en todo su ser.


-¡Hola bella…! - le dijo Gustavo, esperando encontrar con pena nuevamente a su amada.


-¡Ah!, ¿Hola?, ¿Te conozco papi? - Fernando contestaba algo sugerente, pues veía que el cliente era un chavo muy fino que parecía conocer a la chica en el que estaba, sentía cosas extrañas dentro de su cuerpo y sin darse cuenta le hablaba como estúpido.


-¡Perdón por lo de aquella vez!, ¿Te parece si entramos amor? 


-¿Cuál vez…?, ¡Ah si claro…!, ¡Pues pasemos papacito! 


Gustavo sentía extraño a Yared, sabía de alguna manera que ya no parecía la misma chica que conoció y de quien se enamoró ferviente, luego de intentar hablar con ella notaba indiferencia y sobre todo mucha vulgaridad en sus palabras, parecía otra completamente y los ánimos de Gustavo se vinieron  abajo.


-¿Bueno vamos a coger o que pendejo?, ¡Me estás haciendo perder tiempo!


Fernando le hablo de mala gana y sin muchos ánimos le soltó el billete más grande que tenía, le dijo que no le devolviera el cambio y solo intentó darle un beso pero este no se dejó.


-¡Ora verga sino soy puto…! -Fernando se dio cuenta de que le había regado pero no dijo más -¡Bueno por esta cantidad sírvete papi! 


Fernando se abrió el vestido dejando ver sus delicias, las acarició y abrió sus piernas para que este la penetrara, Gustavo se sintió algo excitado por ver a su amada, pero su corazón le hacía sentir diferente, como que algo no andaba bien y su miembro no logró ponerse firme.


-¡Déjalo creo que me equivoqué viniendo aquí! -Gustavo suspiró, se volvió a vestir y salió de la habitación para irse definitivamente del lugar.


-¡Estos chamacos pendejos de hoy!, bueno, ¡Mi billetote gratis me salió jajajaja!, creo que ser mujer si es lo más fácil del mundo.


Yared estaba angustiada, llevaba días bebiendo, solo trabajaba de albañil aunque no se sentía a gusto, luego de entrarse de que tenía que mantener a una mujer y una familia enloqueció, había terminado en la desgracia en lugar de haber aprovechado la oportunidad de estar con el amor de su vida y dejar los rencores en el pasado.


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Final alternativo:


Yared se sentía asustada al ver como el tipo penetraba su vagina, sabía que eso causaría que terminara cambiando de cuerpo con el horrible hombre con el que estaba teniendo relaciones.


El gozo del hombre era intención que casi podía sentir como estaba apunto de llegar a un extraño orgasmo intenso.


Yared miraba hacia el techo preocupada por lo que estaba por suceder, su corazón se aceleró fuertemente y un mareo sacudió todo su cuerpo.


Gustavo manejaba hacía su casa, había bebido unas cuantas cervezas y se sentía melancólico, pensar que podía amar a una mujer extraña, que para variar se dedicaba a venderse por dinero, no podía ser peor una historia de amor que esa.


Cuando de repente, Gustavo sintió un fuerte dolor de cabeza impactándolo provocando que se desviara del camino y chocará en un terreno libre, que al menos no provocara tanto daño en sí mismo.


Gustavo se sentía extraño y por alguna razón había pasado de estar manejando su carro a estar en una habitación que se le hacía muy familia, y, justo cuando pudo percatarse de aquella extraña sensación entre sus piernas.


Gustavo notó que un tipo estaba encima de él con una condición bochornosa, además de eso, sintió como un pequeño cosquilleo recorrió todo su cuerpo de manera abrupta, mientras que el tipo se quitaba de encima, balbuceando cosas asquerosas.


-¡Ay mamacita que pinche cogidon me diste!, no cabe duda que eres de las mejores putas de este lugar. 


-¿Qué te pasa de que hablas imbecil? - Gustavo contestaba furioso mientras que escuchaba aquel suave y femenino timbre de voz que le parecía tan conocido y seguro estaba de que no podía ser de otra persona más que de su amante Yared.


Gustavo miró hacía su cuerpo notando con un amplia perspectiva el nuevo cuerpo en el que estaba, mismo caso familiar del resto de acontecimientos, un cuerpo femenino con hermosas facciones que él mismo conocía de su quería amante.


-¡No puede ser! - Gustavo se levantó de la cama de inmediato solo para verse en el espejo y comprobar lo que imaginaba -¿Cómo puedo estar en el cuerpo de Yared? 


Gustavo tocaba cada parte de su cuerpo femenino experimentando con horror lo extraño que era haber cambiado de cuerpo con una mujer, el tipo se sentía nervioso pues más ahora que tenía unos senos en su pecho tenía una vagina.


-¡Pinche vieja loca!, pero bueno, esta cogida nadie me la quita.


El tipo le aventó un billete grande a Gustavo quien apenas tenía tiempo para pensar en que le debía de recibir dinero, nunca antes había recibido dinero por haberse acostado con un hombre, aunque bueno, realmente llegó en el punto final de su ronda.


Yared estaba tratando de mantener la calma, sus sentidos estaban nerviosos y no sabía qué hacer, de repente despertó en otra parte y al parecer con muchos golpes en todo su cuerpo, pensaba que el cambio había sucedido y por alguna razón escapó con el cuerpo del tipo sin pensar.


Cuando la ambulancia llegó sintió el buen recibimiento de los paramédicos que la auxiliaron de inmediato.


-¡Señor, señor!, ¿Se encuentra bien? - le decía uno de ellos mientras trataba de mantener la calma.


Yared no sabía en qué cuerpo estaba más sin embargo pensaba que ya era otra persona por lo que no le prestó mucha atención, luego de unas horas en el hospital, la familia de Gustavo estaba en el hospital atendiendo al llamado de emergencia.


Pasaron unos días y Gustavo estaba muy triste, no sabía nada de su cuerpo y no podía escapar del burdel donde ahora además vivía, era una prostituta y estaba aterrado con esa situación, no sabía cómo es que de la nada había cambiado de cuerpo con esa mujer que le había arruinado la vida.


Pensando un poco las cosas, quizás lo había liberado de la familia venenosa que tenía, pensar en perder toda su riqueza y masculinidad a cambio de una vida pacífica aunque pobre y de dinero fácil a cambio de vender su cuerpo como mujer.


De repente, una voz completamente conocida por el mismo se escuchó viniendo desde un auto.


-¡Vámonos es la única oportunidad!


Gustavo vio como su viejo cuerpo llegaba en un auto de lujo y sin esperar ni preguntar nada más se subió para escapar junto al más extraño amor de su vida.


-Kary-

2 comentarios:

  1. Increible, me encantaria una continuacion desde el final alternativo.

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  2. Me encantó.
    Solo faltaron más imágenes

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