Ricardo
había llegado a la nueva casa que estaba apunto de vender, por alguna razón,
era una casa abandonada desde hace ya varios años, esta, había sido remodelada
luego de que el gobierno comprara la propiedad y su deber era venderla, pero
cuando entro en ella, sintió como perdía el control de su cuerpo.
-
¿Qué pasa, porque no puedo moverme? –jadeaba Ricardo desconsolado y con miedo
al sentir una presencia dentro de su cuerpo.
-
¡Jajaja, imbécil, tu cuerpo ahora es todo mío! –gritaba desde su propia boca,
Julio, el espíritu que se encontraba dentro de la casa.
-
¡Que, no puede ser, deja mi cuerpo, sal de mi ahora te lo pido por Dios! –Ricardo
gritaba aterrado.
-
¡Jajaja, pronto tu desaparecerás y tu cuerpo será todo mío!, al haber comprado
esta casa estaré dentro de ti para siempre hasta mi muerte carnal, cumpliré el
propósito de mi muerte y seré libre de esta maldición al fin.
-
¡Pero yo no compre esta casa!, no entiendo nada.
-
¡Veras!, hace muchos años, yo era una persona buena que había comprado esta
propiedad, me case con una mujer que pensé que era buena, pero era una bruja, debido
a que era muy poderosa, realmente me quería para venderme al diablo, cosa que
logró, dejándome atrapado con una maldición en esta casa por siempre hasta que
alguien comprara la propiedad podría ser libre, así que, disfrutare tu cuerpo,
que bueno que eres joven aún.
Julio
le había contado lo que pasaba a Ricardo, quien, desconsolado y sin poder
sentir su cuerpo, miraba como era controlado por Julio, quien al intentar salir
de la casa sintiéndose libre, fue expulsado en automático del cuerpo de Ricardo
volviendo a ser encerrado dentro de la casa.
-
¡Nooo, pero que paso, ya era libre, por fin tenia un cuerpo para vivir
nuevamente! –Julio gritaba, mientras que Ricardo escapaba intentando avisar a
sus jefes.
Desafortunadamente,
Ricardo fue tomado como un loco y fue amenazado por sus jefes con ser despedido
por no cumplir con su trabajo e inventarse cosas, por lo que Ricardo tuvo que
regresar a la casa donde sabía que Julio lo esperaba para tomar su cuerpo.
-
¡Hola, Julio…!, eh venido a ofrecerte un trato –Ricardo jadeaba sintiendo como
nuevamente su cuerpo era tomado por el espíritu.
-
¡Muy bien!, te escucho, de todos modos, no podre salir de esta casa con tu
cuerpo, necesito que alguien compre esta maldita casa pronto.
-
¡De eso quería hablarte!, entonces, ¿Solo necesitas que alguien compre la casa,
tomaras su cuerpo y serás libre para siempre?
-
¡Así es!, ¿Por qué?
-
¡Bueno, sal de mi cuerpo!, buscare un comprador rápidamente, ¡Ya verás!
Ricardo
regreso unos días después, había logrado vender la casa y estaba mostrándosela
a la compradora, quien no era nada mas y nadie menos que la mujer que Ricardo
amaba pero que se casaría con otro, esta, compro la casa con el dinero de sus
padres como sorpresa para su prometido, quien esperaba le gustara, así como le
gusto a ella.
-
¡Bueno, esta es tu nueva casa Karen…! –Ricardo le decía esperando ansioso
mientras que Karen observaba la casa que compro en línea sin esperarse que
fuera Ricardo quien la vendía.
-
¡Está muy hermosa!, gracias por ofrecerme ese descuento…, lamento no haber
podido corresponder a tus sentimientos, pero esta casa será para mi y mi futuro
esposo…
-
¡Si, si, como digas…! –respondía Ricardo algo desesperado.
Entonces,
Karen comenzó a convulsionar y toda la casa sufrió un fuerte estruendo, un rayo
en un cuelo sin nubes azoto el lugar y golpeo el cuerpo de Karen sin causarle
daño.
-
¡Dios mío!, ¿Qué paso? –gritaba Ricardo confundido y con más miedo que la
anterior ocasión.
-
¡Ahhh!, finalmente, tengo un nuevo cuerpo, ¡La maldición ahora si se terminó,
soy libre otra vez! –Julio gritaba emocionado cuando noto el cuerpo en el que
estaba –¿Qué, pero que me hiciste, porque soy una mujer?, ¡Sácame de este
cuerpo, esto no es lo que quería imbécil!
Julio
intentaba salir del cuerpo de Karen, pero no podía, la maldición estaba sellada
y ese seria su nuevo cuerpo para siempre, Ricardo comenzó a reírse, mirando
como Julio se encontraba incomodo y nervioso en su nuevo cuerpo, Julio no
paraba de mirar sus tetas, las apretaba con nerviosismo y pena, sintiéndose mal
por haber terminado en el cuerpo de una mujer.
-
¡Jajaja!, nunca dije que se la vendería a un hombre, pero hice algo mas que
solo venderla para que fueras libre, además, mientras recuperabas el conocimiento
le pedí a un amigo que nos casara, así que ahora eres mi mujer y la maldición
que tienes es que deberás ser mí mujer para siempre, pero más allá de eso, no creo
que eso sea tan difícil de cumplir como la anterior maldición, ahora que tienes
ese cuerpo, eres mía para siempre, Karen…
Me gusto!
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