miércoles, 23 de agosto de 2023

𝑼𝒏 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒐 𝒄𝒖𝒆𝒓𝒑𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒍𝒂 𝒎𝒂𝒍𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏 𝒅𝒆𝒍 𝒇𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒎𝒂

 

Ricardo había llegado a la nueva casa que estaba apunto de vender, por alguna razón, era una casa abandonada desde hace ya varios años, esta, había sido remodelada luego de que el gobierno comprara la propiedad y su deber era venderla, pero cuando entro en ella, sintió como perdía el control de su cuerpo.

- ¿Qué pasa, porque no puedo moverme? –jadeaba Ricardo desconsolado y con miedo al sentir una presencia dentro de su cuerpo.

- ¡Jajaja, imbécil, tu cuerpo ahora es todo mío! –gritaba desde su propia boca, Julio, el espíritu que se encontraba dentro de la casa.

- ¡Que, no puede ser, deja mi cuerpo, sal de mi ahora te lo pido por Dios! –Ricardo gritaba aterrado.

- ¡Jajaja, pronto tu desaparecerás y tu cuerpo será todo mío!, al haber comprado esta casa estaré dentro de ti para siempre hasta mi muerte carnal, cumpliré el propósito de mi muerte y seré libre de esta maldición al fin.

- ¡Pero yo no compre esta casa!, no entiendo nada.

- ¡Veras!, hace muchos años, yo era una persona buena que había comprado esta propiedad, me case con una mujer que pensé que era buena, pero era una bruja, debido a que era muy poderosa, realmente me quería para venderme al diablo, cosa que logró, dejándome atrapado con una maldición en esta casa por siempre hasta que alguien comprara la propiedad podría ser libre, así que, disfrutare tu cuerpo, que bueno que eres joven aún.

Julio le había contado lo que pasaba a Ricardo, quien, desconsolado y sin poder sentir su cuerpo, miraba como era controlado por Julio, quien al intentar salir de la casa sintiéndose libre, fue expulsado en automático del cuerpo de Ricardo volviendo a ser encerrado dentro de la casa.

- ¡Nooo, pero que paso, ya era libre, por fin tenia un cuerpo para vivir nuevamente! –Julio gritaba, mientras que Ricardo escapaba intentando avisar a sus jefes.

Desafortunadamente, Ricardo fue tomado como un loco y fue amenazado por sus jefes con ser despedido por no cumplir con su trabajo e inventarse cosas, por lo que Ricardo tuvo que regresar a la casa donde sabía que Julio lo esperaba para tomar su cuerpo.

- ¡Hola, Julio…!, eh venido a ofrecerte un trato –Ricardo jadeaba sintiendo como nuevamente su cuerpo era tomado por el espíritu.

- ¡Muy bien!, te escucho, de todos modos, no podre salir de esta casa con tu cuerpo, necesito que alguien compre esta maldita casa pronto.

- ¡De eso quería hablarte!, entonces, ¿Solo necesitas que alguien compre la casa, tomaras su cuerpo y serás libre para siempre?

- ¡Así es!, ¿Por qué?

- ¡Bueno, sal de mi cuerpo!, buscare un comprador rápidamente, ¡Ya verás!

Ricardo regreso unos días después, había logrado vender la casa y estaba mostrándosela a la compradora, quien no era nada mas y nadie menos que la mujer que Ricardo amaba pero que se casaría con otro, esta, compro la casa con el dinero de sus padres como sorpresa para su prometido, quien esperaba le gustara, así como le gusto a ella.

- ¡Bueno, esta es tu nueva casa Karen…! –Ricardo le decía esperando ansioso mientras que Karen observaba la casa que compro en línea sin esperarse que fuera Ricardo quien la vendía.

- ¡Está muy hermosa!, gracias por ofrecerme ese descuento…, lamento no haber podido corresponder a tus sentimientos, pero esta casa será para mi y mi futuro esposo…

- ¡Si, si, como digas…! –respondía Ricardo algo desesperado.

Entonces, Karen comenzó a convulsionar y toda la casa sufrió un fuerte estruendo, un rayo en un cuelo sin nubes azoto el lugar y golpeo el cuerpo de Karen sin causarle daño.

- ¡Dios mío!, ¿Qué paso? –gritaba Ricardo confundido y con más miedo que la anterior ocasión.

- ¡Ahhh!, finalmente, tengo un nuevo cuerpo, ¡La maldición ahora si se terminó, soy libre otra vez! –Julio gritaba emocionado cuando noto el cuerpo en el que estaba –¿Qué, pero que me hiciste, porque soy una mujer?, ¡Sácame de este cuerpo, esto no es lo que quería imbécil!



Julio intentaba salir del cuerpo de Karen, pero no podía, la maldición estaba sellada y ese seria su nuevo cuerpo para siempre, Ricardo comenzó a reírse, mirando como Julio se encontraba incomodo y nervioso en su nuevo cuerpo, Julio no paraba de mirar sus tetas, las apretaba con nerviosismo y pena, sintiéndose mal por haber terminado en el cuerpo de una mujer.

- ¡Jajaja!, nunca dije que se la vendería a un hombre, pero hice algo mas que solo venderla para que fueras libre, además, mientras recuperabas el conocimiento le pedí a un amigo que nos casara, así que ahora eres mi mujer y la maldición que tienes es que deberás ser mí mujer para siempre, pero más allá de eso, no creo que eso sea tan difícil de cumplir como la anterior maldición, ahora que tienes ese cuerpo, eres mía para siempre, Karen…



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