Había
estado atrapado dentro de aquel cuerpo rancio, manejando un taxi hasta que por
fin, mi turno de hacerme de otro cuerpo había llegado, cuanto era mi deseo
porque la persona que me había robado el cuerpo regresará a mi para volver a mi
vida cotidiana, cuando ya había perdido toda esperanza alguna de recuperarla,
fue entonces que una linda chica se subió a mi última oportunidad para obtener
un nuevo cuerpo, estaba ahí, sentada, detrás del auto y totalmente ignorante de
que una persona atrapada en este horrido cuerpo pudiera robarle su cuerpo,
hubiera deseado que fuera un hombre como yo, pero las ganas de poder tomar un
cuerpo femenino me ganaron.
Trate
de tardarme hasta que el tiempo había llegado, -¡Son 35! –le dije mostrando mis
ganas de que ella me entregara el dinero y por fin pasarme a su cuerpo, entonces,
un sentimiento cruzo entre nuestros cuerpos, y cuando me di cuenta, ya estaba
en el cuerpo de la chica, sintiendo todo su cuerpecito ahora todo mío, me sentí
algo extraño al principio, pues primero disfrute el poder moverme libremente después
de estar atrapado en aquel cuerpo por días, pero sin duda, el sentir que ahora tenía
un cuerpo femenino me provocaba un enorme éxtasis, toque mis suaves tetas para
confirmar, cuando las mire debajo en mi escote, ahora reina puesto un hermoso
vestido rojo, admiraba sus enormes tetas, las cuales no me había parecido tan
grandes como ahora que las tenía en esta perspectiva, sonreí provocativamente y
le agradecí a la inocente chica por su cuerpo, luego de eso, entre a aquel
lugar donde la había llevado, al parecer, era una fiesta con los que debía ser
ahora mis amigos, libre y feliz de poder tener una nueva vida y de saber que
podría experimentar muchas cosas ricas ahora que tenía el cuerpo de esta colegiala.
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