𝑹𝒐𝒃𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒆𝒍 𝒄𝒖𝒆𝒓𝒑𝒐 𝒅𝒆 𝒔𝒖 𝒉𝒊𝒋𝒂

 

Las amigas de Sandra se encontraban platicando, cuando de repente, una de ellas comenzó a mencionar a una linda chica voluptuosa que se hallaba caminando con un hombre quien podría ser su padre, las cuatro mujeres reían hablando y criticando a la pobre chica quien se ganaba la vida como la acompañante de su suggar dady.

Al regresar a casa, Sandra se puso a meditar mucho sobre lo que había visto esa tarde con sus amigas, su necesidad de dinero era bastante y lamentablemente no tenía un cuerpo joven y bonito como el de la muchacha como para salir a buscar hombres adinerados para mantenerla a ella y a su familia.

Fue entonces, que Sandra se había creado un perfil falso, y, utilizando las fotos de su propia hija, se había hecho pasar por ella para conquistar hombres por la red, afortunadamente y para su desgracia, un par de hombres habían caído gracias a la belleza de su hija, por lo que querían verse con ella en persona, Sandra no sabía que hacer, pues ella sabía muy bien que su cuerpo no era el de su hija y ella no haría algo como eso por ayudarla a obtener dinero.

Ante su desesperación, Sandra decidió que la única manera de que esos peces gordos no se fueran de sus manos, era obteniendo el mismísimo cuerpo de su propia hija, la pregunta era como, era prácticamente imposible parecerse a ella o robar su cuerpo, pero cuando Sandra decidió visitar a una bruja por respuestas, esta le vendió una Daga Corta Cuerpos.

Con ella, Sandra podría utilizar el cuerpo de su hija cuantas veces quisiera para hacer lo que quisiera con ella, sin que sospechara nada, fue entonces que, Sandra había regresado a casa, había atendido a sus hijos y, esperando el momento perfecto, entro a la habitación de su pequeña hija, apuñalando su espalda con la Daga, quien al primer pinchazo, su cuerpo comenzó a caer por el suelo totalmente inerte, como un simple saco de carne, Sandra tomo la piel de su hija algo aterrada, tenía miedo de haberle hecho daño, pero confiando en lo que la bruja le había dicho, comenzó a ponerse la piel de su hija lentamente, deslizándola por cada parte de su cuerpo, experimentando un cosquilleo que hacía que su cuerpo se adaptara al cuerpo de su hija.

Sij poder creerlo, Sandra había obtenido el cuerpo de su hija, acariciando cada parte de su linda y joven piel, Sandra sonrió frente al espejo, totalmente asombrada de verse como su propia hija, Sandra dejo a un lado todo tipo de culpas y moralidades para llevar a cabo sus malvados planes con el cuerpo de su hija.

Quien dentro de poco, ya se había adaptado muy bien a su cuerpo, sintiéndose joven y bella, utilizándola para sus beneficios, saliendo con cada hombre mayor y con dinero que tanto le encantaba tener de sus encantos como su bellísima hija, quien luego de usarla como le venga en gana, la regresaba a su forma original, como si nada hubiera pasado, claro que, a veces se sentía diferente y confundida, como si algo extraño le pasara al sentir que se perdía una buena parte de su vida, pues si bien, Sandra la regresaba a su propia vida de vez en cuando, lo cierto es que Sandra estaba enamorada del cuerpo de su hija y tardaba cada vez más en regresar a la normalidad, pues entre más tiempo pasaba con su cuerpo, más se sentía cómoda en la vida de su propia hija, de quien si pensarlo, estaba dispuesta a robárselo por completo para siempre.