viernes, 12 de julio de 2024

Garnachas

 -¡Pásele, pásele mi don, aquí tenemos las mejores garnachitas pa quitarle el antojo! -


-¡Con esas chichotas mamacita me trago lo que quieras! -


-¡Pues no se diga más amor, unas de chicharrón para quitarle las ganas! -


-¡Yo quisiera que me las quitarás de otra forma preciosa! -el sujeto se acercaba arrimándose a la exuberante mujer -


-¡Órale cabron, aquí se sirven tacos no mmds! -


-¡Ya estuvo pues preciosa, nomás Pake no digas! -


-¡Ay malditos viejos asquerosos!, No sé cuánto más podré aguantar así, lo único que puedo ver al cocinar son estás chichotas que la vida me dio, pero si fue por alguna razón entonces no debo de desaprovecharlas y sacarles todo la leche que se pueda, así sea ser acosado por mis clientes pervertidos, ¡Ay, aquí viene Raulito, ese chamaco siempre me anda queriendo manosear, me voy a hacer pendejo! -


-¡Sebas doñita, otra vez antojando..., Cuando me va dejar probar las delicias que tiene y tanto deseo comerme!, (Cómo no me tocó ese cuerpecito durante el gran cambio) -


-¡Ya sacaré alvrg chamaco pendejo!, (Si supieras que por dentro soy un hombre pinche chamaco pervertido) -


Don Jaime había sido un taquero bastante asqueroso y despreciado, sus pocos clientes incluso apenas y querían comer en su puesto, por más que le decían que debía de tener más cuidado eh higiene el hombre simplemente los ignoraba a pesar de sus bajas ventas.


El hombre no era de cuidado, hacia lo que le daba la gana, sin embargo, aquellos quienes se atrevían a consumir algo de su puesto sabían que su comida era simplemente sabrosa y como ninguna, quién sabe si por la grasa que le ponía o si su agradable y sublime sabor en su comida era por el sudor que le caía de su frente a la comida.


Todo termino para las delicias del señor, cuando los agentes de salubridad llegaron a su puesto clausurándolo para siempre, Don Jaime se sentía más triste que enojado, el no tenía otro medio para vivir, sin más razones por las que luchar, Jaime regreso a su pobre casa, siempre pensó que la vida lo había puesto en el lugar equivocado y que Dios lo había dejado en el mundo olvidado, el hombre paso los siguientes días reposando y meditando si debía de luchar por regresar eh intentar cambiar su manera de ser con las personas y con la vida misma, pero el ya estaba muy viejo y cansado para tener que mostrar una cara de felicidad para la gente que tanto lo odiaba.


Luego de unos días, Don Jaime estaba mirando la televisión, el la pasaba reposando luego de su retiro como un día cualquiera, cuando de la nada, Don Jaime experimento un extraño mareo sentado sobre su viejo sillón, no entendía lo que pasaba mientras sentía como todo le daba vueltas, de repente, pareció que había pasado de estar en un lugar a otro tan rápido como era posible, hasta que finalmente sintió que todo había vuelto a su lugar, bueno, casi todo.


-¡Ay, que chingados paso! -


El hombre sentía que su cabeza aún no se recuperaba del todo, por alguna razón sentía que su cuerpo estaba más pesado del pecho y también se sentía más fresco y un poco más lleno de energía.


-¡Pero que chingados, porque tengo estas cosas en el pecho! -el hombre concentraban su mirada en lo que parecían ser un par de senos de mujer -¡Porque chingados tengo tetas, porque hablo como vieja! -


Don Jaime reaccionaba confundido mientras que veía que estaba en otra habitación que no era la suya, intento caminar pero su cuerpo era diferente en proporciones y termino tropezando algunas veces, sentía como sus grandes chichotas se movían de un lado a otro y eso le causaba una gran pesadez en la espalda, cuando por fin logró llegar hasta un espejo, la ahora mujer se quedó atónita al observar como su cuerpo ahora era el de una hermosa mujer madura, miraba incrédulo aquellas chichotas que tenía en su pecho y su rostro que en verdad era muy bonito.


-¡Ah chinga, me convertí en una mujer!, ¿Porque me convertí en una mujer, que fue lo que hice para merecer ésto? -


Don Jaime miraba sus tetas presionándolas paulatinamente con sus manos, apenas podía creer que estaba viviendo esto, parecía un mal sueño, quizás una brujería de alguno de sus enemigos, pero convertirlo en una mujer, creía que era algo imposible, el hombre trago una gran bola de saliva mientras asombrado se deleitaba mirándose al espejo, sentía muchos nervios por lo que estaba pasando, sin duda se había convertido en una mujer muy hermosa, tenía un buen cuerpo y además de sus chichotas tenía un buen culote que marcaba muy bien sus piernas.


-¡Mamá, mamá, estás bien! -


Un chico de apenas unos 15 años llegaba apresurado y muy nervioso, tenía miedo de que algo malo le hubiera pasado a su mamá, luego de regresar de la calle lleno de disturbios y confusiones.


El hombre se quedó callado mientras miraba entrar al joven sorprendiéndolo, el ahora tenía un hijo, el ahora era una madre, que más podría hacer para pagarle a la vida sus desgracias, el chico miro a la mujer confundida y simplemente se lanzo sobre de ella para abrazarla, ambos tuvieron un momento de amor madre eh hijo, Don Jaime no sabía que hacer, no quería arruinarle le vida a este chico inocente, así que prefirió guardar silencio y tratar de fingir ser la madre en chico.


Luego de descubrir lo que realmente había pasado, Don Jaime había entendido que Dios no lo había olvidado, y, que ahora le había dado una nueva oportunidad de la manera más extraña, poniéndolo en aquel Caos Universal, en el cuerpo de una hermosa y joven milf, quien resultaba estar yendo en busca trabajo justo cuando sucedió todo, siendo esto una gran oportunidad para Jaime, quien aprovecharía sus nuevos dotes femeninos para vender más de lo que nunca había vendido, la reabrir su viejo puesto de comida callejera.


Para Don Jaime no había sido fácil acostumbrarse a ser una mujer, pero mientras pudiera vender y ganar mucho dinero aprovechando su nuevo cuerpo, trataría de no darle importancia a los comentarios machistas y pervertidos de los hombres.


Afortunadamente para Don Jaime, Laura, la antigua dueña de su cuerpo, jamás apareció, por lo que el pudo pasar bien y totalmente desapercibido por su nuevo hijo, quien parecía no sospechar que quien se encontraba en el cuerpo de su madre era un viejo con ganas de una nueva oportunidad y que gozaba en sus ratos libres del delicioso cuerpo de su madre.


-Kary-

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