Una fresca mañana del 96

Era una fresca mañana de 1996, no había parado de masturbarme toda la noche luego de llegar al hotel con el cuerpo de esta chica y todo el dinero que me había robado del banco.

Una mañana como cualquiera, cuando aún no había internet abiertamente ni redes sociales, el desayuno que pedí anticipadamente como parte del servicio a la habitación me trajo consigo el periódico local del día.

Apenas lo desdoblé y me sorprendió de golpe la nota más famosa del día, en la que mi cuerpo se encontraba gritando como un loco en la foto de la portada estelar.

"¡Ladrón de banco se vuelve loco, dice ser una mujer llamada Sara de 19 años y que el verdadero ladrón le robó su cuerpo!”

El estelar era tan incoherente como la idea de siquiera pensar que alguien podía cambiar de cuerpo.

Era un año tan desinformado y lento de ciencia, que a la pobre tonta se la llevaron presa sin ningún motivo de investigar si lo que decía era verdad, solo otro loco más, pensaron los policías quienes arrestaron a la persona equivocada.

Cuando había robado aquel banco tenía un plan, salí con las manos llenas de billetes (bolsas llenas solo por resumir), y corrí tan rápido como pude hasta llegar a una calle más tranquila, de inmediato saqué el control, mismo que había conseguido en un mercado negro chino, hice lo propio tan pronto me encontré con una mujer joven y muy hermosa, no pensaba en querer ser mujer, tan solo como escuché la patrulla apreté los botenes y cambié de cuerpo con la chica inmediatamente sin pensar que pudiera suceder de verdad.

Mi suerte había cambiado y tratando de adaptarme a que tenía el cuerpo de una mujer, más joven y con energía, pero más débil físicamente, aproveché la oportunidad de la confusión que ella tenía para agarrar las bolsas llenas de dinero y largarme corriendo tanto como podía.

Ella había sido arrestada cuando escuchaba sus gritos a lo lejos mientras yo me escapaba, el control aparentemente había sido destruido y mi vida ahora era diferente.

El cuerpo de una mujer era muy distinto, porque era débil físicamente, pero tenía otras cosas que eran más curiosas y fuera de lo que un hombre pensaría, mis senos rebotaban al correr lo cual me impedía moverme fácilmente, aunque mis piernas y glúteos se sacudían de lado a lado, sentía que podía correr con más agilidad y así es como logré escapar.

Había acomodado el dinero en una mochila mientras que preparaba todo para ocultarme en un hotel a lo lejos de la escena del crimen mientras todo esto pasaba.

Apenas me miró el recepcionista no pudo evitar mirar mi aspecto de chica sexy, era su rubia tina de ojos de color y la típica niña bonita que conseguía lo que quería.

Le dejé ver un poco más de mi escote sin preguntar mucho, le entregué mi identificación y entonces vi que me llamaba Sara y tenía 19 años, al menos era mayor de edad, aunque la identificación marcaba que vivía en la ciudad, este no lo pensó mucho al verme y me entregó la llave de la habitación más cara.

Al verme en el cuarto no pude evitar quitarme la ropa para explorar este bello cuerpo, mis ahora senos eran muy buenos, ni tan grandes ni tan pequeño, mis pezones se me ponían de punta cuando me apretaba los senos y sentía cosquillas acompañadas de un fluido extraño en la entrepierna, fue ahí que luego de verme desnuda y sentir tantas cosas extrañas ni pude evitar masturbarme hasta quedar agotada y quedarme dormida.

A la mañana siguiente mire todo el espectáculo en el periódico, además, una pequeña nota dos hojas después de una madre buscando con impaciencia a su hija, quien para variar tenía el mismo nombre que la mujer que el ladrón decía ser.

Tendré que volver con la madre de este cuerpo antes de que eso ocasione que se den cuenta de que lo que dice ese loco es verdad y me interroguen.

Pero al menos ya tengo el dinero y el cuerpo de una tonta chica, para aprovechar todo lo que me robé ese día.

-Kary-