Robando el Alma de un Ángel (Parte 2 de 2)

En ese momento vi como su cuerpo envejecía 20 años en un segundo, se podría su carne y se les caían los cabellos. Mi antiguo cuerpo se estaba convirtiendo en un líquido maloliente y purulento que ensuciaba mis pies descalzos.
Asqueada di dos pasos atrás, mientras pensaba en lo que acababa de suceder. De nuevo me puse delante del espejo y observé detenidamente mi nuevo rostro. La cara femenina con la más perfecta belleza. Una belleza que sería mía por siempre y para siempre. Los ojos verdes mas perfectos nunca vistos, pero tenían algo extraño que me heló la sangre. La esclerótica de mis ojos no era blanca, era negra como…LA MUERTE. De repente lo comprendía todo Mi anterior cuerpo era tan viejo y con una salud tan mala que el ángel más cercano y el único que pudo detectar mi máquina era “El ángel de la Muerte” Y ahora me había convertido en la sombra maldita. En el ser más odiado de la creación, en el destructor de las civilizaciones.

Salí corriendo a la calle y toqué un árbol. Vi como se secaba casi inmediatamente. Me acerqué a un perro y quise acariciarlo, pero no pude, tan sólo mi cercanía lo había dejado agonizante.

Entonces me acordé de mi familia que iba a visitarme esa misma tarde. Y a las que mataría tan sólo con mirarlos.

Ahora conocía mi destino. Yo sería el que aniquilaría a mi familia y a todos mis seres queridos. A las personas que conozco y a los que no. A todos sobreviviría porque yo que soy la Muerte. Y la muerte no puedo morir, voy a vivir para siempre y por siempre creando la destrucción y el caos.

Todos lucharían contra mi y todos saldrían derrotados porque yo soy la muerte. Quise llorar y no pude porque la muerte no es compasiva.