martes, 7 de julio de 2020

Public Transfer cambio de castigo en las alturas






-¡Señorita por favor colóquese el cinturón, ya se lo repetí muchas veces!, -¡A mí no me mandes estúpida, que yo te pago y podría ponerte de patitas en la calle!, Diana asintió y callo regresando a su cabina, intento no sentirse mal por el modesto trabajo que tenía pero eran las pocas cosas que sufría por un trabajo tan lindo y extrovertido como viajar por el mundo, además como la bruja de hace un momento le había dicho, le pagaba bien por ello, aunque no dejaba de sentirse furiosa por no dejarla hacer bien su trabajo, tan solo era por su seguridad.


El avión despegó y Diana aun mirando por las cámaras de  seguridad de su cabina notaba como la déspota mujer no había hecho caso de las indicaciones, cuando el avión despego dio un una maniobra muy estrepitosa haciendo que Diana chocara su cabeza y que la mujer se fuera de boca contra el suelo quedando inconsciente, fue unas horas de vuelo más tarde cuando el fenómeno del Public Transfer hizo lo propio con ambas mujeres a quienes intercambio durante su lapso de sueño, Diana despertaba confundida, sentía su cuerpo más pesado y un fuerte dolor en su cara, noto que sus labios estaban manchados de sangre y que sus pechos habían aumentado considerablemente su tamaño, además de que su piel era un poco más bronceada y sus uñas tenían una decoración más fina, tomó sus pechos apretándoles con incredulidad dirigiéndose al baño notando a sí mismo el hermoso vestido blanco que llevaba puesto, noto que aún se encontraba en el avión por lo que guardo la calma, al mirarse en el espejo su rostro realizo una expresión de asombro, se tocó muchas veces pellizcándose para despertar del que pensaba ella que era un sueño, pero ahora tenía el cuerpo de la señorita Vertiche, la nueva excéntrica mujer millonaria suspiro, sonrió maliciosamente al escuchar un gemido doloso desde la cabina, tomó una postura sexy y decente frente al espejo acomodando sus nuevos hermosos senos en su escote, se peinó su nueva hermosa cabellera y se giró de regreso caminando con buen porte usando sus nuevos tacones de 18 centímetros notando como sus caderas se movían más sensualmente al compás de los tacones, al llegar abrió la puerta de la cabina donde estaba su viejo cuerpo y encontró a la mujer retorciéndose con el cinturón de seguridad sin saber cómo quitárselo, además de que inmediatamente reconoció el uniforme de azafata puesto al momento de despertar lejos de sus refinadas facciones y la elegancia de su vestimenta, al mirarse una a la otra el silencio se rompió entre las dos al momento en el que una empezó a gritarle a la otra, -¡Maldita puta que me hiciste porque estoy en tu cuerpo! –la pelea continuo siendo Diana la vencedora, luego de esperar algunas horas en el avión el capitán le ordeno a su azafata que ayudara a la señorita a bajar del avión con su equipaje, Diana siguió su camino aún bajo las condiciones agresivas con las que tenía que enfrentarse a la mujer quien no podía aceptar su problema corporal observando como la azafata a la que conoció en poco tiempo le arrebataba su cuerpo y si vida de caprichos.




1 comentario:

  1. No siempre las ricas caprichosas consiguen todo lo que quieren...

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