"Un cuerpo de regalo"

¡Feliz cumpleaños Josue!

Josué había recibido el mejor regalo de su vida, era su cumpleaños y uno de  sus mejores amigos había planeado regalarle un objeto místico con lo que le permitiría poseer el cuerpo de la persona que más deseaba, este había contactado en una red oscura a Siesta, una persona inidentificada que se mantenía a bajo perfil para no ser descubierta, la persona vendía el agua del famoso Daemonritus, un fluido único en su especie el cual había sido recolectado por algunas personas para traficarla y así pudieran obtener cuerpos a su antojo.

Josué estaba emocionado de que su amigo hubiera podido conseguir algo así, habían llevado tiempo investigando si haber obtenido respuesta, Josué planeaba hacerse con el cuerpo de Lisa, una chica muy linda que había conocido años atrás, el sentía mucha envidia por ella y lo único que deseaba era poder obtener su cuerpo, pues además quería probar lo que era ser mujer.

Luego de enterarse de que Lisa iría de vacaciones a la playa, ambos chicos decidieron perseguirla, cuidándose de su familia, sorprendieron a Lisa mientras ella entraba al baño en un restaurante durante la noche, la durmieron y se la llevaron a su cuarto en un hotel de mala facha con tal de no ser descubiertos, Josué se preparaba con el líquido mientras que su amigo la sostenía cuando ella recién había despertado del efecto de la droga, - ¿Qué paso, que hago aquí, Josué, que estás haciendo aquí? –Lisa lloraba mientras que Josué sentía como su alma salía expulsada de su cuerpo vomitando su alma como una especie de protoplasma que de inmediato floto dentro de su boca, Lisa comenzó a temblar luchando por su cuerpo, sentía como la fría alma de Josué entraba por su garganta mientras perdía el control de su cuerpo, Lisa estaba aterrada sin poder moverse, notando como sus manos se dirigían morbosamente hacia sus senos los cuales fueron estrujados haciendo que su cuerpo se estremeciera gozando la exquisita sensación de placer que eso le producía, -¿Por qué me haces esto? –Lisa lloraba sin poder hacer nada observando solamente todo lo que Josué hacía con su propio cuerpo, - ¡Cállate perra!, ahora solo yo tengo el control de tu cuerpo y no hay nada que puedas hacer –Josué sentenciaba mientras exploraba con sus manos lascivamente su nueva vagina.

Josué comenzó a excitarse mientras que su amigo lo observaba, él se levantó besando a su amigo con el cuerpo de Lisa, haciéndola gemir y jadear como una perra, el chico se bajó los pantalones y Josué se hinco para mamársela, - ¡Ya basta! –Lisa imploraba por sí misma, pero Josué no se detenía, la simple imagen de mirar como Josué la obligaba a meterse la verga de su amigo la perturbaba, Josué se esmeró en complacer a su amigo luego del maravilloso regalo que este le había dado y pronto lo había convertido en su nuevo novio sin que sus padres se enteraran de la dolorosa verdad de lo que había sucedido con su hija.

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