TG October 18
-Traje-
Todas las noches al dormir, me
llegaba el mismo mensaje que el día anterior a mi celular, era extraño y algo
incomprendido, pero solamente me decía 5 palabras que hacían estremecer todos
mis miedos y sentidos.
“¡Tu deliciosa piel será mía!”
Esa única frase en un corto
mensaje era suficiente para dejarme intranquila por el resto de la noche,
mirando hacia la ventana con temor a encontrar algo indeseable.
La primera vez lo deje pasar
por alto, no era como si no hubiera tenido suficientes acosadores antes para
prevenir un ataque como estos, pero por más que quería hacerme la tonta, sabía
que algo andaba mal con esos extraños mensajes de autor desconocido, el cual,
ni siquiera tenía una foto de perfil real o incluso alguna insignia con la cual
se pudiera identificar, era como un simple personaje de perfil anónimo e irrastrable.
Pensaba en acudir a la policía,
pero que podría hacer la policía con un simpe caso de acoso sin extorsión ni
nada que pudiera dar indicios de un asesinato o si quiera de una violación
anunciada.
Muchos días después, continúe
recibiendo ese misterioso y quejumbroso mensaje que me atormentaba día y noche.
“¡Tu deliciosa piel será mía!”
Luego de eso intente dormir,
vivía sola y eso no me dejaba muy tranquila, pero me asegure de tener la mejor calidad
en seguridad en mi cómodo y modesto departamento, en el cual no tenía mucho,
pero si lo suficiente para vivir.
Al día siguiente fui a
estudiar a la universidad como a diario, conversaba con algunas amigas cuando presentí
la mirada penetrante de alguien a no muchos metros de distancia, era como
sentir unos ojos observándote fijamente sin saber quién o de donde provenían, miré
a todos lados, justo cuando me llegó un mensaje que perturbo aún más mi comodidad.
“¡Eres hermosa, incluso mas
hermosa ahora que te veo tan cerca!”
El autor no respondió más y luego de eso observe con pánico a todos lados, a todas partes sin encontrar rastro alguno de mi acosador, entonces, él estaba cerca, aún más cerca ahora observándome, persiguiendo cada uno de mis pasos.
(Continua leyendo abriendo la entrada si es que estas en modo web o computadora o tablet, ya que esta larga y puse un salto de página :P)
Regresé a la comisaria
apurada, la policía tenía que saber esto, les estaba anticipando mi deceso,
pero aun igual de ignorantes que la vez anterior, solamente lo apuntaron
fingiendo interés de investigarlo.
Volví a mi departamento, tuve
que llamar a mi madre quien vivía en otra ciudad para que viniera a cuidarme,
le platiqué todo acerca de mi aparente acosador, no podía estar tranquila viviendo
sola luego de eso.
Pasaron los días y mi madre
había decidió que era suficiente, ella también tenía deberes, tal parecía mi
acosador se había asustado con su presencia y lo había olvidado luego de
algunos días de cansarse a esperar por mi a que estuviera sola como una vil
presa.
Aun así, no me quedé del todo
tranquila, los días pasaron y mi acosador ya no mostraba signos de vida, volvía
a casa luego de un tedioso día de escuela y trabajo, cuando sentí que algo me
observaba, regresé a ver hacía la calle, aun había suficiente luz para notar si
algo se hallaba por ahí, pero no vi nada, entonces, un mensaje llego a mi
celular.
“¡Estoy aquí!”
Leí con miedo, luego comencé a
temblar, si él estaba aquí, ¿En dónde?, respondí.
“¡Mira detrás!”
Entonces, regresé a mirar
detrás de mi con miedo, cuando solamente me encontré con un globo flotando hacía
mí, lo tomé estupefacta, suspirando, este tipo era demasiado, me mataría estaba
segura, llamé a la policía de inmediato, pero no contestaban.
Tomé camino de prisa
metiéndome en el edificio, subí las escaleras como loca hasta llegar a mi
departamento, todo parecía estar en orden, el cerrojo estaba bien amarrado, cerré
lo más rápido que pude y me metí al baño a rociar mi rostro con agua.
De repente, el reflejo de un
gran hombre se posó detrás de mí, rápidamente me di la vuelta, pero había sido
demasiado tarde, traté de gritar lo más fuerte que pude, pero algo dentro de mí
se negó a hacerlo, luego de sentir un horrible pinchazo en la espalda, el cual,
me había picado con una extraña navaja en sus manos, sonriendo, apenas podía
ver su malévolo rostro.
Era un hombre gordo, de
mediana edad, trataba de identificarlo, en efecto, era el conserje de la
universidad, uno de tantos, de esos a los que no le pones ni siquiera menuda
atención, esos que están ahí, invisibles y desapercibidos por la gente, estaba
aquí, en frente de mí, sonriéndome con perversión y cinismo.
Sentía que me moría, sin
embargo, aunque mi pulso estaba alto, no sentía que la sangre fluyera por mi cuello,
siendo derramada por la abertura provocada por su cuchillo en mi nuca, a decir
verdad, no había nada, mas que un intenso dolor que parecía estar desvaneciéndome
por dentro.
No entendía lo que sucedía,
solamente sentía como todo mi cuerpo caía desinflándose como si fuera un globo
seco, la herida en mi cuello era participe de todo esto, mientras que perdía el
sentido del tacto, mi cuerpo cedía en el piso, sintiéndome como una simple goma
inherente en el suelo, sin huesos ni nada que pudiera sostener mi cuerpo.
“¡Te dije que tu deliciosa
piel seria mía!”
El sujeto decía entre
carcajadas, mientras que yo sin poder decir una sola palabra temía por lo que
sea que me estuviera pasando, antes de decir nada, mis ojos se metieron por
dentro desinflándose hasta desaparecer por completo y ya no ver nada, mi boca
entumida parecía haber dejado de existir, mientras que la respiración ya había cesado
desde hace ya algún rato y mis pensamientos o la poca conciencia con la que pertenecía
se terminaba.
El silencio de una dimensión
oscura e inhabitada me mantenía encerrada en el suspenso, no sabía lo que
pasaba en el exterior, mientras que solo permanecíamos en este mundo mi esencia
y mi conciencia.
En el exterior, el tipo tomaba
la piel que había quedado derramada de mi cuerpo, la levantó olfateando el
aroma que percibía de mí y luego la estiró sobre su mismo cuerpo, introduciéndose
dentro como si de un traje de piel se tratara, que, a pesar de que a simple
vista su cuerpo podría ser mayor en volumen que le mío, parecía como algo mágico
la forma en la que cada parte de su cuerpo comenzaba a adoptar la forma física
del mío, todo, hasta que una copia de mi misma, o si bien, mi propia imagen se
hallaba explorando su nuevo físico en frente del espejo.
No podía describir las
palabras del cómo me sentía al ver la escena, mis propios ojos miraban aquella situación
horrorosa, el tipo estaba usurpando mi piel, robando mi identidad, haciendo lo
que le venía en gana con mi cuerpo, sentía un asco y coraje inmenso por dentro,
el miedo no me dejaba pesar claramente, un tipo estaba dentro de mi cuerpo,
usando mi piel, mientras que yo observaba todo horrorizada dentro de mí misma
sin poder hacer nada.
El tipo se tomó su tiempo para
explorar cada parte de mi cuerpo, haciendo todo tipo de cochinadas perversas
con mis atributos y mi órgano sexual, a juzgar por la situación, se notaba que
no era la primera vez que lo hacía, su rostro, o, mejor dicho, la actuación de
mi rostro al ser controlado por sus deseos no demostraba sorpresa ni mucho
menos desconfianza.
Demostraban las intenciones
directas y claras de un hombre que había venido aquí, después de tantos días de
persecución solo para arrancarme la piel y usarla como un juguete mágico dentro
de sus propios fetiches.
Sentía con asco la forma tan perversa
en la que tomaba mis senos, sentía pavor con cada caricia que este hacia en mi
vagina, el asco con el que me humillaba violando mi órgano íntimo, introduciendo
mis dedos dentro de mi coño solo para saciar su sed de control y perversión.
No sabía hasta cuando pararía,
pensé que solo me quedaba ser espectadora de como un psicópata abusaba de mi
cuerpo con sus propias manos, no me quedó más que esperar a que decidiera
quitarse mi piel y regresarme a la normalidad, algún truco para borrarme la
memoria y no recordar lo que este cochino depravado me había hecho seguro
podría suceder, lo cual de alguna forma me tranquilizaba, pero por el otro me
daba aun mas miedo, pues no sabría si entonces él ya había hecho esto antes
conmigo.
Pero ni una ni otra, el tipo
solamente aprovechó todo el tiempo del mundo, se dio un baño con mi cuerpo, se vistió
con mi pijama, se tomó algunas cuantas fotos algo intimas y perversas antes de
dormir, ambos nos acurrucamos como si nada hubiera pasado.
Mientras que él dormía plácidamente
con mi cuerpo, yo pensaba temerosa que hacer para poder salir de esta
situación, tenía miedo de que esto no terminara, y si terminaba, que las cosas
ya no fueran como antes.
Desperté a la mañana
siguiente, de alguna manera me había quedado dormida, noté como un repentino
cambio de escenario se hallaba frente a mis ojos, mis manos controladas
apuntaban en la libreta algún dictado, mientras que escuchaba como la maestra
de Letras dictaba.
Luego de la clase, mi cuerpo
se dirigió al baño, donde se encontró con otras chicas disimulando que nada
pasaba, aunque mis ojos se dirigían frecuentemente a sus pechos, a sus culos o
incluso a sus vaginas.
Ambos nos miramos en el
espejo, parecía que intentaba ver si yo estaba dentro observando todo, pero
solo se rio y disfruto pensar que por dentro estaba disfrutando este momento
tanto como el, como si compartiéramos los mismos fetiches.
Al parecer venia bien vestido,
notaba como aprovechaba mi cuerpo lo mejor que podía, se había puesto un top,
el cual resaltaba bien mis atributos, aunque regularmente prefería venir con
una blusa cerrada y más decente, también portaba unos jeans, que, aunque no
parecía extraño, remarcaban mucho mis glúteos, aunque lo más alucinante, era
que realmente no traía ninguna prenda debajo.
El tipo sonrió y se acomodó
mis senos en el top, luego remarcó el lápiz labial con extremo cuidado y
profesionalismo en mis labios, se sacudió el cabello terminando por hacernos
parecer una chica fácil y muy sexy.
Salimos contoneando las caderas,
algo que no solía hacer muy a menudo, mientras que nos acercábamos a las demás
chicas, mi pequeño grupo de amigas dentro de la universidad, actuando como si
nada para, fingiendo ser yo delante de ellas, no comprendía, porque su actitud
tan natural, porque nadie parecía notar que esa chica que estaba frente a ellas
no era la verdadera yo, sino un farsante que usaba mi cuerpo como se le
antojaba.
Aunque sin duda, algunos
comentarios de mis amigas parecían referirse en el como me estaba portando y en
la manera tan decidida y provocadora que venia hoy, como unca había asistido a
la universidad, pero en lugar de parecerles extraño, alababan mi decisión de
lucir más hermosa y atractiva sin importarme los comentarios machistas ni las
miradas pervertidas de nadie mas que lucir mi sexy cuerpo.
Algo que me dejo muy
frustrada, pues nadie parecía darse cuenta de que la verdadera yo esta
prisionera de su propio cuerpo.
Regresamos a casa luego de una
larga tarde y noche, por alguna razón ese maldito había decidido no ir a mi
trabajo, no se que tramaba, en vez de eso, decidió que iría a un bar y se
pondría a disposición de cualquier hombre, en este momento, temía lo peor.
No quería que este cerdo
asqueroso violara mi cuerpo con cualquier hombre que se encontrara solo por
joderme, traté de presionar e intente tomar el control de mi cuerpo.
No sabía si era por las copas
que ya se había tomado, por la cerveza que había hecho efecto alcoholizando sus
sentidos ahora más débiles que en su cuerpo de macho rendidor, pero parecía que
estaba resultando, logrando tomar posesión de mis manos e incluso de mis
piernas.
“¿Pero que pasa, porque no
puedo moverme?”
El tipo chillaba temeroso sin
entender como es que su ahora cuerpo se movía por sí mismo, trató de imponer su
voluntad, aunque el alcohol que había ingerido era suficiente para poder
corromper sus deseos.
Pero desgraciadamente, el alcohol
en mi cuerpo llegando a mi cerebro también comenzó a afectarme, apenas pude
moverme unos metros, logrando salir del lugar al menos por esta ocasión a
salvo, tome un taxi antes de si quiera renunciar al poco control que había
adquirido.
Luego de que llegué, sentía
como el otro sujeto trataba de luchar, imponiéndose y logrando tomar nuevamente
el control de nuestro cuerpo.
“¡Maldita perra!, ¿Cómo es
posible que hicieras esto?, que extraño, eso jamás me había pasado”
El tipo racionalizaba las
acciones, perdí el control de mi cuerpo y nuevamente el hizo posesión del
mismo, le pago al sujeto obligándome a besarlo y hacer que este tocara mis
atributos como venganza en su juego ridículo de arruinarme.
“¡Bien estúpida, tú te lo
ganaste!, ¿No querías que estuviéramos con esos buenos amigos míos, pues
entonces dejare que este buen hombre aproveche un poco de tu cuerpecito”
Sentí un miedo enorme luego de
escucharlo, eso me hacia entender que sabia de mi existencia dentro de este
cuerpo y de que yo podría tomar el control en cualquier momento, poniéndolo
sobre alerta, lo peor, era sentir cosas extrañas en mis sentimientos y mi
conciencia, recuerdos que comenzaban a esparcirse por toda mi mente.
Luego del asqueroso acto
impune del tipo, regresamos al departamento, el tipo con lo poco borracho, pero
aun consciente que le quedaba, desnudó todo mi cuerpo y comenzó a masturbarse
mientras se devoraba unas cervezas, introduciendo incluso la boquilla de las
botellas en mi coño, sentía un asco tremendo y a la vez temor por que este
puerco introdujera ese tipo de cosas peligrosas en mi órgano.
Sin saber más, terminamos
dormidos hasta la mañana siguiente, reaccioné cuando el tipo frotaba mis senos
con el jabón debajo del agua y frotaba metiendo los dedos dentro de mi coño, no
podía negar que de alguna forma ese placer si era algo nuevo, inusual y
bastante delicioso, pero trataba de convencerme a mi misma de que eso no estaba
bien, de que estaba alterando mis sentidos para que me gustara y ceder
nuevamente.
Tomé un impulso para negarme,
de repente, entre un orgasmo y otro, moví mis brazos lejos de mi cuerpo
provocándonos una caída, el golpe en mi cabeza me había dejado algo afectada,
de repente por unos minutos, logré tomar por completo el control de mi cuerpo.
Sali rápidamente de la bañera
y tomé mi celular tratando de llamar a Diana, mi mejor amiga para tratar de
explicarle lo sucedido.
“¡Diana, Diana, por favor
ayúdame!, un tipo tomó mi cuerpo, me cortó con un chuchillo, me volví un traje
de goma y se puso mi cuerpo como un vil traje de piel, no sé como pero logré
tomar el control de mi cuerpo y necesito que me ayudes a sacarlo de mi”
“¿Fernanda, eres tú?,
¡Mierda…!”
De repente, Diana colgó
rápidamente escuchándose un quejido de molestia, no sabía como interpretar ese
sonido de queja, ¿Acaso ella sabaya de todo esto?, ¿Su reacción fue por miedo a
que yo haya descubierto todo esto?, ¿Qué estaba pasando?
No sabía a quién más recurrir,
pensar que quizás esto solo había sido un suceso extraño para Diana y me colgó
por creerme una loca, quizás este tipo solo me drogó y todo esto era parte de
mi imaginación mientras violaba mi cuerpo todo lo que deseaba en la realidad.
Mi mente trataba de pensar,
cuando en eso, sentí como todo mi cuerpo perdía el control que estaba
ejerciendo, mis energías comenzaron a verse afectadas y mis manos se dirigieron
a mis senos apretándome con fuerza, provocándome mucho dolor, mismo que termino
por vencerme para recuperar el control de mi propio cuerpo.
- ¡Ya basta, déjame en paz,
sal de mi cuerpo ahora! –gritaba tratando de no perder el control de mi propio
cuerpo.
- ¡Maldita perra!, no sé cómo
mierda estás haciendo esto, pero no dejaré que me quites el control –el otro
sujeto también imponía su fuerza, la cual era un poco superior a la mía.
Ambos comenzamos a luchar por
ver quien tenia el control del otro, traté de estirar mis manos hacia mi nuca,
donde tenía ese punto sensible en el que me había apuñalado, donde también sabía
que él se había metido en mi piel como si fuera un traje.
El trataba de detenerme, que,
aunque ya no me quedaban muchas energías, lograba corromper sus movimientos,
finalmente, logré llegar a mi nuca, donde encajé mis uñas afiladas, aunque me
provocaron gran dolor hasta sentir como encontraba aquel punto ciego de mi piel
en el lugar en el que se encontraba la abertura para estirarla y sacar mi piel
de su asqueroso cuerpo.
- ¿Qué estás haciendo?, ¡No
seas idiota!, si lo haces volverás a ser una piel inerte y no podrás moverte.
- ¡No me importa!, haré esto
cuantas veces sea necesario con tal de que no vuelvas a usar mi cuerpo.
Con trabajo, arranque mi piel
de su cuerpo sintiendo como una energía extraña nos recorría a ambos, cuando terminé
de quitarme la plástica sensación del cuerpo, miré como mis manos sostenían mi
propia piel, pero no eran mis manos, la fuerza y la voz de aquel sujeto se
habían ido de mi cabeza, nada me estaba controlando ya, pero algo no estaba
bien conmigo misma.
- ¿Qué es esto?
Jadee sorprendida para mí
misma al ver como una barriga con pelos sobre salía de mi vientre, mis manos al
igual que mis brazos estaban firmes y gruesos, con vellos en toda mi piel, pero
mi voz también se había vuelto gruesa y muy masculina, me sentía muy pesada así
como desorientada, de repente, sentí un pequeño impulso en mi entrepierna,
donde note con mucho asco como un miembro masculino se ponía duro delante de
mis ojos.
- ¿Pero que le paso a mi
cuerpo?, ¡Este no es mi cuerpo!, ¿Qué se supone que hice? –gritaba asustada al
ver que mi cuerpo ya no era el mismo sino el de un hombre.
Corrí hacía el espejo solo
para llevarme una sorpresa aún más desagradable, mi cuerpo era el de aquel
sujeto, aquel tipo horrible que había estado acosándome y llenándome de miedo,
aquel tipo que entro la otra noche para usar mi piel como un objeto.
Temblaba de miedo, tomé mi
antigua piel colgando como un saco de goma inerte, mi estomago se sintió
revuelto, mi mente aun no era capaz de comprender, eh incluso me sentía un poco
mas torpe y enojada, traté de buscar ropa para ponerme en este cuerpo desnudo,
me daba mucho asco el solo verme, quería saber como volver a mi cuerpo.
Entonces, escuché como tocaban
a la puerta con mucha insistencia, me acerque para mirar por el picaporte, notando
que era Diana tratando de saber que había pasado conmigo, se notaba apresurada
y muy nerviosa, abrí la puerta sin pensarlo, esperando a que mi apariencia no
le fuera extraña, o quizás, pudiera sacer información de toda esta situación al
respecto, mismo que ella me dio la razón rápidamente.
- ¡Fernanda, Fernanda! –Diana entró
a mi departamento con prisa –¡Ah, eres tú!; por un momento pensé que habías
dejado el cuerpo de Fernanda y que había vuelto, no se porque me llamo tan
nerviosa.
Como pensaba, Diana había sido
cómplice de todo esto, no entendía porque mi mejor amiga me había hecho esto,
¿Qué había hecho yo para merecer tal traición y que ayudara a un pervertido a
robarse mi cuerpo?
- ¿Ella está aquí?, ¡Espero que
no le hayas dicho nada sobre mí!, ella no debe de saber que tomé el cuerpo de
su amiga.
¿Tomar el cuerpo de mi amiga?,
entonces, si ella no es Diana, ¿Quién era realmente?, ¿Otro hombre pervertido
que robó el cuerpo de mi mejor amiga tal y como este gordo asqueroso lo hizo
conmigo?, ¿Quién era el maldito que tenia el cuerpo de Diana?
Trataba de pensar, aunque no quería
verme sospechosa, el tipo que tenía su cuerpo aún no sabía que yo estaba dentro
de este cuerpo ahora y pensaba que había vuelvo a ponerme en modo traje.
- ¡Ah, sí, si tranquilo…!, ella volvió porque yo lo quise, pero ya recuperé su cuerpo, pensé que podía confiar en ella, pensé que le gustaba lo que hacia con su cuerpo y simplemente pensé devolverla un rato, pero me equivoqué, aquí esta, ¿La vez?, es una piel de nuevo.
- ¡Que bien!; por un momento
pensé que ya nos había descubierto a todos, ella no debe de saber que los demás
tenemos los cuerpos de sus amiguitas.
¿Los cuerpos de mis
amiguitas?, ¿Ósea que todas mis amigas eran un par de farsantes victimas de
este grupo de malditos pervertidos?
- ¿Y cómo están los demás…?,
¿Qué están haciendo ahora? –preguntaba tratando de saber mas acerca de quien es
eran los malditos impostores.
-Las otras chicas están en sus
casas, aun no saben nada, pero si crees que es conveniente que lo sepan les diré.
- ¡No, no, déjalas, no hace falta
molestarlas!
- ¿Y a quien le vas a dar el
cuerpo de la zorra de Fernanda?, ¿Algún chico que ya te haya pedido por su
cuerpo?
- ¿Cómo que a quien…? –perdí
el control y al enfadarme me dejé un poco en evidencia.
- ¡Sí!, tú siempre le vendes
cuerpos a lo chicos o a los profes de la universidad, cuerpos de chicas ricas,
de chicas odiosas, o hasta de otras mujeres, ¿Pero eso ya lo sabias no?
El impostor me había
descubierto, notaba que me miraba analizándome, desafortunadamente tenía una
fuerte erección en ese momento y me descuide totalmente.
- ¡Dime quién eres maldito
pervertido!, ¿Por qué tienes el cuerpo de mi mejor amiga?
- ¿Fernanda?, ¿Cómo terminaste
en el cuerpo de mi socio?
- ¡No lo sé!, tengo que buscar
la manera de recuperar mi cuerpo, pero mientras, me vas a decir quien eres y
porque tienes el cuerpo de Diana.
- ¡Eso a ti no te importa!
El sujeto trataba de correr
hacia la puerta, no podía dejar que escapara sin saber que mas estaba pasando
en la universidad y con mis amigas, ¿Qué clase de mafia estaba ocasionando todo
esto?, alcancé a tomar su cabello por la espalda y hale con fuerza tumbándolo
al suelo.
- ¡Ay, ayuda, un tipo me
quiere violar! –Diana la impostora gritaba tratando de buscar ayuda.
- ¡Cállate!, te voy a sacar
del cuerpo de mi amiga.
Busqué para ver si en su nuca
había algún orificio como el que yo tenía en mi espalda, pero apenas lucía un
pequeño punto que parecía sobre salir de la piel misma, el impostor trataba de
aferrarse al darse cuenta, lanzando golpes y continuaba gritando como una chica
indefensa, pero yo era más fuerte ahora gracias a este jediondo cuerpo
masculino, algo de ventaja al menos tenía todo esto.
Con trabajo, logré comenzar a
arrancar la piel de Diana, aunque el trataba de oponerse, pero como no me
dejaba, sin querer y bajo un instinto masculino, sentí mucho coraje y le solté
un fuerte golpe en la nuca dejándolo inconsciente.
Ya con más calma, comencé a
estirar la piel de Diana logrando arrancarla de su cuerpo, entonándome con el
chico que tenía su cuerpo, Víctor, un chico friki del reciente primer grado de
otra carrera, quién siempre había estado acosando a Diana, nunca habíamos
vuelto a saber de el luego de que uno de los chicos de quinto lo pusiera en su
lugar, ahora, ya sabía en donde había estado todo este tiempo y también por qué
mi amiga había actuado tan extraña durante esos días anteriores.
¡Maldito, malditos hombres
pervertidos!; ¿Por qué se roban nuestros cuerpos?, ¿Quiénes más están detrás de
todo esto?
Si bien, Víctor me había
abierto las puertas a todo este mundo de los robos de piel, según él, yo o,
mejor dicho, el verdadero dueño de este cuerpo, era el que inicio todo sobre
los trajes de piel y venderlos a los demás hombres del instituto.
Busqué la daga con la que me
había pinchado la espalda aquella noche, estaba oculta en uno de mis cajones,
el arma era curiosa, pero no entendía su función, traté de tenerle cuidado ya
que pensaba que me haría un traje de piel con este cuerpo al solo rozar su
afilada punta.
Lo cubrí con un trapo y
comencé a investigar su origen en internet, pero no logré encontrar mucho
acerca del objeto, decepcionada, ate de manos y piernas a Víctor esperando a
que despertara.
- ¡Al fin despertaste maldito!
- ¿Qué, que paso, mi cuerpo,
mi adorado cuerpo! –Víctor lloriqueaba al ver que le había arrebatado el cuerpo
de Diana.
- ¿Por qué están convirtiendo
a todas las chicas en trajes de piel?, ¿Qué les pasa por la cabeza malditos
depravados?
- ¡Jajajaja!, eres una
estúpida, no entiendo cómo es que lograste recuperar tu forma física y
convertir a mi socio en un traje de piel, ¿No te da asco verte convertida en un
hombre gordo y feo?
- ¡Aquí solamente yo hago las
preguntas!, ¿Quién inicio con todo esto?, ¡Habla!
- ¡No te voy a decir nada!, si
los demás chicos no saben de mi en las siguientes horas van a comenzar a
sospechar.
El imbécil de Víctor me había
sacado de mis casillas, mis sentimientos estaban más erráticos que nunca, de repente
comencé a sentir mucho coraje y rabia, mis puños estaban apretados, era como
sentir que tenía otra fuerza, otra voluntad y un poder que recién descubría que
tenía, descubrí la Daga del trapo y apunte directo a su garganta con rabia.
- ¡Escúchame pendejo!, si no
me dices lo que necesito saber olvídate de que volverás a vivir el resto de tu
miserable vida –notaba el miedo que desprendían sus ojos al sentir la afilada
hoja de la cuchilla en su garganta.
- ¡No, no, está bien, te lo diré,
pero eso no por favor!, aleja eso de aquí, es un arma peligrosa.
Había logrado convencerlo,
ahora solamente esperaba que cooperara, no despisté la cuchilla de su vista
hasta no cerciorarme de que me dijera la verdad.
-Todo empezó cuando Saul, un
chico friki del séptimo grado trajo consigo al club la Daga Corta Cuerpos, un
arma que se creía era de fantasía en los mangas pero que resultó ser real, el
tipo la trajo para presumirla y luego sacó de su mochila la piel de una
prostituta y comenzamos a compartirla, hasta que luego se nos ocurrió la idea
de usarla para vengarnos de las chicas lindas de la universidad.
Saul estaba haciéndose de
mucha fama en el pequeño grupo, por lo que pensó en ganar dinero a costa de la
Daga, pero la información fue más allá y desafortunadamente como en todo, la información
llegó a malas manos, cuando Jorge el intendente se enteró, deseó el arma para
su fines, sabiendo el buen dinero que se ganaba al vender los cuerpos de las
chicas, incluso yo me quise meter, porque deseaba ganar también dinero, logamos
vencer al imbécil de Saul, haciéndonos socios, fue cuando Diana me rechazó
horrible que decidí que su cuerpo debía de ser mío, todo estaba tan bien hasta
que el idiota pensó en que eras una niña engreída y muy bonita para venderte a
un millonario, no entiendo como es que ahora tú tienes su cuerpo.
Todo lo que me decía Víctor me
llenaba de rabia, ¿Cómo podía existir armas así en la realidad?, este mundo se
estaba volviendo bastante peligroso, ahora no sabía que chica era real y quien
estaba siendo controlada por un pervertido como estos.
Miré la Daga por unos
momentos, tenía mucho coraje en el interior, regresé a ver a su cuello y se me
hizo fácil encajar la cuculla en su garganta sin remordimientos, una cruel
sonrisa de satisfacción se dibujó en mi rostro luego de ver como chillaba al
estarse convirtiendo en un traje insípido de piel humana.
Mi mano comenzó a temblar, no sabía
que pasaba conmigo misma, me estaba convirtiendo en un ser maligno, debía de
terminar con esta pesadilla, ninguna chica más debía de fruir por un tipejo
como estos, por lo que decidí que exterminaría a todas mis amigas, aunque ya no
pudiera recuperarlas.
Luego de tener tres cuerpos
hechos traje, los guardé en una bolsa llevándola conmigo, mi primera víctima sería
Sofia, quien aún no sabía quién tendría su cuerpo, pero de todas mis amigas era
la que mas extraño actuaba desde hace ya algunos meses.
Encontrarla no me fue difícil,
rápidamente la arrinconé en un callejón, la confronté y luego de lograr sacarle
la verdad, el golpe para arrancarle la piel al infeliz y volverlo un traje como
a los demás.
Poco a poco terminé con todas
las chicas de la universidad, incluso, sin importarme que fueran o no víctimas,
no deseaba que quedara ninguna chica en el instituto, mis crímenes eran
perfectos, hasta el ultimo de los cuerpos que había logrado cosechar.
Tenía a todas las chicas posibles
de la universidad, no sabía quién podría o no ser un asqueroso inmundano hombre
dentro de ellas, ni siquiera me esmeraba en pedirles que se arrancaran la piel,
simplemente llegaba con la Daga apuñalándolas hasta que se volvieran un traje
de piel mismo.
Cuando terminé, tenía una
bolsa enorme llena de pieles de muchas mujeres, estaba decidida, no importaba
que perdiera mi cuerpo y mi humanidad como mujer, me sentía libre y llena de
rabia por este martirio que me perseguía día con día, quizás la policía estaba
apunto de atraparme, no sabía si estaba haciendo bien en deshacerme de todas
estas pobres inocente.
Tome un botellón de gasolina, arrojando
la bolsa de pieles dentro de un barril para quemarlos todos y terminar de una
vez con esto, arrojé la Daga dentro del barril esperando a que se destruyera
junto con todos los cuerpos afectados, mi corazón se partía al ver morir a
todas esas chicas.
Pero entonces, en un momento
de crisis recordé, miré mis manos temblando con angustia, este era realmente
yo, era un asesino, un coleccionista de pieles que se había sumergido tanto en
los pensamientos y recuerdos de su victimas hasta que finalmente la conciencia
de una de ellas me había dominado para destruir los crímenes que había
engendrado.
Yo era realmente Jorge, y
Fernanda me había poseído para destruirme por mis actos.
PD:
Cuando finalmente, Jorge se
había retirado después de consumirse el fuego, una extraña aura verde iluminó
las cenizas, donde el arma regresaba a si misma a la vida y desaparecía con tan
solo un resplandor como si nada dejando a su paso un gran polvo color turquesa,
la Daga aún tenía vida.
Muy buena historia, muy original el punto de vista de la chica del traje. Me encantó
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