miércoles, 6 de febrero de 2019

El juicio – Capitulo 3 “La demanda”



Tres días habían pasado desde que había visitado la casa de los padres de Karina, y desde entonces habían pasado muchas cosas. Partiendo de que me había llegado la carta de que pronto algunos funcionarios se pondrían en contacto conmigo. Eso era lo esperado, lo que más me complació fue la reacción de Karina y su actuar.

El día anterior había llegado a mi bandeja de mensajes un largo mensaje de ella lleno de insultos, entre los que destacaba el decirme que era un “enfermo”, y que no podía creer que había ido a ver a sus padres. Que haría que me arrestaran. Eso resumiendo su larga lista de insultos y algunas faltas de ortografía, seguramente producto de la furia con la que había escrito el mensaje. Eso solo me hizo reír un poco al leerlo, todo eso indicaba que estaba ganando.

Como ya me había quedado claro, su cerebro no alcanzaba los niveles de su belleza, a pesar de haberse graduado, le faltaba habilidad para manejarse en habilidades bajo presión, manejar su carácter y a veces hasta tomar decisiones con la cabeza fría. Eso haría que todo lo que pudiera descontrolarla jugase a mi favor. Ella no se daba cuenta que me estaba dando armas para apoderarme de su cuerpo.

Después de ordenar mis ideas llego un pensamiento que me éxito “Mi mente es más adecuada para esa cabeza hueca que tiene”. No lo había pensado desde esa perspectiva, pero el solo hecho de formular esa frase me había excitado. Ahora me veía a mí, como una persona más apta y capacitada para usar el cuerpo de Karina, o como debía convencerme a mí mismo “mi verdadero cuerpo”

Por supuesto, debía actuar en consecuencia, entrar en el papel y sobre todo, hacer que más elementos estuvieran a mi favor. El día después a ese mensaje, había llamado por teléfono a casa de los padres de Karina, un número que había obtenido antes de volver a casa el día de la demanda, por supuesto para tener un contacto para cualquier presencia que debiera hacer durante la averiguación.

La madre de Karina levanto la bocina al tercer timbre, preguntando quien era, obviamente mi voz aun no le era familiar. Pero no tardaría en hacerlo si todos mis planes funcionaban.

-Mama… soy yo, Karina, por favor no te exaltes – indique interrumpiendo algo que iba a decir – ese tipo ya me ha amenazado por entablar la denuncia – hable despacio y claro tratando de proyectarme como una chica asustada. Aquella mañana había tenido que morderme la lengua para no reírme cuando otro largo texto de insultos y amenazas había llegado a mi bandeja de mensajes cuando ella recibió la notificación.  – Por favor, no sé lo que pueda hacer ese loco, está en mi cuerpo ¡pero no soy yo! – recalque – por favor, no hagan nada que lo moleste ¡podría hacerles daño y no me lo perdonaría!

La idea de que un enfermo ladrón en el cuerpo de su hija los atacase pareció asustar a la señora. Una de las ventajas de tratar con gente algo mayor es que no entendían del todo la tecnología actual y probablemente esto del cambio de cuerpo le pareciera muy surrealista y mucho mas aterrador.

-Eh… eh… si, vamos a tener cuidado tu papa. es decir, Alfonso y Yo … - respondió.

Contuve mi emoción al escuchar “tu papa”, ella ya empezaba a verme como su hija de manera inconsciente. Seguramente me trataría con un poco de distancia y también a Karina.

Era una tonta al no haber dicho a sus padres de inmediato todo, pero como muchos, pensaban que el cambio ilegal había pasado ya a la historia y que ya no era un negocio o amenaza, y mucho menos, alguien se le hubiera ocurrido mi brillante plan para tomar un cuerpo mejor usando las leyes. Iba varios pasos por delante, porque cuando entendiera que debía recurrir a otros para ayudarle, yo ya habría conseguido muchos puntos con ellos.

Durante todo este tiempo, me había puesto a documentarme sobre la ley que se había escrito sobre el cambio de cuerpos, sus regulaciones y sobre todo los procesos legales. Era la primera vez que estudiaba tanto en mi vida.

Ciertamente había términos que no entendía, peor me sorprendía a mí mismo el ímpetu que ponía en entender rápidamente algún apartado en especial para poder continuar con mi entendimiento. El proceso era increíblemente simple, pero muy eficaz.

El proceso era privado, esto debido a que, en casos anteriores, aquellos que habían recuperado sus cuerpos habían sido víctimas de atentados, ya fuera porque los narcos salían afectados, o similares. De modo que estos procesos privados hacían que fuera menos público y se pudiera proteger al afectado en caso de que se fallara a su favor.

El estado lanzaba una averiguación sobre selectas personas cercanas a la persona, y harían un perfil psicológico y de comportamiento, y lo corroborarían después de las fechas señaladas en el caso.



Un juez especializado y la encargada del psico análisis estarían presentes para recolectar todo el perfil y habría una sesión programada de ambos (acusado y demandante), en done tras un análisis, se daría un veredicto, esto daba como resultado “actúa como tú mismo”, y ganaras el juicio, al menos si eras quien decías ser. Muchos no entendían ni a quien habían usurpado y eran regresados a sus cuerpos.

Las condenas iban desde cárcel por años, hasta incluso pena de muerte en los casos más graves. En mi caso tenía dos opciones, terminar unos años en la cárcel, o salir libre con un nuevo cuerpo. Terminará como terminará, mi gordo cuerpo terminaría tras las rejas... Ahora, mi vida dependía de esto, eso me ponía más nervioso, incluso me asustaba, pero ya había llegado a este punto como para echarme atrás.

En los siguientes días entendía como se llevaría a cabo todo el procedimiento, también entendía que tipo de perfil debería llegar para la audiencia única en la que decidiría todo cuando tuvieran toda la información. Frente a mi ordenador leía algunos de mis apuntes antes de caer en cuenta: aun existía aquel perfil del secreto amante de Karina.

A pesar de que había borrado el de ella, si hacían una búsqueda y el respondía seria el fin. No iba a permitirlo. Esa misma tarde, invertí horas en buscarlo con ayuda de los respaldos que tenía para Hackearlo. Era muy similar a Karina, salvo que el tenía un par de conversaciones más. Parecía que coqueteaba con varias, y había elegido a una adinerada chica de su propio país con un espectacular cuerpo y cabello rubio.

-Bueno James… no te guardare rencor – dije mientras empezaba a borrar aquel perfil – tu puedes tener a tu puta rubia… y yo el cuerpo de Karina.

Era justo, gracias a él, aunque no lo supiera, yo tenía todo para usurpar mi futuro cuerpo, el podría conservar a quien decidió para ser su pareja.

Esa noche dormiría un poco más tranquilo, últimamente era difícil conciliar el sueño, me empeñaba una y otra vez en imaginarme y soñar con que haría en mi verdadero cuerpo, trataba de suponer como es que se sentiría tener un cuerpo delgado y hermoso. Trataba de imaginarlo, pero no podía hacerlo bien, solo podía imaginar una sensación similar a estar en solo huesos, años de cargar la maldita obesidad me impedían recordar o suponer como era ser más delgado. Mi descuido hacia mi persona era simplemente irreversible para mí, el asma acababa conmigo, además, era imposible para mi correr sin que mis rodillas se hicieran polvo, mi corazón debía estar ya afectado. Doctores me lo habían hecho saber “debe cuidar su alimentación”, “debe hacer ejercicio”. ¡va!, solo me quedaba morir pronto en prisión si fallaba, o ser libre con un cuerpo saludable y de ensueño.

Ese mismo pensamiento me había dejado consentirme y despreocuparme ya de mi salud, mientras leía sobre el juicio comía deliciosas hamburguesas, me permitía helados o incluso frituras, después de todo, en el peor de los casos no estaría mucho en prisión antes de que habérmela pasado bien acabara conmigo. Y por otro lado y me sorprendía el morbo que esto me producía, m i cuerpo quedaría en tal estado que seguramente Karina no podría con el mientras yo disfrutaba el suyo.

Eso también me hizo pensar, en que, si todo salía bien, no iba a acabar como un maldito puerco de nuevo, disfrutaría mi deliciosa comida chatarra y cuando tuviera mi nuevo cuerpo lo pasaría bien cuidándome como debía ser. Años de ejercicio podían botarse en pocos meses de comer como normalmente lo hacía. Pero eso ya lo meditaría más tarde.

Cuando llego el domingo era hora de trabajar muy a profundidad, usando el perfil de Karina en mi modo incognito, empecé a buscar a todos sus compañeros de la universidad y amigos cercanos. Mientras hacia esa investigación los rastreaba y agregaba en mi otro perfil para saludarlos y tratar de “re entablar” una relación de amistad.

La fortuna de las redes sociales, era que, la mayoría que ya no tenía contacto con Karina podían pensar que era ella. No sabrían con cuál de las dos hablaban. Me di cuenta que muchos, generalmente hombres aceptaban rápidamente la invitación y estaban gustosos de platicar conmigo, sobre tofo porque querían hacerse notar, ya sea “acuérdate, yo estaba en tal lugar”, o “si, yo hacía estoy aquello”.

Lo mismo hacía con los antiguos compañeros de preparatoria. En mis estudios de psicología y psico análisis, había aprendido a dar generalidades para obtener lo particular. Como “ese día, yo usaba tal cosa. ¿No?”, y podían corregirme, no, acuérdate que paso esto con tu blusa y….

Descubrí que los hombres eran mucho más fácil de manipular, debía admitirlo, somos más imbéciles cuando hay un par de tetas enfrente. La mayoría pensaba que era el verdadero perfil de Karina, seguramente no visualizaban el asqueroso gordo que era y pensaban en una Karina recostada, quizá con poca ropa contestándoles feliz la conversación.

Era muy fácil obtener información detallada y precisa, y la mayoría concordaba, solo despejaría detalles más tarde. Excusas como “ese día estaba distraída” o “Sorra, no me acuerdo, es que paso hace tiempo”, eran normales y completaban la información que yo pedía o llenaban los hoyos de mi historia.  Descubrí por supuesto que Karina, siendo una chic atractiva obtenía atención, pero ella no miraba muchas personas, si no que como toda adolecente estúpida y hermosa, tenía una pequeña burbuja en la que se manejó durante su época de estudiante.

Muchas chicas eran más difíciles de tratar, pero ahí entraba mi parte masculina, cuando quieres encantar a una mujer, indicas que cualidades tiene y trates de resaltarla, esa humildad en una chica linda como Karina era más difícil de encontrar y para ellas significaba mucho. Terminaban por abrirse y darme otro tip de detalles.

Llegaba a la conclusión de que, cuando los agentes de investigación llegasen con varias de esas personas, la mayoría de los hombres automáticamente recordarían nuestras conversaciones para decir lo mismo. Muchos con la ilusión de que “la verdadera Karina”, los considerar ahora amigos cercanos por abogar por ella, o incluso, podrían ser sus “príncipes”, si recuperaba su cuerpo. No lo dudaba, la mayoría pensaba con las bolas, pero debía admitir que me excitaba en parte que ellos me consideraran la verdadera Karina, era lo más cercano a estar en su cuerpo por ahora.

En cuanto a las mujeres, algunas serian neutrales, otras tratarían de ayudar a la verdadera Karina, y muchas por la malicia estarían felices de que la engreída de la preparatoria perdiera su cuerpo. En todos los escenarios posibles, el beneficiado era yo.

Por otro lado, Karina había empezado a mandarme mensajes más a menudo, de odio, insultos y repitiéndome que no me saldría con la mía. Cada vez, al terminar de reírme de su desesperación mis mensajes eran muy similares.

“Solo muestras el ladrón que eres, voy a recuperar mi cuerpo, enfermo”

En sus estados cada vez subía menos fotografías, y también parecía estar de mal humor todo el tiempo. Aquello hacia que las primeras amigas con las que había contactado empezaran a suponer que yo era la verdadera Mantenía mas contacto con ellas. Preguntaba cómo estaban, preguntaba sobre si todo estaba bien, y les recordaba ciertas cosas que ellas habían dado a entender que eran importantes.

“Lorena, somos amigas, claro que me preocupas…”
“Isabela, ese ladrón en mi cuerpo no va a preocuparse por ti”

El estrés y el enojo de Karina le jugaba en contra alrededor de sus amigas. Y muchas ya estarían pensando que quizá yo decía la verdad. Después de todo ¿no se suponía que una amiga debería comportarse como tal? Incluso me preguntaba si alguna, que aún no me creía del todo no pensaría “Aunque no sea Karina, ella sería una amiga más amable”. Yo estaba siendo el corderito y ella se derrumbaba cada vez más. Al pasar de los días veía que tenía estados menos frecuentes. En su teléfono celular veía que a veces contestaba a sus amigas con la misma frustración que a mí.



“Ese pendejo no es yo, deja de mensajearte con el”

“¿No seas estúpida, como vas a creer que soy yo?”

Recibir tales mensajes haría que cada vez estuvieran más de mi lado. Lo único que me preocupaba era que el estrés llegase a afectar mi futuro cuerpo… no importaba, con unos días de descanso y cuidado seguramente podría revertir cualquier consecuencia de estresarla. Era joven… hermosa, saludable… esos pensamientos hicieron que mi miembro reaccionase, pero no continúe con mi fantasía, sabía que no duraría mucho antes de que eyaculara, sería mejor, continuar con mi trabajo. Aun había algunas personas con las que conversar y pulir todo o que sabía de mi futura vida.

A la mañana siguiente desperté con dificultad, ponerme de pie resultaba un ritual que estaría feliz de terminar cuando todo esto concluyera. Mi costado me dolía, cuando me senté en la cama mire las latas de coca cola que había estado tomando estos días, quizá la menos debería tomar más agua, últimamente ir al baño producía un ardor cuando orinaba. “Al demonio” pensé, ya había decidido como seria todo, saliera bien o mal, no estaba dispuesto a alargar mucho mi vida con estos problemas y enfermedades.

Ese día debía prepararme, debido a que hablaría con el encargado d mi caso, la visita estaba programada en poco tiempo y era mejor si limpiaba y trataba de hacerle ver que trataba de mejorar el estado de esta porquería que ya me costaba arrastras y que debía seguir llamando cuerpo, al menos un poco más.

Cuando todo quedo impecable, estaba sudando, hacía mucho que no limpiaba, peor no importaba, me limpie con una toalla rápidamente antes de abrir la puerta cuando esta sonó.

El agente era un hombre de unos cuarenta años, el cual hablaba de manera muy formal, por supuesto yo tenía otros planes. Después de mostrarme muy “educada” y dispuesta a hacer todo lo que le dijera, comenzó a pedirme toda la información de cómo había terminado en este cuerpo.

Mi relato, no fue muy diferente al que había dado a los Padres de Karina, la fecha, la hora, el lugar, como había pasado. Como es que “había perdido el conocimiento”, y como es que había terminado en esa bodega atrapada en este cuerpo.  Sin embargo, agregue algo muy importante y que no había mencionado a los padres de Karina.

Para el agente, tendí un teléfono celular, era nada más y nada menos que el mío, dado que todo el proceso lo había hecho con laptop que había comprado ahí solo había lo que yo deseaba que viera: Mis viejos mensajes.

Como era de esperarse, el parecía sorprendido y asqueado, tenía mensajes muy viejos de cuando aún intentaba negociar con personas de peso el cambio de cuerpos con una maquina clandestina.

Su cara horrorizada al leer como yo negociaba el precio por un buen cuerpo, sano y joven no le quedaba lugar a dudas: este cuerpo era culpable. Pero había algo más importante: solo un tremendo imbécil mostraría eso si no fuera la Karina real.

En ese momento pasaba de ser un “supuesto farsante”, a “alguien que está dispuesta a exponerse a esas mafias por recuperar su cuerpo”.

Mientras me preguntaba más, dije que no sabía más que lo que había en el teléfono, también trataba de dramatizar lo difícil que había sido vivir como el gordo que era. ¿Frases como “Sabe lo que es haber ido al gimnasio por años y estar así?”, hacían que el hombre mirase las fotos de Karina que había en su archivo y viera la diferencia, por supuesto sabía que él no podría dejar de pensar en el atractivo físico de ese cuerpo. Y como la mayoría podría desarrollar el deseo de “ayudar a la damisela en apuros”. Además, yo le estaba dando elementos que más tarde podrían hacer que el hiciera arrestos muy significativos, y todo mientras me exponía al peligro.

La conversación se alargó mucho, me hacía preguntas detalladas y a veces casuales, sabía que a esto se le llamaba “altibajos psicológicos”, trataba de ver si ante una pregunta simple o espontanea mi respuesta era errónea o tardaba demasiado, entendía muy bien el juego y el libro psicológico y estaba pasos adelantado a el. Cuándo pregunte a quienes habían investigado para la audiencia, el indico “no puedo decírtelo, pero saliste muy bien.

Eso quizá para el fuera solo una generalidad, pero leer su lenguaje corporal indicaba que estaba muy seguro de lo que tenía enfrente.

Cuando por fin se fue y me dejo solo me derrumbe sobre la cama. Me sentía agotado, había sido duro e mantenerme en el papel todo el tiempo. Pero estaba muy seguro de lo que había conseguido, casi todo lo que me había preguntado era lo que había estado estudiando una y otra vez, también mucho sobre lo que había hablado con las amigas de Karina y también con los contactos que había agregado recientemente.

Sonreí al saber cuál era la diferencia entre Karina y yo: ella era la verdadera y por extraño que resultara seria su perdición. Al saber que le preguntarían sobre su vida, y no saber todo o que yo sabía y había manipulado, estaría segura de que podría responder a todo, esa confianza haría que seguramente supusiera algo de su memoria y no concordaría con la información que se había recolectado. Las conductas, los modos, y que incluso sus padres contaran, con naturalidad los cambios que ella había tenido tras su ruptura me darían las ventajas necesarias.

Se me había citado a la última audiencia al día siguiente, estaba demasiado nervioso, pero aun tenia cosas que hacer. Me puse de pie, me sorprendía que la ansiedad no me dejara pensar en comer nada, aun así, comencé por donde debía.

Saque bajo mi cama la caja donde tenía apuntada toda la información de Karina, me sorprendía que había memorizado casi todo, y podría recitar hojas enteras sin equivocarme, pero eso ya no importaba, todo había sido dicho y mañana se daría la sentencia. Fui a la estufa para quemar uno por uno los cuadernos y recolectar la ceniza antes de echarla por la tapa del escusado.

Una vez termine eso, ya era de noche, sin embargo, aún tenía cosas por hacer. Tome la laptop, en otro momento hubiera vomitado de pensar lo que me había costado esa máquina y lo que iba a hacer.

La desarme por completo en varias piezas y machaque por completo cada una asegurándome de que no se pudiera salvar nada en absoluto. Después de ello metí todo en una mochila para salir. Recorrí un par de calles tirando las piezas en basureros diferentes, incluso le di la carcasa aun pepenador diciéndole que podría venderla por un poco de dinero para comer. Eso haría que terminara muy lejos. Con eso, la evidencia de mi investigación había desaparecido.

Cuando volví a mi destartalado departamento mi corazón latía con fuerza, ya no había mas que hacer, mañana se decidiría todo. Cuando fui a la cama no podía dejar de dar vueltas en la cama ¿y si había olvidado algo? ¿y si había cometido un error fatal?... sabía que morir apronto en la cárcel.

No pude dormir esa noche, daba vueltas preocupado por lo que sería de mí. Mis sueños se entre mezclaban entre fantasías con el que quería fuera mi cuerpo y con el terminar tras las rejas o peor…. Cuando el despertador sonó estaba empapado en sudor... era chistoso pensar que era más fácil levantarme pero más difícil decidirme a hacerlo, era como si la ansiedad y el pánico me impidieran hacer lo que debía hacer. Pero me obligue a mover mi gordo culo fuera de la cama, tomar una ducha y vestirme para ir al centro de investigación donde el juez daría el veredicto.

Pude ver a Karina llegar acompañada de sus padres, aunque estos parecían mantener un poco la distancia de ella y eso claramente le molestaba. Pero le daría una suave sonrisa a la señora y al hombre que educadamente devolvieron un saludo con la mano.

El centro era grane y había mucha seguridad, después de todo, albergaba la única maquia funcional del mundo para cambiar de cuerpos. Pasamos escoltados hacia un cuarto en donde debíamos esperar, los padres de Karina tendrían que esperar en la parte de afuera. Era la primera vez que estaba con Karina en persona, y a solas, además, eso era muy extraño



No pude evitar mirarla de arriba abajo, piel, hermosa y suave, labios perfectos pintados ese día de rojo, cabello, perfectamente cuidado y con un perfume delicioso, senos grandes y firmes, una cintura delineada por la ajustada blusa que llevaba y unas piernas largas y torneadas y aunque estaba sentada, sabía que todo eso se coronaba con unas anchas caderas y unos glúteos firmes.

-Deja de verme enfermo mal parido – soltó fulminándome con la mirada

-Yo solamente suspire, verla así, había hecho que mi miembro se pusiera erecto, pero mi obesidad hacia que mi prominente estomago cayera sobre mi pelvis ocultándolo, pero me dejaba mostrarme un poco de buen humor

-Como digas ladrón – conteste, no sabía si ahí había cámaras debía de actuar hasta el último momento – no te saldrás con la tuya.

-Deja de fingir! – soltó molesta mostrando el estrés que había acumulado.

-Eso debería decirte yo a ti, pero ya veremos – dije tratando de ocultar mi miedo.

La puerta de la sal se abrió y era ver dos cosas opuestas. Karina se levantó con elegancia caminando con un suave contoneo de sus caderas, sostenía por sus magníficas piernas y haciendo sonar los zapatos de tacón bajo que llevaba puestos. Yo por mi lado, parándome como un pato borracho abría las piernas para soportar mi insano peso y tambaleaba suavemente debido a eso y a l miedo que sentía de no haber hecho todo bien.

Había dos guardias, fornidos y armados, obviamente me miraban con asco en sus ojos, pero con deseo cuando se volteaban a Karina. Aun así, no se movieron, solo estaban detrás de los asientos donde nos ordenaron sentarnos. Me deje caer casi con aplomo sobre uno de ellos, frente tenía una mesa en donde estaba sentado un hombre de unos sesenta años ataviado con traje formal y un grueso expediente.

La verdad es que casi ni podía escuchar las formalidades que decía, que, si el día que era, que el motivo de la auditoria, que el proceso y no sé qué más nombres y protocolos.  Apretaba mis dientes con tal fuerza para no hacerlos castañear que quizá me hiciera daño. Sin embargo, me obligue a respirar para escuchar, pues cuando dijeron “ahora se dará veredicto sobre el caso”.

La sentencia fue ficha, el juez se aclaró la garganta y nos miró a través de sus gafas de montura cuadrada. Mi corazón latía con tanta fuerza que temía que me diera un ataque antes de escuchar su sentencia. Podía sentir el sudor en mi ropa…

Mis manos fueron a mi boa para cubrirla cuando la sentencia fue dicha. Era un acto natura que culminaba mi actuación y evitaba que cualquiera viera mi cínica sonrisa

“El acusado y la demandante entraran a la cámara de intercambio, se devolverá a la señorita Karina su verdadero cuerpo”


9 comentarios:

  1. Muy buena continuarla pronto por favor

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  2. Excelente, me encanta, porfavor sube la otra pronto, es genial, buenas vibras

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  3. No puedo expresar lo mucho que me ha gustado la historia. Estoy muy ansioso de ver como continua.

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  4. La historia es lenta pero detallada me gusta como la estas escribiendo espero la siguiente parte continua genial

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  5. Encontré el blog de casualidad y mire la historia la leí y me gustó espero lo continues y subas rápido más capítulos

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  6. me encanta como va esta historia ya quiero ver la continuación respecto al concurso de la portada participo te dejo el link a mi portada https://i.ibb.co/3sfQMf0/prbg.jpg
    espero ganar jeje
    att: Cooler

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  7. Pues la historia estuvo buena desde el primer capitulo, aunque me da algo de pena por la pobre de Karina, pero bueno, si este no es el final, supongo que sera la parte 4 la que cierre esta saga, a ver que nos tienes, saludos y hasta la próxima

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