Era la tan esperada noche de luna llena, decían que sería la luna llena más grande del año y posiblemente de la década, además de eso, venía con dos fenómenos extras, la luna se bañaría de color rojizo asemejando la sangre y además, había un eclipse que para variar sería de más duración que haya habido en la historia.
Recuerdo como mi madre estaba muy emocionada ya que le encantaba ver ese tipo de cosas que según ella eran místicas.
Llegó la hora del suceso y ella salió a la azotea para disfrutar del fenómeno mientras tomaba una botella de su vino favorito.
Las horas pasaron y de repente todo se puso extraño, sentí como un escalofrío intenso recorría todo mi cuerpo, la luz de la noche de repente se tornó rojiza, me sentía mareado y con un poco de náuseas, mi cuerpo se sentía cortado y de repente me sentí débil, me tiré a la cama para descansar mientras miraba por la ventana como el cielo estaba de un tono rojo oscuro.
Mi cuerpo comenzó a temblar y de repente experimenté como si mi alma se saliera de mi cuerpo.
Mientras veía mi cuerpo tendido sobre la cama, noté como muchos espectros se encontraban por todas partes, fue cuando noté que unos hombres sombra rodeaban mi cuerpos como si intentaran meterse dentro de él, me lancé sobre ellos intentando regresar a mi cuerpo antes de que uno de esos espectros me robara mi cuerpo, era varios y se sentía una carga muy pesada en el ambiente, sentía una especie de calor sofocante que emanaba de ellos, de sus auras energéticas negativas, o mal vibrosas como algunos dirían.
A pesar de todo, logré empujarlos lejos de mi cuerpo, logrando regresar dentro de él y despertando con la garganta oprimida, como si los espectros que ahora no podía ver en el plano de los vivos intentaran matarme para vengarse que no haya dejado que se metieran a mi cuerpo.
Traté de mantener la calma y finalmente el eclipse terminó, había durado demasiado no sé qué hubiera pasado si tardaba más, el ambiente aún se sentía extraño, entre las casas vecinas, muchas personas se encontraban sollozando.
Cuando logré reponerme un poco de todo ese malestar, corrí hacia la azotea donde se encontraba mi mamá, no sabía cómo estaba ella, si los espectros también habían intentado meterse dentro de ella.
Al llegar mi mamá me miro y me sonrío como normalmente lo hacía, aunque algo no andaba bien esta vez.
Le pregunté cómo estaba, que si había visto esos espectros pero ella solo se rio y como si hubiera sido una divertida aventura solo se burló de ello.
-¡Ah…, esos espectros…, sí, fue divertido…!, ¿No lo crees…? -mencionó ella de una manera escalofriante.
Su voz se escuchaba normal, pero no con esa elegancia y suavidad con la que tocaba su hermosa melodía vocal, parecía más una voz oscura y macabra, rayando en lo monstruoso.
Algo presentía que había pasado, quizás solo me quería engañar a mí mismo, sabiendo que podría haber un espectro fingiendo ser mi madre.
¿Pero como saberlo?, tenía su cuerpo, su cara, sus facciones, sus ojos aún irradiaban esa mirada pura y noble que solo ella tenía cuando me veía.
Los días pasaron y había decidido confiar en ella, vivíamos solos y fue aquí cuando las cosas se pusieron extrañas.
Por las noches, se escuchaban ruidos extraños en su cuarto, en ocasiones hasta notaba que de su habitación provenían gemidos, ya tenía edad como para saber qué significaban esos ruidos.
No sabía lo que pasaba ahí dentro, pero era obvio, no quería preguntar nada, no quería saber lo que ella hacía con su cuerpo dentro de su habitación, sentía pena y algo de asco, aunque también algo de curiosidad.
Luego de un tiempo, mi madre se había vuelto un poco distante, algo rebelde y desinteresada por sus responsabilidades como madre.
Había comenzado a salir todas las noches, llegaba hasta la madrugada y si no es que hasta el amanecer, ella nunca había salido más que en ocasiones con algunas amigas, pero nunca tan seguido, ella se vería formal, como una dama de su edad, pero había cambiado la formalidad, por vestimentas más exóticas y reveladoras, notándose algo atrevida y coqueta, como si intentara gritarle a los hombres que la miraran.
Algunos de mis amigos también se comportaban de una manera extraña, algunos vecinos y familiares.
Un día, mi mamá no paraba de reírse sola en su habitación, pero no era una risa natural, era una risa siniestra y profunda, como si fueras la risa de un hombre entonando la voz de mi madre.
-¡Jajajaja, que rico cuerpo me encanta!, no cabe duda de que fue una presa fácil, lo siento mi amor, pero ya estás en el infierno y tu cuerpo es todo mío, lo tenías desaprovechado, que culito tan rico tienes mi amor, que rico se siente cuando me masturbo con tu vagina, ¡Aummm jajajajaja! -decía con una voz tenebrosa -luego sonó el celular y contestó con la misma voz macabra -¡Ya estoy lista amor, nos vemos donde quedamos!, te prometo que la vamos a pasar muy bien, ¿El niño?, ¡Sí!, parece que es otro de esos idiotas que no sospechan nada, todo estará bien, en cuanto se duerma me largo de aquí, ¡Jajaja!, ¡Sí, está perra está deliciosa, ya quiero sentir tu rica verga dentro de mi coño otra vez!
Luego de eso colgó y se escucharon pasos fuertes caminando hacía la puerta, corrí a mi habitación tirándome a la cama, ya no tenía dudas de que ella no era mi madre, sino uno de esos espectros que se habían metido a su cuerpo, no entendía cómo es que sabía todo de ella, sus recuerdos; su personalidad, su manera de ser, la manera tan dulce en la que fingía hablarme, sentía demasiado asco por toda la ansiedad y el miedo de saber que ella no era mi madre.
-¿Mi niño estás despierto…? -preguntó ella tocando la puerta.
Me quedé callado con el cuerpo temblando, en eso, abrió lentamente la puerta y cerré los ojos quedándome quieto, la silueta de mi madre se asomó por la puerta, tratando de ver que estuviera dormido, al no notar ruido ni movimiento alguno, cerró la puerta y corrió hasta su carro para irse con quién sabe qué tipo.
Corrí a mi bicicleta una vez que escuché el cerro alejarse, sincronice mi celular con el suyo para obtener su ubicación y llegué hasta un motel en una zona exclusiva de la ciudad.
Camine al llegar al motel donde se supone que se había reunido con su amante, la ubicación me indicaba que se encontraba en la habitación 307, me acerqué a la habitación y desde afuera se podía escuchar ruidos extraños, entre gemidos y suspiros intensos hasta gritos y risas tenebrosas, lo curioso era que no solo en su habitación se escuchaban esos ruidos intensos, sino en todas las habitaciones del motel.
Pasó un largo rato y parecía que ya habían terminado, se escucharon algunos ruidos y me escondí mientras miraba como mi madre salía con un tipo que no conocía, se veía joven y en muy buena condición, él se adelantó mientras que mi madre o la que fingía serlo se quedó mirando su celular en el pasillo, se detuvo como si presintiera algo, salí caminando lentamente para acercarme a ella cuando de repente giró de manera sensual para regresar a verme.
-¡Oh niño, así que me seguiste…, bueno!, supongo que ya no lo puedo ocultarlo más… -decía con su dulce voz aún serena y suave de mi madre cambiando lentamente a su voz tenebrosa que había comenzado a escuchar desde hace a algún tiempo -No sabes lo feliz que me siento con el delicioso cuerpo de la zorra de tu madre, ella tenía desaprovechado este cuerpecito hasta que me metí dentro de ella y le eh sacado todo su potencial.
-¡No puede ser!, ¡Tu eres uno de esos espectros, te metiste en el cuerpo de mi madre! -le dije con coraje e impotencia.
-¡Así es jajaja! Y no solo yo querido, estamos dentro de sus amigos, de tu familia, de tus vecinos y de todos o la gran mayoría de personas que antes conocías, ahora nosotros estamos dentro de ellos, conservamos sus recuerdos; sus mentes, sus pensamientos, puedo sentir dentro de mí lo que es amarte como si fueras mi hijo de verdad, ¿Acaso no eh sido una buena madre todo este tiempo?, Supongo que hace falta algo más para convencerte de qué soy la única madre que puedes tener ahora, ¿Qué dices si regresamos a este cuarto a pasarla bien un rato…?, ¡Oh vamos!, no te pongas en ese plan mi amor, eh visto como me miras, como recorres estas ricas piernas, como saboreas este delicioso culo y las sabrosas tetas de tu madre con esos ojos inocentes.
Miraba a la mujer que posaba frente a mí de manera atrevida y sensual, sin poder creer que se trataba de mi propia madre seduciéndome, o al menos era su cuerpo, comencé a sentirme algo excitado por pensar en hacer algo que estaba prohibido; pero si ella realmente ya no era mi madre, ¿Podría?