lunes, 27 de octubre de 2025

𝟏-𝐓𝐠 𝐎𝐜𝐭𝐨𝐛𝐞𝐫 “𝐄𝐥 𝐁𝐮𝐥𝐥𝐲”


𝟏-𝐓𝐠 𝐎𝐜𝐭𝐨𝐛𝐞𝐫 “𝐄𝐥 𝐁𝐮𝐥𝐥𝐲”


Raúl estaba cansado de ir a la escuela, para el levantarse cada mañana era un suplicio en vida, el antes era un niño feliz con dos padres que lo amaban y que entre los tres, tenían una hermosa relación familiar.


Pero esa felicidad comenzó a perderse, cuando sus padres lo cambiaron de escuela, Raúl llegaba a un lugar donde no tenía amigos y si bien en su anterior escuela no era popular, muchos lo querían.



A pesar de que Raúl quiso mostrarse con buena cara y actitud, en su salón había un grupo de chicos brabucones, esos típicos bullys que solo saben causar caos y miedo en chicos inocentes y débiles de carácter o impotencia como Raúl.


Quién rápido se convirtió en una presa fácil, debido a que era el chico nuevo de la escuela.



-¡Oye princesa!, ¿Qué trajiste de comer hoy? -gritaba Fernando acercándose con un puño y sujetando a Raúl del hombro.


-¡Nada que te importe gordo! -contestó Raúl intentando verse más rudo, pero eso le costó rápidamente un golpe bajo.


-¿Qué dijiste idiota? -Fernando respondió rápido con un duro golpe en el abdomen de Raúl.


Apenas comenzó a desvanecerse en el suelo, Fernando aprovechó para abrir su mochila en busca de lo que buscaba, aparte le quitó su cartera y le sacó 200 pesos.


-¡Y esto es para que aprendas a no contestarme perra! -dijo Fernando mientras se marchaba con su grupo de amigos.


-¡Maldita sea estoy harto de ese idiota! -suspiraba Raúl sobando su vientre mientras se levantaba.


Ya llevaba más de medio año sufriendo las constantes molestias de Fernando, quien no entendía porque tenía a muchos aliados a su alrededor, siendo que solo estaba gordo, ni siquiera era un tipo musculoso, pero de alguna forma les representaba miedo.


Luego de unos días, Fernando persiguió a Raúl saliendo de la escuela, le quitó su mochila y lo arrastró por la calle dejándolo sucio y malherido, Raúl no podía defenderse, era algo delgado y más pequeño que Fernando, no entendía porque se ensañaba tanto con los demás chicos quienes igual eran más o menos débiles que el.


-¿Qué tengo yo que le cause tanto interés? -

Pensaba Raúl mientras volvía a su casa con el uniforme rasgado, todo sucio y malherido.


Verónica, su madre, miró con angustia como su pobre hijo llegaba tan afectado de la escuela, había notado ciertos cambios desde hace algunos meses y rasgos peculiares muchas veces cuando llegaba de la escuela, pero esta vez había sido el colmo.



-¡Hijo!, sé que te molestan en la escuela, ¡Dime por favor!, ¿Quién es…? -preguntaba Verónica a su hijo con preocupación.


-¡No es nadie mamá, déjame tranquilo!, ¿Sí?  -


Raúl no quería preocupar a sus padres, aunque de todos modos si su madre hacía algo para defenderlo, seguramente sería peor para él a largo plazo.


Verónica no desistió y decidió ir a dejarlo a la escuela al día siguiente, mirándolo entrar sin problema alguno, como si su agresor estuviera vigiando y teniendo la paciencia de asechar a su presa para no convertirse en ella.


Verónica no notó nada extraño y decidió esperar para entrar a hablar con la directora.



-¡Nunca hemos tenido ningún problema en esta escuela señora Jiménez…! -contestaba agresiva la mujer, quien más bien parecía tener miedo de que su escuela consiguiera una mala reputación y ser investigada a causa de la queja de Verónica.


-¡Pero yo le estoy diciendo como madre como veo a mi hijo!, si se lo digo es por algo y necesito que investigue y haga algo… -Verónica insistió pero no consiguió mucho.


-¡Estaremos pendientes y tan pronto como notemos algo malo se lo haremos saber…! -respondió por último la mujer de manera déspota.


Verónica se fue a casa esperando que su hijo estuviera mejor con la queja que había dado.


-¡Qué sexy está tu mamá princesa! -le decía Fernando a Raúl -


-¡Con mi mamá no te metas maldito gordo de mierda! -respondió Raúl enojado.



-¡Jajaja!, ya se enojó la niña, ¿A qué vino la perra de tu madre? -preguntó Fernando mostrándose intimidante.


-¡Solo me vino a dejar!, ¿Qué te molesta? que tus padres no te quieran como a mí, ¿o qué? 


-¡Jajaja, te voy a cerrar el hocico idiota! -Fernando contestó con unos golpes dejando a Raúl desvanecido en el suelo -¡Y para que lo sepas mis padres me quieren mucho más que a ti! -gritó Fernando.


-¡Fernando! -gritó la directora a la distancia -¡Por tu culpa vinieron a quejarse!, ¿Qué le estás haciendo al pobre niño?, ¡Estás castigado tres semanas!, ¡Ya estoy harta de sus insolencias! -gritó la directora mientras se llevaba a Fernando castigado.


-¡Esto no se va a quedar así! -gritó Fernando a Raúl quien lo veía sintiendo más miedo que tranquilidad.



-¿Porque hiciste eso mamá? -le gritó Raúl a su madre desesperado.


-¡Hijo yo solo quería ayudarte! -le dijo Verónica angustiada.


-¡Solamente hiciste que me sienta peor, ese tipo nunca se va a detener! 


-¡Entonces seguiré insistiendo a la directora!, con esto solo me confirmas que te acosan y te molestan esos niños.


-¡No te metas y ya…! -alegó Raúl insistiendo una última vez.


Las semanas habían pasado y Raúl parecía haber vivido las mejores tres semanas desde que llegó a esa escuela, con eso solo comprobaba que tenía razón al ver como los dichosos aliados de Fernando le tenían más miedo que lealtad, nadie nunca se acercó siquiera a molestarlo.


De repente, Raúl recibió un fuerte golpe por la espalda que lo dejó tirado.


-¿Me extrañaste perra? -gritó Fernando mientras se tiraba a los golpes con Raúl quien estaba indefenso.


-¡Ya déjame en paz maldito! -jadeó Raúl.


-¿Qué vas a hacer?, ¿Esconderte en las faldas de tu mami? -se burlaba -¡Vuelve a acusarme tu mamá y la vas a pagar muy caro! -sentenció Fernando una última vez.


Raúl regresó a casa ocultando los golpes, mientras que sentía coraje de que la paz se hubiera terminado, sabía que esto solo era el comienzo de la peor etapa de su vida.


Pasaron los días y Fernando recibía a Raúl todos los días con una golpiza, aunque los maestros estaban conscientes no se preocupaban en hacer algo al respecto por miedo de que Fernando les hiciera algo.


-¿Cuando viene la perra de tu madre?, ¡Ya quiero ver el sexy culo de tu madre!


Fernando molestaba día tras día a Raúl, dándole donde más le dolía, que era hablar sobre su madre, Raúl sabía lo hermosa y sexy que era su madre, por ello tampoco quería que sexy aparecía era a su fuera para defenderlo, eso solo le dió más armas a su enemigo para molestarlo, pocos se atrevían a defenderse o regresarle la mordida, ese había sido el peor error que pudiera haber cometido.


Verónica notaba con angustia como Raúl volvía a ser ese chico retraído y solitario, no sonreía y él se volvía cada vez más callado.


Ella sabía que algo no andaba bien con su hijo y decidió volver a la escuela a confrontarlo.


La directora nuevamente se hizo de la vista gorda, aludiendo que nada malo pasaba en la escuela, prefería ignorar la situación antes de involucrarse en más problemas, Verónica notaba estaba satisfecha con la situación en que vivía su hijo, esperó a la salida para ver que su hijo saliera tranquilo.


Pero solo se encontró con la desagradable escena de ver como los chicos de siempre molestaban a su pobre hijo.


-¿Ya te vas princesa?, pero si yo quiero jugar un rato contigo -Fernando lo sujetaba lastimándolo.


-¡Deja a mi hijo en paz maldito! -grito Verónica mientras todos volteaban a verla.


Más que coraje, Fernando disfrutaba el espectáculo, mirando a la madre de Raúl con ojos lujuriosos.


-¡Mira quien vino a rescatarte!, ¡Que sexy está tu madre!, cuidado y digas algo porque te vas a arrepentir…


Fernando amenazó a Raúl mientras ambos miraban como su madre llegaba a defenderlo.


-¡Vuelves a tocar a mi hijo y la vas a pagar muy caro! -amenazó Verónica.


-¿Y si no qué?, ¿Qué me va a hacer señora, pegarme? -Fernando amenazó.


-¡A mi ningún gordo frustrado me va a estar intimidando, te vuelves a acercar a mi hijo y te mato -declaró la mujer mientras tomaba a Raúl y se marchaban, dejando a Fernando con los puños apretados.



-¡Te dije que no hicieras nada mamá!, ¿parque no puedes entender? -reclamó Raúl aún más alterado que tranquilo.


-¡Mi amor soy tu madre y siempre voy a hacer todo para defenderte! 


Ambos regresaron a casa y Verónica decidió hablar con Carlos de una vez, sabía que había ocultado la situación a su esposo durante mucho tiempo pero necesitaba cambiar a Raúl de la escuela donde lo atacaban antes de que algo peor pudiera suceder.


-¿Qué sucede amor?, ¿Porque estás tan triste? -preguntó Carlos luego de terminar de cenar.


Verónica aprovechó y le contó todo lo que estaba pasando con su hijo, molestando mucho al hombre lo sucedido.


-¡No puede seguir pasando esto!, iré a hablar con esa maldita -contestó furioso el hombre.


-¡Sí pero esa señora no va a hacer nada!, no entiendo, pareciera que todos le temen a ese niño.


-¡Pues esperemos que no pase nada más!, sino tendré que tomar riendas en el asunto -sentenció el hombre mientras se preparaban para dormir.


Al día siguiente Carlos decidió ser él quien llevara a su hijo a la escuela, todo esto para hablar con Raúl de hombre a hombre.


-¡Hijo ya se lo que estaba pasando!, debes de decirnos todo, somos tus padres y siempre te vamos a defender.


-¡Sí pa, pero es imposible!, ese tipo va a seguir molestándome, ¡Mejor cámbienme de escuela, extraño mi anterior escuela, a mis amigos!, ¿porque me tuvieron que cambiar aquí? -Raúl suspiraba desalentadoramente.


El hombre esperó a que su hijo entrara a la escuela, sin notar nada extraño de momento, continuó y se fue directo a su trabajo.


El día había sido más tranquilo que de costumbre, pero todo solo era una fachada, llegando el recreo, Raúl decidió quedarse en el salón a pasar la hora del almuerzo, sentía que era mejor adentro que afuera y persistió, pero ese había sido un grave error, pues le dejó el camino fácil a Fernando quien ya estaba esperándolo.


-¿Qué pasó princesa?, ¿No vas a salir a pasear?, ¡Estaba esperándote en el patio…! -Fernando entregó de repente, sorprendiendo a Raúl.


-¿Qué quieres?, ¡Ya déjame en paz! -gritó Raúl con miedo, su cuerpo temblaba y no podía dejar de pensar en los puños de Fernando.


-¡Jajajaja, mírate!, eso me gusta, ver como ese miedo temblaba consume, solo eres una rata fácil para mí…! -Fernando amenazaba.


-¡Ya déjame en paz, no sé qué te hice!, ¿Porque te ensañas conmigo? -alegaba Raúl harto de sus malos tratos.


-¡No voy a permitir que una perra como tú madre me hable de esa forma, lo va apagar muy caro! -Respondió Fernando, quien apuntó a Raúl con una jeringa y comenzó a golpearlo fuertemente hasta dejarlo inconsciente, cuando lo tenía completamente sometido, le inyectó una extraña sustancia que comenzó a hacerlo convulsionar.


El maestro en turno escucho el escándalo y llegó a ver que sucedía, encontrándose con la desagradable escena de el cuerpo de uno de sus estudiantes tirado en el suelo bañado de sangre.


Rápidamente llevaron a Raúl a la enfermería, donde preferían atenderlo que provocarse un problema mayor en un hospital; las heridas aún eran superficiales, afortunadamente no habían llegado a más, pero sí eran graves y muy notorias, además de que las convulsiones persistían y poco a poco comenzaba a expulsar una extraña espuma de la boca, como si de un veneno se tratará, la doctora en turno tenía miedo de que el chico estuviera sufriendo por envenenamiento, pero nadie sabía lo que tenía, necesitaban llevarlo a un hospital, pero la directora se negaba ferviente.


La directora le llamó a Verónica, pues sabía que podrían meterse en peores problemas de los que ya tenían.



-¿Cómo pudieron permitir esto? -gritaba Verónica con coraje.


-¡Señora no podemos estar pendientes de los niños todo el tiempo! 


-¡Pero yo le dije que ese tipo le hacía daño a mi hijo! 


-¡No tenemos pruebas de que Fernando haya sido! -una vez más, la directora se quería excusar y librar a Fernando.


-¡Esto se acabó, los voy a demandar! -gritó Verónica.


-¡Señora por favor, podemos llegar a un acuerdo, no tenemos que llegar a esas instancias! -alegaba la directora con miedo.


Verónica no quiso escuchar y salió de la enfermería para buscar a el maldito de Fernando.


-¡Eres un maldito asesino! -gritó Verónica a Fernando tirándole una cachetada.


-¿Qué mierda te pasa perra loca? -se sobaba Fernando el golpe.



-¡Te dije que si le hacías algo a mi hijo la pagarías muy caro! 


-¿Y qué me vas a hacer eh?, ¿De verdad me vas a matar? -Fernando contestó lleno de seguridad.


Verónica comenzó a entrar en crisis al ver con impotencia como el tipo presumía de mucha fortaleza y poder, sin entender que tenía ese tipo para provocar tanto miedo en sus víctimas.


-¿Qué tengo que hacer para que dejes en paz a mi hijo? -jadeo Verónica entre lágrimas -¿Qué fue lo que le hiciste a mi hijo? -suplicaba Verónica por una explicación para detener las convulsiones.


Fernando esbozó una sonrisa llena de malicia, estuvo esperando mucho este momento, tan solo pensar en ello desde que miró por primera vez a la madre de su víctima, lo llenaban de morbo y de placer.


Se acercó a su oído y le susurró con cautela.


-¡Dame tu cuerpo un mes y dejaré en paz a tu hijo…! -le dijo Fernando con mucha seguridad.


-¿Qué te de mi cuerpo?, ¿Porqué querías tener mi cuerpo? -preguntó confundida Verónica mientras secaba sus lágrimas.


-¡Dame tu cuerpo y te aseguro que dejaré en paz a tu hijo! -Fernando insistió.


-¿Pe…, pero como…? 


-¡Hay una máquina en el sótano de la escuela!, con esa máquina cambiaban de cuerpo hace muchos años, en las llamadas Clases de Intercambio…


-¡Sí, lo sé perfectamente!, pensé que esas máquinas habían sido prohibidas…


-¡Algunas quedaron escondidas y varadas! 


Verónica no entendía como ese tipo asqueroso quería su cuerpo, claramente no era para algo bueno y sus intenciones eran sumamente asquerosas y malas.


-¡De ninguna manera te daré mi cuerpo!, solo quieres manosearme y quién sabe qué cochinadas quieras hacer.


-¡Jajaja, bueno!, pensé que sería más consciente y querías que tu hijo estuviera a salvo…-intimidaba Fernando -¡Entonces…, supongo que Raúl morirá si no le damos esto… -Fernando mostraba el antídoto en un juego sucio y arriesgado.


-¡Dame eso, no permitiré que le hagas daño a mi hijo!  -decía Verónica intentando arrebatarle el antídoto.


-¿Enserio?, bueno, solo hay dos cosas que puedes hacer para impedirlo… -Fernando sentenciaba -¡Matarme para salvar su vida o darme tu lindo cuerpo, la oferta cambió a tres meses perra…! 



Verónica estaba desesperada, no sabía qué hacer, se sentía acorralada, pero hizo lo que toda madre tenía que hacer para salvar a su hijo.


-¡Está bien…, está bien…, tu ganas, te daré mi cuerpo por un mes…! -respondió Verónica completamente destrozada con la voz quebrada y llena de impotencia.


-¿Un mes…?, ¡No pensé que la vida de tu hijo valiera tan poco! -se burlaba Fernando.


-¿Qué más quieres…?, ¡Ya te estoy dando mi cuerpo a cambio…! -respondía Verónica enojada.


-¡Un año…, quiero tu cuerpo un año y te daré esto para que salves a tu hijo…! -Fernando sentenció.


-¡Está bien…, tu ganas! -contestó Verónica con lágrimas y su cuerpo temblando lleno de impotencia.


-¡Jajajaja, excelente decisión preciosa…! -Fernando se burlaba mientras le daba el antídoto a Verónica.


La mujer corrió a la enfermería una vez que recibió el medicamento, la doctora lo suministró en Raúl observando cómo mejoraba lentamente.



-¿Estás loco o qué? -gritaba Sara la directora -¿Qué quieres que me cierren la escuela o qué? -gritaba Sara enojada con su sobrino.


-¡Jajaja, ya tranquila tía…!, ¿o querré decir…, Diego? -Fernando arremetió.


-¿Co…, Cómo sabes ese nombre? -preguntó Diego sorprendido mientras miraba sus manos con nerviosismos.



-Desde antes de la muerte de mis padres sospechamos que no eras la misma persona, sin embargo actuabas bien, nunca fuiste una mala persona, cuando ellos murieron tú me cuidaste desde entonces, pero yo seguí investigando hasta que encontré esa máquina en el sótano, encontré algunas notas en tu habitación y supe quién eras.


-¡Por favor… Fernando!, Sara y yo elegimos esto por decisión propia, fue una lección de ambos…


-¡Sí, sí, no te preocupes!, no diré nada, solo quiero algo a cambio…


-¿Qué más quieres?, te eh cuidado toda la vida, te eh salvado de muchas e incluso he perdido alumnos por causa tuya.


-¿Me lo estás hechando en cara? 


-¡De ninguna manera!, te quiero tanto como a un hijo, es por eso que me preocupa tanto tu actitud.


-¡Esa tipa!, ¿te quiere demandar a ti y a la escuela no? 


-¡Así es…, por tu culpa…! 


-¿Viste como se convulsionaba?, le inyecté un veneno para ponerlo en ese estado, de esa manera obligue a esa perra a darme su cuerpo por un año.


-¿Qué hiciste que? -preguntó Sara impresionada y con temor de lo que Fernando fuera capaz.


-La obligué a darme su cuerpo a cambio de salvar a su hijo y dejarlo en paz.


-¿Y qué tengo que ver yo en todo esto…? 


-¡Vas a activar la máquina y nos vas a cambiar a ambos! 


-¿Y porque haría eso?


-¡Oh vamos tía…, te conviene…!, esa perra te quiere demandar, pero ella solo quiere salvar a su hijo como toda madre, te conviene tenerme en ese cuerpo y así te evitarás muchos problemas.


Sara se quedó pensando, lo que decía Fernando era verdad, necesitaba callar y tranquilizar a Verónica ahora que estaba demasiado alterada, sin pensarlo dos veces, Sara fue al sótano con un técnico que le sabía a la movida, activarlo era peligroso, pues podría poner sobre aviso al gobierno, quienes buscaban las máquinas que faltaban recolectar luego de la prohibición.


-¡Veo que tu hijo ya está mejor! -le decía Fernando a Verónica al entrar a la enfermería.



-¿Qué quieres?, ¡Lárgate de aquí y ya deja a mi hijo en paz! -Verónica respondía.


-¿Cómo…?, te recuerdo que tenemos un asunto pendiente y me tienes que pagar…


-¡Eres un maldito infeliz!, ¿Qué es lo que te hicieron para que te convirtieras en un desgraciado pervertido?


-¡Nada que te incumba!, ¡Yo solo vine por tu cuerpecito como quedamos!, así que ahora flojita y cooperando, un trato es un trato, ¡jajaja!


-¿Crees que esto es un juego?, ¿Cómo pretender jugar con mi vida y con la de mi hijo?, ¡Todos sabrán que no eres yo cuando uses mi cuerpo! 


-¡No lo creo!, eh estado observándolos por meses, creo que seré una excelente Verónica, madre y esposa…


-¡Eres un maldito psicopata!, no puedo creer que nos hayas estado acosando todo este tiempo.


-¡Sí, sí ya, a lo que vamos señora!


Verónica ardía del coraje y del cinismo que desprendía de ese chico, sus manos temblaban y resignada agachó la cabeza, se acercó a su hijo para darle un beso en la frente, acariciando su mejilla y su pecho, conmovida por la emoción de la incertidumbre y la pasión por su lado maternal hacia su hijo, para después, con dolor, seguir por el camino a Fernando quien ya ansiaba poder manosear el cuerpo de Verónica.


Al llegar al sótano, Verónica se encontró a la directora preparando todo lo de la máquina, asegurándose de que funcionara correctamente.


-¿Así que ustedes dos están de acuerdo con todo esto?, ¡Son unos malditos! -jadeo con coraje Verónica, esperando que todo fuera una mala broma del chico.


-¡No es lo que parece señora Verónica…! -intentó explicar Sara pero Fernando la detuvo.


-¡Bueno, a lo que vinimos señoras! -Fernando replicó y se acomodó agusto en una de las sillas de la máquina, palmeando el asiento de la pareja apuntando hacia Verónica con un rostro confianzudo y pretencioso lleno de burla.


Verónica tragó saliva, no le había dicho ni siquiera nada de esto a su esposo, quien ni siquiera sabía que Raúl estaba herido en la enfermería y casi moría por causa de Fernando.


Verónica se sentó en la otra silla y con miedo y repulsión veía como Fernando gozaba de ver sus tetas antes de tenerlas puestas, comenzó a frotar su miembro dentro de sus pantalones y gemía suavemente tratando de excitarse con su órgano una última vez.



-¡Fernando no seas asqueroso! -le dijo Sara quien estaba disgustada de las acciones de su sobrino.


Verónica quería vomitar del coraje y la angustia que sentía por tener que darle su cuerpo casi regalado a un niño tan pervertido, no podía imaginar su cuerpo en manos de ese pervertido, mientras que para su desgracia, ella tendría que tomar el cuerpo de ese pervertido manchado de su propia leche.



-¡Todo sea por mi hijo! -suspiraba en silencio Verónica, con un respiro ahogado, mientras escuchaba como programaban la máquina, recuerdos vagos veían en su cabeza cuando cambió de cuerpo en múltiples ocasiones con otros chicos igual de pervertidos y algunas amigas hace algunos años en su juventud.


De repente, la máquina comenzó a funcionar y en menos de un parpadeo, Verónica y Fernando se encontraba en el cuerpo del otro.



-¡Wow esto es increíble de verdad soy tú! -Fernando jadeaba mientras usaba sus nuevas manos para estrujar las tetas de Verónica, irremediablemente; eso provocó en su entrepierna un extraño calor y terminó con la entrepierna húmeda, dejado una evidente mancha a la vista.



-¡Deja de tocar mi cuerpo! -decía una Verónica angustiada y horrorizada de sentir el cuerpo hediondo y gordo de Fernando, quien tan pronto como ambos cambiaron de cuerpo, él comenzó a manosearse de todas las maneras posibles.


-¡Ahhhhh, que rico se siente jugar con unas tetas! -decía Fernando agasajándose con el cuerpo de Verónica.



Fernando jadeaba extasiado por lo extraño que se sentía al tener un cuerpo de mujer, podía sentir como las tetas le pesan en el pecho, experimentando lo suaves y sensibles que eran, apenas las tomó con las manos y le provocaron sensaciones extrañas en todo su cuerpo.


Verónica miraba el desagradable momento, sintiéndose humillada y con ganas de llorar por la impotencia de haber perdido su cuerpo durante un año, aunque ella sentía que hacia el sacrificio por mantener a salvo a su hijo durante el tiempo que estuviera en ese cuerpo.


Fernando estaba disfrutando del momento mientras veía como Verónica lo miraba con frustración desde su propio cuerpo.


-¡No deberías de usar el cuerpo de una mujer de esa manera! -decía Sara molesta al ver a su sobrino pervirtiendo el cuerpo de una mujer decente.


-¡Cállate tía!, tú has tenido ese cuerpo durante tanto tiempo que ya no sabes lo divertido que es manosear por primera vez tus tetas -decía Fernando con su femenina voz de mujer madura.


-¿Cómo?, ¡Entonces este chico es tu sobrino!, es por eso que nunca has hecho nada por impedir que mi hijo y otros niños sufran por sus acciones -Verónica gritaba llena de angustia al verse en un cuerpo tan horrible y diferente como el de Fernando.


-¡Cállate estúpida, deja de meterte en lo que no te importa! -le gritó Fernando mientras tomaba una jeringa y le inyectaba a Verónica algo para dormirla.


-¿Pero qué estás haciendo Fernando? -gritó Sara preocupada al ver como Fernando trataba de asesinar a Verónica.


-¡Cálmate tía!, solo le inyecté algo para dormirla, de ninguna manera dejaré que esta perra arruine mis planes.


-¿Qué planes?, ¿Qué piensas hacer con ese cuerpo con su hijo? -preguntaba Sara desconcertada.


-¡Nada que te importe!, ahora solo hay que amarrar a Verónica y mantener cerrado este lugar, nadie puede entrar ni salir, solo para estar pendiente de que la estúpida no se muera, hay que darle de comer y tomar agua.



Sara no entendía las razones por las que Fernando estaba actuando de esa manera, amarraron a Verónica como habían quedado y trataron de mantener todo en silencio para que nadie sospechara nada.


Fin de capítulo 1


Aquí la va primera del TG October


Espero

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